Tu oscuridad es mi felicidad 2

By SilviaGonzalezV

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Mateo pierde la memoria, Anna sera capaz de ayudarlo o algún otro hombre será capaz de amarla más que Mateo. ... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capítulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capítulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34

Capitulo 12

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By SilviaGonzalezV

No sabía por que le había dicho así, pero escuché su sopresa.

--Que significa que te llame así--

--No es que tenga un significado exacto es solo que así me decías antes, en realidad no se por que--

--Porque.... pues en verdad no lo se, pero es como algo muy tierno algo muy lindo, y así es como siento que eres--

--O sea que estas diciendo que solo soy tierna y linda-- Me dijo mientras empezaba a desabrocharme la camisa, aún no podía dejar de asombrarme la forma en la que me tocaba, nadie nunca lo había hecho así con esa mezcla exacta entre pasión y amor, entre sensualidad y ternura, Anna era increíble.

Después de quitarme la camisa, empezó a desabrocharme el pantaón, yo no podía moverme sus manos eran magicas, sentí el momento en el que dejo caer mi pantalón, estaba nervioso yo solo estaba de pie y ella seguía desvistiéndome, cuando me quedé totalmente desnudo una sensación de inseguridad me asalto, ¿Y si no era lo suficientemente bueno para ella?

--Eres el hombre más sexi que he conocido, eres guapísimo y estas buenísimo-- Me dijo mientras con besos llegaba hasta el centro de mi extasis, sabía que estaba haciendo sin poder evitarlo había agrarrado su cabello, pero no era lo mismo sin ver, la última vez que una mujer había hecho lo mismo lo que más me había excitado había sido verla.

--Anna, no continues por favor--

--¿Hice algo mal?-- Dijo ella muy soprendida.

--No, eres maravillosa, es solo que.. quiero abrazarte--

--Mateo ya te dije que se cuando mientes, sino quieres que haga algo solo dímelo pero no me mientas por favor--

--Eres la mujer más sexy del mundo eso lo se porque soñé con estar así contigo cuando te veía en el poster, pero no puedo verte--

--Dame tus manos--

Me hizo que pasara mis manos por su cara, y después continuó haciendo lo mismo, me hizo sentir en lugar de poner mis manos en su cabello pasaba mis manos por la escena que ella estaba haciendo, era increíblemente sexy sentir la forma en la que tenía la boca abierta y como se movia después de unos momentos cerré los ojos y recordé que no necesitaba ver, había tenido sexo muchas veces y la mayoría lo había hecho con los ojos cerrados.

Las otras veces que lo habíamos hecho había sido por un impulso, esa vez quería hacerlo, pero quería apreciarla, quería sentir su piel redescubrir esos lugares que sabía que la excitaban.

Escuchaba la respiración entrecortada de Anna y sabía que se aproximaba al orgasmo, puse mis manos en su cara y sentí el momento en el que tuvo el orgasmo, sentí su expresión de placer, poder sentir la tensión de sus músculos y los sonidos que hacían era increíble, no necesitaba ver para disfrutar hacer el amor con mi novia, además había hecho el amor, verdaderamente eso era hacer el amor.

--Me encanta el placer que me produces-- Me dijo antes de pararse de la cama, era difícil relacionar a la tierna Anna con la mujer tan sensual que podía ser.

--Me encantas muñequita traviesa--

--Vamos a comer muero de hambre--

--¿Por qué tu estomago no sonó?--

--Me encanta saber que estabas verdaderamente concentrado, sonó en el momento menos oportuno-- Me dijo y después de pensarlo un poco entendí a que se refería.

Nos vestimos y fuimos a un restaurante, cuando llegamos la muchacha que nos atendió gritaba mucho y hablaba despacio, suponía que tendría algún problema por lo que no dije nada.

--Le dejo el menú, ahorita vienen a tomar la orden-- Me quedé con la mano estirada pero no sentí nada.

Después de unos segundo sentí el menú, pero al pasar mis manos no sentía nada.

--No esta en braille cariño--

--¿Qué me recomiendas?--

--No lo sé nunca he venido aquí, voy a tomar el menú y te voy diciendo para ver que se nos antoja--

--Gracias--

Después de que lo leyera todo y quisiera pedir la mitad del menú nos decidimos por algunos platillos e íbamos a compartir.

--¿Qué van a ordenar?--

Escuché como ella pedía parte de la comida y después me dijo:

--¿Y tu cariño?--

Le dije al mesero lo que quería comer. Yo había pedido de entrada camarones endiablados, me encantaba como los preparaba el chef de mis papas, eran camarones a la parrilla con un toque de picante.

