One-Shots Inazuma Eleven e In...

By FubukiTeam

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La temática de esta historia es muy simple: one-shots de IE e IEGO. ¿Estás aburrido/a y no sabes que hacer... More

Jude Sharp - Nada es suficiente
Shawn Froste - Sin excusas
Gabriel García - Con sabor a chocolate
Simeon Ayp - La chica de La Segunda Fase
Torch/Claude Beacons - Caos
Axel Blaze - Volverte a ver
Caleb Stonewall - Lista de insultos hacia Caleb Stonewall
Nathan Swift - La fiesta.
Hurley Kane - Nuestra ola
Erik Eagle - Café americano
Xavier Foster - Virus
Fei Rune - Realidad paralela
Fei Rune - Igual que el primero
Vladimir Blade - Tal y como eres
Riccardo Di Rigo - Mi melodía favorita
Caleb Stonewall - Yo no me voy, Caleb.
Arion Sherwind - De película
Víctor Blade - Aunque te odie
Falco Flashman - Noche lluviosa
⚽️Aviso⚽️
Joseph King - Fiebre
Byron Love - La cúpula
Paolo Bianchi - Bianchi
Darren Lachance - Recuerdos rotos
Héctor Helio - Colores en el cielo
Bryce Withingale - Las 3:30
Aitor Cazador - No correspondido
Sol Daystar - Una pesadilla
Xavier Foster (II) - Feliz cumpleaños
Aiden Frost - Fin
Haizaki Ryouhei - Amistad
Alpha - (Sin)sentido
Njord Snio (II) - Batido de frutas
Vladimir Blade - Día de primavera
Hurley Kane - La noche en silencio
Axel Blaze - Calidez
Especial - Importante
Axel Blaze - Tic Tac
Njord Snio - Sonrisa
Mark Evans - Corazón en fuera de juego

Njord Snio - Nieve a medianoche

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By FubukiTeam

Nunca hube echado más de menos de Njord. Cuando el Sector V fue neutralizado, volví al Alpino, como siempre. Shawn, mi padre y ex-entrenador (en aquel momento, del Alpino) me pidió que ayudase al Raimon cuando iban a jugar contra el Alpino, sometido totalmente bajo la ideología del Sector V. Conseguimos ganar, y Shawn volvió a ser el entrenador.

—Toma, Elsa —Shawn me dio mi equipación de nuevo, y le sonreí. Dorsal once.

Agarré con fuerza mi equipación y salí corriendo por los pasillos del Alpino, en búsqueda de la clase de Njord. Él era un año mayor, por lo que no compartía clase con él. Abrí la puerta extasiada y le busqué con la mirada. Allí estaba, charlando con un compañero, con una leve sonrisa en los labios. Apreté la camiseta y respiré profundo: no me podía gustar más Njord.

Me uní al equipo del Alpino justo cuando llegué, ya que Shawn, al adoptarme, me enseñó a jugar al fútbol y caí totalmente enamorada del fútbol. Mis amigas del colegio anterior al que asistía me envidiaban, y yo, por supuesto, era la chica más feliz del planeta. Una vez entré en el Alpino, Shawn me obligó a apuntarme al club de fútbol, cosa que no negué, pues era de lo que más ganas tenía de hacer.

—¡Elsa! —sentí la mirada de Njord y sonreí. Noté un leve cosquilleo en el estómago cuando se acercó a mí y me abrazó—. Gracias, en serio.

—No sé cuantas veces me has agradecido...

—¡Era necesario! Estuve equivocado todo este tiempo —se quedó observando mi camiseta durante unos segundos y sonrió—. El 11 es mi número favorito.

—Lo dices porque eres un pelota.

—¡Oye! —suelta una risa que invade toda la clase—. ¡Eso no es verdad!

Me percaté de un leve sonrojo en sus mejillas, lo que provocó, simultáneamente, que mis mejillas se tornasen de manera paulatina a un color rojizo.

—Claro, claro... —sonríe levemente.

—Pues no me creas —masculla inflando los mofletes.

Se veía tan mono así. Me despedí de él justo cuando el timbre dio la orden del comienzo de clases, por lo que corrí como una exhalación a mi clase. Las horas de clase fueron una tortura y una desagradable agonía. Tenía ganas de ver y charlar hasta las tantas de la noche con Njord, como solíamos hacer antes de todo el jaleo del Sector Quinto. Pasábamos las noches más frías envueltos en su manta de cuadros, frente a la chimenea hablando y tomando chocolate caliente. Recuerdo una noche de pleno enero, en esa situación, viendo como la madera de consumía a causa del potente fuego. Yo había terminado mi taza y hablaba con Njord de quién nos gustaba en ese momento.

—Sinceramente... —dijo él, mirando el chocolate aun templado en su taza—, creo que nadie. No sería capaz de besar a alguien... sería raro.

—¿No serías capaz de besar a alguien?

—No.

Adivinad quién tuvo su primer beso esa tarde.

Nadie, porque, y hablando honestamente, no iba a lanzarme a besarle.

