~Marinette~
Nos encontrábamos en el despacho del señor Agreste, estaba impaciente por las noticias que podría tener sobre el maestro. Esperé a que la gran puerta se cerrara por completo para poder hablar con tranquilidad.
-Por favor Gabriel, ¿Qué averiguó sobre el maestro?.- formó una fina línea en sus labios y se acercó a su escritorio sacando del cajón unos archivos.
-Como bien te dije, tengo algunos conocidos en la policía y también un que otro detective privado.- asentí viéndolo fijamente mientras el echaba un vistazo a las hojas en sus manos.- la policía no reunió mucha información, las cosas de Fu están en custodia, la entrada no fue forzada lo que les da a entender que quien sea que se robara, Fu lo conocía y lo dejó pasar.- Tikki y Plagg se quedaron asomados por mi bolso sin salir por completo ya que la casa estaba acompañada al parecer.- como nadie lo ha denunciado como desaparecido no pueden hacer mucho y lo toman como un robo nada mas.- apreté mis puños por la impotencia.
-Pero, ¿Cómo es posible?, ¿Que clase de policía es esta?.- fruncí el ceño y mi respiración se agitó un poco por la impotencia.
-Calma Marinette.- alentó él deslizando sus gafas en el puente de su nariz.- de por si la policía no puede hacer más si nadie denuncia su desaparición, Fu no tiene familia que sepamos y si denunciamos nosotros sería muy sospechoso, podrían descubrirnos e incluso si se enterara el que se lo llevó podría ponerlo en peligro.
-Pero no sabemos si ya lo está.- me acerqué más al escritorio.- no sabemos incluso si... s-si... .- sentí la congoja en mi pecho y el señor Agreste se acercó poniendo una mano en mi hombro.
-Marinette, es solo cuestión de tiempo, encontraremos al maestro y a los kwamis.- tomé un poco de aire para calmar mis nervios y asentí.
-¿Tiene alguna pista o algo más?.-pregunté viéndolo a sus ojos grisáceos.
-El detective me dió un informe de las últimas actividades de Fu.- tomó las hojas nuevamente y me las pasó, abrí el archivo y comencé a leer.- cosas normales de su rutina, fue a comprar unas horas antes de su desaparición, luego volvió normal a su casa y tuvo a un cliente o eso es lo que nos dice la lista de reservación que tenía.- seguía lo que decía mientras miraba la información.- un sujeto... Un tal Franco Bianchi hizo la última reservación con él.
-¿Y quién es él?.- cuestioné alzando mi vista a Gabriel.
-Es un italiano que en estos momentos se encuentra en New York disfrutando el nuevo nacimiento de su hijo.- soltó en un tono sarcástico.- conseguimos todos sus datos y está limpio, es más... ni siquiera salió de Estados Unidos en los últimos seis años.
-Eso quiere decir...
-Que alguien usó su nombre para cubrir sus huellas y llevarse a Fu como si nada haciéndose pasar por un cliente.
-Y destrozaron todo para que pareciera un robo... Aunque si robaron algo importante y es algo que la policía no puede saber.- agregué y asintió.- ¿Está seguro que ese tal Franco no tiene nada que ver?.
-Completamente.- dijo serio.- revisamos de todo e incluso su cuenta de banco, reservación es de hotel, viajes y no hay nada.- lo miré sorprendida, si que tiene contactos, las ventajas de ser millonario.- Está completamente limpio, es un empresario común y corriente, casado con un hijo y ahora otro al parecer.
Nos quedamos un momento en silencio, la verdad esto es un laberinto sin salida, todo sería más fácil si no hubiera dejado al maestro solo.
-Veré que puedo hacer... .- musité luego de un rato de largo silencio.
-¿Cómo?.- cuestionó alzando la vista hacia mi.- ¿Qué harás?.
-Saldré a patrullar de nuevo, necesito encontrar al maestro o algo realmente malo pasará.
-Definitivamente no harás eso, es peligroso.- frunció el ceño.- no sabemos quien se lo llevó y mucho menos de lo que es capaz.- presionó sus puños a sus costados.
-No me quedaré sin hacer nada, yo dejé solo al maestro y era mi responsabilidad como portadora de Tikki.- me miró con severidad.
-No lo harás Marinette.- dijo firme y fruncí el ceño.
-Lo haré, yo tomo mis propias decisiones y no dejaré París desprotegido otra vez.- alcé un poco la voz y se acercó rápidamente a mi tomando mis brazos.
