Sedit se estremeció al escuchar y reconocer aquella voz profunda y gruesa a sus espaldas y, al igual que Genesis, se giró rápidamente en su dirección para encontrarse con el rostro claramente molesto de Sephiroth, el mayor héroe de Shin-Ra. Sintió sus brazos temblar a medida que su ritmo cardíaco aumentaba nuevamente y se quedó sin aliento, sumamente avergonzada de que fuera justamente él quien la viera en semejante situación. Si bien Sephiroth la había "salvado" y estaba agradecida con su oportuna aparición, él era la última persona que quería que acudiera en su rescate, no quería que viera lo estaba pasando. Sobre todo teniendo en cuenta de que había sido él mismo quien la había regañado más temprano ese día precisamente para que se "diera a respetar" y evitara esa clase de escenas.
Al castaño, por otro lado, no pareció importarle su presencia en lo absoluto, al contrario. Al ver a su amigo se le iluminó el rostro y, con total naturalidad, se limitó a colocarla de nuevo en el suelo, así de los más casual, mientras centraba su atención en él y se le acercaba, sonriente. Una vez que Genesis la dejó en el suelo, Sedit no supo ni como fue capaz de mantenerse de pie con sus piernas de gelatina.
— ¡Sephiroth!— exclamó con alegría mientras se acercaba a él, arrastrando a la chica consigo aun cuando ella se opuso. Una vez que estuvieron frente al General, Sedit se apresuró a soltarse del agarre que el ojiazul tenía en su mano—. Me gustaría presentarte a Sedit Freeman, es una chica de lo más dulce y como sabrás pasó las pruebas con excelencia.
Por alguna razón que la chica desconocía, el último comentario lo hizo con un tono más burlón y sinuoso que de costumbre, sonaba como si estuviera insinuándole algo al General y, aunque ella obviamente no comprendía a lo que se refería, Sephiroth sí lo hizo y no pudo más que observar a Genesis con un pequeño gruñido imperceptible. Angeal seguramente ya le había contado lo de los resultados.
Con el ceño levemente fruncido, llevó su mirada a la chica, quien por culpa del castaño ahora se encontraba toda despeinada y agitada, y a observó durante unos momentos en los que ella se esforzó lo más que pudo para tragarse los nervios y devolverle la mirada. Ella no supo cuánto duró, pero agradeció al cielo cuando el mayor finalmente la apartó, con claro desinterés, y posó sus ojos en su amigo de nuevo.
Sedit no sabía con certeza si era algo bueno o malo el haber sido ignorada tan olímpicamente.
— ¿Dónde está Angeal?— fue lo único que preguntó, sin prestarle atención en lo absoluto a lo anterior dicho por el SOLDADO.
— Finalmente llegó su cachorro, así que ya se fueron a entrenar— Sephiroth asintió ante la respuesta mientras que la muchacha no pudo evitar mirar al castaño haciendo una mueca, claramente extrañada. ¿"Cachorro"? ¿Se refería a Zack?—. ¿Y bien? ¿No vas a saludar?
Sabiendo que ese tipo de comentarios burlones lo molestaban, Genesis decidió presionarlo un poco, rato después, al ver que su amigo no planeaba decir nada al respecto. Sephiroth lo observó un momento, ceñudo, y tras soltar un bufido, se cruzó de brazos.
— Hola.
Fue un saludo tan seco que Sedit, cada vez más intimidada por su rostro serio, pensó que quizás ser totalmente ignorada por él hubiera sido lo mejor, porque así se hubiera ahorrado el enorme esfuerzo que suponía para ella devolverle el saludo de manera decente.
— H-Hola— musitó como pudo, bajando un poco la cabeza. Obviamente no esperaba que alguien como Sephiroth fuera amable con ella ni nada similar, pero era difícil no sentirse algo cohibida ante su frialdad y desdén.
