* narra Arion*
La boda había sido mi mayor experiencia y logro en vida. El ambiente de felicidad, toda la gente que me importaba presente, sonriendo... Todos se veían tan emocionados... Pero ninguno lo estaba ni la mitad que yo.
Víctor estaba guapísimo, tanto que tardé en darle el sí quiero porque me quedé perdido en su explendor...
Simplemente perfecto.
La fiesta acabó en un hotel de lujo que había elegido Víctor sin mencionármelo antes. Nuestra habitación estaba en la planta baja y disponía de un jardín con piscina precioso.
Cuando entramos allí a dejar las cosas enseguida fui a curiosearlo. Al ser muy tarde el cielo estaba oscuro, de tal forma que el jardín se iluminaba por la luz azul de la piscina y creaba un ambiente muy bonito.
Me acerqué al agua alucinado por las comodidades de las que aquella habitación disponía y metí un dedo en el agua. Me giré para ver qué hacía Víctor. Enseguida me sonrojé al ver cómo se estaba terminando de cambiar a bañador.
-¿No te lo vas a poner tú? - me preguntó mientras se acercaba a mí.
Dudé unos segundos, pero al final entré de nuevo a la habitación para cambiarme.
No pasé tanto frío como esperaba, pero al salir comencé a tiritar un poco.
Víctor ya se había metido en la piscina. Sólo de mirarle me entró un escalofrío.
-¡Nos vamos a congelar! - le dije frotándome los brazos rápidamente.
-Confía en mí.
Extendió sus brazos fuera de la piscina para cogerme y meterme dentro con él. Mientras escondía mi rubor, tiré la toalla a un lado sobre el césped y dejé que me agarrase.
De forma delicada me introdujo en el agua que, al contrario de lo esperado, estaba muy calentita y resultaba muy agradable.
Me lanzó una mirada satisfactoria a la que respondí con una sonrisa y negando con la cabeza. Aprovechó que aún seguía teniendo sus manos en mi cintura y me pegó a él.
Al ver tan de cerca esos ojos que captaban mis pensamientos y conseguían hipnotizarme de forma que no pudiera salir de ese bucle permanente de mirarle, mi cara adquirió de nuevo un tono rojo que esperaba que no se notase demasiado con la luz que emergía del agua.
Víctor me acarició la cara dulcemente, y con la misma dulcura bajó esa mano hacia mi mentón para luego acercarse a mí. Cerré los ojos en cuanto fue a ocurrir aquel beso. Si hubiera una forma de describir lo que sentía cuando me besaba tiernamente... Esque me habría equivocado de palabra. Una sensación así no tenía nombre; eran muchas emociones juntas.
Se separó de mí tras ese corto pero muy lindo beso y me sonrió. Me acerqué a él y le besé de nuevo debido al impulso que sentía de que no me hubiera seguido besando.
Nunca había sido tan feliz en una piscina. Víctor me besaba de forma pausada y de vez en cuando su lengua se asomaba por mi boca y rozaba la mía. Le había rodeado el cuello con los brazos mientras él me abrazaba con los suyos de mi cadera. Como de costumbre no quería que eso acabase y cada vez que trataba de parar me abalanzaba sobre él con la intención de hacer un beso infinito.
Cuando hacía eso Víctor no se quejaba. Se limitaba a reír el tiempo que nuestras bocas se separaban y seguía besándome.
Consiguió hacerme un lío para separarse, pero no llegó muy lejos. Comenzó a pasar sus labios por mi cuello de esa manera, mientras le daba pequeños besos.
Sentí que mi corazón acabaría rompiéndome un día el pecho como siguiese acelerándose así tan a menudo. Al tener el cuerpo tan pegado al suyo me daba la sensación de que podría sentir mis pulsaciones aceleradas y me provocaba cierta inquietud.
Víctor hizo que me apoyase en la pared de la piscina, quedando él acorralándome contra éste y dejándome sin salida. Apretó su cuerpo contra el mío de nuevo y siguió con los besos en el cuello y pasando sus labios por mi oreja.
Estaba muy muy cerca.
Perfectamente noté cómo se acercaba tanto para poder apretar su bañador contra el mío y que pudiera sentir perfectamente aquello.
-Arion... - murmuró con su sensual voz en mi oreja. - Me parece que estás más contento de lo normal. - dijo en tono burlón.
Mi cara se volvió totalmente roja y empezó a incomodarme estar tan cerca, pero Víctor no me dejaba apenas respirar.
Si ya con esa presión y mis pulsaciones aceleradas sumabas que volvió a besarme en la boca, no pude evitar que mi respiración se volviera entrecortada y profunda, cosa que a Víctor siempre le agradaba y parecía gracioso.
La intensidad de la situación hacía que tardase en creerme o asimilar lo que estaba pasando. Es por ello que cuando me quise dar cuenta ya había bajado su mano derecha a mi bañador. Sabía que si no hacía nada acabaría metiéndola por debajo de la tela, pero me había dejado llevar tanto por los dulces besos y la sensualidad de aquel perfecto peliazul que sólo esperaba que lo hiciera.
