El pelirrojo se encontraba en su escuela en esos momentos, había decidido ausentarse a su trabajo ese día para terminar varias tareas en la biblioteca. Mientras las hacía mataba a TaeHyung de todas las maneras posibles en su mente. Lo odiaba por atrasarlo tanto. Pero se odiaba más a sí mismo por sucumbir ante los encantos de su demonio.
—Vamos HoSeokie, otra ronda más.~
—¡No! TaeHyung, tengo que terminar mi tarea...ah~
—Es bueno saber que tu cuerpo sigue estando sensible, bebé —murmuró el peli-plateado con una ladina sonrisa mientras estimulaba la entrepierna del pelirrojo.
—T-TaeHyung...detente ya...tengo que...tengo que...
—Sólo déjate llevar Hobi.~
—Te odio tanto, Kim TaeHyung —murmuró HoSeok mientras cerraba el cuarto libro que había consultado. Las imágenes de lo que habían hecho la noche anterior inundaba su mente de nuevo; sus mejillas estaban más que rojizas, cualquiera que lo viera en esos momentos pensaría que tenía fiebre— ¿por qué nunca puedo decirle que no a ese idiota? —bufó el chico mientras abría otro de los libros que tenía en el escritorio.
De repente hubo una noticia en la radio de la universidad que llamó su atención.
«Estimados alumnos, gracias a los recientes asesinatos en la zona la universidad ha decidido comenzar grupos de patrullaje, esto con el fin de resguardar la seguridad de la comunidad. Si están interesados en unirse pueden registrarse en la oficina del director. Gracias por su atención."
HoSeok quedó bastante sorprendido por dicho anuncio ¿Tan grave se había convertido el asunto? No tenía ni la menor idea de que aquel íncubo siguiera asesinando a los demás. Este hecho preocupaba al bermejo ¿Si descubrían que TaeHyung era un íncubo? ¿Y si le echaban la culpa por ello? El pelirrojo definitivamente no deseaba eso. TaeHyung corría peligro ahora, HoSeok tenía que asegurarse de que nadie se enterara de que el peli-plateado era un íncubo.
En ese momento HoSeok guardó su celular dejando salir un suspiro, no quería que le pasara nada malo a su novio.
—¿En qué piensas, HoSeokie? —preguntó su amigo SeokJin. Ahora se encontraban en la cafetería todos.
—¿Creen que la brigada de ayuda descubra al asesino? —preguntó HoSeok.
—No lo creo —respondió Jimin mientras tomaba sus palillos—, digo, son simples estudiantes que no saben mucho sobre investigación o cosas policiacas así que dudo que siquiera sepan por donde empezar —comentó el rubio encogiéndose de hombros.
—Uno nunca debe de subestimar a los alumnos, hyung —dijo Jungkook al llegar a la mesa con su charola—, yo pienso que sí lo atraparán.
—Tal vez —dijo Jimin suspirando—, solo espero que no muera más gente.
—¿Me pregunto por qué las causas de muerte serán tan extrañas? —dijo Jungkook pensativo.
—Hoy en día hay demasiadas cosas extrañas, pequeño —dijo Jin mientras tomaba otro trozo de carne entre sus palillos—, no me sorprende mucho.
HoSeok volteó a ver al castaño un tanto sorprendido ¿por qué no le sorprendía? Si él no supiera que los íncubos existían estaría volviéndose loco por los nervios.
—Igual es algo escalofriante —dijo HoSeok tratando de aparentar nerviosismo— ¿por qué las víctimas están prácticamente intactas siempre?
—Buen punto —dijo el mayor de los cuatro.
Horas después de esa discusión HoSeok salió de la universidad. Al estar afuera bostezó y se estiró lo más que pudo, moría por dormir. Al fin era viernes por lo que podría descansar plenamente. TaeHyung le había avisado que no podría pasar por él ya que tenía que terminar un proyecto de la universidad. Al pelirrojo le había sorprendido aquello, pensaba que a su novio no le interesaba eso en absoluto.
Mientras caminaba por la acera escuchó un auto detenerse y una puerta abrirse; sus pelos se pusieron de punta en ese preciso momento. Se sentía demasiado nervioso por lo que aceleró el paso. Los pasos detrás de él hicieron lo mismo.
Justo cuando las manos ajenas lo tomaron de la cadera el pelirrojo gritó con todas sus fuerzas.
—Calma lindo, soy yo —dijo TaeHyung entre risas mientras abrazaba por la cintura a su menor—, me alegra saber que estás alerta cuando sales.
—¡Eres un idiota! —exclamó HoSeok después de darle un codazo en el estómago— No sabes cuánto me asustaste ¿tienes idea de...
Los labios de TaeHyung se posaron sobre los del pelirrojo en ese instante. HoSeok trató de alejarlo pero, como siempre, no lo consiguió. Solo logró atraer mucho más a ese demonio.
—Lo siento, bebé —murmuró el peli-plateado sobre los labios ajenos con los ojos cerrados—. En serio lo siento —repitió.
HoSeok suspiró rendido y apoyó su frente con la contraria cerrando los ojos. Ambos estaban abrazados aún.
—Eres un idiota —reiteró el joven pelirrojo.
—Sí, sí, ahora dame otro beso ¿sí? —dijo TaeHyung riendo un poco mientras acariciaba el rostro ajeno como si de porcelana se tratase.
—Yo soy quien debería de decir eso —comentó el pelirrojo rozando sus labios con los contrarios.
—Eres tan enojón, amor.
—Así me amas
—Sabes que sí~
En ese momento los labios de ambos se juntaron en un dulce beso cerrando los ojos. A pesar de sus pequeñas peleas siempre terminaban de aquella manera.
A TaeHyung le gustaba enojarlo, le fascinaban los pucheros de ese bermejo. Pronto ambos se separaron aún abrazados.
—TaeHyung...
—¿Sí? —preguntó el joven peli-plateado.
—¿Por qué decidiste formar el contrato conmigo?
En ese instante el más alto se separó un poco del más bajo para contemplarlo a los ojos. Esa pregunta se la había hecho tantas veces que cada una tuvo una razón distinta. Era gracioso, ni siquiera él estaba muy seguro. Pero sus sentimientos eran tan claros como el agua, estaba perdidamente enamorado de HoSeok.
—¿Por qué crees que decidí hacerlo, HoSeok? —preguntó el peli-plateado mientras llevaba una de sus manos a la mejilla ajena.
—No lo sé... ¿para no matar más humanos por accidente y tener un alimento asegurado?
TaeHyung en ese momento se echó a reír por las palabras contrarias, no podía creer que ese bermejo había pensado que la razón del contrato era esa. También le molestaba un poco que pensara eso, pero la ternura le ganaba.
—Que bobo eres HoSeokie.~
—¿Esa no es la razón?
—Claro que no, dejaré que tú encuentres dicha razón, bobito.
—¡Yah!
—Ya, ya —de nuevo el íncubo calló a besos al bermejo. Ambos tenían una relación demasiado perfecta o eso pensaban.
—No les durará tanto esa felicidad —murmuró un chico mientras contemplaba aquella romántica escena—, yo me aseguraré de eso.
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Perdón por tardar tanto en actualizar...ya saben, de repente a una se le va la inspiración por el fin de semestre, espero poder escribir más pronto ;u;
Por esta misma razón quería decirles que posiblemente actualice de nuevo hasta el 25 de mayo, nos vemos hasta entonces ;u; y muchas gracias por todos sus comentarios en el anuncio pasado, me ayudaron a recobrar la confianza de lo que escribo ¡las amo!
bye bye.