Sephiroth, en realidad, también se sentía algo incómodo aunque no lo pareciera. Después de todo, si era sincero debía admitir que no tenía ni la más mínima idea de cómo tratar con las mujeres, pocas veces había tratado con una fuera del ámbito laboral y había escuchado tantas cosas de ellas (mayormente negativas, cabe destacar) por parte de Genesis y de otras personas que ahora realmente prefería no inmiscuirse demasiado con el género femenino. Por lo poco que sabía, muchas de ellas podían llegar a ser escandalosas, molestas y parecían tener una peligrosa afición por el chisme, cosa que él aborrecía. Lo último que quería y necesitaba era tener a alguien esparciendo rumores suyos y de sus dos amigos por ahí, ya tenían suficiente con sus Clubs de Fans.
El castaño, por su parte, suspiró ante en silencio incómodo que se formó y decidió intervenir antes de que a la pequeña le diera un colapso nervioso.
— Oh, vamos, amigo. No seas tan amargado. ¿Qué no tienes modales?— mientras apoyaba el dorso de su mano sobre su frente dramáticamente, Genesis se lamentó de manera exagerada por la actitud de su amigo hacia una dama—. Perdónalo, Sedit, es solo que aún no sabe bien cómo relacionarse con otros seres humanos fuera del trabajo— explicó con cierta burla, haciendo que el peliplata frunciera el ceño, claramente ofendido.
Con el orgullo un poco herido por las palabras de su amigo, decidió demostrarle lo equivocado que estaba, que no lo hiciera no quería decir que no supiera cómo tratar de manera "educada" a las personas. Descruzándose de brazos, con aire soberbio, le tendió a la chica una de sus masculinas manos enguantadas.
Ante el gesto tan sorprendente, ambos lo observaron perplejos, cosa que no hizo más que incrementar la irritación del de cabellos plateados. Por fortuna, Sedit logró reaccionar de inmediato cuando lo escuchó hablarle.
— Sephiroth, General y SOLDADO de Primera Clase— se presentó con cierto fastidio y desinterés, casi de forma automática y con rostro inexpresivo.
La verdad es que Sephiroth ni siquiera le veía mucho sentido a eso de presentarse, dudaba mucho que alguien no supiera quien era a esas alturas y no reconociera su rostro. Por lo mismo nunca se tomaba la molestia de hacerlo, a excepción de cuando se traba de relaciones laborales, donde lo hacía simplemente cortesía, pero ni en esos casos mencionaba su rango como lo había hecho ahora, pues no era ninguna novedad. Pero ya daba igual, al fin y al cabo, sólo lo había hecho para callar al imbécil de Genesis, quien no paraba de sonreír con satisfacción y regocijo por la educada presentación que había logrado que su amigo realizara.
Cada vez más amargado por las maliciosas expresiones de su amigo, se dedicó a observar como la chica levantaba su mano, ridículamente temblorosa y diminuta, y estrechaba la suya con "firmeza", o al menos supuso que esa había sido su intención pues a duras penas podía rodear parte de su palma.
— Sedit Freeman— ¡Bien! Eso no había estado tan mal, pero aunque se las había arreglado para hablar sin trabarse ni tartamudear, aun le preocupaba el que estuviera hablando tan bajito, ni siquiera sabía si él era capaz de escucharla o no—. Es... todo un honor conocerlo en persona, General
Trato de sonreírle un poco, para no dejar entrever su condición tan penosa, pero no lo consiguió y sólo logró hacer una mueca que no pasó desapercibida. Tras su presentación recibió un simple asentimiento de cabeza por parte del mayor, quien se apresuró en soltar su mano, pero sin ser demasiado brusco, y de inmediato volvió a cruzarse de brazos. A pesar de esto, por alguna razón Sephiroth siguió observándola unos instantes más, sin decir nada, antes de lanzarle una mirada desafiante a su amigo.
Suspirando internamente, Sedit apartó un momento la vista de ambos hombres y observó su mano. Aún con los guantes puestos, las manos del General se sentían heladas, había podido darse cuenta de ello tan pronto Sephiroth tocó y rodeó su mano con aquella seguridad y entereza que lo caracterizaban. La verdad es que se le hacía un poco irónico, pues sus padres siempre solían decir que "manos frías, corazón caliente", pero no estaba muy segura de si eso aplicaba también con el SOLDADO
— ¿Ves como no ha sido tan difícil ser amable?— bromeó Genesis, llamando la atención de la chica, mientras le daba un codazo juguetón en el costado a su amigo, quien se alejó malhumorado.
