Let me love you┊jinsu

By vantexmin

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El famoso doctor de Seúl, Kim Seokjin, está profundamente atraído por Min Yoongi. Mientras que este, quien se... More

Uno; 하나
Dos; 두
Tres; 세
Cuatro; 네
Cinco; 다섯
Seis; 여섯
Siete; 일곱
Ocho; 여덟
Nueve; 나인
Diez; 열살
Once; 일레븐
Trece; うそ
Catorse; 열네
Quince; 열다섯
Dieciséis; 열여섯
Diecisiete
Dieciocho; 18 세
Diecinueve; 십팔
veinte; 스물
veintiuno; 스물한
veintidós; 스무 두
veintitrés; 23 세
veinticuatro; 스물 넷
veinticinco; 25 세
veintiséis; 스물 여섯

Doce; 십이

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By vantexmin

El largo viaje de aquí para allá dio su fin.

Yoongi, al estar ya en Seúl, decidió anunciar que lo dejaran cerca de la estación. El azabache inseguro de aceptarlo, se dio por vencido, dejándolo ir por hoy. Por lo tanto, Seok y Sehun se dirigieron a la comisaría con una agradable conversación que hace tiempo no tenían.

Sehun no sentía rencor por el amigo de su novio, incluso llegó a percibir un sentimiento de acercamiento hacia él, tomando cariño. Fue como una puñalada cuando lo oyó discutir con Baekhyun sobre el pasado de sus padres con la relación de los suyos. Enterarse así de su verdadera intención, fue horrible para un hombre que lo veía desde otra perspectiva. Desde allí, su modo de hablar con él, como si nada hubiera pasado, cambió. Intentaba ser más cortante y utilizar palabras menos agradables. En ningún momento lo odió aún así, su cariño permanecía, solo que disminuía y aumentaba de un día para el otro.

Llegaron a su objetivo sin ninguna demora, y la noche cayó en un parpadeo. Al pasar por aquellas puertas de vidrio, Sehun inmediatamente recibió un abrazo cálido de su amado, con una apariencia desastroza a lo que en verdad era. Sus cabellos rojos para todos lados, las ojeras se veían moradas a simple vista, su cuerpo más frágil de lo normal y los pocos vellos de su mentón con intención de formar una barba.

—¿Acaso me fui por tanto tiempo?— Se preguntó el azabache menor, sin soltar a Baek, que lloraba aún con su cabeza escondida en su cuello ganándole por la altura.

Todos, absolutamente todos, observaban con asombro al jefe de policía más temido de los alrededores, atrapado en el fuerte llanto por su novio que había desaparecido por unas cuantas horas.

—Para mí fue mucho tiempo...—Mencionó Baek con pucheros ya calmando sus lágrimas. Se sonrojó cuando se vio en aquella situación tan vergonzosa, perdiendo tal vez, toda su dignidad.

Se refregó los ojos con ambas muñecas, sorbiendo su nariz incontables veces.

—¡Vuelan a su trabajo, estúpidos! No hay nada que ver aquí.—Exigió de repente, ganándose un salto de todos aquellos trabajadores. Sehun rió bajo.

Seokjin, al ver ya juntos a los dos, suspiró.—Bien chicos, creo que ya me voy. Es tarde.

—Kim.—Llamó Baek, captando su atención al segundo.—Quédate un rato, no serás una molestia. Además, tenemos una conversación pendiente creo yo.

Seokjin asintió aceptando su invitación. Los tres recorrieron el interior de la comisaría, llevando una charla sobre el trabajo de cada uno. Una vez que estuvieron reunidos y cómodos en la oficina del pelirojo, el mayor de los dos se aclaró la garganta, con las manos entrelazadas sobre su escritorio. Pegó una ojeada al azabache mayor.

—Seokjin, como veras, mandé a Sehun para llevar a cabo la última sesión de investigación sobre ese pueblo sin nombre, y no logró terminarse debido al clima de hoy. Por lo tanto, veremos cómo proseguir con todo esto. Sinceramente, me siento decepcionado de mí mismo por no saber con certeza para darle fin al problema. Pero bueno, como jefe de policía, les doy la simple orden de que investiguen por su cuenta sin ningún otro mandato.—El joven le prestaba atención al lápiz que sostenía, jugando con él, mientras pensaba en las palabras que dice.

—Estoy de acuerdo.—Dijo Sehun.

—Yo— Saltó Jin— no lo sé. Está bien que vayamos por nuestra cuenta, ya que al parecer no tenemos mucho éxito haciéndolo todos juntos, pero, ¿estás seguro de que salgamos a la calle informados?

—Kim, no estoy diciendo que los dejaré abandonados como unos perros, solo propongo que den su propio granito de arena. No deberían depender mucho de la policía, hasta quizás nosotros estemos equivocándonos al respecto.—Inhaló.— Creo que tú ya has estado haciendo esta propuesta, entonces digo que hagas el doble.—Una sonrisa de su parte salió.—Como sea, si conseguimos información valiosa se la daremos, pero, por lo contrario, ustedes tomarán el control del caso.