Estaba tan ido que cuando comenzó a subir y bajar su mano provocando que le diese las palabras que quería escuchar, no me percaté de que seguíamos estando en la piscina. No quería fastidiar el momento pero si la situación seguía igual casi prefería no tener que salir corriendo del asco y no volver a meterme en la piscina.
-Víctor... - acabé diciéndole antes de que fuera tarde. No dejó de hacer lo que estaba haciendo en ningún momento, pensando que era otra de las veces que sólo murmuraba su nombre cuando teníamos un momento así. - ¿Podemos seguir fuera de la piscina?
Víctor enseguida lo entendió y dejó de besarme sólo para sonreír de medio lado con satisfacción. Me limité a sonreír nerviosamente y fui hacia las escaleras para salir. Para entonces Víctor ya había salido y me esperaba con un brazo tendido para ayudarme a salir. Sin avisar, cuando ya estuve fuera, me elevó para ponerme subido en frente suyo, agarrándome de las piernas para que no me cayese. Me agarré fuertemente a su cuello y oculté mi cara en su pecho para que no viera lo roja que estaba. Me dió un beso en la cabeza y caminó hasta la habitación.
Allí me sentó encima suyo mientras se sentaba con las piernas extendidas sobre la lujosa y gran cama del dormitorio. Al sentarme, para fingir que no me había dado cuenta de que estaba completamente apoyado sobre su entrepierna, dije con la voz temblorosa:
-¿N-no deberíamos de ponernos ropa seca para no mojar la cama con el agua de la piscina?
Víctor rió ante mi nerviosa mirada y soltó:
-¿Acaso necesitas ropa ahora?
Abrí los ojos como platos y me cubrí la cara cuando escuché semejante cosa que me había pillado con la guardia baja, típica de él.
Me tomó de la cara e hizo que me acercara a él lo suficiente como para que pudiéramos besarnos, de tal forma que quedé tumbado sobre él.
La respuesta de Víctor ante esa inusual postura fue separarse, empujarme con cuidado hacia un lado, y ponerse sobre mí.
-Así mejor. - susurró a uno o dos centímetros de mi rostro.
Sin avisar cuando fue a besarme y metió su lengua en mi boca. Tímidamente le imité yo e hice que se rozaran a cada beso. Las orejas empezaron a arderme y de nuevo esas pulsaciones aceleradas y la respiración entrecortada regresaron.
-Hah... - soltaba sin poder evitarlo cada vez que había un espacio libre entre nuestras bocas.
Que yo gimiera era algo que le encantaba a Víctor. Por algún motivo le parecía adorable y dulce ya que lo hacía en bajo para que no me escuchase, y también le parecía todo un halago que demostrase que estaba haciendo las cosas bien.
Su mano bajó de nuevo como en la piscina hasta mi entrepierna, esta vez no sólo metiendo la mano bajo la prenda, si no que también bajándola hasta la mitad de mi muslo.
Agarré fuerteme su aún húmeda espalda, que hacía que mis dedos se resbalasen y no pudiera liberarme de aquella vergüenza de ninguna forma.
Como era de esperar, la mano de Víctor tomó el miembro para moverse suavemente de arriba a abajo. Estaba tan excitado que poco me importó darle lo que quería cuando empezó a lamer mi cuello a la vez que continuaba.
Comenzó a explorar mi torso con su lengua, haciendo que me retorciera un poco. Entrelazó los dedos de su mano izquierda con los míos y colocó nuestras manos sobre el colchón al lado de mi cabeza. Su lengua llegó hasta mis abdominales, pero no se detuvo ahí.
Sabiendo perfectamente lo que iba a hacer me tapé la cara con el brazo derecho para que no me mirase mientras se disponía a pasar su húmeda lengua por el único lugar de mi cintura que quedaba.
Sin siquiera poder verle la cara sabía que me estaba mirando, porque no había cosa que más le gustase que verme avergonzado. No le dejé mirarme la cara, tan sólo me limité a repetir en bajo lo que había estado soltando hasta ese momento.
-No te recordaba tan delicioso. - susurró por un momento antes de seguir lamiendo lo que para él en ese momento era como un helado.
-Siempre dices lo mismo, pero sabes que tú si que eres delicioso. - dije sonriendo.
Me descubrió la cara quitándome el brazo de ésta y se restregó la boca antes de juntarla con la mía.
Cuando estuvo encima de nuevo, volvió a apretarse contra mí. Aquello provocó que me retorciera de nuevo y soltara un pequeño gemido.
Ya que él no lo hacía le hice un favor e hice lo que estaba deseando hacer. Puse mis manos en su cadera y metí el pulgar de cada una por dentro del bañador, para así según bajaba las manos podía bajarlo también.