— Sí, claro. Como digas— replicó sarcástico, con tono mordaz, mientras apartaba la mirada del castaño y la centraba en la nada. Ya no quería ver ni por un segundo más su rostro sonriente y burlón, cuando Genesis se ponía a molestarlo de esa manera lo único que quería y podía hacer era ignorarlo hasta que se aburriera y lo dejara en paz.
Escuchó como su amigo reía sumamente divertido a su lado, pero poco después notó como centraba su atención en la muchacha y comenzaba a hablar con ella, como si hubiera percibido que si seguía así su cabeza rodaría por el piso en cualquier momento.
Los escuchó hablar animadamente y no pudo evitar ser cada vez más consiente de ella, sin pensárselo mucho le lanzó otra mirada de reojo. Sedit ya no lucía tan cohibida ni nerviosa como antes, pero aún así tenía esa actitud suave y vulnerable que tanto le irritaba, mientras más la veía más fruncía el ceño. Aún mientras hablaba con Genesis con tanta naturalidad y vivacidad se la veía tan frágil, tan efímera... Incluso cuando estrechó su mano antes lo primero que pensó fue su cuerpo parecía ser capaz de romperse por cualquier tontería, hasta la intemperie le parecía peligrosa para ella y no pudo evitar cuestionarse la razón de su presencia en la compañía.
¿Qué hacía allí? ¿Por qué estaba dispuesta a arriesgar su vida por un sueño tan improbable como aquel? ¿Para qué lo hacía? Simplemente no podía dejar de pensar en que una persona tan indefensa como ella no debería estar en un lugar como ese.
Ahora que Sephiroth se encontraba presente y parecía ser él objetivo momentáneo de las burlas de Genesis, el ambiente se hizo más ameno y Sedit finalmente pudo sentirse tranquila al ver que, al menos por el momento, no parecía que fueran a haber más juegos, ni torturas. Incluso fue capaz de tener una conversación medianamente normal y apacible con el castaño, cosa que hasta el momento había creído imposible. Por supuesto, aquello no significaba que lo hubiera perdonado por lo de antes, pero al menos en ese instante lo dejaría pasar. Algún día se las cobraría.
— ¿Te has probado ya tu uniforme?— le preguntó de pronto, cambiando de tema de manera radical. Ante su abrupta pregunta, se apresuró a negar algo extrañada y confundida, al ver esto el mayor continuó—. Sé que empiezan a partir de mañana, pero deberías probártelo de una vez para ver si te queda muy grande, cosa infaliblemente segura, y pedir otro más pequeño— le explicó con una suave sonrisa y Sedit asintió comprendiendo su punto, no pudo evitar pensar que aquella era la primera vez que lo escuchaba decir algo con tanta elocuencia y seriedad, o al menos la suficiente, y sin tener otras intenciones.
— No había pensado en eso, definitivamente voy a tener muchos problemas para conseguir uno de mi talla— comentó pensativa y, haciendo una mueca de inconformidad, dejó salir un suave suspiro antes de volver a dirigirse al mayor—. Creo que iré a encargarme de eso ahora mismo. Muchas gracias por el consejo, señor Rhapsodos, realmente lo aprecio— le sonrió, por primera vez genuinamente agradecida con él, y luego dirigió su mirada hacia Sephiroth, quien no había vuelto a abrir la boca y no se veía muy contento que digamos—. Nuevamente, fue un gusto conocerlo, General. Adiós— hizo una pequeña reverencia, a modo de despedida, y se dirigió al elevador sin mirar atrás, esa ya había sido suficiente adrenalina por el momento y, sinceramente, sentía que si seguía así en cualquier momento caería al suelo víctima de un paro cardíaco.
A pesar de que ella no lo estaba viendo, Genesis se despidió agitando su mano suavemente con una gran sonrisa en el rostro. Cuando las puertas metálicas se cerraron y ya no pudo apreciar más su encantadora figura, el castaño dejó escapar un suspiro risueño. Con lo divertido que era "jugar" con ella era una lástima que se hubiera marchado tan pronto, pero bueno, por lo menos ahora tenía a Sephiroth como remplazo para pasar el rato.
