Estoy ya frente al edifico donde la compañía del famoso grupo BTS funciona con normalidad, del cual conocía muy bien a uno de sus integrantes, él precisamente era la razón por la que mis pasos me han llevado a aquí. Porque estaba dispuesta a cumplir mi palabra de cuidar a Holly mientras este chico cumplía con su apretada agenda de esta semana. Tenían programas una serie de actividades programadas que le dejaban muy poco tiempo para encargarse de su mascota.
Ahora que me acercaba más al interior del recinto todo esto me estaba pareciendo una muy mala idea, un poco de pánico iba apareciendo. ¿Qué estaba yo haciendo aquí dándomela de la amable amiga de Min Yoongi cuando toda su cercanía me causaba alboroto? ¿Venir a verlo personalmente no daba un significado de tener una relación aún alto nivel? Estar al tanto de esta confianza de su parte me emocionaba pero no era del todo grato para mi parte emocional que chispeaba en luces de colores por tenerlo cerca. Ya ni sabía cuantas veces había tenido este último pensamiento.
Todo estará bien, venir aquí no quiere decir nada. Ni debe traerme raras interpretaciones deseo cuando estoy a punto de empujar la puerta para ingresar al interior pero soy detenida por el llamado del guardia que permanece cuidando la entrada con un impecable traje y una expresión neutra. Por un instante me llena de temor, como si hubiera cometido un gran crimen.
—Ustedes no tiene permitido el pase —decreta el hombre.
Me echa un vistazo de pies a cabeza con mucha desconfianza. Es cuando caigo en cuenta que mi atuendo quizá hacia creer que era una obsesiva fans que intentaba colarse para invadir la privacidad del grupo. La parte superior de mi vestimenta gritaba que conocía muy bien la existencia de los chicos y el nombre Jimin en mi espalda indicaba mi gusto por su persona. El estuche con mi cámara dentro daba el toque final para ser consideraba una stalker.
El sujeto me mira a los ojos esperando intimidarme, la explicación para mí presencia aquí fluye naturalmente, sigue con su desconfianza y termina por ingresar conmigo hasta presentarme en recepción, no me deja entrar por mi cuenta. Era alguien responsable en su trabajo.
—No hay problema Donyul. Ella puede ingresar —le calma la muchacha encargada al identificarme. Yoongi había cumplido bien su parte de dejar indicada mi llegada de lo contrario hubiera sido un gran problema y vergüenza. Ya me veía siendo arrastrada hacia fuera acusada de venir sin autorización.
El guardia deja el espacio con pasos firmes para volver a su lugar. Cuando esté se alejo lo suficiente la pequeña mujer por medio de un hilo de voz conto un evento pasado que el tal Donyul experimento en su anterior trabajo, y por el cual ahora estaba atento a cualquier movimiento extraño de alguna persona cerca a la compañía sin lograr estar tranquilo, siguió agregando muchas cosas más sobre el según raro comportamiento del castaño sin permitir irme. No comentaba para nada cosas buena. Intentaba poner mi mejor expresión posible.
Viéndose sorprendida por alguien con un cargo superior al suyo guarda silencio, me indica por donde debería continuar.
—Cualquier cosa que quieras contarme sobre lo que pase arriba puedes contarme... ya sabes cualquier cosa sobre los chicos —observa siendo cuidadosa al seguir hablando—. Podemos ser confidente las dos.
Sólo atinó a reír falsamente, y espero que ese sea un claro indicador de mi negativa a compartir algo con ella.
Sin soltar nada mas apuro mis pasos hacia el ascensor dejando atrás a la no agradable muchacha. Y me introduzco en el sin mirar ni una sola vez atrás. Soy la única dentro, agradezco eso porque me ayuda a estar tranquila. Bueno, todo cambiaría dramáticamente si la energía en el edificio se iba dejándolo sin funcionamiento o por alguna razón esta máquina que ayudaba a los humanos a volverse un poco mas perezosos se atasca conmigo adentro. Podría morir aquí dentro si algo así sucedía. Todo acabaría.
