Siempre me he enorgullecido de tomar decisiones a conciencia. Desde pequeña sabía que quería ser bailarina clásica. Desde pequeña sabía que quería estar en un escenario, en puntas, representando papeles hermosos.
Trabaje por eso, luche por eso. Me sacrifique por eso.
Horas en el estudio. Nada de vida social. Noches entras cosiendo mis zapatillas de ballet y mis atuendos.
¿sabes cómo son los pies de una bailarina? Horribles. Sangras, pierdes uñas, están lastimados y duelen cada segundo... pero cuando bailas... cuando escuchas la música y te dejas llevar... el dolor desaparece y sientes que flotas en el aire...
Todas mis decisiones fuero consientes. En donde estudiar, los horarios, los profesores, con que compañeros y compañeras hacerme cercana.
Todas... menos la única decisión que no tome.
Enamorarme de Marcus Brent.
Diez años mayor que yo, director de obras de ballet. Un dios... un dios imperfecto, un dios impuro... un dios que me hizo ver que el infierno de la pasión, del amor y de las adicciones estaba aquí en la tierra.
Tuve que correr.... Tuve que tomar la decisión más difícil para poder seguir mis sueños.
Esta es la historia de cómo Marcus Brent llego a mi vida, de cómo la destrozo y de cómo volvió...
Puedes escapar de todo menos de ti misma...