-Marinette por favor... Se razonable.- su voz se quebró.- ya lo perdí a él, no quiero perderte a ti también.- sus ojos se cristalizaron y sentí una punzada en mi pecho.
-No me pasará nada.- susurré más calmada sin dejar de verlo.- necesito sentirme útil en esto, se lo debo al maestro... y a Tikki.
El señor Agreste soltó un pesado suspiro y me abrazó muy fuerte, le correspondí.
-Eres tan terca como mi Adrien.- soltó una leve risa llena de tristeza y solté unas lágrimas escurridizas.
La puerta sonó y nos separamos levemente al voltearnos en esa dirección.
-Vaya, esto es interesante tío.- el rubio estaba parado frente a nosotros con una sonrisa burlona en sus labios.- no sabía que te gustaran tan jóvenes.
-¿Disculpa?.- agregué yo yendo a su dirección pero Gabriel me sostuvo.
-¿Qué clase de modales son esos Félix?.- dijo el diseñador con un rostro apacible.- ¿no te han enseñado a tocar la puerta?.- enarcó una ceja y el chico aclaró su garganta.
-B-bueno yo... .- intentó formular, eso le pasa por entrometido.
-No te hagas ideas raras y como te dije antes, a Marinette tenle más respeto.- su actitud era impecable como de
costumbre y sin perder la compostura. Sin duda el señor Agreste es alguien digno de admirar.- mejor dime... ¿se te ofrece algo?. Estaba atendiendo un asunto importante el cual fue interrumpido, sabes que no me gusta que me interrumpan cuando trabajo.
-¿Trabajo?.- se cruzó de brazos y soltó una leve risa.- bien, venía a platicar contigo sobre unas cosas de la empresa, eso sí es trabajo a mi parecer.
-¿De que trata?.- acomodó los puños de su camisa y Félix se acercó.
-No creo que sea necesario que ella lo escuche.- me miró de reojo y sentí la ira fluir por mis venas.
-Te equivocas, ella es mas capaz que muchas personas e incluso que tú.- el rubio frunció el ceño y me miró mal.
-Como digas. Tengo algunas dudas sobre la nueva colección de verano. Los diseños, ¿cuándo estarán?. Debo hacer cuentas de algunas cosas.
-Los diseños de verano, la verdad aún no lo decido.-respondió el Agreste mayor.- Marinette, ¿te gustaría participar en ésta nueva colección?.- me miró con una sonrisa y sentí la emoción envolver mi cuerpo.
-¿Yo?.- pregunté viéndolo aún sin poder creerlo.
-¿Ella?.- cuestionó el rubio.
-Si, así es.- Gabriel fue a su escritorio y se sentó.- podemos trabajar juntos y hacer que tus diseños ya sean conocidos en el mundo de la moda, se que me dijiste que emprenderias de a poco, pero a mi parecer un talento como el tuyo no puede esperar tanto tiempo para salir a la luz.- escuchaba atenta a sus palabras y me acerqué nuevamente.
-¡Claro! ¡Si quiero!.- exclamé contenta.
-Pero si solo es una niña.- alegó Félix.
-Ya te dije que cumpliré veinte.- le rebatí.
-Veinte no es nada, eres una bebé aún.- se acercó viéndome fijamente cruzándose de brazos en una pose retadora.
-¿Así? ¿Qué edad tienes tú? Anciano.- entrecerré los ojos sin dejarme intimidar.
-Veintidós.- alzó una ceja y me puse a reír.
-¿Y por eso haces tanto escándalo?.- pregunté incrédula.- son solo dos años de diferencia.
-Mejor aún.- sonrió coqueto y me alejé.
-Como digas.- rodé los ojos.-me agradabas mas en el puente.- musité.
-Eras más simpática en el puente.
<<Mierda, me escuchó>>
-¿Entonces aceptas?.- preguntó el diseñador y asentí.
-Justo traigo conmigo unos diseños que terminé denante.- abrí mi mochila sacando el cuaderno.- quizás sean de su agrado.- le extendí mi cuaderno y lo abrió.
-Colores de invierno.- dijo por lo bajo.- colores de invierno en verano, novedoso. Me encanta, son exquisitos.- sonreí y Félix tomó el cuaderno para ver mis diseños.
