¿Pensar cómo humanos? Para ser precisos ¿Cómo esos bárbaros? La sola idea le causó repugnancia al dragón, y consideró a Hiccup loco por tan sólo haberlo sugerido; sin embargo, los ruidos de la batalla, las explosiones, los gritos de su amiga nadder lo pusieron a reflexionar. ¿Acaso esas criaturas o los mismos dragones eran diferentes de los humanos? Se volvió hacia los diferentes puntos de la batalla para verlo por si mismo: aves, osos, pixies, duendes, lobos, todos atacándose los unos a los otros, haciendo todo lo contrario a lo que le habían contado alguna vez.
Por los cuentos que le había dicho su padre cuando era pequeño, había creído que antes esa isla, "Vanaheim" era la utopía de toda criatura mítica antes de la llegada de los humanos; pero ¿y si no había sido así? ¿Qué tal si esas criaturas siempre habían ocultado su verdadero sentir, forma de ser y ambición? Tal vez los humanos solo habían hecho lo que ellos no se habían atrevido a hacer en esos tiempos; pero ¿qué había con el dios Amaru?, ¿entonces porque lo habría ayudado a él y no a los demás? ¿cuál había sido el propósito de todo el embrollo de la maldición de la bestia? ¿Realmente había sido necesario?
—Toothless...—llamó Hiccup a verlo ensimismado.
El furia nocturna se sacudió saliendo de sus pensamientos y asintió, después de reflexionarlo, se dio cuenta que en ese momento no necesitaba encontrarle sentido a su existencia y a la de los demás, lo más importante era proteger a los suyos, a su familia.
—Está bien amigo. ¿Qué es lo se te ocurre?
—Veamos. —Hiccup lo pensó. —Por loco que te parezca, había escuchado hablar de estás criaturas en los relatos que mi madre y mi amigo Gobber me contaban, y suponiendo que los bárbaros del pasado también habían escuchado hablar de dichas criaturas o encontraron un modo de...
—Muy interesante Hiccup, no quisiera apresurarte... ¡Pero quisieras darte prisa! ¡Se acercan los gigantes de barro y se ven asquerosos! —alertó el dragón la cercanía del enemigo.
—Eso es...—gritó Hiccup. —¡Son de barro no solido! Toothless hay que hacer que sean más sólidos para que no puedan moverse.
—No entiendo nada de lo que dices...
—Escúchame, es como cuando nosotros los humanos, hacemos nuestros utensilios de barro, para que no quede muy flácido mezclamos todos los ingredientes hasta que quede una consistencia sólida, ¡lo mismo debemos hacer con esos gigantes!
—Entiendo el punto... pero ¿cómo lo haremos?
—Necesitamos tierra... de preferencia que este muy seca y fuego, mucho fuego para que el agua que haya absorbido se seque más rápido; y sé quienes son los más indicados para ellos.
—Igualmente yo amigo...—sonrió Toothless comprendiendo poco a poco el plan. —¿Qué hay de las aves?
—Así como hacen los cazadores, debo decir lamentablemente que debemos darles con flechas o cosas puntiagudas que las puedan inmovilizar, o las puedan ahuyentar, ya que creo que se están zafando muy bien del fuego. —explicó viendo como a lo lejos las aves esquivaban con gran facilidad los ataques de los cremallerus y pesadillas. —Y creo que lo mismo debemos hacer con los osos y lobos.
—Entiendo y ¿los duendes?
—Gobber una vez me dijo que estos le temen al hierro... bueno, creo es que momento de averiguarlo.
—¡Entendido ¡Eso si es un plan! ¡hay que intentarlo! ¡Iré a avisar a los demás!
El furia nocturna extendió sus alas con la intención de alzar el vuelo, pero al solo agitar las alas y moverse unos centímetros de su lugar cayó torpemente al no encontrar coordinación aun con su prótesis puesta.
—Pero ¡¿Qué?! —se giró hacía su cola viendo que el prototipo se había cerrado con el movimiento.
Hiccup rápidamente acudió con él.
—Ay no, se cerró... debió ser el brusco movimiento. —dijo mientras la volvía a abrir. —¡Inténtalo de nuevo!
Toothless intentó retomar el vuelo, pero casi caía al vacío ya que la prótesis se volvió a cerrar en pleno despegue.
—Hiccup... ¡Esta cosa no funciona!
—Déjame revisarla. —Pidió el herrero poniéndose entre la cola del dragón para tratar de reacomodar la prótesis de manera que no se cerrara.