Los dos menores asintieron al mismo tiempo, con un semblante inexpresivo. No hubo signos de confusión, por lo que Baekhyun se lo tomó como que no existían más dudas en ellos.

La operación dio su continuación.

[...]

Esa noche, Yoongi estuvo pensando cumplir una de sus misiones pendientes. Acudió a su disfraz antiguo, el cual, hace tiempo no usaba desde que su acercamiento a Seokjin aumentó. No quería ser descubierto, por eso lo guardó seguro en una caja de cartón en un estante viejo. Como hoy, seguramente no vendría al estar concentrado con Sehun, se dispuso a seguir con su trabajo para no atrasarse.

Es consciente de que Kim Seokjin, fue una de las personas que lo vio vestido de mujer, por lo tanto, no tuvo intención en regresar a verlo nunca más. No fue así. Por causa del destino, lo volvió a ver en esa cafetería, vestido normalmente, y en el bar, con su disfraz. Nunca tuvo en mente que se lo encontraría tan frecuentemente. Al principio se acercó a él por si lo reconocía para mandarlo al frente, sin embargo, su segundo encuentro pareció pasar desapercibido por sus ojos.

Esa fue una de las pruebas por su cercana relación, aunque, todo cambió por un momento desde el incidente de Jimin, modificando su pensamiento en que caería en la traición. Sus intenciones no eran llevar a cabo más profundo todo, pero si algo, un suceso ocurría, mandaría todo a la mierda. No solo necesitaba su atención para huir de la soledad, más bien, quería su amor. Alguien que le transmitiera un sentimiento. Aún no está enamorado, eso quería creer, pero entonces, ¿por qué sintió celos al ver a Sehun y él abrazados por fin reencontrándose? No lo sabía. Tampoco quiso una respuesta.

Sacudió su cabeza para deshacerse de aquellos pensamientos atormentantes. Con su peluca de cabello corto que ocultaba sus azulados y finos mechones, vistiendo sus oscuras ropas que eran adornados con terciopelo, tapándose su brillante y hermoso mentón con un tapabocas, se dirigió a aquel bar en el cual, anteriormente hace semanas, Seok arruinó su misión.

Por su propia cuenta, decidió tomar venganza de aquel hombre que hirió a su mejor amigo, terminando en la zona de peligro por la cual solo vivían los vagabundos. Lo haría primero que nada por ese último accidente, y también porque hace tiempo lo viene amenazando. No mataría a la persona misteriosa que sostuvo ese arma, sino más bien al jefe de toda la banda. Es riesgoso. Demasiado. Pero si alguien no lo hacía por él, nadie lo haría. Quiso tomar responsabilidad de lo que sucedió aquella noche. Seguramente, hoy, se encontraba dentro del lugar para descansar y estar en reuniones con otros hombres de mayor economía.

Los copos de nieve comenzaron a descender, cayendo sobre sus cálidos hombros y cabeza cubierta con un gorro negro. Las pisadas serían un problema para después, pero no pensó mucho en eso, más bien en cómo asesinarlo y huir, pero primero que nada, cruzar a todos esos hombres que quizás había a su alrededor para cubrirlo. Yoongi es bueno en defensa y combate, ya que su padre, a pesar de que lo odiase, admiró la forma en la que peleaba, sea con quien sea. Luego de un tiempo, decidió buscar en la computadora de Jimin, videos sobre peleas, técnicas de combate y esquivar. Y practicando día a día, todo dio su fruto.

Preparó su bolso que cargaba con municiones y otros revólveres, tapándolo con maquillajes falsos. La mayoría de la misión estaba planeada, pero si surgía algo, acabaría mal todo. Debía estar muy seguro en ese momento de entrar a aquel lugar. Claro que ninguno de los que estaban dentro sabía del disfraz de Yoongi, o su capacidad de seducción para provocar un homicidio. No era su primera vez, tiene experiencia desde los quince años con esto. Gracias a Jimin.

Inhaló con valentía y fuerza, abriendo esa puerta de podrida madera. Un aire insoportable de tabaco y alcohol inundó las fosas de este, tapándose la nariz de inmediato y su vista ardía por culpa del humo que flotaba en todo el espacio. Con lo poco que lograba ver, chequeó quienes estaban dentro, por lo que halló a varios hombres desparramados en las pocas mesas y sofás. También mujeres mostrando más que el escote y piernas, bailando sensualmente alrededor de un grupo que se mantenía en una oscura esquina.

