〘 O5. VOLVERÉ 〙
༆
JESSICA SE APRESURÓ ha llegar hasta el ascensor; debía de llegar a la sala de mandos, debía de acabar con todo aquello. Estaba desconectada, enfadada y molesta por lo que acababa de suceder; lo peor de todo, es que podría haberlo visto venir... aquella cosa no era un dinosaurio. Debió de haberlo intuido.
Owen, a su lado, parecía estar en el mismo estado, tal vez, incluso peor que ella; mezclar varias razas de animales, creando híbridos, nunca solía ser buena idea... por muy tentador que resultara.
Las puertas del ascensor se abrieron de pronto, permitiendo a ambos el acceso a la sala. Todos seguían como si no hubiera ocurrido nada, sin embargo, en el fondo tenían claro que una amenaza caminaba por el parque.
—Su placa, por favor —pidió el guardia, que había retenido a Owen, al notar que aquel hombre no había estado nunca allí. Poco le importó lo que le pedía, pues siguió adelante; Claire se había girado hacia ellos, logrando un atisbo de felicidad en su rostro, pues su hermana menor estaba bien y no había sido otra más de las víctimas del Indominus —. ¡Señor, enséñeme su placa!
—¡¿Qué coño ha pasado?! —exclamó, hacia Claire, ignorando por completo al hombre. Jessica, concentrada en lo que las pantallas mostraban, bordeó los controles, acercándose un poco más. La escena que habían visto minutos atrás, cuando ella y Owen llegaban en el coche, volvió a aparecer; entonces se giró.
—Claire, ¿por qué mierda hay cámaras térmicas por todo el cercado? ¡¿Por qué esos hombres no han sido autorizados por mí?! ¿Qué estáis haciendo? —intervino, furiosa. Claire no pudo hacer más que apartar la mirada; había tenido que hacerlo, por su seguridad... por la de todos.
—¡No pudo desaparecer! —gritó Owen. El guardia tomó su papel de seguridad, cogiendo por los hombros al hombre; él simplemente le apartó de un golpe brusco, esperando una respuesta que viniera de Claire, o de Masrani, quien también se encontraba. Solo quería respuestas, y Jessica estaba en las mismas.
—Sin duda se ha tratado de... una avería técnica —habló. Owen y Jessica estaban estupefactos; ¿una avería técnica? Estaba claro que eso no era lo que pasaba, ellos lo sabían. Habían ido, literalmente, a una cita con aquel depredador... y no es que hubiera sido de lo más agradable.
—¿Acaso no lo ves? —preguntó irónicamente Jessica, acercándose a su hermana.
—Hizo las marcas en la pared, quería que creyéramos que había escapado —siguió Owen, enfadado.
—Oye Señor Grady, estamos hablando de un animal —mencionó Claire, mirando ahora al hombre. Jessica no daba crédito a lo que decía su hermana; ¡había visto de que era capaz! Y lo estaba ignorando, hacía como si nada hubiera pasado.
—¡Con una inteligencia fuera de lo común! —contradijo Owen.
—Baliza a cuatrocientos metros... —informó Vivian, que atrajo todas las miradas del grupo, pues se encontraba hablando por la radio con uno de los hombres que habían mandado a la misión. Jessica se centró en la pantalla; no pudo controlar el inesperado hueco de vacío que se formó en su interior, al comprobar que sus hombres, sus amigos, compañeros, ahora estaban arriesgando sus vidas para nada.
—Llevan munición no letal... —murmuró Jessica, junto a Masrani, sin dejar de apartar su verdosa mirada de aquella escena. No iban a salir de allí, era una sentencia de muerte. Y nadie se daba cuenta de aquello... salvo Owen y ella.
—Hemos invertido veintiséis millones de dólares; no se la puede matar —negó Masrani. Owen, instintivamente, dirigió sus verdes ojos en dirección a aquella pelirroja, aquella que le volvía loco sin que lo supiera; se sintió mal al ver su semblante serio... todo su equipo, a los que conocía, todos morirían.
