Te fuiste
sin decir palabra
ni dar explicación
y lo único que tengo
es una nota en el balcón,
un "te pido perdón
por haberte hecho
la vida imposible".
Y mirando por la ventana,
aun desnuda,
no vi bien si es que te ibas
entre la niebla del alba
y me dejabas
esperando la ternura
de ese "cielo, ya estoy en casa"
que nunca me dijiste.
Y si hicimos el amor, dime,
¿Dónde está?
¿Lo perdiste?
Todos los barquitos
de papel
sangran hoy tinta
rosa pastel,
y borran las cartas
que te escribí en el Darro
y que surcaron tus venas
color amor y hiel
para morir entre tus manos;
del orgullo y el olvido
víctimas,
sucias,
podridas,
cubiertas de barro.
Y, si nos hacemos tanto daño,
¿Por qué te empeñas en seguir?
¿Por qué no te vas como has llegado?
Cada mañana que te lloro
es otra noche más con la sangre
muda de alcohol
en la que escondo
las manchas de rímel de la almohada
porque sé que por la mañana
volveré a despertarme
y estaré de nuevo sola
aunque hayamos dormido juntos.
Y, si me prometiste un mundo,
¿Por qué aún sigo esperando?
¿Cuánto vas a tardar?
Te he puesto en la mano
la pistola bien cargada
apuntando a mi cabeza.
Si aun no has disparado
es porque no has encontrado
el gatillo.
Pero no me fio de ti.
Sigo esperando con verdadera
tensión que llegue el disparo
y que pongas fin a la carrera
por ver quién destroza al otro
mas rápido.
Pero ahora no puedo desarmarte
sin destruirme
Quizá sea el momento
de convertirse
en esa bomba
que juró que explotaría
y te dejaría no sólo sin vida,
sino también sin botín.
Te prometo
que lo que me has hecho
a mi,
no se lo harás a otra.
Y si sabes que me destrozas,
¿Qué haces otra vez aquí?
Al final entendí,
amor, que funcionas
justo así:
rompes todo lo que tocas.
Algún día, "todo" te incluirá a ti.