Pero Toothless estaba perdiendo la paciencia, los gigantes se seguían acercando y podía ver como Stormfly seguía atacando con todo lo que tenía, pero lo que terminó por colmar su paciencia fue cuando uno de estos abofeteó a su amiga y la tomó entre su lodosidad para matarla.
—¡Stormfly!
Y sin siquiera pensarlo, se lanzó de nuevo de la torre, con Hiccup encima que aun no terminaba de hacerle ajustes a la cola.
—¡Ahhh!... ¡¿qué te pasa?! —gritó este aferrándose a la cola y sintiendo un vértigo al sentir como ambos caían.
—No, no, no...—trataba Toothless de aguantar el vuelo. —¡Tengo que salvarla!
Sin embargo, inevitablemente ambos estaban cayendo, Hiccup al darse cuenta de que de nuevo era por causa de la prótesis, se estiró lo más que pudo para alcanzarla; al hacerlo la abrió, e inesperadamente él y su amigo dejaron de perder altura.
—¡Estoy volando! —Escuchó decir a Toothless.
Hiccup sintió un nudo en el estómago, tanto por el susto como por la altura que estaban ahora tomando. ¿él también estaba volando?
—¡Amigo, sujétate bien y mantén esa cosa abierta! —ordenó el dragón yendo en dirección a los gigantes.
El herrero estaba más que fascinado y a pesar de las condiciones tan inseguras en las que se encontraba, se aferró en su labor y ayudó a su amigo dragón a mantener el vuelo.
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Los nadders empezaban a caer como moscas, ninguno podía detener el paso de los gigantes de barro que tomando ventaja del agua que corría por el rio camino al castillo se iba acrecentando más.
La furiosa Stormfly había tratado por todos los medios de detenerlos, y en su ira trató de embestirlos, pero estos sólo abrían huecos entre sus cuerpos por donde ella salía sin que pudiera hacerles algún rasguño; entonces les lanzó todo su potencial de llamaradas, notando en el ataque que el agua absorbida se secaba, sin embargo le estaba costando mucho de su fuego interno, muy apenas había podido secar el dorso de uno de sus enemigos cuando se quedó sin fuego y con ello a la deriva de sus ataques, el gigante al que había atacado la golpeó pero antes de dejarla caer la tomó entre sus lodosa y recuperada mano y la envolvió entre ella con la intención de ahogarla; era el fin, pensó la atrapada nadder.
No podía respirar, muy apenas podía escuchar los ruidos del exterior, como su equipo la llamaba y atacaba a los enemigos para después escuchar algo diferente, ese singular sonido.
—¿Toothless? —susurró a punto de perder el conocimiento.
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—Ya casi...—Calculaba Toothless para disparar al gigante que tenía atrapada a su querida nadder. —¡Ahora!
Disparó, y el fulgor de la plasma salió en dirección al pecho del gigante, pero este, al igual que como había hecho con la dragona, sólo abrió un espacio entre su cuerpo para que el ataque pasara y destruyera lo que había detrás de él.
—¡¿Se pudo?! —preguntó Hiccup tratando de ver lo que pasaba, aunque su respuesta fue respondida al ver a su enemigo intacto.
—Tengo que sacar a Stormfly de ahí. —gruñó el decidido furia. —Hiccup prepárate... haremos algo muy arriesgado.
El herrero tragó saliva, pero asintió de igual forma decidido. En ese momento el furia nocturna aumentó su velocidad, y a pesar de que no tenía mucho equilibrio se dirigió a un punto en especifico: la mano del captor de su amiga. Posicionándose como si de un misil viviente se tratara, voló para estrellarse violentamente con el único punto que sabía estaba solido gracias a la nadder que aguardaba.
Entró en la lodosa mano del gigante, y con la velocidad que llevaba logró sacar de un empujón a Stormfly de entre sus garras, la nadder aguantó el impacto y salió disparada de la trampa de su enemigo, cayendo en dirección al lago.
Hiccup y Toothless también salieron todos enlodados y al ver que Stormfly no reaccionaba y caería en el agua se apresuraron a su rescate.
—¡Sostente Hiccup, tendremos una caída dura! —advirtió la furia nocturna al sentir que de nuevo no tenía el total control de su vuelo, no por la prótesis si no por los desperdicios del gigante que pesaban sobre sus alas.
Hiccup hizo caso, y se sostuvo con fuerza sin dejar la prótesis que estaba toda llena de lodo.
—¡Ya mero llegamos!