—Esos hombres morirán, Simon —volvió a susurrar. Él mencionado la observó unos segundos, aquella mirada tan oscura que ahora alumbraba su rostro. Aquello no era típico en ella, por eso, por eso se cuestionó realmente lo que estaban haciendo.
—Baliza a trescientos metros.
——Tiene que cancelar esta misión —intentó Owen —. ¡Ordénelo, cancele la misión!
—¡Tu aquí no tienes ninguna autoridad! —replicó Claire, interviniendo. Ella creía que sí había una oportunidad, por más que Owen, o que Jessica, le dijeran... Estaba muy equivocada, y eso traería consecuencias.
—¡Pero yo sí! —exclamó su hermana, enfrentándola; Masrani ya no sabía que hacer... no sabía que era lo correcto, no lo sabía —. ¡Claire, los vais a matar; todos morirán si no lo paramos!
Pero, cuando eso fue dicho, era demasiado tarde. Los hombres ya estaban en posición, preparados para que la bestia saliera. Confiaban en que podrían vencerle. Hammada, el soldado al mando de la misión, se acercaba sigilosamente al pantano en el cual se encontraba la señal localizadora del Indominus. Se agachó, cuando encontró lo que parecía la carne del dinosaurio, en el agua.
—La sangre aún no se ha coagulado; está cerca —informó, enseñándolo a la cámara.
—¿Y eso qué es? —preguntó Masrani, sin apartar los ojos de aquella cosa, pues de ella sobresalía un pedazo de metal.
—Su implante localizador; se lo ha debido de arrancar —murmuró Owen, acercándose más, para poder verlo detalladamente.
—¿Cómo ha sido capaz de hacerlo? —cuestionó, aterrada, Claire.
—Sabía donde se lo habían puesto... —afirmó Jessica, negando con su cabeza repetidas veces, horrorizada; era más peligroso de lo que pensaba.
Y fue ahí, en aquel mismo momento, cuando unas ramas crujieron, sobresaltando a todo el equipo, lo que hizo que se pusieran en modo defensivo. Pero, cuando el Indominus se dejó ver entre los árboles, quedando visible que podía camuflarse, toda la confianza que tenían se fue a la mierda.
Luego, solo se escuchaba, pues las cámaras iban apagándose una por una, los gritos, los disparos, las súplicas... era inútil, ya sabían que todo aquello pasaría, y aún así, los habían mandado ahí, sin tener la aprobación de Jessica.
Y la pelirroja, solo centraba su mirada en la pequeña pantalla que mostraba el estado de vida de cada hombre; uno tras otro, se iban apagando. Uno tras otro, ya todos habían muerto..., habían sido cazados por ese híbrido. Nunca había sido sentimental, nunca dejaba ver sus sentimientos, pero Jessica no evitó que una lágrima resbalara por su mejilla ante todo aquello... ante todo lo perdido.
Claire apartó la mirada; todos se encontraban en silencio, fijos a las pantallas que emitían una señal cortada por parte de las cámaras que los soldados llevaban. Masrani se llevó las manos a la boca, sin poder reaccionar de otra manera.
—Desalojad la isla —ordenó Owen, firmemente; el silencio siguió, no podían reaccionar. No sabían cómo reaccionar.
—Nunca reabriríamos... —susurró Claire, con lágrimas en sus ojos.
—¡Joder! ¿No te das cuenta, Claire? Esto ya no se trata de volver a abrir o no; hay vidas en juego —intervino Jessica, de acuerdo de Owen, y no podía creer que lo estuviera. Pero, era lo más sensato, lo que debían de hacer.
—El animal que habéis creado es un híbrido, y lo habéis criado en cautividad —empezó a explicar Owen, suspirando —. Está viendo todo esto por primera vez; esa hembra ni siquiera sabe qué es ella misma. Matará a todo aquel que se mueva.
—¿Cree que está descubriendo su propia existencia? —inquirió Masrani.
