Dahyun.
Ya había pasado un año, no me lo creería. Mis papás la habían aceptado de nuevo, su madre de Sana por fin entendió que no quería su dinero y ahora es muy amable con ambas y consiente demasiad a Senia, apenas la vio no dudo ni un segundo que no fuera hija de sana.
Ahora vivíamos en una casa grande, le dije que no era necesario pero ella insistió mucho. Vivíamos en uno de los mejores vecindarios de aquí. Senia iba a la mejor escuela de Japón y era muy popular entre sus compañeros.
Sana hizo que todos se enteraran de quienes eramos, todos en su oficina nos trataban con respeto, su asistente apenas me vio me pidió una disculpa por lo del inconveniente del pasado. Sentía que con estas ropas no era yo misma, era cara pero sin perder esa humildad. Hasta me había echo muy buena amiga de Tzuyu ¿Quién lo creería?
Hoy era un día importante, luego de mucho tiempo volvería a casarme de nuevo. Esta vez sería diferente, me había encargado de todo junto a Nayeon, todo saldría perfecto. Vendrían Mina con Chaeyoung, EunHa con su prometida Sowon y Momo con quién sabe quién... Mi vestido de en sueños se hacía realidad, siempre soñé con algo así y hoy se estaba cumpliendo. El lugar se encontraba decorado, todo era sencillo pero sin perder el estilo. Aún no había visto a sana ni tampoco ella a mi la verdad tenía demasiado nervios. Habían muchas cámaras, las personas ya se estaban sentando en sus respectivos lugares, el juez ya había llegado. Solo sería cuestión de minutos...
— Te vez perfecta, princesa— Me abrazó por detrás.
— Me asustaste Sana— Dije un poco molesta.
— Perdón pero no pude resistirme a no venir a darte un beso con lo hermosa que estas— Cuándo intento darme un beso la detuve.
— Ahora no, luego el beso se sentirá mejor— Le di un peso en su mejilla— Ve que te están esperando.
Me hizo caso y salió de la habitación, los invitados comenzaron a saludarla, se acomodó en dónde estaba el juez, solo faltaba yo.
— No estés nerviosa hija, te vez muy hermosa— Dijo mi madre para darme ánimos.
— Gracias, ya estoy lista.
Me dirigía al jardín, con mi madre alado no sentía miedo ni nervios, me sentía demasiado bien, solo no quería arruinarlo. Apenas entre todos voltearon a verme, toda mi confianza se había ido. Entre más me acercaba, más quería salir corriendo de ahí pero no porque no quisiera casarme, porqué realmente deseaba todo esto. Sana me sostuvo de la mano, y me puso a su lado. Todos hicieron silenció. El juez comenzó hablar, cada palabra se me hacía eterna, también parecía nerviosa pero ella lo sabía disimular al contrario que yo.
— Acepto— Dijo Sana.
Me había perdido tanto en mis pensamientos que no escuche lo que habían dicho anteriormente.
— Acepto— Dije con orgullo.
— Ahora si puede besar a la novia.
Sana me jalo hacía ella atacando mis labios, pero la detuve porqué todos nos estaban mirando. Comenzaron a gritar y nos felicitaban. Nos separamos para ir a saludar a los invitados.
— Se que mi hija tomo la decisión correcta— Dijo la madre de sana.
— Gracias por aceptarme, Senia no deja de hablar de usted— Le sonreí.
Me fui a tomar un poco de agua, salude a Mina y a Chaeyoung que ya tenían a su primer bebé y ahora esta esperaba otro.
— ¿Cuándo le darás otra hija?— Bromeó Chae.
— No creó que sea pronto— Sonreí.
Me despedí de ellas, necesitaba un poco de airé fresco. Era muy agotador ser anfitriona.
Sana.
Todo había salido bien, me sentía nerviosa. Todas mis amigas vinieron, algunos hace tiempo que no los veía, otros eran socios de la empresa. Nos habían traído un sin fin de regalos que tardaríamos en hablar, realmente no necesitábamos nada. Estaba buscando a Dahyun pero no la encontraba y sin querer choque con alguien.
— Disculpe no la vi— Hice una pequeña reverencia.
— No tienes que ser tan formal— Escuche esa voz era EunHa.
— No te había reconocido— Le sonreí.
— Yo a ti si, mujer casada— Se burlo.
— ¿Y sowon dónde anda?— Pregunté curiosa nunca la había visto.
— Esta por allá— Tomo mi mano— Ven para que te la presente.
Comenzamos a caminar, noté que Dahyun nos veía y por su expresión sabía que estaba celosa.
— Sowon, te presento a Sana Minatozaki— Dijo con tono sarcástico.
— Mucho gusto— Dijimos ambas, dándonos la mano.
— Me gustaría conversar más pero mi esposa tiene cara de pocos amigos. Nos vemos.
Fui caminando rápido hacía dónde se encontraba pero me ignoraba. No entendía porqué aún se ponía celosa de ella, si que serás boba. La sujete de la cintura pero se resistía, le comencé a dar besos por todas partes, le mordí su mejilla y esta hizo un ruido extraño con el cuál me comencé a reír.
— Ya deja de estar celosa.
— ¿Quién dice que lo estoy?— Dijo sarcástica.
— Eunha ya esta casada y yo también— Reí.
Le hice cosquillas para que quitara su ceño fruncido y funciono, comenzó a reírse. El resto de la fiesta estuvo bien, bailamos, nos reímos, platicamos, cominos, todos se divirtieron. Caminé para alejarme de la fiesta y tomar un respiró me sentía cansada. Me senté en la arena de la playa cerca que se encontraba y puse mi mirada hacía el mar. Las olas golpeaban la orilla, todo era silenció.
— Es muy bonita la vista no crees— Se sentó a mi lado.
— Lo es y más contigo a mi lado— Le tomé su mano.
— Aún no me acostumbro a tus halagos— Rio— ¿Qué es lo mejor que te ha pasado?
— Antes te hubiera contestado, algo respecto a que todos los negocios me salgan bien pero ahora es diferente— Suspiré— Lo mejor que me pasó fuiste tú, me conociste, te gusté, me odiaste pero hice que me volvieras a querer y sin mencionar que me diste una hija preciosa.
— Si años atrás, me hubieran preguntando como me vería en 8 años, nunca contestaría esto que me esta pasando, realmente has cambiado mucho.
— Ni yo, pero ahora soy otra porqué ahora soy tuya.
Nos comenzábamos a besar, con el increíble sonido de las olas del mar. Entré más tiempo pasaba más adicta a sus besos me volvía.