Siempre era un placer pasar tiempo con su amigo canoso, pero algunas veces se inquietaba un poco cuando se quedaban a solas porque él no podía evitar excederse y molestarlo quizás demasiado, tanto que incluso sentía que Sephiroth terminaría asesinándolo en cualquier momento. En esos casos siempre acudía a Angeal, quien con su típico sermón y ceño fruncido lograba calmar cualquier situación de manera efectiva y 100% fiable.
Repentinamente, comenzó a sentir esas ya tan conocidas ganas de recitar su poema favorito sin razón aparente y, obviamente, eso hizo. Sacó el pequeño librito de color pastel de su bolsillo, el cual llevaba a todos lados incluso al baño, y comenzó a recitar un verso. No importaba el que fuera, leer semejante obra de arte siempre lo ponía de buen humor y hacía que una sensación de lo más agradable inundara su cuerpo.
— "No hay rencor, tan solo dicha.
Pues en ti recae el amor de la diosa.
Héroe de la aurora. Sanador de los mundos.
Sueños del mañana alberga la mancillada alma.
Perdido el orgullo, las alas quebrantadas...
Próximo el fin"
Sephiroth miró a su amigo en silencio, mientras este leía con una pasión sin precedentes el pasaje de aquel libro, y no pudo evitar rodar los ojos con cierta burla.
— ¿LOVELESS otra vez?— cuestionó, con fingido desdén, y se apartó un poco el platinado cabello del rostro—. ¿No te cansas de leer siempre lo mismo?
El castaño lo miró con una sonrisa divertida cuando escuchó su pregunta tan absurda, estaba más que acostumbrado a recibir comentarios de ese estilo por parte de sus dos amigos así que estos ya no hacían más que darle gracia, y no solo a él. Sephiroth hablaba con fastidio y cansancio, pero tenía esa mirada suave y esa ligera sonrisa que siempre tenía cuando estaba con Genesis y Angeal.
— En lo absoluto, amigo mío— negó rotundamente, con voz alegre, mientras volvía la vista a su amado libro—, y no lo haré jamás. No es mi culpa que tú no sepas apreciar la buena literatura.
Al escucharlo Sephiroth rio un poco, fue una risa burlona que resonó desde el fondo de su garganta, y todo el malhumor que había sentido hasta ese momento se desvaneció por completo.
— Si ese es el caso, entonces permíteme disculparme por mi ignorancia y falta de cultura— replicó divertido, con notable sarcasmo, haciendo que Genesis soltara una carcajada también.
Ambos SOLDADOS pasaron un rato juntos, conversando. Bueno, creo que sería más correcto decir que Sephiroth pasó el rato escuchando a Genesis hablar de diversas tonterías mientras que, ocasionalmente, dejaba escapar algún comentario satírico o lazaba alguna sutil burla hacia su amigo. Así le gustaba pasar su tiempo libre, en ese ambiente tan ameno y rodeado de esa tranquilidad y calidez a la que ya se había acostumbrado y que, además, era la única que conocía.
Lamentablemente, Genesis tuvo que retirarse pronto, muy a su pesar, tras recibir una llamada del Director Lazard quien solicitaba sus servicios de inmediato. Ambos hombres se despidieron brevemente, entre sonrisas, y así Sephiroth fue dejado solo de nuevo con sus pensamientos. No pasó mucho antes de que, sin razón aparente, llegara a su mente el recuerdo de aquella niña que parecía llevarse tan bien con sus dos amigos.
No sabía cómo ni por qué había pasado eso, pero irremediablemente le molestaba un poco el simple hecho de considerar que, en el futuro, ella podría llegar arrebatarle parte del preciado tiempo que pasaba con sus dos únicas amistades. No le gustaba pensar en que quizás ellos podrían llegar a preferirla a ella en algún momento, pero le disgustaba aún más el que ambos parecieran tener la intención de inmiscuirla en su pequeño y exclusivo círculo social. Ya ni sabía que le resultaba más molesto.