Cuando me sirvieron el platillo, Anna me dijo que estaban en el centro, sentí con el tener uno de los camarones y cuando me lo iba a llevar a la boca sentí que algo caliente caía en mi pantalón, sin poder evitarlo me paré por el sobresalto de la quemada y sentí que había golpeado algo a mi espalda y después cosas romperse.

--¿Cariño, estas bien?-- Me dijo Anna con preocupación en su voz.

--¿Qué pasó?-- Se escuchó la voz de un hombre.

--Yo iba pasando con la charola cuando él se levantó-- Dijo una chica

Escuché una respiración molesta y después nuevamente la voz de la chica.

--Perdón joven no era mi intensión, ¿Esta bien?-- No estaba seguro si me hablaba.

--La pregunta es para ti cariño-- Me dijo Anna.

--Estoy bien-- sin estar muy seguro a donde dirigir la voz.

--Es ciego-- Escuché que alguien decía.

--Si, si es ciego... pobrecito ...hay que pena, pobre muchacho--

No quería seguir escuchando esos comentarios, a pesar de lo que había dicho Anna yo aún no estaba acostumbrado, era desagradable.

--Cariño-- Dijo Anna rosando mi mano --Vamos al baño, acompáñame por favor--

Tomé su mano. Sentía la mirada de la gente y los murmullos al caminar entre las mesa, escuché como la gente recorría las sillas dejando más espacio, había sido cómodo pasar pero muy incómodo escuchar las murmuraciones, la palabra "pobrecito" era lo que más se repetía.

--Vamos a pasar al baño, necesitas limpiarte el pantalón--

Genial, además de todo había caminado con el pantalón manchado por todo el restaurante.

--¿Es el baño de hombres?-- Pregunté

--No cariño, a ese no me puedo meterme contigo--

--¡Estamos en el de mujeres!-- Le dije alarmado.

--No, estamos en el de minusválidos-- Lo había dicho en un tono normal, pero yo lo sentí como un golpe en el estómago, estaba en un baño de minusválido porque yo era un minusválido, extendí mi mano y me recargué en lo que sentí que era una pared.

--¿Estas bien Mateo? te notó muy palido-- Me dijo Anna con preocupación.

--No estoy bien, soy un minusválido-- Le dije.

--Cariño estamos en este baño porque no podemos entrar juntos a los otros pero si quieres puedes ir al de caballeros--

--¿Y que haría allí? ¿Cómo sabría por donde caminar? ¿Cómo me limpiaría la mancha?, ni siquiera se donde esta--

--Me voy a acercar a ti, necesito limpiarte la mancha-- Me dijo Anna, yo me quedé quieto y sentí como pasaba algo por mi pantalón, me sentía como un niño chiquito al que su mamá estaba limpiando, yo había empezado a ir a los baños solo a los siete años, como era posible que en ese momento no pudiera hacerlo, Anna terminó de limpiarme y me dijo:

--Te voy a abrazar--

--No Anna, por favor no me abraces-- Le dije poniendo mi mano enfrente, necesitaba conservar la poca fortaleza que me quedaba si ella se acercaba a mi, si ella me consolaba la iba a perder, todo lo que quería era salir corriendo de ese lugar y no volver a salir de mi casa nunca.

--¿Me podrías esperar un par de minutos aquí por favor?--

--Si claro-- Le dije, quería estar solo, para tranquilizarme, no me gustaba que ella me viera en ese estado, escuché como salió y me acerqué a la puerta para bloquearla.

Después de unos minutos escuché como querían abrir y después la voz de Anna diciendo:

-- Mateo soy yo-- Me acerqué a desbloquear la puerta, me costó un poco de trabajo, acercó su mano a la mía y caminamos hacía afuera, no quería comer, de repente escuché ruido de la calle, nos paramos un momento.

--Aquí tiene señorita y disculpen lo ocurrido--

--Gracias-- escuché que decía Anna y luego caminamos hasta afuera, se detuvo y me dijo:

--El coche esta a dos pasos enfrente, cuidado con la banqueta esta muy pegada al coche--

Sentí el coche y encontré como abrir la puerta y me metí.

Segundos después escuché a Anna abrir la puerta de atrás dejar algo y subirse al lado del conductor, nos mantuvimos en silencio durante el trayecto hasta llegar al departamento.

Después de estacionar el coche escuché la voz de un niño.

--¿Mamá porque ese señor lleva un bastón chistoso?--

--Shh luego te explico-- Dijo la voz de una mujer.

