ONE SHOTS |TEEN WOLF|

By stark-GW

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Conjunto de historias cortas (one shots), sobre la serie televisiva Teen Wolf More

Bienvenida
| 001 | Derek Hale | Un siempre diferente
| 002 | Isaac Lahey | Lo merecemos
| 003 | Scott McCall | Mala idea
| 004 | Liam Dunbar | Grandísimo error 1/3
| 004 | Liam Dunbar | Grandísimo error 2/3
| 004 | Liam Dunbar | Grandísimo error 3/3
| 005 | Jordan Parrish | Autocontrol en peligro
| 006 | Theo Raeken | Eres igual a mí 1/2
| 006 | Theo Raeken | Eres igual a mí 2/2
| 007 | Brett Talbot | Lo que el barro logró
| 008 | Stiles Stilinski | El perro salvador
| 009 | Jackson Whittemore | Cita a ciegas 1/2
| 009 | Jackson Whittemore | Cita a ciegas 2/2
| 010 | Aiden Steiner | Caperucita feroz 2/2
| 011 | Derek Hale | Lo que más quiero 1/3
| 011| Derek Hale | Lo que más quiero 2/3
| 011 | Derek Hale | Lo que más quiero 3/3
| 012 | Isaac Lahey | Inalcanzable
| 013 | Scott McCall | No solo amigos
| 014 | Liam Dunbar | Solo te quiero a ti
| 015 | Jordan Parrish | Llamada de auxilio
| P01 | Derek Hale | Salvarte
| P02 | Stiles Stilinski | Gracias lluvia
| P03 | Peter Hale | Legal
| 016 | Theo Raeken | Vecino odioso
| 017 | Brett Talbot | Beso cliché
| 018 | Stiles Stilinski | Despertando con el enemigo 1/2
| 018 | Stiles Stilinski | Despertando con el enemigo 2/2
| 019 | Jackson Whittemore | El trato 1/3
| 019 | Jackson Whitemore | El trato 2/3
| 019 | Jackson Whittemore | El trato 3/3
| 020 | Aiden Steiner | Felicidad
| 021 | Derek Hale | El último sacrificio
| 022 | Isaac Lahey | Solo sexo 1/2
| 022 | Isaac Lahey | Solo sexo 2/2
| 023 | Scott McCall | Visitas
| 024 | Liam Dunbar | La ninfa
| 025 | Jordan Parrish | Familia
| 026 | Theo Raeken | Sólo por ti
| 027 | Brett Talbot | Sígueme la corriente
| 028 | Stiles Stilinski | Siempre has sido tú
| 029 | Jackson Whittemore | Marcando territorio
| 030 | Aiden Steiner | Salvaje
| 031 | Derek Hale | Cubriendo la espalda 1/2
| 031 | Derek Hale | Cubriendo la espalda 2/2
| 032 | Isaac Lahey | Lobo malo
| 033 | Scott McCall | Algo más
| 034 | Liam Dunbar | ¿Qué me hiciste?
| 035 | Jordan Parrish | Todo por ti
| 036 | Theo Raeken | Atrapada
| 037 | Brett Talbot | Eres por quien sonrío
| 038 | Stiles Stilinski | Cuidado con la cazadora
| 039 | Jackson Whittemore | No me cambies 1/2
| 039 | Jackson Whittemore | No me cambies 2/2
| 040 | Aiden Steiner | Menú
| 041 | Derek Hale | Comenzar de cero 1/3
| 041 | Derek Hale | Comenzar de cero 2/3
| 041 | Derek Hale | Comenzar de cero 3/3
| 042 | Isaac Lahey | Sabes que te quiero
| 043 | Scott McCall | Sorpresa matutina
| 044 | Liam Dunbar | Pequeña ayuda
| 045 | Jordan Parrish | Doble celebración

| 010 | Aiden Steiner | Caperucita feroz 1/2

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By stark-GW


*Editado*

Palabras: 2144

Categoría: +15

¿Un momento normal en sus vidas? Tres segundos aproximadamente. Ese era el tiempo que generalmente tenía la manada para comportarse como adolescentes normales sin ningún problema sobrenatural. En un corto plazo habían luchado contra una tanda de sacrificios humanos y a la par, con una jodida manada de alfas; ligeramente las cosas se habían solucionado, la culpable de los asesinatos había sido encontrada y la malvada manada de alfas se disolvió, por eso se disponían justo en ese momento a disfrutar de sus tres segundos de normalidad.