Fue a quitárselo y dejarlo por el suelo y aprovechó para hacer lo mismo con el mío.
Esta vez si que no podría controlar lo que salía por mi boca ya que se había vuelto a tumbar sobre mí como antes, pero con la diferencia de que lo que ahora apretaba contra mi miembro era el suyo.
Además, no dejaba de moverse para excitarme aún más y poder conseguir que siguiera murmurando como quería.
Cuando creyó oportuno fue directo al grano, y sin vaciles se separó de mí para que tomara una posición. Le invité a que volviera a ponerse como antes, pero esta vez con la diferencia de, que tratando de que pudiera acostumbrarme del todo, fue entrando, y a medida que estaba más cerca de mí fue más rápido. Su saliva mezclándose con la mía cuando nuestras lenguas resbalaban al rozarse, sus mordiscos en el cuello y la forma en la que lo hacía todo...
¿Por qué todo era tan perfecto con él?
Uno de los mejores momentos para mí llegaba cuando Víctor dejaba de ser tan dominante y podía escucharle gemir en mi oreja. Siempre me burlaba de ello pero acababa haciéndome sentir más avergonzado.
Víctor se veía igualmente guapo cuando estaba sonrojado y sonriendo pícaramente para contraatacar.
Pero desgraciadamente aquello siempre acababa.
-Víctor... No voy a aguantar mucho más... - murmuré con una pausa cada dos palabras.
-Yo tampoco... - dijo sin despegar su cabeza de mi cuello.
Sonreí para mis adentros y cuando volvió a estar en frente de mi rostro el suyo no dudé en aceptar cálidamente el beso, que al principio fue uno solo, quedando un hilo de babas entre nuestras bocas por el beso francés. Volvió a besarme y besarme hasta que no pude más.
-Hah... Víc-
Sonrió satisfecho en cuanto comprobó, con la mano cubierta de un espeso líquido blanco, que había terminado. Pero la sonrisa le duró poco ya que su expresión cambió y ocultó su cara en mi pecho. Pude notar cómo había acabado e instantáneamente nos miramos para besarnos una vez más.
Miré su mano asqueado y dije:
-Déjame ir a por un papel y te limpio.
Fui a levantarme y él me empujó impidiéndome que lo hiciera.
-Tú no te mueves de aquí.
Sonrió acerando su mano derecha a la boca ante mi mirada atónita.
-¿Qué haces? ¡Ni se te ocurra!
Me cogió las dos manos fuertemente para que no se lo impidiese e hizo el amago de que iba a lamer el líquido. Entrecerré los ojos completamente asqueado y comenzó a reír fuertemente.
Siempre caía en aquella broma porque sabía que era capaz, y esque desde que lo probó y dijo que era tan dulce como yo me había creado un trauma.
Víctor limpió todo lo que había quedado manchado con papel y dehizo la cama para meterse dentro conmigo cuando yo me había vestido ya.
-¿No vas a ponerte nada más?- pregunté mirando cómo solamente llevaba unos bóxeres.
-No necesito nada más. - dijo guiñándome un ojo.
Miré hacia otro lado sonrojado y sentí sus brazos rodearme. Su mano giró mi cabeza para que le mirase a los ojos y me sonrojé aún más.
-Arion- empezó a decir muy serio. -... Te amo.
Me costó arrancar al estar de nuevo perdido en su mirada y respondí:
-Yo también, Víctor.
Me tomó una mano y comenzó a acariciarla mientras la miraba.
-Arion... Quiero pasar el resto de mi vida... contigo.
No me esperaba una declaración así en ese momento y sonreí sinceramente.
-Yo... también...
Volvió a mirarme y se encontró con mis ojos al decir:
-¿Puedo entonces?
Mi corazón golpeaba mi pecho con fuerza. ¿Había sido ese día tan bonito y perfecto real? ¿Estaba ocurriendo eso en ese instante?
No dudé ni un segundo en lo que debía hacer.
-Claro. - musité antes de fundirme en sus apetecibles labios.
No esperaba menos de un día con Víctor...pero ni mucho menos... Víctor era mi vida... Desde el primer momento... Y no le cambiaría por nada del mundo.
Toda nuestra historia era la mejor que hubiera podido tener. Cuando me enamoré de él, cuando comenzamos a estar juntos, vivir juntos, la petición de matrimonio, la boda... Y ahora eso, otro día perfecto a su lado... Como todos los que me regalaba, cargado de emociones...
Trataba de que fuera como el merecía que fuera y me esforzaba para alcanzarlo, pero él me llevaba mucha ventaja...
No podía estar más enamorado ni feliz.
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Vaaaale, pues aquí os dejo el lemonsin jeje. Espero que os haya gustado ya que hasta ahora es en el que más me he esforzado, sobretodo que lo hayáis disfrutado 7u7
En cuanto pueda seguiré con la parte de cuando aún son adolescentes porque ya se echa de menos, pero estoy liada ya que estoy con la otra fanfic kyoten xd.