—Sí, y también donde encaja en la cadena alimenticia... Y es mejor que no lo averigüe nunca —respondió. Desvió su mirada a Jessica —. Contención podrá usar munición real, en casos de emergencia.
—Tenemos una M134. La subiremos a un helicóptero y freiremos a esa cosa —aportó ella, totalmente segura de sus palabras. Claire se acercó.
—¡Aquí hay familias, no pienso dejar que el parque se convierta en un infierno!
—¿Crees que no lo sé? —cuestionó, mirándole fijamente —. ¡Ya es un infierno si dejamos a ese depredador suelto, con toda esa gente ahí!
—Deberíais de escucharla por una vez... Ella sabe más que todos vosotros en cuanto a combate; deberíais dejar el dinero atrás y hacerle caso —intervino Owen. No supo por qué lo dijo, simplemente lo sintió así; sentía que debía de defenderla. Jessica no podía creer lo que Owen acababa de decir; no podía creer que después de detestarla y ella a él también, o al menos eso creía, le defendiera. Sin embargo, no dijo nada —. ¡Hay que hacerlo! ¡Tenemos que acabar con esa cosa!
—¡Señor Grady! Si no desea colaborar, no hay motivos para que siga aquí —le cortó Claire, indignada. Nadie apartó la atención de él, cuando se acercó a Masrani —. Me gustaría poder hablar con la gente del laboratorio; ese animal de ahí, no es un dinosaurio.
Sin más, Owen se metió en el ascensor, para desaparecer de la sala, no sin antes mirar a Claire y a Masrani severamente, pues la realidad era aquella y debían de hacer algo. Jessica también lo creía así, tenían que actuar cuanto antes. Claire miró las imágenes de la gente en el parque; la cifra no había bajado aún... Tenían tiempo; poco, pero tal vez bastaría... si lo hacían enseguida.
—Claire... —susurró Jessica, desesperada, intentando que su hermana le hiciera caso; no podía dejarse llevar por una simple cifra. No podía dejarle seguir por ese camino, ella no era así.
—Bien —suspiró —. Bien. Cerraremos toda la zona norte del resort... ¡Esto es una fase uno y es real! Que vuelva todo el mundo.
—Esto es una fase uno y es real, repito, hagan volver a todo el mundo —anunció Vivian por el auricular.
Masrani salió, dispuesto a ir en busca de respuestas; y solo la encontraría en quién creó a aquel monstruo... Debía de hablar con el Doctor Henry. Mientras tanto, Jessica ya había tomado la iniciativa de sacar su teléfono, para marcar el número de Zara y asegurarse de que sus sobrinos salieran cuanto antes.
—¿Zara? —preguntó.
—Sí, dime —la pelirroja no pudo evitar lo alterada que parecía, cuando esta respondió.
—Necesito que saques a Zach y a Gray de aquí, ahora mismo.
—No sé... los he buscado por todas parte, te lo juro... Y no aparecen —respondió rápidamente; Jessica puso una cara de confusión. No había entendido nada.
—¿Qué? —cuestionó; Claire se acercó a ella, poniéndose de tal manera que podía escuchar la conversación —. Habla más lento. ¿Qué ha pasado?
—¡Zach y Gray se han escapado! —exclamó totalmente asustada y desesperada. Ambas hermanas abrieron los ojos como platos; esto no podía estar pasando.
—¡¿Que han hecho qué?! —colgó la llamada, sin escuchar nada más por su parte. Claire observaba nerviosa como su hermana marcaba el número de Zach.
—Hola, Jessica —saludó extrañado. No esperaba que le llamara; la chica suspiró al saber, por lo menos, que había podido localizarse con él.
—Menos mal..., ¿Gray está contigo? —preguntó, impaciente.
—Sí..., te oigo muy mal... Estamos en la bola de hámster.
—Vale, bien; Zach, escúchame... quiero que... enseguida... aquí... —Zach la escuchaba entrecortadamente.
—¿Oye? —cuestionó.