-¿Tu los hiciste?.- cuestionó viéndome de con sus verdes muy abiertos y asentí en silencio.-¿Cómo se te ocurrió lo de los colores?.
-No fui yo, Nathaniel me ayudó.-miré al señor Agreste.
-¿Nathaniel es tu novio?.- preguntó nuevamente Félix enarcando una ceja.
-No, Nath es un amigo del instituto y tenemos clases juntos en la universidad, estudia arte.- respondí quitandole mis diseños.
-Interesante, podríamos tener una colaboración con él. ¿que dices Marinette? ¿crees que le interese?.- el señor Agreste puso ambas manos sobre el escritorio y asentí.
-Estoy segura que estará encantado.
-Si, muy bonito todo, pero ¿Qué pasa con lo que dije yo?. Debo sacar algunos balances y necesito el presupuesto de las telas.
-Lo tendrás en unos días.- respondió cordial.
-Bien.
-¿Te quedas a cenar?.- preguntó Gabriel.
-Lo siento, pero debo irme.- agregué viendo la hora en mi celular.- tengo cosas que hacer.- una de ellas es arreglar las cosas con Luka.
-Bien, pediré que alisten la limusina para que te vayan a dejar.- negué con la cabeza.
-No se preocupe, iré a pie o en un taxi.
-De ninguna manera.- frunció el ceño.
-Es que una limusina es muy...
-Yo puedo ir a dejarla, claramente, si a ella no le importa.- se entrometió el rubio y lo miré.
-No hace falta.- dije mientras guardaba mis cosas.- puedo ir yo sola perfectamente.
-No se diga más, Félix te irá a dejar. Aprovechen de limar perezas, se nota de lejos que no se llevan bien.- agregó el Agreste mayor y lo fulminé con la mirada.- de todos modos trabajarán juntos en la colección.
-El jefe ya habló.- soltó el rubio con una sonrisa y rodé los ojos.
-Bien.- acepté sin ánimos.
Me despedí de Gabriel, claramente me susurró que no me transformara en Ladybug a lo cual para su mayor tranquilidad sólo por ahora le haría caso. Salimos de la mansión Félix y yo.
-¿Dónde vives?.- preguntó el rubio mientras caminaba delante mío.
-¿Realmente crees que me irás a dejar?.- cuestioné cruzandome de brazos y detuvo su andar girandose.
-¿Y tu realmente crees que dejaré que te vayas sola de noche?.- enarcó una ceja y sonreí.
-Si, si lo creo.- comencé a caminar dejándolo con las palabras en la boca.
-Ya quisieras, niña.
-No soy una niña.- me giré encarandolo.- ¿Quién te entiende?. Primero te comportas muy educado y luego eres un completo egocéntrico ¡y! ¡y!... .- bufé y me di la vuelta emprendiendo camino nuevamente.
-Está bien, no te enojes.- apresuró el paso poniéndose delante de mí caminando de espaldas.
-Vas a chocar.- dije haciendo una mueca.- y me reiré si eso pasa.
-Vale la pena si veo tus hermosos ojos.- sonrió coqueto.
-No hagas eso.- alegué.
-¿Qué cosa?.
-Coquetearme.
-¿Hay algún problema si lo hago?.- dijo en tono burlón.- además sólo digo la verdad, tus ojos son hermosos.- mis mejillas ardieron levemente e hice una mueca aún sin detenerme.
-Tengo novio y eso ya lo sabes.
-Por el cual el otro día estabas llorando.-agregó en un tono más serio.
-No estaba llorando por Luka.- me detuve.- no hables cosas que no sabes.- lo apunté con mi índice.
-¿Entonces por qué?.- tomó mi mentón haciéndome verlo hacia arriba.- ¿Por qué llorabas?.- por un momento vi a Adrien frente a mi, pero rápidamente esa imagen se esfumó.
-Eso no te incumbe.
-Claro que si, después de todo a mi fue al que casi golpearon.- me solté de su agarre y miré hacia otro lado.
-Porque te... Te confundí c-con alguien que es muy importante para mi...
-Y ese alguien... ¿Se parece mucho a mi?.- me volteó el rostro acercándose más de lo debido y rápidamente me separé.
-No, nunca nadie será como él.- respondí secamente y emprendí camino de nuevo.
-Marinette espera.- lo oí decir a mis espaldas.- sólo quiero empezar con el pie derecho, ¿Está bien?.- solté un largo suspiro, me giré y lo miré atenta, él solo sonrió.
