Sunni:
— ¡Maldita! ¿Porqué no me lo contaste en el instituto? —decía Lisa al otro lado de la línea.
— Los busque por todas partes y no estaban en ningún lado pero así como lo oyes, me pidió que fuera su novia y acepté —ambas gritamos.
— ¿Recuerdas cuando estabas triste por Baekhyun y te dije que alguien mejor llegaría para ti? ¡Es Jungkook!
— Madame Lisa, es usted todo un genio —bromeé.
— Gracias —rió.
— Espera, debo contarte otra cosa —me tiré a la cama y escondí mi cuerpo bajo la cobija para evitar que mi madre escuchara algo.
— ¿Qué?
— Lo masturbe en medio de la clase.
— ¿Qué? ¿Te volviste loca, Sunni? —gritó.
— No, pero si un poco más atrevida... o eso creo.
— Llego a tu casa en una hora, estas cosas no se pueden hablar por teléfono.
— De acuerdo, Lisa. Te espero —sonreí.
Después de colgar la llamada, bajé a desayunar con mi madre. Hoy era sábado y afortunadamente no trabajaba.
— Hola, chica enamorada —saludó mientras colocaba un plato con hot cakes frente ami.
— No estoy enamorada, no aun —reí.
— Si claro y yo tengo tres ojos.
— ¡Oh por dios, es Jungkook! —grité al darme cuenta que estaba recibiendo una llamada entrante suya.
— No estoy enamorada, no aun —susurró imitándome.
Inmediatamente corrí hasta la sala para que mi madre no escuchara lo cursi que me ponía hablando con el.
— Hola, cariño. ¿Cómo estas? —preguntó con esa hermosa voz que lo caracterizaba.
— Hola. ¿Muy bien y tú, preciosa?
— Bien, llamaba para saber si querías hacer algo hoy, yase que nos vimos ayer en el instituto pero te extraño.
— Oh, creí que tal vez irías a la fiesta que mencionó Mark, yo también te extraño —confesé.
— No tengo ganas de salir, a menos de que sea contigo.
¿Enserio dijo eso?
— ¿En verdad?
— Si, Sunni. Es más divertido estar contigo y molestarte que cualquier fiesta —rió.
— Ja, bobo —gruñí.
— Solo bromeo. ¿Qué tal si vamos al cine? —propuso.
— ¡Claro! ¿A qué hora?
— ¿A las ocho? —preguntó.
— Bien, pediré permiso.
— De acuerdo, paso por ti a esa hora.
— Si, te quiero Jungkook.
— También te quiero mi amor, nos vemos más tarde.
Cada vez que pronunciaba un "mi amor" todo mi cuerpo comenzaba a hormiguear, se escuchaba tan lindo cuando provenía de su voz.
— ¿Qué te dijo? —preguntó mi madre cuando volví a la mesa.
— Me invito al cine... ¿puedo ir? por favor, por favor, por favor —supliqué.
— Claro, solo lava los platos, la ropa y limpia la casa —dijo levantando los pulgares.
— ¡Mamá! —bufé.
— Esa es la única manera, mi cenicienta.
— Bien, le diré a Lisa que me ayude, llegará en cualquier momento.
— Como sea, solo limpia muy bien cariño, iré a mi habitación a revisar unos pendientes en la computadora —se levantó, depositó un beso en mi frente y se fue.
•
— ¡Ya cuéntame! —chilló Lisa.
— ¡Shh! Mi madre puede escucharnos —susurré—. Bien, nose como comenzar fue algo que no pensé dos veces, solo comencé a masturbarlo y ya, creo que le gustó mucho, me da vergüenza entrar en detalles.
— ¿Quién diablos eres? A esta Sunni no la conocía —comenzó a reír.
— Hoy me invitó al cine, que bueno que estas aquí porque no tengo ni idea de que ponerme.
— Descuida que te veras fabulosa, ya veras.
— Oh, pero antes de eso... ¿podrías ayudarme a limpiar la casa? Si aceptas pedimos pizza para la hora de la comida —sonreí forzadamente.
— Te odio —bufó.
Pasamos cerca de dos horas limpiando, mi madre se apiadó de nosotras y nos ayudó para que termináramos más rápido, como se lo prometí a Lisa pedí una pizza para ambas en agradecimiento por haberme ayudado, la demoramos en cuestión de minutos.
— Oye, no me has dicho a que hora es tu cita mágica —murmuró sobando su llena barriga.
— Oh si, Jungkook vendrá por mi a las ocho.
— ¿Que? ¡Solo tenemos cinco horas para arreglarte! —gritó alarmada.
— Esa es una infinidad de tiempo, ¿no quieres ver una película? —propuse.
— Vayamos a escoger que te pondrás —tomó mi mano y subimos a mi habitación.
•
— Bien, muéstrame que tenías pensado ponerte —se sentó expectante al borde de mi cama.
— ¿Qué tal unos jeans?
