La cafetería en la que se habían encontrado era el típico lugar hogareño que te daba ese sentimiento de paz y tranquilidad que buscabas en momentos difíciles o tormentosos, en este caso Iida Tenya sintió que era el mejor lugar para hablar el tema tan delicado que debía de abordar con su amado novio Todoroki Shoto.
El chico bicolor que se le había metido bajo la piel y mucho mas adentro, el único que lo había tratado como un igual y de paso enamorado con su seriedad y sentido de la responsabilidad, que él tanto buscaba en una pareja. Y la había encontrado en el joven de bellos ojos heterocromáticos, que solo le veían a él.
La silla en la que estaba sentado era cómoda y relajaba su cuerpo de la tensión que sentía internamente. La campanilla de la puerta sonó avisando de la entrada de nuevos clientes y Tenya no pudo evitar girar el rostro para ver si su cita aparecía en cualquier momento.
No se equivocó. Y su pecho se lleno de alegría y una enorme emoción al ver a su novio llegar con su típico uniforme escolar de la famosa escuela para niños ricos y superdotados Shiketsu.
Shoto al divisarlo inmediatamente se dirigió hacia él. Una leve sonrisa apareció en sus labios y al llegar hasta su novio le depósito un breve beso en los labios. Casto y puro, para que Iida no se avergonzara demasiado.
La silla se aparto un poco para dejarle sentarse cómodamente y Shoto puso su bolso cerca de las patas de la mesa recostando su peso en su mano derecha. Iida se sintió nervioso.
—Me da gusto saber que accediste a venir Tenya — movió su mano izquierda hasta la de Iida y entrelazo sus dedos de forma cariñosa.
—Sabes bien que no te plantaría sin una buena razón Shoto...—
—Lo se, y por eso haces que me gustes mas...— sus dedos se pasearon por el rostro de Tenya sonrojandolo al instante, esa muestras de cariño por parte del bicolor nunca habían cesado, mas bien eran mas comunes desde que comenzaron a verse mas seguido.
Tenya trato de centrarse, tenia un tema de suma importancia para hablar con Shoto, pero su toque cálido le hacia una tarea abismal el poder mencionarlo cuando se encontraba jodida mente encantado por el hombre.
Estaba irremediablemente perdido por el Todoroki.
Con la poca fuerza de voluntad que le queda y el raciocinio escaso en su cabeza. Apartó la mano y se acomodo de nuevo en su asiento. La duda en el rostro de Shoto no se hizo esperar, pero no lo exteriorizo.
—Hay algo de lo que debemos hablar, y es muy importante Shoto, podrías escucharme hasta el final...— pidió con su rostro algo rojo pero con una mirada determinada.
El bicolor asintió.
—Por supuesto, dime lo que te incomoda—
Tenya suspiro. Buscando de alguna parte en su recóndito ser las palabras adecuadas para pedir ese favor que no estaba del todo seguro que fuera algo bueno. La seguridad de él y Shoto se vería comprometida, pero también un enorme sentimiento de angustia y tristeza le asaltaba al pensar en el par de enamorados que no tenían salvación a manos del tiránico Kaminari Shu, era una apuesta peligrosa, pero alguien debía de actuar.
—Se que no te llevas bien con tu padre Shoto, —trago grueso, sintiendo su garganta seca y su lengua algo pesada — Pero necesitaremos la ayuda de él si quiero que esto funcione—
La expresión de Shoto cambio de asombrada a de completo enojo al pensar en su padre. Enji nunca había tenido reparos en considerarlo un perdedor y mal hijo cuando se trataba de acatar sus ordenes, y eso había sido un trauma enorme en su niñez causando que aun cuando ya era un adolescente hecho y derecho lo odiara por el simple hecho de hacer su vida miserable, siempre tratándolo como un muñeco o un objeto al cual podía controlar a voluntad.
Y ahora una de las pocas personas en las que confiaba y amaba con locura le pidiera la ayuda de su progenitor estaba acabando con su esperanza de apoyo incondicional.