Yoongi se arrastró pegado por las paredes, donde el humo no llegaba. Como primer objetivo, se dirigió a la barra, para dar una imagen de una simple mujer sola en busca de un hombre el cual podía atenderla. Pidió un trago de whisky cuando dio su aparición el barman, al alejarse, dio su primera ojeada a todo el lugar nuevamente, examinado mejor los rostros de los presentes.

«Bingo» pensó al encontrar al jefe que estaba en el medio de toda esa ronda. Fue fácil localizarlo llevando en casi todo su cuerpo, accesorios brillantes que resaltaban con intensidad en ese oscuro lugar. Sonrió de un lado.

—Señor.—Llamó al barman, captando su atención en segundos.—¿Me cumpliría un favor?

[...]

El calvo hombre que descansaba en el sofá, riendo y charlando con sus compañeros y asistentes, mientras jugaban a las cartas apostando sus pertenencias, de repente, fue sobresaltado por el barman, quien le ofreció una copa de vino de parte de la mujer que con una sonrisa juguetona, lo observaba en la barra bebiendo de si propio trago.

—De parte de la señorita.—Anunció el hombre.

El jefe, con un brillo oscuro en los ojos, aceptó el regalo de ella. Regresó la mirada a Yoongi, y tomando de la copa, sonrió también embobado por la intuición que tuvo con sus intenciones. Cualquiera podría caer en la mirada lujuriosa de ella.

Después de media hora de haber recibido aquello, nadie supo cómo, pero el hombre dejando a su grupo, se acercó a Yoongi. Hablaron un rato, para tomar confianza el uno del otro, porque ambos estaban acostumbrados a cualquier tipo de saqueo o robo.

Primero fueron unos pocos roces de parte del viejo, pero luego, a Yoongi le dieron náuseas cuando comenzó a acariciar su muslo con recelo. Se aguantó sus ganas de pegarle una paliza. Este es su trabajo, debía resistir. La respiración aumentaba un tanto al recibir halagos más frecuentes del contrario. Pero ya. Daría el siguiente paso.

—¿Qué tal si vamos a otro lugar... más privado?— Con su pregunta, cautivó instantáneamente la ojeada de sus oscuros ojos, terminando con esa sonrisa que tanto odiaba.

—Por supuesto.— Afirmó.

Los dos lentamente, compartiendo sus miradas, se encaminaron por unos de los pasillos que no alcanzaba la luz, terminando en una habitación. La luz nocturna apenas penetraba aquel cuarto en el que se adentraron. Pues, parecía que el lugar fue diseñado para esto.

Yoongi, planeando aún todo, dejó su bolso a un lado de la cama, no muy lejos por si acaso, continuó empezando con un baile bastante sensual. Mientras el calvo lo esperaba sentado en la cama matrimonial, viéndose sus dientes amarillos y probablemente rotos. El peliazul echó una última mirada a la puerta que estaba cerrada, y por suerte ninguna sombra predominaba debajo de esta. Prosiguió con sus movimientos llegando hasta él, para apoyar sus suaves y finas manos en su asqueroso pecho. El hombre atrapado con todo de ella, se rió bajo.

Tomó una gran bocanada de oxígeno, y le brindó un pegajoso beso al mayor. Acomodándose en su regazo lentamente, movió sus labios sobre los ajenos con destreza. Lamiendo su belfo inferior con su juguetona lengua, pidió permiso para poder adentrarla a la contraria. Claro que el anciano la recibió con los brazos abiertos correspondiendo el beso con placer. Recorrió sus manitas por debajo de la gran espalda del hombre, haciéndolo jadear.

Las terribles olores difundían el olfato del menor, queriendo vomitar ahí mismo.

Para terminar con su misión, siguió con sus besos repartidos por el mentón, cuello, clavículas y pecho, mientras que con agilidad abría los pantalones. El calvo intentó también abrir los suyos, pero Yoongi no se lo permitió, apartándola. Simplemente siguió con sus caricias y paseando su lengua por el resto del cuerpo, hasta que por última vez, rozó sus labios con su pegajosa piel.

—El juego terminó, Bob...—Susurró contra su abdomen calmado sin que oyera el otro.

El vino contaba con una droga que causaba sueño, por lo que, el barman, antes de llevársela al hombre, le echó un poco. Ahora sus síntomas dieron resultado. El calvo se sintió de repente soñoliento, balanceándose de un lado a otro. No duró mucho cuando cayó rendido hacia atrás, con sus ojos entreabiertos. Yoongi, con su sonrisa triunfante, sacó de su bolso una navaja, y regresando a la cama, silenciosamente se la clavó en el pecho. En su corazón, para ser más exactos.

Todo salió de acuerdo a como lo calculó, agarrando nuevamente sus pertenencias y arrebatando algunas de Bob, para escapar por la ventana rota que se encontraba en la habitación. Como daba a los techos de las pequeñas y abandonadas casas, se escabulló por allí, sin causar ningún escándalo como pasaba algunas veces. Fue exitoso.

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