Y cuando alcanzaron a la nadder, Toothless extendió sus alas y enrolló como pudo a su amiga con estas, y protegiéndola de esta manera, los tres cayeron al agua.
Por breves segundos, parecía que nada resurgiría de esta, pero pronto el agua se empezó a agitar mostrando a dos revoltosos dragones que apenas se podía equilibrar en medio del agua y recuperaban la respiración.
—Toothless... tú... me salvaste. —dijo la dragona viendo a su salvador frente a ella y sintiendo una intensa atracción hacia él.
—Eh... bueno...—sonrió el fura con su chimuela sonrisa. —Eres mi amiga...
—Oh...—suspiró la nadder sintiendo un poco de decepción.
—Es decir... eres mi amiga... eres... alguien muy importante para mí... eres...
—¡WOW, ESO ESTUVO INCREIBLE! —Resurgió Hiccup del agua, entre ambos dragones.
—Ahh... Hiccup "arruina momentos" —pensó el furia gruñendo, pero feliz de verlo ileso.
—¡Hiccup, tu también me salvaste! —admiró la nadder y restregó su cabeza con él.
—¡¿Qué?! —gruñó Toothless con una vena resaltada.
—Así es, Toothless me lo rogó, porque eres más que su amiga. —cometió Hiccup una pequeña indiscreción mientras la acariciaba.
La nadder se volvió hacia el furia nocturna que en ese momento se hizo el desentendido, lo miró con sospecha, suponiendo de que se trataba y feliz por descubrirlo, pero de cierta manera impaciente por que su "amigo" no se atrevía a decirlo.
Sin embargo, los gruñidos de la batalla a lo lejos alertaron a los tres, ahora hasta a los lobos podían escuchar aullar.
—Astrid aún necesita ayuda. —murmuró Hiccup ahora siendo él el preocupado.
—Pero ¿cómo los detendremos? Muy apenas podemos con los gigantes.
—No te preocupes por eso Stormfly... Hiccup ya lo tiene planeado ¿no es así?. —Dijo Toothless viendo al muchacho con complicidad.
—Sí, para derrotar a todos enemigos, debemos cambiar de estrategia. —dijo el sonriente herrero con su plan en mente.
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Por el lado sur, los pesadillas y cremallerus se enfrentaban a todas las aves de diferentes tipos que los picoteaban y no les permitían volar con libertad; a pesar de que estos atacan con fuego no era suficiente para la increíble coordinación que tenían las aves, que atacaban en conjunto y no de uno en uno; pronto los equipos de ambas especies empezaron a flaquear antes sus ataques.
—¡Ay... que molestos son! —Se quejó el cremallerus intentando atacar, aunque fuera a uno de ellos.
—A este paso nos vencerán y se acercarán al castillo. —Dijo Hookfang viendo que poco a poco las aves los iban arrastrando al centro.
—¡Oigan ustedes! —escucharon ambos de repente.
Los dragones apenas pudieron voltear cuando varias espinas de nadder pasaron a sus extremos en dirección a las aves que no anticiparon ese ataque y se dispersaron mientras que las heridas caían.
—¡Stormfly, ¿qué haces aquí?! —exclamó Hookfang por la intervención inesperada de su amiga que venía con los otros nadders.
—Cambio de planes y papeles, ustedes vayan con los gigantes y hagan su muro de fuego. —ordenó la dragona posicionándose junto con su equipo a las aves que también se preparaban para el contrataque —Nosotros nos haremos cargo de ellos.
Tanto Hookfang, como Barch y Belch no supieron como reaccionar ante aquello, pero cuando la nadder les gritó que se fueran a donde les había dicho, ordenaron a su equipo volver con ellos para ir en dirección a los gigantes.
Sin embargo, los enemigos no se lo iban a dejar tan fácil, antes de que pudieran todos irse de ese campo de batalla atacaron por la espalda a una pesadilla que iba en la última línea de la formación.
—¡Oye, ¿qué te pasa?! —gruñó Hookfang al ver a un miembro de su equipo atacado, se prendió fuego y se lanzó al ave de rapiña que no soltaba el ala de la pesadilla. —¡Déjala en paz! —exigió empujando al ave que volvió a su formación. —¿Estás bien?
La pesadilla de colores rojizos tornasoles, aunque estaba cansada y herida, recuperó su vuelo y volvió su vista a su salvador, notando y sintiendo algo dentro de ella que jamás había sentido por otro dragón. Pasando lo mismo con Hookfang, que al principio se sintió algo extraño, pero que definitivamente le estaba gustando.