—Shoto?— preguntó Tenya algo asustado por la expresión del bicolor. Su rostro pálido y algo confundido volvió a tornarse vacío y algo molesto.
— ¿Que es lo que quieres para meter a ese bastardo en esto? — su mirada afilada se poso en los ojos del contrario haciéndolo sentir un poco culpable.
—Es una historia algo larga y necesitare tiempo para explicarte todo, solo escuchame y luego puedes decidir si ayudarme o no, ¿te parece?— pidió Iida con los ojos rogando por un poco mas de tiempo, Shoto no negaría que estaba bastante molesto por esa petición, pero siempre se había considerado alguien sensato y controlado cuando se tocaban temas como su familia o su padre.
Suspiro algo cansado, sintiendo internamente que esa conversación no terminaría gustándole ni un poco.
—Tu ganas, dime lo que pasa Tenya...— con esa afirmación no tan convencida Tenya le empezó a relatar los espeluznantes acontecimientos de lo que había pasado con los compañeros que tenían un romance y que uno de ellos era el hijo del famoso magnate Kaminari Shu.
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Kaminari Yuuri. Así se le conocía ante la sociedad y el mundo de los negocios, su porte siempre elegante como el de una modelo, su actitud digna de un noble, y su hermosa y reluciente sonrisa era lo que según muchos consideraban hermoso en ella.
Pero cuando todo es una pantalla que debes mantener para que no te maten o denigren mas de lo que ya estas, haces lo que sea con tal de sentir un poco de bienestar, algo egoísta de su parte, pero que formaba parte fundamental en la naturaleza humana.
La supervivencia.
Y ahora que lo notaba bien, en el enorme espejo de cuerpo completo en su habitación, logro darse cuenta que su supuesto porte era solo eso, dio un largo suspiro y un ultimo vistazo para tomar su bolso de diseñador y salir hasta donde una limusina blanca la esperaba. Se subió en el vehículo y este arranco.
El chofer la diviso por el retrovisor pidiendo la dirección de hacia donde se dirigían, ella le dijo y el algo asombrado solo acato la orden.
No pasaron mas de veinte minutos cuando un enorme edificio de cristal se alzaba en esa inmensa cuadra llena de grandes edificios y lujosos restaurantes, una de las zonas comerciales mas grandes de todo Japón.
Yuuri se bajo del auto y le dio indicaciones al chofer para que volviera por ella en un plazo de una hora. El hombre solo acepto a como siempre y se fue dejándola frente al edificio.
La mujer dudo un poco en si seguir o detenerse, aun tenia tiempo podía irse y culpar a cualquier otro o simplemente mencionar que estaba de compras por el distrito, *Claro y de paso que maten a tu hijo, sigue así Yuuri...* le recriminó su conciencia.
Sabía porque estaba ahí, pero con el poco valor que tenía dentro de su ser sabia que no podría hacerlo. Un BMW último modelo se aparcó cerca de la acera y salio un hombre alto pelirrojo, ojos celestes y fríos con el porte de alguien que tenia el mundo a sus pies. Yuuri tembló, al verlo.
Todoroki Enji había llegado a su edificio, tenia muchas reuniones importantes y seguro ese sería un día agotador, pero al ver a la pequeña mujer que hace tanto no pensó volver a encontrarse sintió como su estomago se revolvía y se hacia un apretado nudo.
Kaminari Yuuri. La mujer que fue su primer amor y ahora la actual esposa de su mayor rival comercial. Chasqueo la lengua molesto, verla no le ayudaba a mejorar su humor. Mas bien empeoraba todo, ya que le hacia recordar cosas del pasado que quería hundir dentro de su mente bajo mil candados y que jamas le volvieran a joder en su vida.
Sin decir nada sus pasos lo llevaron hasta ella. No podía detenerse. Al pararse enfrente de la pequeña mujer vio pequeños atisbos de abuso, no tenia que ser un genio para saber quien había sido el causante, y eso le hirvió la sangre.
El no debía de preocuparse por ella.
Ella ya estaba casada.