Para él las cosas estaban perfectamente bien así como estaban, Genesis y Angeal eran más que suficientes para él, no necesitaba ni quería a nadie más. Sólo ellos dos se habían esforzado por conocerlo y estuvieron dispuestos a luchar para ganarse su amistad, y para Sephiroth aquello había sido especial porque nunca antes alguien lo había tratado con tanta naturalidad, ellos fueron los primeros en tratarlo como su igual desde un inicio.
Ellos fueron los únicos en toda su vida que se acercaron a él con intenciones sinceras y fueron los únicos que lo trataron como más que la valiosa "arma" de Shin-Ra, sólo Angeal y Genesis lo trataron desde el principio como lo que realmente era: un ser humano.
El peliplateado siempre supo, incluso desde muy pequeño, que él no era como todos los demás, que su existencia era especial, y lo demostraba cada vez que hacía gala de sus habilidades e increíble poder. Desde muy joven no conocía más que luchar, pues así había sido educado, y lo hacía aun cuando aquello era algo que él nunca había querido, aun cuando él jamás había elegido ser lo que era.
A Sephiroth, en realidad, jamás le había interesado ni la fama, ni la gloria; para él toda aquella veneración exagerada hacia su persona era una gran estupidez y estaría más que dispuesto a abandonar aquel título de "héroe" que tenía y dárselo a alguien más que de verdad lo quisiera, como por ejemplo a Genesis, quien al parecer siempre había anhelado todo aquello que él poseía. Y por su amigo él lo haría, haría eso y mucho más, al fin y al cabo, todo lo que sabía y conocía de sentimientos como la amistad y el aprecio se lo debía a él y a Angeal, y prefería que las cosas permaneciesen así, tranquilas y privadas. Sephiroth era muy quisquilloso con su vida personal.
Aunque claro, tampoco era como si la presencia de la chica le resultara particularmente desagradable o algo asimilar, es sólo que al no estar para nada acostumbrado a ella se le hacía incómodo y molesto.
Recordó su mano tan delicada y diminuta, justo como ella, así como su sonrisa inocentona y su rostro infantil, y no pudo evitar preguntarse una vez más el porqué de su pertenecía en el ejército de Shin-Ra. ¿Por qué quería estar allí? Y más importante aún, ¿por qué sus dos amigos parecían apoyarla en eso? ¿No notaban que aquel no era lugar para ella? ¿No se daban cuenta que aquello era demasiado para una niñita? ¿Por qué no pensaban también que ella no debería estar ahí justo como él lo hacía?
Bueno, en realidad, ignoraba si quiera que pensaban y opinaban sus amigos al respecto. Tenía sus sospechas, pero ellos no le habían dicho nada directamente y él, por supuesto, hasta el momento no había tenido ni la más mínima intención de preguntarles, pero considerando que su curiosidad no hacía más que aumentar tendría que hacerlo.
Observó la hora en su teléfono y, al ver que no había pasado demasiado tiempo desde que la chica se marchó, supuso que Angeal y su cachorro aún se encontrarían entrenando en las Dependencias por lo que se dirigió directamente al lugar. Pensó en preguntarle a Genesis primero, pero, conociéndolo, su amigo no se lo tomaría nada en serio y solo perdería el tiempo, como siempre que trataba de discutir algún tema con él. Obviamente Sephiroth quería evitar eso así que, descartando al castaño, decidió que lo mejor sería conversar con su elocuente amigo, aunque en el fondo sentía que había decidido recurrir a él en primer lugar porque sospechaba que Angeal era la principal causa de todo ese embrollo, sentía que la chica había sido capaz de entrar en contacto con ellos también gracias a él.
Lo único que se le venía a la cabeza, teniendo en cuenta que era de su humilde amigo de quien estaban hablando, era que simplemente el pelinegro se encontró con ella y tras "sentir que tenía algo especial", que era lo que había pasado también con su pupilo, decidió ofrecerle su amistad y guiarla para que así pudiera "alcanzar sus sueños". Sí, definitivamente esa deducción encajaba perfectamente bien con la personalidad de Angeal, aunque para él no tuviera mucho sentido.