La morena de pícaros ojos se encontraba en casa de su alfa mientras esperaban al resto de su manada, era noche de películas y de conversaciones verdaderamente importantes en las que debían tomar grandes decisiones, una de ellas la tocaba ligeramente más.

— ¿Palomitas de maíz? —le preguntó Scott desde la cocina asomándose apenas por la puerta.

—Obvio —gritó Barbra desde el sofá. Podía ser una mujer coyote y comer conejitos, pero nadie podía resistirse a una gran cantidad de ricas palomitas de maíz con caramelo.

Mientras el reciente alfa verdadero preparaba la comida, la coyote buscaba entre las opciones una película para ver antes de que llegara Stiles, porque no estaba dispuesta a ver, de nuevo, la Guerra de las Galaxias. Estaba en eso cuando sintió vibrar su móvil en el bolsillo trasero de su pantalón, un mensaje. Seguro era Allison preguntándole si pasaba por ella, pero no, era un texto de Aiden.

"Tu olor está en mi cama", leyó y la sangre le hirvió por completo. Maldito gemelo que sabía cómo provocarla a la perfección, tanto así que unas ganas desmesuradas de correr hacia su departamento le golpearon el cerebro.

— ¿Todo bien? —le preguntó Scott a sus espaldas, Barbra saltó sobresaltada en su lugar, se había quedado como estúpida leyendo el mensaje una y otra vez—. Hueles a nerviosismo y ¿excitación?

Ella rápidamente guardó la evidencia en su bolsillo y guardó compostura—. Es por las palomitas Scotty, ¿quién puede resistirse a esta delicia? —mintió descaradamente como la profesional que era. No podía ser descubierta, por lo menos no por ahora.

—Nadie, supongo —soltó el hombre lobo confundido. ¿Excitación por unas palomitas de maíz?, era extrañísimo y obvio no le creía, pero su amiga era bastante reservada con todos sus asuntos así que prefirió no insistir en el tema.

Justamente esa –Aiden- era una de las grandes decisiones que debían tomar como manada esa noche, dejar o no dejar a los ex alfas gemelos malvados formar parte de su manada. Todos sabían que los Steiner los necesitaban más que nunca, tenían demasiados enemigos y como simples omegas no iban a sobrevivir, pero era normal y entendible la desconfianza hacia ellos; después de todo habían hecho cosas realmente horribles.

Sin embargo podía ser que la primera coyote de la manada hubiese confiado ligeramente en él antes, mucho antes, cuando era un total y ardiente chico malo. Ups, ella también había sido mala al ocultarle ese pequeño detalle a sus amigos, es que en ese entonces Aiden era solo una pequeña diversión de vez en cuando, bien, diariamente. ¿Pero qué podía hacer?, había sido inevitable; ellos se sabían entender demasiado bien y he ahí la razón de porqué su olor estaba en la cama del hombre lobo.

El problema, según ella, es que con el tiempo los sentimientos salieron a flote y ya no solo era diversión de tipo carnal, se querían mucho, y Aiden lo único que deseaba era poder formalizar todo con ella, ponerle un hombre a su relación y gritárselo al mundo, pero a Barbra le aterraba sobre todo por la reacción de su manada.

Pero ese no era un motivo para dejarlo fuera de la manada, cuando tuvieron que votar ella dio un rotundo sí; él y Ethan en serio estaban cambiando y no eran los chicos malos, o por lo menos no tanto.


|...|


Después de días de peleas, pros, contras, ventajas y desventajas, la manada decidió finalmente y se lo dirían a los gemelos esa noche en casa de Scott. Por otro lado Aiden también había tomado una decisión, sin importarle si eran o no aceptados él le diría al mundo que estaba completa y jodidamente enamorado de esa morena coyote.

Por ese motivo es que Barbra se preparó; ropa y personalidad seductora; para impedir lo que él fuera a hacer. Distracción se le llamaba. Arreglándose por última vez el escote de su blusa tocó el timbre del departamento y esperó un par de segundos. Aiden abrió la puerta con el torso desnudo, el cabello mojado y una toalla en la mano; tuvo que parpadear para descubrir que no era una visión de su imaginación, es que justamente había estado pensando en ella mientras se bañaba.

