Alex
Toda mi vida las personas las personas que más amo me han dado la espalda. Desde muy pequeña mi padre fue el ejemplo de poder en mi casa, crecí llena de remordimiento por la forma en que me trataba tanto a mi como a madre, odiaba su debilidad, detestaba que lo dejara hacer todo lo que él quisiera con ella solo por miedo, repudiaba la forma en la que su cuerpo se cernía en mi mientras yo lloraba de impotencia al no poder hacer nada, lo odiaba con todas mi fuerzas que un día me canse de ser humillada y abusada por ese imbécil. Una noche de luna llena asesine a mi padre sin ningún remordimiento carcomiendo mi ser, no sentí nada al verlo desfallecer por mis propias manos, fue tan fácil, tan rápido quitarle la vida con solo un cuchillo incrustado en su garganta, la fascinación de ver su sangre resbalarse por mis manos me consumió haciéndome cometer el peor error de mi vida, la sed por sangre era insaciable solo quería más para borrar cada rastro de el de mi piel, mi madre pago el arduo precio de mi desenfreno y me lamente cada día desde su partida, desatando mi ira cada noche contra mi propia existencia inmunda. Quede huérfana a la edad de 15 años, mi mundo se disminuyó a un orfanato de mala muerte a las fueras de España que fue donde me refugiaron al pensar que un loco psicópata había asesinado a mis padres; desde su muerte mi garganta se secó y mis cuerdas bocales se desvanecieron en mi interior, todos los psicólogos diagnosticaban que era un trauma referente a la muerte de mis padres pero no era así solo quería guardar mi luto de la única forma que podía lastimándome a mí misma, cada noche de soledad en mi cuarto me hacía marcas en los brazos para desvanecer un poco del dolor carcomiendo mi interior, la culpa de la perdida de mi madre me marco cada minuto de mi vida convirtiéndome en un muerto viviente sin vida a la espera de su sepulcro final.
A los 18 años hui del orfanato harta de vivir en esa miseria, salí en busca de una nueva vida para mí, conseguí un trabajo en un restaurant en la ciudad de Barcelona y conseguí una departamento cerca de mi trabajo, todo iba súper bien hasta que apareció ella, desde el momento en que nuestros ojos hicieron contexto visual nuestras vidas se vieron conectadas por un lazo imbatible, una atracción tan acogedora que hacia vibrar cada parte de mi ser, fue como un relámpago acorralándonos, exigiéndonos estar juntas y que no nos separaras jamás.
Nunca me había enamorado, ni creído en el amor, pero aun creía en el amor a primera vista pero por lo visto eso había ocurrido conmigo inevitable e implacable desboronando cualquier barrera impuestas hacia esas cursilerías, aunque me resistiera cupido ya me había flechado con su fecha y no había vuelta atrás Mi padre siempre decía que ninguna persona quiere a otra solo están hay por recibir algo a cambio pero nunca quise creerle hasta que conocí a Engelle tan angelical, tan positivas a pesar de las mil mierdas que la afligían, toda su pureza, su bondad, alegraba mis mañanas pero además de la luz que me brindaba también podía convertirla en oscuridad, me hacía volver locas a cada instante que no estaba conmigo, cada momento en que se iba a estudiar o desaparecía por algún mandado me desquiciaba y hacia salir la peor parte de mí. Esa parte rota, oscura, demoniaca que todos llevamos dentro por alguna razón. Esa parte oscura en mi interior posicionada desde el primer momento en que tengo uso de razón, ya no me lastimaba a mí misma para reducir mi dolor sino que me satisfacía transmitirle mi dolor, mi miedo, mi furia, todo lo que me desquiciaba perderla, le mostré el amor de la manera en la que yo la veía y termino huyendo de la bestia que soy dejándome aún más vacía y más rota que antes, con un sed de venganza y resentimientos deseando salir y destruirla su mundo por completo con mis manos.
Después de su huida, mi vida se vio degradada a un solo objetivo encontrarla y vengarme de ella, por dejarme cuando más la necesitaba, por todas las promesas incumplidas de su parte, por todo el sufrimiento que me hiso pasar, talvez era un pensamiento enfermizo pero lo único que eh anhelado desde su partida es volver a oírla gritar mi nombre mientras desgarraba su piel con mi uñas, me desvela el solo pensar en su sangre en mis manos, moriría por volver a ver su cuerpo retorcerse mientras la golpeo hasta que quede sin oxígeno.
La eh buscado por años rogándole al cielo porque me diera una señal de donde es su paradero, una noche una chica pelirroja se contactó conmigo, proponiéndome una acuerdo el cual no podría rechazar, según ella una trato que nos beneficiaria a ambas; el acuerdo consistía en que les ayudara a capturar a una chica de la cual no sabría el nombre hasta que aceptara el trato y si hacía bien mi trabajo una deleitable recompensaría me esperaría al final, el cual acepte sin rechistar a quien no le caería bien el dinero además así podría seguir con mi búsqueda por venganza.
No supe cuál era mi victima hasta hace una semana atrás de la cual al fin me brindaban información, casi me da un paro respiratorio de solo pensar en la coincidencia de la vida, al tener que capturar a Engelle, habían sido tantos años que la eh estado buscado que aún no podía creer tenerla frente a mí, amarada en una silla con labios tapados por la cinta adhesiva, se ve tan frágil, tan vulnerable que me fascina el hecho de verla de esta manera.