Apartando levemente el flequillo de su rostro con una de sus manos, se adentró en la Sala en silencio y con sus típicos aires de grandeza. Al parecer la simulación ya había acabado porque cuando llegó con lo único que se encontró fue con un levemente herido Zack siendo regañado por Angeal. Sephiroth sonrió ante la típica escena y observo burlón como su amigo de le daba uno de sus famosos sermones a su discípulo, quien se rascaba la nuca al parecer algo apenado.
Una vez que terminó con su discurso y Zack finalmente fue libre de nuevo, Angeal pareció percatarse de su presencia, si no es que lo había hecho antes pero se negaba a interrumpirse a sí mismo, y se acercó a él con una sonrisa.
— Sephiroth— ante su tono alegre el peliplata le sonrió también—. Qué extraño es tenerte de visita por aquí, casi nunca vienes mientras Zack y yo estamos entrenando.
Para Angeal era muy grato tenerlo ahí, por supuesto, pero al mismo tiempo era demasiado extraño. En el fondo tenía la ligera sospecha de que estaba ahí para hablar de cierta personita.
— Vine a preguntarte una cosa — ladeó un poco el rostro, cruzándose de brazos, y su anterior sonrisa desapareció para dar lugar a un semblante serio—... Es sobre esa chiquilla.
El pelinegro asintió con bastante tranquilidad, confirmando sus sospechas. Ya se imaginaba que su amigo querría habar de eso en algún momento, pero no se esperaba que él mismo lo buscara únicamente para preguntarle algo acerca de eso y mucho menos que fuera él quien tocara el tema.
— Ya la conociste, ¿verdad?— confirmó, con una sonrisa amable, mientras se acariciaba suavemente la barbilla. Sephiroth ni siquiera asintió, pero no hacía falta, Angeal ya sabía que la respuesta a su pregunta era afirmativa—. ¿Y bien? ¿Qué te ha parecido?— insistió suavemente, al ver que su amigo no decía palabra alguna aun cuando se suponía que era él quien quería hablar de ella.
— Me parece que este no es lugar para una cría— respondió con simpleza, al cabo de un momento, pero su mirada severa reflejaba algo de prudencia —. Esta área de trabajo es demasiado peligrosa para alguien como ella.
Angeal lo miró con una suave y enigmática sonrisa durante unos instantes, sin decir nada, hasta que finalmente volteó el rostro y se dedicó a observar a su pupilo, quien se encontraba haciendo sentadillas a unos metros de ellos. Sephiroth, aún con el ceño ligeramente fruncido, percibió su aire algo nostálgico y decidió imitar su gesto. Ahora ambos se encontraban observando en silencio y con aire distraído a Zack, quien ni se percató de que ambos pares de ojos se encontraban puestos sobre él. Permanecieron así un rato, cada quien con sus propios pensamientos, hasta que el pelinegro comenzó a hablar nuevamente.
— Cuando la vi por primera vez..., pensé exactamente lo mismo que tú— confesó, ausente, mientras se colocaba al lado de su amigo y pasaba uno de sus brazos por su espalda, justo por debajo de las hombreas metálicas, y apoyaba su mano en su cuello. Sephiroth centró su atención en él y lentamente giró el rostro en su dirección—, pero hablé un poco con ella y luego tuve la oportunidad de ver su potencial y sinceramente creo que es capaz de hacerlo— Angeal volteó el rostro hacia él también y le devolvió la mirada con determinación—. Sabes muy bien que siempre he pensado que todos merecemos una oportunidad... y eso la incluye a ella.
— Pero, Angeal, esa niña es...
Sephiroth sentía una necesidad imperiosa de responderle algo, sentía que debía argumentar algo en contra de su ideología, pero al final no lo hizo. No supo que decir y dejó la frase en el aire, después de todo, ni el mismo sabía a qué quería llegar con todo eso, es decir, ese ni siquiera era su problema en primer lugar y aún así no podía evitar sentirse algo frustrado al respecto.
Su amigo sólo lo miraba sonriente, con una de esas sonrisas suaves y paternales (¿o debería decir maternales?) que solía llevar en el rostro siempre que hablaba de Zack, y el peliplateado supo de inmediato que no había raciocinio alguno tras los sentimientos y acciones de Angeal hacia esa chica. Simplemente ella tenía algo que a él le gustaba, justo como su querido pupilo.