--No dime ahorita por que lleva el bastón chistoso-- Insistió el niño en voz alta.

--Lo lleva porque es ciego--

--O sea que no puede ver nada--

--Apurate, venga vámonos-- Dijo la señora con notable incomodidad en la voz.

Entramos al edificio, iba caminando con el bastón cuando chocó con algo, lo moví un poco y volvió a chocar, la voz de un joven se escuchó.

--¡Fijate que estas ciego!-- después de unos segundos añadió --Lo siento mucho, no era mi intensión, perdóname--

Yo soló asentí, me urgía llegar a mi departamento. Cuando llegamos al quinto piso me seguí a mi departamento cuando escuché que Anna me seguía le dije:

--Me gustaría estar solo--

--Mateo no tienes porque estar solo, puedes no hablar conmigo no es necesario que digas nada, pero me gustaría estar a tu lado-- Suspiré, me estaba costando trabajo contener lo que sentía. Me encogí de hombros y empecé a guardar el bastón, faltaban solo cinco pasos para mi puerta, cuando de repente Anna dijo:

--¡Cuidado!--

Pero su aviso había sido demasiado tarde, tropecé con algo y me caí, me había golpeado en la barba y me dolía la espinilla por el golpe que me había dado con lo que había tropezado.

Escuché a Anna a mi lado.

--¿Te ayudo?-- Dijo, yo negué con la cabeza pero no podía encontrar ni mis lentes ni mi baston.

En lo que a tientas los buscaba, escuché como Anna tecleaba el código de mi departamento y abría la puerta, la había escuhado entrar y salir dos veces, yo seguía en el piso intentando encontrar mi baston.

--Deje la comida y la caja de paquetería sobre la barra de la cocina en la orilla, aquí esta tu bastón--

Me dijo tocando mi mano, lo tomé y me paré con trabajo, me dolían las rodillas, me imaginaba la escena que acababa de representar, yo a gatas en el piso buscando con la mano por el lugar más equivocado mi bastón mientras Anna me veía desde arriba con lástima por no poder encontrar algo tan obvio.

Me metí a mi departamento, escuché como Anna cerraba la puerta, no podía voltear a donde estaba ella, no podía dejar que me viera.

--Ven-- Tomó mi mano, me deje guiar, llegamos a la sala y sentí el tiron cuando ella se sentó.

Me jaló hacía ella, ella había subido una pierna al sillón, su espalda estaba recargada en el descansabrazos y me recostó sobre su pecho, puso uno de sus brazos a modo de que yo recargara mi cabeza sobre el y con el otro me acariciaba la espalda, no pude más y deje salir las lágrimas que había contenido desde el restaurante. Ella no dijo nada solo se limitaba a acariciar mi espalda, después de un rato me dio un beso en la cabeza y me dijo:

--Te amo mucho Mateo-- Me senté para estar frente a ella.

--¿Cómo puedes decir que me amas? ¿No te dio pena ajena todo por lo que acabamos de pasar? ¿No fue incómodo para ti? yo no lo hice pero estoy seguro de que tu viste como todo el mundo me veía con lástima, ¿Cómo soportas salir conmigo? ¿Te gusta que la gente le tenga lástima a tu novio y a ti por tener que estar conmigo?--

--Me gustaría poderte decir que no me afecto lo que pasó-- Su voz se oía triste.

--No necesitas decir nada más, gracias por todo lo que has hecho por mi-- Suspiré con resignación, sabía que no era posible que al ser ciego pudiera tener una mujer como Anna.

--Déjame platicarte algo-- Me senté derecho y me sequé la cara --Cuando yo era niña... mis papas no estaban casi nunca conmigo, cuando iba en segundo entró una niña nueva a la escuela que me molestaba mucho, empezó con maldades pequeñas, como esconderme mis cosas o rompérmelas, el peor día fue cuando me mojo la falda y dijo que me había hecho pipi y que si alguien se juntaba conmigo a la hora del recreo iba a oler a pipi igual que yo, cuando llegó la hora del recreó yo me quedé en el salón, no quería salir, mi maestra se acercó a mi y me dijo que no podía estar adentro que debía de salir y que no le hiciera caso a las tonterías de mi compañera, eran unas tonterías pero a mi me afectaban porque en mi casa siempre me habían tratado como un ser invisible y no quería que me pasara lo mismo en la escuela, cuando salí al patio mi mejor amiga corrió a abrazarme y conforme íbamos pasando a lado de mis demás compañeros ella les iba diciendo que no olía a pipi y que no era verdad lo que la niña grosera había dicho. Muchos me vieron con desagrado a pesar de que mi amiga les explicaba, pero también a muchos no les importó y se acercaban a querer jugar conmigo. La gente puede ser cruel y eso no lo vamos a cambiar, pero depende a que le pongamos atención, el resto del recreo yo decidí jugar con mis amigos y no poner atención a lo que murmuraban los demás--

Anna tomó mi mano y la entrelazó con la suya.