Ella todavía se encuentra inconsciente por el sedante suministrado aunque hace un par de minutos debió, me acerco sigilosa con un balde de agua fría entre mis manos, al llegar a su ubicación dejo caer el balde de agua fría sobre su cabeza, bañándola por completo, ella se retuerce al por el contacto de la congelada agua con su piel, en foca mejor sus ojos en mí y su mirada se agranda ante la reacción de mi presencia frente a ella, trata de hablar pero sus labios están sellados por cinta adhesiva, trata de huir pero sus pies y sus manos pegadas a la silla le impide su labor.
-- te ves tan linda tratando de huir – digo con vos firme y amenazante, la sujeto del cabello para ver mejor su rostro – siempre fuiste una maldita perra traidora Engelle – finalizo soltando su cabello, proporcionándole una gran cachetada haciendo virar su rostro por el impacto del golpe.
Le proporciono otro golpe en el ojo deleitándome al observar cómo cambia de color al instante por la fuerza de mi golpe agarro, miro su ojos llenos de lágrimas mesclados con una ira irrefutable y disfruto la sensación que tiene en mí, de una solo jalón arranco la cinta adhesiva de su labios a lo cual ella se retuerce por el dolor provocado, me alejo para observar la escena mejor y me fascina lo que veo.
-- que quieres de mi Alex – dice con todo el veneno impregnado en cada palabra.
-- solo reclamar lo que es mío—refuto con tono de gracia en mi vos – además creo que te has metido en con las personas equivocada y ella solo quieren matarte – finalizo deleitándome al ver su ojo hincharse por la inflamación.
-- con la única persona equivocada con la que eh metido ha sido contigo y ese es un grave error que jamás volvería a repetir—finiquita Engelle con una media sonrisa en sus labios, lo cual me enloquece por completo.
Me acerco a ella con toda la furia golpeando mis venas la agarro fuertemente del mentó elevando su rostro hacia mi cara -- no vales nada Engelle, a nadie le importas y nadie le importaras jamás, seguirás siendo mía por siempre me escuchaste – proclamo con tono amenazador a los que ella no se inmuta y me escupe la cara, me alejo de ella tratando de limpiarme su inmunda saliva de mi ojos.
-- me das asco.... – grita con furia – estás loca...- sigue gruñendo entre gritos.
Todas mi ira hierve en mi sangre haciendo nublar mi conciencias, me acerco a ella a toda velocidad apretando mis manos en puños, escucho el sonido de la puerta del sótano donde nos encontramos rechinando a los lejos pero no les prestó atención ahora en mi mente solo quiero destruir a Engelle de una sola vez.
Le incrusto mi puño en su costilla haciendo crujir la misma ante el impacto, mi otro puño impacta contra su nariz rompiendo la misma por mi fuerza. Me alejo un poco limpiando el sudor deslizarse en mi frente observándola gemir y retorcerse del dolor, cierro los ojos y me deleito con el sonido de su vos quebrándose por la lagrimas retenidas en sus ojos – llorar no te sacara de aquí querida – concluyo sarcásticamente burlándome de su miseria.
-- aunque me mates.... Jamás seré tuya... yo amo a Alis —dice con una leve sonrisa en sus labios.
Me desquicia el solo pensar a esa perra tocando su piel, besando sus labios, tomando todo lo que por derecho es mío, los celos se apoderan de cada poro de mi piel y me acerco a ella de forma desesperada tratando de inhalar toda su esencia, tocando su rubia cabellera, tocando cada centímetro de sus piel tratando de borrar cada caria de esa zorra de la piel que me pertenece. En un acto desenfrenado busco sus labios tratando de aliviar esta punada de dolor carcomiendo mi piel, el rose de sus labios con los míos se convierte en una dulce tortura ella no se resiste y me brinda de la suavidad de sus labios pero de un momento a otro me muerde con tal fuerza que desgarra mi labio con sus dientes.
-- maldita zorra—retrocedo de donde se encuentra tocando mi labios impregnado en sangre, ella no se inmuta antes mi palabras al contrario escupe la sangre alojada en sus boca, dibujando una sonrisa triunfal en sus labios – voy a matarte – declaro antes de abalanzarme contra ella proporcionándole una patada en su estómago lo cual la hace caer con todo y silla hacia un costado.
Me dirijo hacia a ella lentamente como un tigre asechando a su presa, Engelle se retuerce en suelo echando mil maldiciones por sus labios. Me inclino frente a ella para estar a altura y justo cuando estoy a punto de darle un puñetazo en el rostro, escucho el estruendoso sonido de un disparo incrustándose en mi pecho, un dolor punzante carcome mi pecho dejándome sin oxígeno en mis pulmones. Me desvanezco ante el impacto de otra bala impactando en mi pecho a la altura del corazón, caigo a un costado de Engelle desorienta por el dolor fulminante de la pólvora cercenando mi piel, ella solo chilla aterrada al ver la escena ante sus ojos, el dolor es des mensurable y trato con todas mis fuerzas moverme pero me es imposible, mi respiración se vuelve pesada y dificultosa, trato de hablarle pero en mi boca solo se siente el sabor de la sangre brotando por mis labios, mis parpados se vuelven pesados y lo último que ven mis ojos es la cara de porcelana de Engelle manchada por mi sangre, con la mirada llena de tristeza y confusión.