-Bien.- extendí mi mano.- Marinette Dupain Cheng.
-Félix Agreste.- la tomó y depositó un beso en ésta sonriendo de lado sin apartar sus ojos de los míos. La quité rápidamente, esas acciones me recordaron a Chat y no me gustaba que alguien más las hiciera conmigo.
-Bien, ya nos presentamos como se debe, ahora me voy.
-Te dije que te iría a dejar.
-Es que no iré a mi casa.- suspiré aún caminando por la calle.
-¿Dónde vas?.- cuestionó posicionándose a mi costado.
-Iré a ver a Luka.
-¿Es mi idea o parece que están peleados?.- fruncí el ceño hacia él y alzó sus manos.
-Me estas retrasando así que déjame ir sola.
-Ya habrías llegado en mi auto si no te hubieras puesto de berrinchuda a caminar delante.-
-Para empezar yo quería pedir un taxi.
-Eres una terca.
-Mira quien habla.- rodé los ojos.
-Berrinchuda.
-Egocéntrico.
-Adorable.
-¡Narcisista!.
-Hermosa.
-¡Ya basta!, ya te dije que tengo novio.- lo miré mal.
-¿Y cómo sabes que yo no tengo novia?.- enarcó una ceja.
-Oh, ¡mira! ¡una ballena!.- exclamé apuntando hacia la calle.
-¿Una ball...
Corrí hacia un taxi y me subí rápidamente dándole la dirección de la casa de Luka.
-¡Hey! ¡Marinette espera!.- lo oí gritar, pero el chófer ya había acelerado.
-Interesante muchacho, Marinette.- oí la dulce voz de Tikki y bajé el rostro hacia mi bolso.
-Es un pesado.- alegué.
-¿Perdón?.- preguntó el taxista y le sonreí.
-No, nada.- respondí.- silencio Tikki.- susurré y pude ver a Plagg dormido enrollado en su cola. Se veia muy adorable.
A los pocos minutos llegué al departamento de Luka, pagué el taxi y subí a su piso.
No se veían luces encendidas, toqué el timbre y esperé unos minutos, pero no abría. Toqué nuevamente el timbre y ahora golpeé algunas veces la puerta hasta que se abrió lentamente dejando al descubierto el semblante de mi novio bastante desaliñado.
Traía puesto el pijama, tenía unas muy marcadas ojeras moradas bajo sus ojos, su cabello estaba algo alborotado, sus ojos azules estaban apagados con los párpados entrecerrados.
-Ho-hola.- lo miré levemente hacia arriba y abrió un poco mas sus ojos.- y-yo vine a... .- no tengo idea que decirle.
No dijo nada. Se quedó en silencio apoyado en el borde de la puerta, podía oír su respiración.
<<No pienses en que decir, habla con el corazón>>
Las palabras de Nath vinieron a mi cabeza, abrí la puerta empujandolo hacía adentro y cerrando después de eso.
-¿Pero que...
-Lo siento Luka, perdóname. Y-yo no quería lastimarte, te quiero y eres importante para mi.- lo abracé muy fuerte, lo extrañé, extrañé el calor de sus abrazos y el olor de su perfume.- no merezco que me quieras como lo haces porque soy una tonta que... q-que... .- mi voz se quebró.- aún me aferro a muchas cosas de las cuales no se si pueda dejar atrás y te he lastimado sin querer, por favor discúlpame, te extraño y si no te hablé antes es porque no sabía que decirte, no sabía como disculparme o como hacerte sentir mejor, sabes que soy muy atolondrada, perdóname... .- restregué mi mejilla en su pecho secando las lágrimas que había derramado.
-Marinette... .- susurró.- perdóname tu a mi por no llamarte, no quería presionarte.
-No, tu no tienes que pedirme perdón.- lo interrumpí.-es cierto que no te he dicho cosas y que realmente me gustaría hacerlo, pero me duele y alguna de esas cosas no puedo hablarlas porque no dependen de mi.- me separé levemente y tomé su rostro entre mis manos acariciando sus mejillas.- perdón, y-yo...
No pude terminar de hablar porque Luka se agachó un poco dejando un casto beso, casi inperceptible, en mis labios. Me paralice en mi lugar, yo no esperaba que haría eso.
Lo miré algo asombrada y toqué mis labios con mis dedos, Luka me miraba atento y luego se volteó bajando el rostro.