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Una vez que los cremallerus y pesadillas se fueron a nueva posición, Stormfly se pusieron en formación para atacar a las aves con la misma coordinación, tal como se lo había explicado Hiccup, jugarían su propio juego empezando por llevárselos lejos del castillo, dejaron que las aves las persiguieran, pero en la persecución los iban alejando; las aves dándose cuenta de las intenciones de estas comenzaron a rodearlas en una gran circulo.
La nadder sonrió para sus adentros, pues era justo con lo que esperaba.
—¡Nadder a sus posiciones!
Con la orden dada, los dragones hicieron una fila vertical, con la cabeza en la punta de la cola del que le seguía; las aves al no saber que pretendía se lanzaron al ataque.
—¡Tornado de espinas! —gritó la nadder una vez que los vio cerca.
A gran velocidad, todos los nadders empezaron a girar expulsando sus espinas cubriendo de esa manera cada punto de ataque de las aves que no pudieron salvarse ni tenían por donde ir, ya que ahora eran estos los acorralados. Antes el insistente ataque de los nadders que siguieron con la misma coordinación, las aves que no habían caído optaron por irse lejos de ahí. Se habían rendido.
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Volviendo con el equipo de cremallerus y pesadillas, estos se encontraron con Hiccup y Toothless y estos les dieron las instrucciones debidas, primero desviar la corriente del rio y por supuesto provocar el enemigo (su especialidad)
Para esto se dividieron en grupos, unos se encargaron de desviar la corriente y otros de detener el paso de los gigantes.
—Nuestro momento ha llegado. —Pensaron Barf y Belch, cuando los encargados del rio, cortaron el suministro de los gigantes. —¡Ahora!
Un grupo de cremallerus ayudados por los pesadillas cavaron unos pozos en la tierra, cuando los grupo de gigantes se acercó y cayeron en los pozos lanzaron el polvo sobrante sobre sus patas de manera que quedaron estancados.
Al estar atrapados, todas las cabezas de gas de cremallerus, extendieron sus gases tanto por atrás como delante de estos gigantes, que al verse amenazados intentaban golpearlos, pero el gas se volvió sumamente denso que muy apenas se podían ver los dragones entre sí, y cuando los menos lo esperaron toda esa zona explotó y se volvió no sólo un muro de fuego si no dos y entre estos estaban los gigantes incendiándose. Los pesadillas cooperaron e incrementaron la temperatura con su fuego. El tiempo de cocción que le dedicaron a los gigantes fueron por un par de minutos, cuando Hookfang, Barf y Belch los consideraron prudente, cesaron el fuego y admiraron asombrados el resultado de su trabajo en equipo.
Los gigantes habían quedado en un estado sólido, tal como dijo Hiccup que pasaría.
—¡Increíble! —Exclamaron ambas cabezas del cremallerus.
—¿Se murieron? —preguntó Hookfang volando muy cerca de uno de ellos, y al hacerlo golpeó levemente a uno con su ala, lo que provocó que este cayera y se llevara a los demás gigantes que estaban delante de ellos, quedando todos destrozados en tierra.
—Creo que sí. —Dijo Belch, viendo todo el destrozo que Hoofang había provocado.
Sin embargo, algo en particular llamó su atención, pequeños y flacuchos seres salieron de entre los escombros de los gigantes; gritando con un tono de ardilla "¡Nos las van a pagar!"
—¿Qué son esas porquerías? —preguntó Hookfang bajando junto el cremallerus.
—¿No nos digan que ustedes son...? —quiso reír Barf.
—¿Los gigantes? —completó Belch estallando en carcajadas.
—¡Sí, y no se saldrán con la suya! —amenazó uno de los pequeños seres.
—Vamos a darles entonces a esos enanos. —amenazó Hookfang prendiéndose así mismo fuego.
Los pequeños seres se asustaron, y no sólo por el pesadilla, sino por todos los dragones que los empezaron a rodear.
—¡Huyamos! —chilló uno corriendo de forma disparada.
—¡Sí, acabo que no queríamos vivir aquí! —se escuchó decir a otro.
—¡huyamos, huyamos! —gritaron los demás.
Los dragones les abrieron paso, no tomarían ventaja de su pequeño enemigo, pero definitivamente les habían dado una lección que nunca olvidarían.
Una vez que se fueron los pequeños, todos los dragones se empezaron a felicitar por su gran hazaña, Barf felicitó a su otra mitad, enrollándola con su cuello, cuando sintió que era diferente a como generalmente era.
—Mmmm oye...