Mis pensamientos dramáticos y extremos son acallados cuando las puertas se abren en el tercer piso. El indicado por mis dedos. Salgo muy despacio, como si estuvieran entrando de encubierta. Me detengo en medio del corredor de pronto, sopesando si debería regresar.
—Creo saber quien eres —anuncia una voz cantarina cerca a mí.
Tenía al chico de cabello rosa que se volvió mi favorito al frente mío. Él se termina acercando con una tierna sonrisa que quiero capturar en una fotografía, pero no sería nada agradable ponerla la cámara enfrente arruinando su comodidad. Ni siquiera sabía porque la traje conmigo.
Ahí estaba parado con la amable sonrisa que no se borraba de la cara, y yo sin ser capaz si quiera de balbucear algo coherente.
—Hola, soy Park Jimin —saluda muy amigable. Lucia tierno—. Debes ser la amiga de mi Hyung sino estoy equivocado. Parece que también me conoces —señala mi negra prenda.
Desliza sus dedos a través de sus cabellos con un aire de confianza. Estoy viendo ese movimiento suyo que vi en algún video de Internet con mis mismísimos ojos. De repente la vergüenza me invade por dejar a la vista mi evidentemente gusto hacia él precisamente en su propia cara. Sujeto con fuerza la correa colgante del estuche que cruza mi pecho para darme fuerza y valor.
—Hola, Soy Jimin —vuelve a repetir agitando su mano.
—Ji Sunhee —logro pronunciar mi nombre para luego hacer una reverencia de presentación. El pelirosa me imita—. He venido para encontrarme con Yoongi —confirmo asintiendo con la cabeza.-Claro que te conozco.-pongo al fin una sonrisa.
—¿De los miembros de BTS soy tu favorito? —pregunta utilizando un tono suave, moviendo ligeramente los hombros.
De nuevo utilizo mi cabeza como objeto de afirmación reveló lo evidente. Pone una expresión de felicidad tal como su mayor a predicho por medio del mensaje enviado más temprano, verlo así me hace estar contenta. Una muestra de timidez también aparece. Esa sensación protectora del asecho de la constante maldad humana vuelve a estar presente en mi pecho. Me encanta.
Cuando está interacción de fanatismo acaba dejando a un lado nuestra timidez, sin darme cuenta ya estoy caminando a lado de Jimin, ni siquiera sé a donde nos dirigimos, estoy siguiéndolo desenfocando por completo de la misión por la que he venido. Estoy dejándome llevar por mi yo en la época escolar, la cual si hubiera tenido oportunidad de conocer a su idol favorito hubiera estado tan eufórica, ahora con unos años más encima tenía la oportunidad. Cumplir ese anhelo frustrado, con el plus de poder controlarme y no caer desmayada al suelo.
Llegamos a un recinto que por su aspecto debe tratarse de un lugar para tomar un descanso. Muy sobrio, con un gustoso ambiente.
El gris asiento donde nos sentamos es cómodo.
—Es lindo poder estar cerca a una fan, más si es una antigua compañera de Yoongi, es medio satisfactorio saber que me eliges por encima de él, después de todo eres su conocida, la mayoría suele tener a quien conoce por su preferido. Siento haberle ganado de cierta forma. Triunfado y a verme robado a su amiga para mi lado, alejándote de Hyung con mis encantos. Me siento alguien malvado con mucha bondad y estilo —bromea pero se mueve nervioso en su asiento mientras habla entrelaza sus manos, juguetea con ellas, detiene el compás del movimiento al ser consciente de su acto, las deja tranquilas sobre sus piernas—. Entonces, ¿Por qué me volví tu preferido? ¿Qué te gusto de Jimin ?
—Siento que debo protegerte —confieso con pocas palabras.
—¿No vas a decirme que te gusto por lo guapo y talentoso que soy? —responde frunciendo los labios, arqueando una ceja—. En pocas palabras debo parecer para ti un niño pequeño al cual quieres cuidar.
—Aparte de la obviedad de tu atractivo y talento no puedo quitarme el deseo impregnado con mucha fuerza —yo podría estar hablando mucho, continuo—. Cuando tengo la oportunidad de ver algo tuyo esa sensación vuelve a iluminarse. Además eres menor, creo puede ser un poco normal que me sienta así.
