«Vas, sonriendo a tu destino
Y sea o no sea conmigo
Avanzas, avanzas, avanzas.»
Por fin he llegado. El camino se me hizo eterno, o quizás, quise que lo fuera.
Estoy en el edificio donde nos conocimos, en la terraza, donde nos besamos por primera vez. En el mismo hotel donde me entregué a ti, en cuerpo y alma. Perdón por venir aquí, pero no quiero que mis últimos minutos de vida sean en otro lugar.
Te amo Tom, gracias por hacerme tan feliz. Te agradezco por todas esas noches que me dejaste dormir sobre tu pecho y por hacerme sentir hermosa. Por todas las risas que me arrancaste y por tus besos. Va, tengo miles de cosas por las que agradecerte pero no quiero retrasarme más, porque si lo hago, temo arrepentirme y echarme atrás.
Gracias por simplemente cruzarte en mi camino y te perdono por todo el mal que me causaste. Te perdono absolutamente todo, hasta lo que no fue intencional pero que me quebró de igual manera que las otras.
Ojalá seas muy feliz.
Este es mi decidido adiós.
No olvides que mi corazón sólo palpitaba por ti y que por ti hoy también deja de latir.