— Jeans no, siempre los usamos para el instituto, ¿porque no una falda? ¡Luce tus bellas piernas! —animó.
— No estoy segura.
Y así se nos fue una hora creando distintos atuendos, combinado colores y texturas hasta que finalmente Lisa me escogió una falda alta color negro con un crop top rosa.
— Te ves magnifica.
— Voy a morir de frío —dije apenas me miré en el espejo.
— Ese es el punto, Sunni. Su deber es que te caliente mientras ven la película —guiñó.
— Loca —rodeé los ojos.
— Ahora ve a ducharte, también te maquillaré y peinaré.
— Bien, ya vuelvo.
Entré a la ducha y esta vez demoré un poco más de tiempo ya que como iba a usar una falda quería que mis piernas estuvieran perfectamente depiladas como otras zonas de mi cuerpo. Luego de una hora por fin salí.
— Es momento de arreglarte, nena —anunció Lisa tras de mi con sus dos pulgares arriba.
Me parecía algo absurdo ya que aun faltan tres horas para ver a Jungkook pero la vi tan emocionada que dejé que me hiciera los arreglos que ella quisiera. Comenzó secando mi cabello y posteriormente lo planchó, luego siguió con el maquillaje y le pedí que no fuera algo tan cargado ya que prefería verme fresca y natural.
— ¿Qué hora es? Me duele el trasero de tanto estar sentada —me quejé.
— Son las siete.
— ¿Qué? ¿Llevo dos horas en esta silla?
— Ya casi termino, luego podrás cambiarte y perfumarte.
Otros cinco minutos pasaron hasta que finalmente Lisa me dejó verme en el espejo, debo admitir que me veía fabulosa.
— ¡Haces magia! —la abracé.
— Ve a seguir arreglándote, mi madre ya viene en camino por mi.
— Gracias amiga, te lo agradezco mucho —sonreí.
— No es nada, solo cuéntame como te fue y cuídate.
— Te quiero.
— También yo, Sunni —. Un último abrazo y abandonó la habitación.
Entré al baño a cepillarme los dientes y vestirme, al ver el resultado final una sonrisa se formó en mi rostro, en verdad esperaba que a Jungkook le gustara como me veía.
•
— ¡Madre, Jungkook llegó! ¿Puedes decirle que ya voy? —grité por el pasillo.
Cuando finalmente bajé las escaleras los vi a ambos sentados, hablando de lo más cómodos en el sofá.
— Ya estoy lista —anuncié caminando hasta ellos.
— Wow —murmuró Jungkook boquiabierto, analizándome de arriba abajo mientras relamía sus labios—. Bien, Verónica. Traeré a Sunni a las once.
— Ni un minutos más tarde, diviértanse mucho —nos despedimos de mi madre y subimos al auto.
— Cariño, te ves increíble —halagó, sin quitar su mirada fija de mis piernas cruzadas.
— Tu también estas muy apuesto esta noche —le besé la mejilla.
— Tu madre me ha dicho que has limpiado toda la casa con tal de que te dejara salir, ¿es eso cierto?
— Si y haría eso y más con tal de verte.
— Te quiero, muñeca.
— Y yo a ti.
Llegamos al cine y nos quedamos un par de minutos viendo que película veríamos, Jungkook terminó eligiendo una de zombies que no se miraba de muy buena calidad pero el punto era que estaríamos juntos por esas casi dos horas. Después de eso pasamos al área de golosinas en donde compramos unas palomitas y un par de refrescos de vainilla. Al entrar a la sala había máximo unas ocho personas.
¿Quién querría pasar un sábado en la noche viendo una mala película? Solo nosotros.
— Sentemonos allá, sígueme —murmuró dirigiéndose a los asientos más alejados de la pantalla.
•
— Esta es la peor película que he visto en toda mi vida —susurró Jungkook.
Se suponía que los zombies debían darnos miedo pero al verse tan irreales causaban gracia.
— Te dije que la de acción se veía más divertida.
— ¿Tienes frío, mi amor? Ven aquí.—me abrazó más fuerte—. ¿Te pusiste esa falda a propósito porque sabes que me encantan tus piernas? —comenzó a acariciarlas lentamente con la punta del dedo indice.
— En realidad Lisa fue la que–.
No pude terminar de hablar pues me había interrumpido con un desesperado beso.
Su lengua se sentía jodidamente bien dentro de mi boca, de un momento a otro pasó a recorrer mi cuello lamiéndolo y mordiéndolo con suavidad, esto era como el extasis, había descubierto que ese era mi punto débil.
Comencé a pasar mis manos por su abdomen y pecho mientras el enterraba sus dedos en mis piernas, cada segundo sentía que mi entrepierna estaba más húmeda.
— Ah, me encantas —suspiró, separando la union de nuestros labios.
— Tu ami más.
— Sunni.
— ¿Sí? —jadeé.
— Déjame hacerte sentir bien... se que te gustará —susurró, lamiendo el lóbulo de mi oreja.
Mis piernas temblaron.