Pero sus malditos sentimientos eran tan traicioneros en ese momento. Lo único que quería hacer era raptarla y llevarla lejos donde podría demostrarle como un verdadero hombre cuidaba de su mujer.
*¿Estas seguro de eso...?* esa pregunta se instalo en su mente de inmediato al recordar a su esposa. La mujer que no amaba y que por compromiso tuvo que casarce.
La mujer que era jodida mente infeliz gracias a su existencia y que por ello había colapsado mas veces de las que podía contar.
Ok tal vez no era el mejor hombre o el mejor esposo, pero en su defensa el no quería casarce, y en sus tiempos de juventud solo la amo a ella, a esa pequeña mujer que se veía cohibida por su sola presencia.
Ella se relamio los labios y le vio con esos ojos tan encantadores. Enji se maldijo.
—Enji...—la palabras bajas que salían de su boca la ponían nerviosa — ¿Puedes regalarme algo de tu tiempo? Se que te la pasas muy ocupado pero solo serán unos minutos... Por favor...— pidió de forma suplicante.
Enji suspiro. Si algo odiaba era la debilidad humana, y el seguía siendo humano, bueno alguien bastante malo pero humano hasta cierto punto.
— Sigueme...— fue lo único que le dijo. Siguió su camino hasta el edificio y ella lo siguió. Sintiendo su presencia tan cerca que podía oler su caro perfume. Pero sin dejar de sentir su olor natural, algo dulce parecido a las cerezas, fruta que le gustaba para su desgracia y que cada vez que las comía se acordaba de ella.
Ambos entraron a un ascensor de vidrio y subieron hasta el ultimo piso donde estaba la oficina de Enji. Al llegar le dio las ordenes a su secretaria de que no recibiría llamadas por una hora y que de paso no estaba disponible para nadie.
La joven solo acato las órdenes y les dejo solo cerrando la puerta tras de si, hundiéndolos en un silencio algo incómodo.
Enji camino hasta su silla presidencial y se dejo caer con todo su peso, como si sus miles de problemas se reflejaran en su cansado rostro.
Yuuri se quedo parada, no sabia como abordarlo. Los recuerdos la bombardearon como si fuera una película de cine barato en su cabeza. Su mente le trajo cada uno de esos momentos en que paso en los brazos de ese hombre, el hombre que pensó llegaría a ser su esposo en un futuro. Pero cuando creces y te conviertes en adulto te das cuenta que nada es lo que parece.
Y la vida raramente era justa.
Con su nula determinación se acerco a la silla frente a Enji y se acomodo un poco. Se sentía nerviosa y algo asustada, pues si su esposo se daba cuenta que había visitado a su rival no creía que viviría para contarlo.
— Debo decir que me sorprende verte aquí, —dijo Enji con su mirada fría y evaluadora — ¿Que quieres Yuuri?—
Ella lo miro con esos ojos casi empañados en lágrimas. Hablar de la situación de su hijo era algo demasiado doloroso, y aunque ella no era la madre modelo, no podía dejar que su bebe siguiera sufriendo a manos del tirano de Shu.
— Necesito que me ayudes a detener a Shu, por favor Enji... Él es un mounstro, mi hijo...— las lágrimas empezaron a caer de sus ojos como si fuera una leve cascada, su llanto salio de su garganta que trataba de contener los sollozos, pero sin mucho resultado.
Enji suspiro. No le gustaba ver a las mujeres llorar. Y en especial a esta, le hacia sentir impotente y fastidiado.
Acerco sus manos al rostro de ella y con la yema de sus dedos le limpio las lágrimas, ella lo vio sorprendida pero no se alejo de su toque, ese toque tan protector que ella siempre había amado de Enji. Ya que el siempre la había cuidado, protegido y amado de una forma única.
Sus ojos dejaron de sacar el blanquecino líquido y beso la mano de Enji dejándolo paralizado por un momento. Pero se relajo un poco al alejarse.
Los viejos hábitos nunca morían.
— ¿Que hizo ese bastardo con tu hijo? — preguntó de forma seca al recordar a Kaminari.