—¿Qué? —Jessica tampoco podía escucharle bien; perdía la señal —. ¿Zach?
—¿Hola? —entonces, se colgó. Claire se dispuso a ir hacia Lowery, que controlaba las atracciones y si quedaba gente en ella.
—Lowrie, ¿hay alguna giroesfera en El Valle?
—No, las tengo todas controladas —respondió. Pero, evidentemente no era así; un punto apareció de la nada, parpadeando en el monitor —. ¿Qué? Hay una en el campo.
—¡Que un equipo de Rangers vaya a buscarlos! —ordenó alterada Claire.
—Seguridad, búsqueda y rescate en El Valle —informó Vivian por la radio.
—Tardará un rato, aquí estamos hasta arriba.
—No, no, no, no —negó Jessica. Empezaba a alterarse, pues se imaginaba mil y una formas de morir... Y precisamente no era una muerte por un dinosaurio, sino por la mediana de las Dearing. Cogió la radio —. Hay dos visitantes allí; esto es una prioridad. ¡Haced algo por vuestras vidas e id a rescatarles!
—Yo lo haría... —murmuró Lowery. Nunca había visto a la pelirroja así, esa actitud era más propia de Claire que de ella; de cierta manera, llegaba a dar miedo.
—Ha habido un problema. ¡Hacemos lo que podemos! —exclamó.
—Estupendo, iré yo misma —informó, más segura que nunca, no iba a permitir que un animal prehistórico se comiera a sus sobrinos. Se volvió hacia Claire, que ya sabía cómo debía encontrarse ante aquella información; negó rotundamente —. Voy a ir y tú... Tú te quedarás aquí por si volvieran, ¿entiendes? Te quedarás; te prometo que solo será ir y venir...
—¿Solo ir y venir? No digas eso para tratar de tranquilizarme, Jessica. Esa cosa anda suelta, no me voy a quedar esperando hasta que alguien me diga que has muerto... O peor, hasta que yo misma te encuentre así.
—¡Me entrené para esto! Tranquila, ¿vale? —trató de calmarla. Claire podría ser muy protectora cuando quería, pero en esa situación; era para lo que Jessica había estado entrenando —. No voy a morir hoy, no por esto... Volveré..., pero necesito que tú estés aquí cuando eso pase.
—¡¿Eh, ahora voy a ser yo su preocupación?! ¡Hay fuera hay algo peor! —gritaba una voz bastante conocida, desde una de las pantallas que permitían ver lo que se llevaba a cabo abajo, en la sala principal, donde la gente parecía no prestase atención a nada y seguir con su maravilloso día en el parque. Jessica rodó los ojos con diversión, después de observar a Owen; a Claire se le ocurrió algo, entonces.
—Owen irá contigo; no vas a ir sola y él podría serte de ayuda... en este caso —afirmó. Sonrió, cuando ella empezaba ha hacer una mueca —. Y podrías aprovechar para pasar tiempo con él...
—¡¿Qué?! —cuestionó, totalmente desconcertada. Ella no quería pasar tiempo con él, solo quería ir a comprobar que Zach y Gray, estuvieran vivos. Quería traerlos de vuelta, y salir de este parque en cuanto antes. Pero no estar con él..., por ello menos era lo que pensaba. Algo hizo que inconscientemente, sus ojos se clavaran en Owen —. ¿Con él? Sabes que yo no...
—¡Ve ahora mismo, Jessica Dearing! —replicó, en el fondo sabía perfectamente que ansiaba que él, le acompañara —. No me valen tus excusas; ahora, en estos instantes, estaré más segura de que volverás, si te llevas a Owen, si él está a tu lado... Él te va a proteger, y tú debes hacer lo mismo... Yo te necesito..., y si no volvieras, no sabría que hacer.
Jessica miró hacia su hermana; nunca le había dicho algo parecido. Sonrió y se lanzó a abrazarla; ahora, más que nunca, estaba segura de que nada le pasaría. Volvería con ella, no dejaría a Claire sola. No dejaría a su hermana.