-Lo siento... No quise importunarte.- dijo en un tono casi deprimente.
-E-está bi-bien.- aclaré mi garganta y lo abracé de nuevo, me correspondió luego de unos segundos.
Rodeó mi cintura con sus brazos y apoyó su mentón en mi cabeza, podía sentir muy claro el latido de su corazón.
-Luka... quiero hablar contigo sobre algo.-musité y me apretó un poco mas contra él.
-Bien.
Encendí las luces de la sala, estaba bastante ordenado la verdad. Nos sentamos en el sofá grande, sentía los nervios y la pena abordandome con lentitud como si se burlaran de mi.
-Y-yo... .- respiré profundo.- tu sabes que yo te quiero y mucho.- me miraba atento, tomé su mano.- pero cuando nos hicimos novios te dije que no estaba enamorada de ti.- apretó mi mano levemente.- y lo aceptaste. Estuviste en los momentos más difíciles de mi vida, me has apoyado como nadie mas lo ha hecho y no sabes cuanto te lo agradezco.- besé sus manos.- esto fue hace tres años... .- abrió sus ojos un poco mas.- y-yo... bueno, tu sabes que yo estaba enamorada de A... .- cerré mis ojos, sentía las lágrimas querer salir.-A-adrien.- asintió levemente.- lo que nadie sabía es que ese afecto era mutuo.- me vio con extrañeza.- nosotros estábamos enamorados y-y estuvimos juntos.- mi pecho comenzó a doler y el aire comenzó a hacerme falta.- Adrien se fue... él no quería realmente y nos separamos, pero yo aún...
-Aún lo amas, ¿no es así?.- asentí varias veces dejando que las lágrimas salieran.- ¿Entonces por qué no vas con él?.
-Luka, Adrien no va a volver. Nosotros ya no podemos estar juntos, por eso he intentado rehacer mi vida. Él me lo pidió, me dijo que fuera feliz.
-Pero no entiendo porque se fue y su padre además te conoce.
-Es complicado.- hice una mueca.- no está en sus manos ahora.
-Marinette no entiendo, si realmente eres feliz con él ve a buscarlo.- alzó mi rostro con su mano.- tu sabes que lo mas importante para mi es aún seas feliz.
-Hay cosas que no se pueden hacer aunque queramos.- tomé una enorme bocanada de aire.- ahora estoy contigo y tu me haces feliz.- sonrió y besó mi frente.
-Eso no es cierto, al menos no del todo.
-Calla, no arruines el momento.- soltó una leve risa.
-Creo que debería darme una ducha.
-Permitame decirle señor Couffaine que está en lo cierto.- nos carcajeamos a la par.- ¿Desde cuando no sales?, Tienes cara de zombie.
-Fui a la universidad, arreglé las cosas del disco con Juleka y hoy me quedé de vago en mi casa hundiendome lentamente en la depresión por no poder ver a mi novia.- dijo dramáticamente lo último.
-No seas tonto.-
-¿Qué te puedo decir hermosa?, me tienes vuelto loquito.- me reí.- me iré a bañar y luego nos vamos para pasarte a dejar a tu casa.
-Está bien. Apresurate.
-Ya voy, ya voy.- alegó mientras se ponía de pie.
No se demoró casi nada en bañarse y luego vestirse. Bajamos hasta el estacionamiento y nos subimos a la moto con nuestros respectivos cascos.
Estábamos a unas cuadras de llegar a mi casa cuando un gran estruendo hace a Luka parar de golpe.
-¡¿Qué fue eso?!.- exclamó y todos los demás vehículos también pararon.
-¡No lo sé!.- le grité desde atrás.
Derrepente ya no podía oír nada y la cabeza comenzó a dolerme horriblemente.
-¡Luka!.- gritaba, solo sentí un fuerte golpe para después despertar en él pavimento.
Abrí lentamente mis ojos e inmediatamente busque a Luka con la mirada, estaba a unos metros de distancia en el piso junto a la moto.
-Lu-luka... .-intenté formular, pero me dolía todo el cuerpo.
-¡Ladybug!.- oí una potente y grave voz a lo lejos.- ¡aparece y da la cara o verás tu hermoso París en las ruinas!.
El piso comenzó a temblar y sentí nuevamente esa presión en mi cabeza.
Sabía que esto no era bueno, sabía que esto no era nada mas y nada menos que un akuma.