— ¿Me estabas esperando, delicioso? —inquiró ella guiñándole un ojo y recorriéndolo con su mirada de cazadora, él era la presa perfecta.

—Ho... —intentó saludarla luego de salir de su estupefacción, es que la coyote se dedicaba a tentarlo a diario, pero ella se lanzó directamente a silenciarlo con sus labios sobre los suyos apenas entró en la casa.

Aiden la atrapó gustoso en el aire y la estrechó entre sus brazos mientras correspondía el beso con el mismo ahínco y pasión. Barbra de una patada cerró la puerta y continuó devorando los exquisitos labios de su lobo.

Comenzaba el plan.

Sus manos se enredaron fuertemente en el cuello de Aiden con su cuerpo presionado y restregándose contra él, las manos para nada lentas y tímidas del lobo acariciaban el cuerpo de ella hasta llegar hacia su trasero, el que estrujó y apretó contra su entrepierna. Barbra sonrió sobre sus labios porque Aiden ya estaba perdido, abrió levemente los ojos y miró por el rabillo en busca de un lugar donde caer con él, guiándolo con dificultad cayeron en el sofá de tres puestos de la sala y cayeron ahí, él de espalda y ella encima.

Al caer Aiden se separó del beso, sonrió y rio divertido por la intensidad de su chica, pero tenía intenciones de hablar cosa que ella captó al instante, y hablar significaba salir del departamento para enfrentarse a la manada cosa que Barbra no quería por lo que lo volvió a silenciar. Beso a beso desde el esculpido estómago de Aiden fue encaminándose hasta su cuello, su punto débil. El moreno gruñó de placer y echó su cabeza hacia atrás para darle un mejor acceso mientras con sus manos no dejaba en paz el redondo trasero de la morena que estaba sentada a horcajadas sobre él.

Con las manos recorrió sus hombros, su pecho; con la boca y la lengua se entretuvo en el lóbulo de su oreja mientras lo escuchaba gruñir desesperado. Ese hombre era celestial y era solo de ella, estaba en el paraíso; pero Aiden frustrado, Barbra aún tenía toda la ropa en su cuerpo, podría haber sacado las garras y desgarrado la blusa de seda, pero recordó esa pequeña cosa importante que estaba esperando por ellos.

—Espera, espera —murmuró con la poca fuerza de voluntad que encontró en su conciencia. Ella gruñó y se dejó apartar de mala gana.

— ¿Tenemos que ir? —inquirió—. ¿No nos podemos quedar aquí —exclamó entre besos y con la voz más melosa y seductora que encontró mientras acariciaba suavemente el pecho de Aiden.

— ¿Intentas seducirme y no ir? —preguntó el lobo divertido enderezándose en el sofá y abrazándola por la espalda.

— ¿No resultó? —preguntó haciendo un puchero y enredando sus manos en el cuello de Aiden y entreteniéndose con su corto cabello, la piel de su nuca se erizó y luchó por buscar fuerza.

—Caperucita quiere ser comida por el lobo —dijo divertido, Barbra asintió juguetona y se restregó sobre su regazo para causar una deliciosa fricción. Aiden gruñó y casi enterró sus garras en la cintura de la coyote—. Vaya que sí resultó, la parte de seducirme, pero debemos ir. Ethan me ha llamado cinco veces, tenemos que escuchar lo que Scott tiene que decir —murmuró con nerviosismo, apartando un poco el cabello que su chica tenía en la cara y poniéndolo detrás de su oreja.

Aquel simple gesto derritió su salvaje corazón, por cosas así es que no solo se habían quedado en tener sexo sin compromiso, Aiden era demasiado lindo, tierno, preocupado y cariñoso.

—Los va a aceptar, ya lo hizo —soltó sin darse cuenta. Aiden abrió los ojos pero luego respiró con alivio—. Solo no entiendo por qué apurar lo nuestro —exclamó como una total niña mimada y berrinchuda.

—Porque quiero que todos lo sepan —le dijo acariciando su mejilla—. Vamos y luego podemos volver aquí y...

— ¿Y por qué no nos quedamos y ya? —ronroneó la morena batiendo sus largas pestañas, la batalla comenzaba de nuevo. Volvió a besar el cuello de Aiden esta vez un poco más brusco y duro.

