diciembre, 2038.
—hola—dijo gavin mirando la tumba frente a él—, hace bastante tiempo que no he venido y—gavin sacó un papel del bolsillo de su pantalón—tenía esto en casa desde hace algunos años. es para ti.
gavin abrió el papel que había doblado.
—que...—gavin se cortó antes de seguir leyendo—, antes debería de disculparme por no venir en año y medio, ¿sabes?—río—. lo siento—dijo mirando la tumba.
gavin se quedó unos minutos mirando la tumba, con el papel en sus manos frías por el viento y la estación.
miró el papel y comenzó a recitar todas y cada una de las palabras que había escrito tiempo atrás.
abril, 2032.
—gavin—le llamó connor mientras conducía.
—dime—le dijo el chico mientras miraba la pantalla del teléfono.
—lo que ha pasado antes—dijo el de pelo negro refiriéndose a la discusión.
—connor, no quieres hablar del tema—dijo gavin mirándole—, lo pillo, no pasa nada. yo solo quería dejar las cosas claras.
connor se quedó mirando a la carretera. mientras conducía no era una buena idea hablar sobre ese tema. ahora deberían llegar al sitio donde iban a comer normalmente. habían estado en la casa del antiguo dueño de la divergente. irían a comer algo, volverían a la comisaría hasta que les informasen de algún avistamiento.
las horas pasaron, estuvieron investigando las pistas de los rastros que habían encontrado. muy pocos para su desgracia y aún no la había visto nadie. ambos querían terminar ya la jornada de trabajo para poder tener una conversación decente y privada sobre lo que ambos querían hacer con la relación que habían acordado tener. ambos querían que fuese más que sexo cuando les viniese el calentón.
connor miró a gavin.
gavin miró a connor.
sus miradas conectaron y sus universos se juntaron.
solo por un par de horas más.
estaban a punto de irse, pero el teléfono sonó, gavin lo descolgó. habían visto a la androide. aún estaba allí, el lugar estaba bastante cerca de la comisaría así que se fueron corriendo. hank se había quedado con los chicos para supervisarlos y echarles una mano. así que hank también fue con ellos.
cuando llegaron al local se escucharon unos disparos y gritos. la divergente se acercó a la puerta llegando a ver a gavin.
—¿quién eres?—le gritó mientras tenía a uno de los chicos rodeándole el cuello con su brazo.
—soy policía—informó gavin. acercándose a la puerta.
hank estaba con su pistola en el otro lado de la puerta. connor estaba detrás de gavin.
—¿vas armado?—le preguntó la chica.
—no—respondió gavin.
su arma se la pasó por la espalda dándosela al hombre de detrás. connor vio el arma.
—gavin, llévala—le dijo connor.
—no puedo arriesgarme a que me maten.
—¿estás solo?—le preguntó la divergente.
gavin salió con las manos en alto connor guardó la pistola de gavin con la mano derecha detrás de su cintura, mientras que con la izquierda aguantaba la suya. connor no paraba de mirarle preocupado.
"por favor gavin, que no te pase nada"—dijo connor en su mente.
—por favor—susurró mirando al hombre.
hank miraba a connor, connor miraba a hank. era una mirada para que ambos se mintieran y se tranquilizaran.
gavin se quedó frente a la puerta mirando a la androide, tenía un ojo destrozado.
—¿quién te ha hecho eso en el ojo?—le preguntó gavin acercándose a la puerta que permanecía abierta por el movimiento.
—a ti no te importa—poco a poco gavin fue acercándose.
—bueno, tienes la cara destrozada—señaló gavin—, te has escapado de casa y estás robando en un supermercado manteniendo a rehenes.
—¡no te acerques más!—gavin paró en seco.
el chico, que tendría unos diecisiete años estaba demasiado nervioso. la led de la divergente era amarilla y había empezado a apretar la garganta del chico con su brazo. éste empezó a moverse.
—le estás haciendo daño—dijo gavin mirando la cara del joven de pelo rubio, dio un paso más adelante.
—¡que no te acerques!—le gritó.
hank y connor estaban observando la escena. connor dio unos pasos hacia adelante haciendo que la puerta de la tienda sonase.
—¡dijiste que venías solo!—volvió a gritar la chica.