--El patio del recreo es un lugar cruel y maravilloso, pero por experiencia se que de la mano de la persona correcta es más fácil jugar en el--

--Se que justo ayer hablábamos de esto y que dije que con tu me dijeras cosas buenas me bastaba, pero no contaba con la preocupación de que tu también ibas a salir afectada, que podría darte pena estar con alguien discapacitado--

--¿Me dejaste de querer por lo que dijo el rector?, si supieras que cada que salgamos voy a recibir un trato especial por ser huérfana ¿Dejarías de salir conmigo?--

--No Anna sabes que no habría nada por lo que dejaría de amarte, pero me preocupa que tu si encuentres algo que te haga dejar de amarme--

--Pues si lo hay-- Me asusté ante su respuesta --Si me eres infiel no podría perdonártelo o que me golpearas, pero no creo que seas de ese estilo--

--Nunca Anna, nunca haría algo así, me gusta que lo sepas, pero y de serte infiel ¿Me crees capaz?--

--Eres muy guapo y maravilloso, se que muchas mujeres mueren por estar contigo, lo bueno es que no vez como te coquetean descaradamente-- Me dijo con un tono molesto. No pude evitar sonreir.

--Te amo Anna y eres por la primera mujer que me siento así, voy a dar mi mejor esfuerzo por no hacer nada que te lastime --

--Gracias cariño y juntos-- Apretó mi mano-- vamos a poder con cualquier patio de recreo--

Entregamos la documentación para inscribirnos a la maestría, resultó que cuando se habían enterado de que era ciego el rector se puso en el mismo plan que cuando Anna, sobreprotector y raro pero a cada comentario desagradable Anna apretaba mi mano haciéndome saber que lo importante era ella y no lo que decían los demás.

Antes de entrar a la universidad Anna me pidió que fuéramos a la escuela para ciegos, un maestro que se llamaba Enrique y que al parecer me conocía desde hacía años me había hecho una serie de preguntas, cuando terminó su interrogatorio le dijo a Anna:

--Si ya puedes dárselas--

--De acuerdo, hasta luego--

Cuando salimos le pregunté con curiosidad

--¿Qué puedes darme?--

--Unos nuevos lentes en la casa te explico--

Tal vez los que tenía ya estaban muy rayados, seguido se me caían.

--Mateo estos lentes tienen una cámara que puede identificar hasta 150,000 cosas diferentes, tienen tres funciones, el solo indicarte que hay algo enfrente, esa función es práctica para caminar en la calle, la segunda función te dice que objeto esta enfrente y la tercera te lo describe, te debes conectar un auricular y vas a ir escuchando lo que necesites. Con este reloj puedes acceder a su configuración --

Sonaba demasiado maravilloso, pero ¿por qué no me los había dado antes?

--¿Por que frunces el ceño?-- Me preguntó.

--¿Por qué no me las habías dado antes?-- Le dije molesto.

--Porque no son muy exactas y tanto el oftalmólogo como el profesor de la escuela no recomiendan que las personas aprendan con las gafas, lo intentaron pero desgraciadamente hacen a la persona ciega muy dependiente de las gafas y eso evita desarrollar adecuadamente sus sentidos que son más importantes, por lo que ahora hasta que realmente te puedes desenvolver gracias a tus sentidos puedes empezar a usar las gafas para no correr riesgos--

--¿Cómo las uso?-- Le pregunté. Ella me las dio y me explicó como usarlas, era realmente fácil, fuimos a la barra de la cocina y ella empezó a poner cosas en la barra y yo le iba diciendo que eran, era maravilloso, después alcé la vista y los lentes me dijeron "la mujer más bella", me reí

--¿De que te ries?--

--Los lentes me acaban de decir "la mujer más bella"--

--Puedes configurarle nuevas cosas, tu familia esta configurada, las personas del trabajo y tu decidiste ponerme ese nombre al principio solo decía Anna--

--¿Yo las configuré?--

--Si Mateo--

--Son una maravilla, ¿Cuándo te conocí ya las usaba?--

--No, fueron un regalo de cumpleaños que te di y además en nuestra empresa las producimos porque dijiste que eran buen negocio--

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