Al finalizar las clases y terminar de recogerla, corrí nuevamente (no hacía más que correr ese día) hacia el campo de entrenamiento, y allí estaba Njord, como no.

—Hace tiempo que no nieva —me dijo cuando llegué.

—¿Me lo dices o me lo cuentas?

Njord me miró raro y yo solté una risa. Tras eso, y para ser corta y concisa, tuvimos un entrenamiento exhaustivo. Mi padre, la verdad, es que no se retenía cuando hablamos de entrenamientos en días fríos y sin nieve.

—Es para entrar en calor —me decía, con una sonrisa.

—Ah, mira —oí una risa irónica por parte de Njord a mis espaldas.

Amaba a mi padre en realidad. Una vez terminado el entrenamiento y puestas mi sudadera y bufanda, noté un leve tirón por parte de mi amado delantero apellidado Snio.

—A medianoche nieva.

¿Qué le había dado con la nieve? Vale, vivíamos rodeados de nieve, ya que en Hokkaido hace bastante frío. Pero yo estaba de la nieve un poco harta. Necesito sol y calorcito. Njord también siempre apuntaba a lo mismo cuando me quejaba de la nieve.

—¿Y por qué no te mudas a Okinawa? —me preguntaba.

—En cuanto empiece la Universidad me voy para allá a estudiar.

—Una pena, porque te echaría de menos.

A media noche estaba con Njord y un chaquetón azul abrigado en un parque, sentados en unos columpios. Muy normal.

—Ahora —musitó al ver los primeros copos caer.

Parecía un pequeño niño que por primera vez tiene la suerte de ver la nieve. Sus ojos brillaban mucho más aquella noche, incluso bajo aquella farola con luz intermitente y de un color amarillo apagado. Mientras me balanceaba en el columpio observé los copos caer con lentitud, que desaparecían al tocar el suelo. Era una nieve suave, fría, pero bonita. Por primera vez en mucho tiempo, el nevar me volvía a parecer bonito. Ambos estábamos en silencio, pero no en un silencio incómodo. Era como si oyésemos nevar. ¿La nieve tenía un sonido? Aquella noche lo parecía.

—No digas que no es bonito —giré lentamente mi cabeza hacia Njord, el cual tenía algunos copos de nieve desperdigados desordenadamente por pelo. Sonreí levemente.

—Es bonito, sí.

Njord se levantó y extendió una mano ante mí.

—Demos un paseo mientras nieva, Elsa.

Observé su mano y entrelacé su mano con la mía. Sentí un cosquilleo que recorrió todo mi brazo al contactar con su mano helada. Caminamos por el camino del parque agarrados de la mano. No quería expresar mi nerviosismo en ese momento, pero mis piernas eran un flan y me sentía como en una nube.

—Y ahora es cuando empieza la ventisca —murmura, mirándome.

—¿Ventisca? Entonces será mejor volver...

Colocó su mano en mi mejilla. No me dejó continuar la oración, porque me quedé totalmente petrificada y prometo que en aquel momento me olvidé de como se hablaba, como se respiraba y como se vivía. Me quedé observando sus ojos, que brillaban aún más que antes, no era normal ese brillo. Tenía las pupilas dilatadas. Espera.

—Elsa... eh... la ventisca es... bueno, déjalo, soy malo haciendo metáforas y comparaciones o cosas de esas.

No contesté pues porque no podía. No podía abrir ni la boca.

—Quiero besarte—noté un rubor en sus mejillas, y también noté como me daban 30 paros cardiacos a la vez.

Esa era la ventisca. Sus palabras me provocaron que mi interior se llenara de sensaciones completamente diferentes y que a la vez produjeron un escalofrío que recorrió toda mi médula de arriba a abajo. La cosa era que yo también quería besarle a él, la otra cosa era como.

—No sé como hacerlo —soltó una leve risa que fue un sonido celestial para mis oídos. Vaya, era verdad que estaba enamorada de Njord.

Me encogí de hombros y, para ayudarle, coloqué mis manos alrededor de su cuello, entrelazando mis manos detrás. Se comenzó a acercar con sumo cuidado, como si fuese a darle un calambre o algo. Hasta que noté el roce de sus labios sobre los míos.

No veo necesario describir el beso, pero al separarnos comenzamos a reírnos como tontos, ambos sonrojados.

—¿Sabes que mañana a medianoche nieva?

Y a partir de ese día, quedábamos a medianoche en el parque (a escondidas de nuestros padres, y muertos de sueño en el instituto) para ver la nieve y besarnos bajo ella.

Encontré un huequito para escribir esta shot y aquí está, como bien prometí a elsa1666

Sinceramente ha sido una shot que HE AMADO escribir, y eso que nunca había relatado nada sobre Snio. No si tengo captada bien su personalidad, pero he querido hacer esta historia algo más amena y más natural.

En fin, como siempre, me gustaría saber mucho mucho vuestra opinión, os leeré.

¡Nos leemos! —Zeta.

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