Del otro lado de la puerta, se halla un estrecho pasillo que se haya débilmente iluminado por el tintineante resplandor de un fluorescente.
Al término del mismo, se encuentra un espacioso recinto sumido en oscuridad, en cuyas paredes tu voz hace eco al momento formular la siguiente pregunta:
— ¿Hola? ¿Hay alguien allí?
Tú podrías haber jurado escuchar una suerte de exclamaciones ahogadas, como si alguien te estuviese intentando hablar teniendo la boca tapada. Tú repites la misma pregunta por segunda vez, y como respuesta obtienes el sonido de una estruendosa pieza musical, que no tardas en reconocer como la misma melodía que el asesino silbaba durante su asedio en la oficina.
Acto seguido, las luces se encienden, y ante ti aparecen dos figuras enmascaradas de aspecto siniestro, las cuales se encuentran al lado de dos sillas, en las cuales permanecen atados dos hombres con el rostro cubierto.
—Bienvenida a tu prueba final, muchacha... —Anuncia uno de los enmascarados, apuntándote con una pistola.
Lee la parte #70.