Sephiroth estaba seguro que jamás sería capaz de entenderlo bien y estaba más que convencido de que a él jamás le ocurriría algo como eso, pero respetaba los sentimientos y decisiones de su amigo así que no podía decirle nada.
— Me gustaría que tú también le dieras una oportunidad, Sephiroth, porque de verdad se la merece—siguió hablando, segundos después, sabiendo que su amigo no diría nada más—. No seas tan rudo con ella, por favor, realmente lo apreciaría.
Sephiroth suspiró imperceptiblemente, bajando y apartando un poco el rostro. ¿Cómo podría negarse cuando Angeal se lo pedía de esa manera? Relajando su expresión en una sonrisa, volvió a mirar a su amigo, quien al instante supo cuál sería su respuesta.
— Lo intentaré, pero no prometo nada— accedió al fin, con un tono ligeramente desinteresado que a Angeal le hizo algo de gracia.
De todas maneras, no era como si él tuviera intención alguna de ser cruel con ella, nunca la había tenido. Si bien es cierto que el General tenía una lengua afilada y un humor un tanto mordaz, sus comentarios estrictos nunca tenían mala intención o motivos ocultos. Es solo que en ocasiones tenía una manera un tanto "despiadada" de decir las cosas que, combinada con su imponente figura, hacía temblar a más de uno. La verdad es que él jamás entendería la razón del temor que sentían los otros agentes ante su simple presencia, pero llegados a ese punto todo le daba igual, ya se había acostumbrado a que lo trataran como si fuera una especie de fenómeno. Lo que los demás pensaran de él le tenía sin cuidado, mientras él y sus amigos supieran quien era en realidad, todo estaba bien.
— Eso es más que suficiente. Muchas gracias, Sephiroth.
Angeal le sonrió, bastante satisfecho y muchísimo más tranquilo ahora, y le dio unas palmaditas amigables en la espalda antes de separarse de él y empezar a dirigirse hacia su cachorro nuevamente. Ahora que su amigo le había dicho eso sabía que todo estaría bien, incluso podría perdonarle lo de los resultados y guardar el discurso para cuando hiciera alguna otra cosa "mala" y así echarle en cara ambas faltas.
El General pensaba que eso era todo, pero en realidad había otra pequeña cosa que despertaba un poco su curiosidad. Al principio no pensaba preguntarlo, pero al final no pudo contenerse cuando observó que el pelinegro comenzaba a alejarse. El nombre de su amigo se escapó de sus labios sin que pudiera evitarlo.
— Angeal— al escuchar que lo llamaba, se detuvo y se volteó a verlo—. ¿Cómo la conociste?
Desde lo de las pruebas, no había podido dejar de pensar en que era demasiada casualidad el que Genesis le hubiera pedido tan repentinamente a Angeal que se enfrentara a un recluta, aunque no sabía si lo más extraño era eso o el hecho de que su amigo decidiera acceder, precisamente eso hacía obvio que el pelinegro ya la conocía desde antes. Después de todo, un acontecimiento de ese tipo casi nunca pasaba, las únicas veces que él había sabido de un enemigo "especial" al finalizar la Simulación había sido en sus pruebas y en las de sus dos amigos, pero en aquellas ocasiones él ya sabía que todo era obra del Departamento Científico, quienes se excusaban diciendo que simplemente querían ver todo su "potencial" y evaluar su condición física más detalladamente. Sephiroth siempre había sospechado que aquella era demasiada coincidencia y había algo más aparte de eso, que le ocultaban algo, pero jamás había sido capaz de descubrir qué.
Su amigo pelinegro sonrió ante su pregunta y se encogió de hombros con sencillez. Al ver su expresión, Sephiroth supo de inmediato que iba a hacer otro de sus típicos comentarios emocionales y espirituales.
— Simplemente lo hice. Iba caminando por ahí y se cruzó en mi camino— contestó con naturalidad y rio levemente ante la cara de pocos amigos del General—. Supongo que a eso es a lo que suelen llamar "destino", ¿no te parece?
Angeal sabía perfectamente su querido amigo no creía mucho en esas cosas, por no decir que pensaba que eran ridículas, pero es que realmente no había otra forma de explicar una casualidad como aquella. No había más historia detrás de ese acontecimiento.
