Chicas, que no sé qué ha pasado, que me he despistado un momento y estas están dormidas. Pse, Pse, vosotras dos que habíamos dejado esto a medias, que me van a matar, ¡Qué os desperteis coño!
-Miri, ¡el entrenamiento!
-Qué dices tarada, que son las 2 de la mañana.
- Pues nos hemos quedado dormidas.
-No me extraña Ana, 10 horas andando agotan a cualquiera.
-Pues ahora estoy desvelada, ¿Qué podría hacer yo para quedarme relajada y volverme a dormir?
-Puedes contar ovejas canaria, a mí siempre me funciona- Ana comenzó a poner pucheros y a pasar su mano por el vientre de Miriam.
- ¿Y no se te ocurre otra cosa?
-Bueno sí, hay una técnica infalible para esto, si quieres te la enseño.
- Me encantaría que me la enseñaras, Miri.
- Tú cierra los ojos y visualizate en una pradera...
- De follar ni hablamos ¿no?
-¿Te lo has creído? Después de tanto tiempo y todavía no me pillas el humor- Ana puso cara de digna mientras Miriam soltó una sonora carcajada- anda tonta, ven aquí, voy a llevarte tan arriba que te va a parecer que has llegado al cielo.
Miriam comenzó a descender el camino desde los labios de Ana hacia el lugar favorito de Miriam ( sí pervertidas, es el que estáis pensando y rima con ....Elvis). Ana sentía como su respiración se agitaba a cada beso, pero cuando Miriam parecía llegar cerca de dónde Ana más la necesitaba, volvía hacia arriba prolongando la tortura.
-Miriam por Dios, que ya no puedo más - Miriam colocó la mano entre las piernas de Ana y deslizó uno de sus dedos entre los labios de Ana.
-Ella, mojaditaaaa.
-Te repites amor -Ana dirigió la mano de Miriam y la empujó hacia dentro de ella.
- Me encanta cuando estás mojadita, pero más cuando te pones mandona.
- Cállate y bésame leona.
Miriam obedeció, la Ana dominante la excitaba aún más. A Miriam siempre le había parecido curioso, cómo cuestión de segundos, el poder pasaba de manos cuando estaban en la cama. A veces ella poseía a Ana sacando su instinto de leona y devorando cada recoveco de su piel y, otras Miriam dejaba que Ana tomara la iniciativa y le enseñara cosas nuevas. El leve tirón de pelo de Ana la hizo volver a la realidad, Ana la miró con los ojos encendidos y la boca entreabierta. Mordió su labio y no tuvo que decir más, Miriam pareció entender lo que Ana le indicaba y se acomodó entre las piernas de Ana.
Miriam no estaba de acuerdo con rendirse sin presentar pelea, así que decidió entretenerse dejando pequeños mordiscos en la cara interna de los muslos de Ana. A cada contacto Ana gemía, agradeciendo y odiando la lenta tortura a la que Miriam la estaba sometiendo. Miriam decidió alargar el momento y retiró la mano del interior de Ana que lanzó una protesta al aire. Miriam sonrió y utilizó sus dedos para separar los pliegues de piel que la apartaban de saborear a Ana. Pasó su lengua una vez, de abajo a arriba y se detuvo justo antes de llegar al clítoris. Ana intentó volver a sentir el contacto de la lengua de Miriam alzando sus caderas, pero Miriam usó sus manos para retener a Ana sobre el colchón.
- Me voy a volver loca si no sigues ya.
- Te vas a volver loca de todas maneras Ana y tú lo sabes.
Miriam volvió a pasar la lengua por su sexo, esta vez dejando su lengua parada justo encima del clítoris de Ana que gimió con fuerza, sentía que su cordura se iba a escapar por su boca. Estaba tan desesperada que intentó proporcionarse ella misma placer con las manos, pero solo consiguió que Miriam decidiera bajar el ritmo.
-Por favor Miriam te lo suplico, necesito correrme ya, me estoy volviendo loca.
- Bien, así podrás sentir lo que yo he sentido todas estas semanas echando de menos tus manos y tú lengua. No encontrar calma en la ansiedad, necesitaré y no tenerte- Miriam comenzó a lamerla despacio usando su lengua para penetrarla despacio.
- ¡Miriam! Necesito más.
Miriam utilizó tres de sus dedos para sustituir su lengua y Ana gruñó ante el contacto, Miriam empujaba firmemente mientras su lengua recorría en cúmulo de nervios que se situaba entre las piernas de Ana. Miriam aceleró el ritmo cuando sintió que las paredes de Ana empezaban a aprisionar sus dedos fuertemente. No sabía si esto era algo habitual pero por un momento temió que Ana pudiera llegar a partir sus dedos.
El cuerpo de Ana comenzó a agitarse cada vez más fuerte mientras la leona seguía aumentando el ritmo, sus jadeos se convirtieron en dos únicas palabras, lo siento. Ana repetía estas palabras porque ella también había echado de menos a Miriam, ella también sabía lo que era no sentir su cuerpo en la noche, ella también entendía que pasaba cuando cada célula de su cuerpo llamaba a Miriam. Ana no había disfrutado de este tiempo sin ella, echó de menos su olor, su calor, su roce y como sabian sus besos, pero al menos ella había tenido una parte de Miriam. Ana, en su soledad, tenía sus cámaras y sus micros y así podía hacerse la ilusión de que aún estaba a su lado. Miriam no había tenido eso, ella había estado completamente sola, y, por eso, Ana se sentía terriblemente culpable.
-Lo siento amor. Lo...
Ana se desplomó entre sacudidas y lágrimas.
-Cariño, ¿Estas bien?- dijo Miriam abrazando el cuerpo tembloroso de Ana.
- Sí, mi amor, siento haberte dejado sola todo este tiempo, yo...Pensé que no te sentías igual que yo- Miriam acurrucó a Ana sobre su pecho y comenzó a acariciar lentamente su morena melena.
- Bueno Ana, yo nunca he dudado de que te quería, simplemente creía que, tal y como estaban las cosas, tú y yo no éramos compatibles.
- Ahora podemos cambiar eso leona, pero vas a tener que ayudarme. No creo que pueda aguantar tanta prueba, no sé si te has dado cuenta pero tengo un pequeño problema con la autoridad.
- Espero que no te las quieras tirar a todas, esa Doblas te pone ojitos.
- Esa Doblas no tiene nada que hacer, yo ya vengo colada de casa. Miriam...
-Qué
-Prométeme que pase lo que pase vamos a intentarlo.
- Sí pero juntas eh, no te me vayas a ir más.
Y.....¡corten!....Muy bien chicas toma buena, habéis estado fantásticas. Hasta mañana a todas, por cierto mañana toca acción así que he llamado a las dobles...
-Pues yo prefiero hacer mis propias escenas de acción.
- Tu te callas leona te rompes la mano y a ver qué hago yo por las noches.
Errr chicas, por favor, que seguimos aqui. Vosotras, si vosotras, las del público, no habéis oído nada. No os olvidéis de leer el próximo capítulo de...Mente de delincuente (próximamente en los mejores cines).