Quito la cámara que permanecía aún colgada a través de mi cuerpo para dejarla a un lado, y poder desviar la mirada.
—Debí suponer eras una Noona —refiere con preocupación—. Estuve hablando informal.
—No te preocupes, estábamos hablando con mucha cercanía. Eso está genial —comunico con sinceridad—. Te acepto lo informalidades.
Jimin apoya su quijada sobre su puño no convencido que la informalidad con alguien mayor sea lo correcto, su fisionomía de visualizarse alguien mucho menor vuelve a enternecerme.
—¿Puedes dejarme ser tu segunda madre? —pido.
Sus mejillas se colorean a penas por el pedido pero lo suficiente para notarse, un débil risa brota de su garganta tratando de ocultar ese detalle, hasta sus hombros se han encogido un poco. Era tierno, tierno.
—¿Dejarás que sea tu segunda madre? —insisto con mi cuestionamiento, estaba a la expectativa por tener ese título—. Eres tan pequeño y lindo. Podría comprarte algún dulce si me lo podrías o cualquier cosa que gustes. Puedo ser la madre que te malcría.
—Noona, no soy pequeño, si soy más alto que usted —murmura con mala cara.
Se para de un tirón para dejarme claro que me supera en estatura, hasta me hace imitar su acción para dejarlo aún más presente. Luego para seguir demostrando la superioridad de tamaño frente a mi talla, mide nuestras palmas, saliendo airoso también. Irradia satisfacción por todas partes. Por último acabo consiguiendo no el rol de una segunda madre sino un entrenamiento para afianzar nuestro lazo. Todo era en plan broma, divertido para ambos.
—¿Quién es él más guapo de BTS?
—Park Jimin —contesto.
—¿El que posee mayor talento?
Eran simples preguntitas con su nombre como única respuesta aceptada, con el fin de no mostrar duda.
—Park Jimin —repito.
—¿Quién irradia mayor ternura? —dice poniendo una adorable expresión.
—Park Jimin
—V es... —indica que complete la frase.
—Un tonto —digo no muy convencida—. Creo que no debería decirlo eso. No se lo diré —el menor estaba convencido que si tenía la oportunidad de cruzarme con Taehyung debía soltarle ese adjetivo como parte de una broma.
Ante mi negativa da paso a sus ruegos pícaros, añade la historia del porque debe usarme para llamar a su amigo un "tonto". Recuerda cuando fue llamado de esa manera por una chica en el extranjero que no tenía idea del significado de la palabra en coreano. Era una especie de venganza.
Jimin sigue con sus ruegos, se detiene al verse interrumpido por uno de los otros miembros que entra muy radiante a donde nos encontramos, para fijarse sorprendido en mí al notarme. Hoseok alarga la expresión de sorpresa, e interroga a mi acompañante en silencio colocándose a su lado no sin antes saludarme. Sólo en poco segundos se anima a conversar conmigo, y ya tengo a dos idols conmigo en una pequeña reunión. Estaba siendo la aventura más grande que tuve en mis últimos, casi nada interesantes años de vida.
Vuelvo a contar el motivo que me a traído hasta aquí. El recién llegado abre ligeramente la boca entre incrédulo y pensativo.
—Hyung dijo algo sobre que vendrías pero no le creí, pensé que bromeaba —dice.
—Creí también eso.-contesta Jimin sonriendo un poco —lo vi por la tarde muy misterioso con su celular, eche un vistazo sobre su hombro, resultaba que Sunhee si existía. Era real —pone un puño en su boca ahogando una risa burlona.
—¿Creían que yo era un invento? —indago alzando las cejas—. Pues soy real. De carne y hueso —estiro mi brazo derecho hacia ellos—. Pueden tocarme que soy realidad.
Los tres estallamos en una carcajada al unísono por la gran tontería que acabo de soltar. Hoseok agrega unas palmadas dándole más gracia.
Justo antes de poder preguntar donde podía encontrar a Yoongi porque creo a sido suficiente distracción la que he tenido, vuelven a desviar mi atención sobre ellos haciendo caiga nuevamente en sus redes de diversión. Me bombardean con nuevas preguntas sobre el trabajo que vienen realizando. Jimin se jacta que es mi preferido, Hoseok me pide que recapacite y cambie de opinión para elegirlo a él sobre el pelirosa.