—Juegas sucio bebé —gruñó el lobo—. Soy solo un pobre hombre, no me puedo resistir a esta deliciosa caperucita feroz —dijo lastimeramente, pero actuó. Con un rápido movimiento se levantó del sofá con ella en brazos e invirtió los papeles quedando encima de ella, la besó duramente mientras le quitaba sus prendas superiores, con la blusa fuera se encontró con el maldito sujetador más sensual de toda la galaxia, era de encaje color rojo, y jodidamente transparente—. Mierda —gruñó con dolor, como si su visión lo estuviera lastimando de alguna manera.

No entendía como ella era tan sensual y ardiente, menos entendía como se había fijado en él, lo que sí entendía es que era un maldito con suerte y por eso quería decirles a todos que estaban juntos, que eran pareja y que haría cualquier cosa por ella.

Sin embargo la coyote era una mujer inteligente que había hecho bien su trabajo cuidando de cada detalle para embaucarlo sin errores, ese sujetador no era casualidad. Barbra sonrió complacida y satisfecha al ver esa mirada en el rostro de su lobo feroz.

Ahora era el turno de Aiden de torturarla, la besó corta pero profundamente en los labios y comenzó con su camino guiado por su lengua, un beso en su mandíbula, otro en el cuello, beso tras beso hasta llegar hacia sus pechos. Acunó uno con la mano que no estaba afirmando su peso y acercó su boca a él, para por encima de la transparente tela de encaje darle alcance al pezón con sus labios. Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Barbra hasta terminar en su centro, gimió complacida, sabía que ese era su castigo por haber sido una chica mala.

Con los dientes Aiden corrió la tela y lo liberó por completo, su lengua contorneó la forma despacio y sin apuro, torturándola con calma. Cuando iba a por fin echárselo por completo a la boca su móvil comenzó a sonar en el bolsillo de su pantalón. Barbra echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos cabreada, Aiden gruñó, literalmente gruñó con lobo frustrado, sacó el móvil, contestó y se lo llevó a la oreja.

— ¿Qué? —soltó sonando su voz más ronca y jodidamente sexy para ella. Barbra se incorporó en su lugar dejando a Aiden ahora sentado a horcajadas arriba de ella. Puso oído al asunto, era Ethan exigiéndole a su gemelo aparecer en el lugar acordado, pero ella no iba a permitir que eso sucediera por lo que rápidamente pegó su boca al torso de Aiden y lamió hasta llegar al borde de su pantalón. Él la miró con ojos suplicantes pues sabía lo que se le venía encima.

El botón fue abierto junto con el cierre, su lengua delineó el límite del bóxer negro por un momento y sus manos le ayudaron a bajar un poco los pantalones. Esas mismas manos juguetonas, mientras Barbra seguía lamiendo y besando el esculpido abdomen, comenzaron a acariciar suave y pausadamente el bulto que esperaba con ansias ser liberado y que ya estaba duro.

—Mierda —gruñó Aiden al sentir como los labios de Barbra acariciaban su bulto por encima de la tela—. No, no pasa nada... Sí, estoy bien... —gimió alto cerrando los ojos y dejándose llevar por completo al infierno donde ella lo estaba conduciendo—. No te interesa ni mierda Ethan —gruñó. Ella estaba jugando demasiado sucio, además estaba ganando. Con los dientes bajó al fin la tela liberando la presión y nada detuvo a su lengua de acariciar por completo la longitud del lobo hasta llevárselo por completo a la boca—. Oh mierda —gimió alto—. Lo siento hermano, no puedo ir. Tengo algo importante que hacer —escupió velozmente y cortó.

Esa caricia con la lengua húmeda lo hizo perder la cordura, la razón y la humanidad; ahora la parte salvaje lo dominó. Aiden lanzó el móvil a cualquier lugar, destrozó las prendas de Barbra y se dedicó a hacerla suya toda la jodida noche. Finalmente Barbra consiguió lo que quería, más tiempo.

¡Hola hola!

Este es uno de mis favoritos!! :)

*Próximos OS:

-->Derek Hale

-->Isaac Lahey

-->Scott McCall



Espero su voto y comentarios, me harían muy muy feliz!!

Denle a la estrellita

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