Esa no era la voz de su compañero de cuerpo, ¿entonces a quién había abrazado? se separó y vio que se trataba de otra cabeza de un cremallerus azulado, se sintió raro, pues era la cabeza de una dragona que también se le quedó viendo extraño, y con tanta rareza mejor optaron por buscar a sus contrapartes del otro lado, encontrándose con que estas también se habían confundido y estaban en medio de un amistoso abrazo.
—Eh... Barf. —carraspeó el apenado Belch a su cabeza/hermano.
Este abrió sus ojos al detectar que al parecer no era su hermano al que estaba abrazando y quedó petrificado al ver a la otra cabeza azulada del cremallerus que de igual manera lucía apenada y le hacía ojitos extraños, pues un sentimiento extraño empezó a surgir entre ellos.
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En el centro del castillo, los planes de Hiccup seguían siendo muy efectivos, pues en cuanto le dijeron su plan a Meatlug y a su equipo, estos empezaron a espantar a los duendes con el hierro que encontraron entre la chatarra de los humanos.
Toothless y Hiccup ayudaron en aquella labor, vistieron a los gronckles con las chatarras como si de adornos se trataran y ellos mismo hicieron los mismo con sus cuerpos, y juntos espantaron a los duendes que parecían tener fobia de sus atuendos; era casi cómico ver como estos se iban despavoridos por sólo ver, oler y sentir el hierro cerca de ellos, el herrero quedó impresionado con todo lo que sucedía pues Gobber siempre había tenido la razón en absolutamente todo; además de que comprendió porque a los bárbaros no se les había dificultado mucho conquistar ese sitio.
—¡Ganamos! —celebró Toothless cuando lograron llevar a todos los duendes a la frontera de lado este.
Todos los gronckles empezaron a celebrar ruidosamente y se felicitaron entre ellos, Hiccup se sintió feliz por cada uno de esos dragones, aunque rápidamente su perspicacia notó algo en particular y el ambiente lo empezó a sentir con una aurora totalmente diferente a la del momento de la batalla.
¿Qué era aquello?
Observó con curiosidad que absolutamente todos los gronckles parecían estar encantados con otro de su misma especie, estos dragones se miraban como si cada uno hubiera encontrado a ese ser especial era como si ¿estuvieran enamorados?, ¿Era eso? Hiccup no comprendía, pero hasta Meatlug parecía haber caído en una especie de trance ya que se le estaba quedando viendo bonito a un Gronckle color verde (Destrozo si bien se acordaba del nombre de ese dragón) que la veía de la misma forma y parecían compenetrarse muy bien con ella.
Era demasiado extraño. Se sacudió tratando de concentrarse y tratar no pensar por el momento en eso pues habían ganado la batalla más no la guerra, aún faltaba el lado difícil: el norte.
—¡Chicos, chicos! —llamó a los dragones enamorados y a Toothless que aún estaba gritándoles groserías a los duendes que ya iban muy lejos. —Todavía nos queda un lugar que proteger, el lado norte aún necesita nuestra ayuda.
El furia nocturna fue el primero en acercarse al preocupado herrero, la euforia por las recientes victorias lo habían hecho olvidarse de aun no terminaban del todo con la batalla.
—Astrid de seguro nos necesita Toothless...—comentó el preocupado Hiccup.
—¡No te equivocas! —Escucharon de repente.
—¿Branch? —reconoció el furia nocturna al pequeño troll que corría cansadamente hacia ellos.
—¡¿Qué pasa Branch? —preguntó Hiccup tomándolo en su mano para ayudarlo. —¿No estaban en el buker?
—Fue destruido, pero no importa eso...¡la reina Astrid, Poppy y los demás están en problemas!
Continuará.
Ahhh ya quiero terminar con esta parte, pero es seguro que ya la próxima si sea el final, sólo queda un lado que combatir, además de las estatuas. Si se preguntan porque la parte de Meatlug fue corta, debo decir que porque los gronckles me aburren un poquito, y Meatlug creo que siempre tiene más protagonismo que Hookfang y el cremallerus en la serie, y a parte leí por ahí que los duendes le tienen miedo al hierro, era eso o los tréboles de cuatro hojas XD.
Como spoilers les puedo decir que:
Astrid más se enamorará de nuestro querido herrero, y Hiccup notará al menos dos particulares en ella: sus ojos y como su piel se torna más azul de lo normal ¿Pero la causa la sabrá? Lo tendrán que averiguar. XD
A los seguidores, favoritos, lectores anonimos hasta la próxima.
24 de junio de 2018