Es ahí que se enfrascan en una pelea amistosa por demostrar quien merece realmente ser mi primer lugar. Yo estoy mucho más que encantada, en un posición súper privilegiada. Entre ellos realizan cortos versus de competencia, luego de muchos intentos la risa tonta es la ganadora dejándolos a ambos Knockout, rindiéndose. Soy una espectadora satisfecha por la presentación vista. Se vuelven a tumbar en el sofá. Al recuperar el aliento prometen llevarme a un lugar genial dentro del edificio que compense el no haber podido culminar su reto, alego que no es necesario, siguen insistiendo, y cedo. Soy llevada de nuevo por el pasillo sin dejar el júbilo de lado.
Me pica la curiosidad mientras describen que el lugar donde me llevan es de ensueño.
La sonrisa que traigo se me borra cuando Yoongi aparece frente a nosotros. Me golpeó mentalmente por estar jugando con los chicos, y no haber ido a buscarlo.
—Debía suponer que tardabas porque tu camino a sido desviado —observa deslizando su mirada sobre nosotros—. ¿Se han divertido?
Asentimos no muy seguros.
—Fue divertido mientras a durado —murmura Hoseok—. ¿Podemos seguir mostrándole otros lugares? —duda preguntar.
—Tengo que hablar de ciertas cosas con ellas —responde tranquilo—. Ha venido porque se lo he pedido, ella acepto. ¿Sunhee vas a venir conmigo? —dirige eso último exclusivamente a mí con su líquida mirada marrón.
Aunque quisiera seguir explorando la compañía con los muchachos, el imán Min Yoongi que poseo ya se ha activado, trayendo a cuestas mi gusto por estar mas cerca a él de lo que estoy dispuesta a confesar.
Dejo la posición entre Jimin y Hoseok para ir de un salto a su costado derecho. Estaba dicho.
Me he despedido de los chicos con una no muy certera promesa en regresar en otra ocasión para seguir a Yoongi. No sabia si podía volver a regresar otro día o si ellos iban a estar disponibles por sus actividades. La cuestión era que había agradado con la encantadora personalidad de la cual era dueña, tanto como parar quisieran volver a reunirnos, mi lado pesimista pensaba que sólo se estaban mostrando amables por ser conocida de su compañero, pero la parte fanática ocupaba mayor energía y no aceptaba para nada eso último. Había encantado con la hermosa actitud que poseía y punto.
Esa escena impensable de fanática con fantasías locas se volvió realidad para mí en esta oportunidad, estuve muy entusiasmada. Ahora mi realidad era otra, tenía el corazón latiendo ligeramente más rápido.
Siguiendo la guía silenciosa de Min, llegamos a lo que anunció al entrar era su estudio. Genius lab, como bien sabía lo llamaban luego de haberlo leído en algún foro dedicado a BTS, también aprendí algunos datos extras, especialmente sobre él, esperaba siempre fuera desconocedor de este punto. Una parte mía moría si se enteraba que me había puesto a leer algunas cuantos (muchos) textos informativos respecto a su persona, quería hacerle creer siempre que si sabía algún dato era porque lo leí de pura casualidad. Todo estaba ordenado en este santuario de la música.
Quién nos recibió ni bien al entrar fue el dulce de Holly. Según parecía habían estado esperándome aquí los dos juntos mientras yo iba por el camino de los pasos perdidos hasta que me encontró con la intensión de seguir por ese sendero. El perrito tan pronto perdió el interés en nosotros fue a un rincón a jugar con un pequeño peluche rojo del cual no identificaba muy bien su apariencia, podía tratarse tal vez de un huesito.
—Sunhee —llama casi en un susurro.
Mi común nombre con su masculina voz suave y tranquila suena especial, diferente. En verdad me gustaba mucho escucharlo pronunciarlo, me quitan las ganas de renegar por encontrar a muchas personas llamadas idénticamente y olvidar haber sido confundida un millón de veces con una compañera en la universidad donde gracias a este detalle solía llevarme la bronca por sus irresponsabilidades, incluso el apellido lo tuvimos a la par. Felizmente, al final siempre me libraba del problema.