Sephiroth, por su parte, tenía el ceño un poco fruncido y no parecía para nada satisfecho con la respuesta tan ambigua que acababa de recibir. Sin embargo, no dijo nada al respecto y se limitó a mirarlo a los ojos unos momentos, en silencio y con rostro completamente inexpresivo. Angeal le devolvió la mirada a su amigo, con tranquilidad y sin dejar de sonreír, y se quedaron así un rato hasta que el peliplateado soltó un imperceptible bufido, al parecer resignado, y se dio la vuelta listo para marcharse.
— Más tarde tenemos una misión, en breve te enviaré un correo electrónico con todos los detalles— declaró, con indiferencia, justo antes de comenzar a caminar.
Y así, sin más, sin siquiera esperar una respuesta o despedida por parte de su amigo, abandonó el lugar con su típico caminar solemne y elegante. Angeal lo siguió con la mirada hasta que desapareció de su línea de visión y, aun sonriendo divertido por la actitud de Sephiroth, se giró nuevamente para dirigirse a su pupilo y retomar el entrenamiento
Su fiel cachorro seguía haciendo sentadillas, tal y como se lo había ordenado justo antes de iniciar su conversación con el General, y se sentía más que satisfecho con la resistencia que el muchacho estaba mostrando.
— Muy bien, Zack. Ya puedes detenerte— el menor acató su orden de inmediato y se giró a observarlo, notablemente aliviado. Adoraba hacer sentadillas, pero la verdad es que ya le dolían las piernas de tanto flexionarlas—. Ahora vamos a intentar realizar la misma simulación una vez más. Espero que en esta ocasión no te distraigas— le indicó con su típico tono firme pero amable mientras sacaba su celular y comenzaba a configurar todo.
— ¡Entendido!— asintió animado, descolgándose la espada de la espalda—. No te preocupes, Angeal. ¡Esta vez los haré papilla!
Y así, tras una leve risa del mayor por el renovado entusiasmo de su alumno, ambos dieron comienzo a la misión.
Sephiroth aún se encontraba algo pensativo cuando dejó la Sala de Entrenamiento, no sabía muy bien que pensar de todo aquello, pero sí sabía bien que no quería formar parte del asunto. Pensaba que las cosas estaban bien como estaban y sinceramente no quería tener ningún tipo inconveniente, con el insufrible Genesis en su vida era más que suficiente, no quería ni necesitaba más molestias en ella.
Dispuesto a realizar un poco de papeleo para poder distraerse y pasar el rato antes de su próximo servicio, se dirigió a su oficina con lentitud. Pero, por más que quisiera negarlo, en el fondo sentía que ni con eso podría dejar de pensar en esos cristalinos ojos grises que parecían estar impresos en su cráneo.
N/A: ¡Hola! Bueno, la verdad es que en este capítulo quise enfocarme un poco en lo mucho que significan Angeal y Genesis para Sephiroth. Volví a jugarme el Crisis Core después de tanto tiempo sin hacerlo y me di cuenta de que Sephiroth era más ¿dulce? de lo que recordaba, no lo sé, sonreía más y era mucho más suave de lo que me acordaba, incluso cuando trataba con Zack (aunque quizás solo es porque lo último que jugué de él fue el Dissidia y allí ya está el macabro y sádico Sephi) y el punto es que me enamoré de él de nuevo, es tan adjjhdhsjs, definitivamente, el día en que Sephiroth deje de ser tan perfecto mi vida perderá su significado. Pero a la vez volví a sufrir en la escena donde descubre su origen y bueno, me di cuenta que a fin de cuentas él es solo un ser humano (o al menos deseaba serlo) y que no le importaba ser todo lo que era, nunca quiso fama ni nada. Adoro la amistad de esos tres así que trataré de reflejarla bastante y espero no haberle cambiado demasiado la personalidad, es que él es un personaje un poco complejo de manejar. Como siempre mil gracias por leer y espero que el capítulo haya sido de su agrado.
¡Nos leemos pronto!
"Os acordaréis de mí siempre, porque nunca quise ser lo que soy"— Sephiroth