—Lo castigo de una forma espantosa, lo látigo y lo encadeno en el sótano de la mansión, se que debería llamar a la policía pero él solo los sobornara y lo dejaran pasar como un problema familiar, se que sera así, lo conozco demasiado y su maldad no tiene limite...— hipo un poco mientras sus manos sacaban un pañuelo de seda y se lo pasaba por el rostro, borrando así los rastros del antiguo llanto.
Enji alzo una ceja confundido. ¿Porque el maldito bastardo le haría esas cosas a su hijo?
¿Estaba tan jodido de la mente como para imponer semejantes castigos?
Las dudas empezaron a surcar su mente. Y aunque busco muchas respuestas ninguna era lo suficientemente válida para actuar como un canalla.
—¿Que le molesto tanto que fue así de imbécil con su hijo, Yuuri?—
—Es que Denki se escapo con un chico, dijo que era su novio y vi el terror en sus ojos al escuchar que lo habían golpeado hasta que el joven se desmayo, — su mirada se torno tan triste y desvalida
— Mi hijo es homosexual al parecer, y eso enfureció demasiado a Shu porque Denki canceló el compromiso con los Ashido...— terminó diciendo.
Enji asintió escuchando atento a todos los acontecimientos. Ahora entendía porque Shu le había hecho esas cosas. Sonrió con ironía.
Parece que la vida era una perra, pues a él también lo castigaba con el mismo problema, específicamente con su hijo menor Shoto. Simplemente que él decidió no joder mas la vida de su hijo, pues estaba consciente que Shoto lo odiaba hasta la médula.
—Ya veo, — dijo con cansancio, le empezaba a dar un dolor de cabeza que punzaba su sien — Comprendo porque hizo eso, pero encadenar a Denki no es la solución, creeme esas cosas no se quitan así por así... Ahora lo que hay que priorizar es como salvarlo, —medito un poco en su jugada, pues si quería hundir por fin al bastardo de Kaminari, esta seria una oportunidad única.
—¿Que propones Eiji?— pregunto ella dudosa, miro su reloj y sus ojos se agrandaron, ya no faltaba mucho para que se acabara la hora y tenia que irse para no levantar demasiadas sospechas.
Enji vio el miedo en sus ojos, ella estaba mas nerviosa ahora y supo que era por el terror de que su marido la descubriera.
Eso lo enojo. Le jodió la poca paciencia que tenia, iba a destruir a Shu a como diera lugar.
—Contratare un detective privado, creeme es uno de los mejores y hace bien su trabajo, dame uno o dos días y tendré las pruebas suficientes para hundir a Kaminari, por ahora solo trata de mantener la fachada, y sobretodo cuidate Yuuri...— sus ojos viéndola fijamente pidiendo que no hiciera nada estúpido. Una petición que Yuuri esperaba poder lograr con su poco valor reunido.
— Esta bien — dijo mas calmada — Gracias Enji, te lo agradezco mucho...— se levanto del asiento haciendo una leve reverencia y se fue de la oficina dejándolo solo con sus pensamientos.
*Estas tan jodido Enji, eres un imbécil...* se mentalizo sabiendo que era una mala idea haberle dicho que la ayudaría, pues aunque quisiera negarlo con todo su ser, la seguía queriendo, y esa debilidad seria un problema que no sabría como resolver.
Esta era una apuesta de todo o nada. Y a él le gustaba ganar.
—Hana llama a Dabi, dile que se presente de inmediato en mi oficina, — le ordeno a su secretaria por el intercomunicador.
—Como ordene señor Todoroki — fue su respuesta para dejarlo en silencio.
Tal vez no sería una mala idea tomar unos tragos esa noche, iba a necesitar sentirse relajado y la bebida era lo único que lo calmaba. Los fantasmas de su pasado volvían a aparecer, y eso le jodia la paciencia. Con un suspiro trato de relajarse mientras llegaba su investigador privado.
Era seguro que seria un largo día.
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Gracias por leer los amodoro!
Me disculpo de antemano por los errores ortograficos :V
★Azrael Fuera★