—Dime, ¿Sucede algo? —pregunto guiando la mirada únicamente sobre él—. Cierto, lo siento, no debí ir siguiendo a Jimin y Hoseok por ahí, probablemente no fue lo correcto.
Niega con la cabeza.
—Está bien. Prometí que te presentaría a Jimin. Así que supongo que esa parte ya la he cumplido. Creo —dice arqueando una ceja esperando estar en lo correcto.
—Muy cumplida —acepto. Aunque no estuvo de intermediario cuando me encontré con su compañero, gracias a Yoongi pudo realizarse ese encuentro.
—Perfecto —responde. Da un corta sonrisa—. Cumplido entonces.
Parados ahí en medio del estudio muy quietos todo es reconfortante y conocido. Aunque debía ser raro sentirse de esta manera porque era la primera vez que esta aquí, quizá se debía a que estábamos en un área que cantaba era espacio del chico parado frente a mí, a él si que lo conocía o eso creía. Al menos estaba segura de conocer una parte importante de su persona.
—¿Ibas a decir algo más? —pregunto.
—Iba a decir algo más —confirma utilizando mis mismas palabras dándole una entonación diferente.
Me mira para después revolotear sus cabellos lacios con delicadeza. Un gesto algo típico en él. Pestañea. Un pestañeo casi fugaz.
—Bueno, pensaba... —comenta ladeando ligeramente su cabeza hacia su lado derecho—. ¿Planeas pronto regresar a tu departamento? Puedo enseñarte algo de nueva música si esperas un poco. Sería un privilegio para ti, insuperable.
Intenta sonar desinteresado en que me quede pero sé que eso es precisamente lo que quiere aunque no lo diga con todas sus letras, claramente, a preferido usar el recurso de estar haciéndome probablemente un favor al mostrarme sus composiciones . Privilegio o no deseo seguir quedándome, después de todo el apuro por el regreso a mi vivienda es nulo. Tampoco existía alguien esperándome ahí. Para seguir la armonía que ha usado encogiéndome de hombros y utilizando un despreocupado murmullo acepto quedarme.
—Puedes dar vueltas dándole una ojeado a lo que tengo por aquí —dice en modo de sugerencia mientras espero acabe con su trabajo.
—Eso haré —asiento. Este estudio será interesante de explorar.
—No rompas nada y guarda silencio —advierte antes de siquiera dar otro paso.
Lo miro con mala cara. Por supuesto que no iba a romper nada ni hacer bulla, no era una niña pequeña para ir rompiendo las pertenecías de los demás y causando alboroto... Aunque probablemente si debía tener cuidado porque hace menos de un mes fui la causante del fallecimiento de unos muñecos preferidos de Yoonsuk, como el niño bueno que era no hizo un berrinche monumental, la sensación que ocurriera lo mismo con Yoongi no parecía iba ser igual. Mientras tocará todo sin torpeza y mantuviera mi distancia con el tecnológico aparato donde realiza sus trabajos todo iba a estar bien.
Descuelgo la cámara que seguía cruzando mi cuerpo para dejarla sobre el asiento negro, así tener mayor libertad. Es ahí cuando caigo en cuenta que no me he sacado ningún foto con Jimin o Hoseok para recordar el memorable evento. Debería volver, encontrarlos y pedirselos. Gimoteo por lo bajo con más angustia de necesaria trayendo la atención del único presente aparte de mí, quien ya se disponía a realizar lo suyo deteniéndolo.
—Se supone que traigo la cámara para capturar momentos especiales pero hoy lo he olvidado. ¡Fui un total fracaso! —vuelvo a quejarme en voz alta con nuevos lloriqueos.
El llamativo lamento del que soy participe sigue siendo objeto suficiente para seguir detenido a Yoongi de la actividad que tiene por concluir.
Que estuviera observando debería cortar mi escenita pero no lo hace.
—Estaba tan emocionada, que lo he olvidado por completo —continuó agregando—. ¿Cómo quiero ser una madre si conozco a mi hijo por primera vez y olvido dejar un recuerdo? ¡Soy una mala madre desde el principio, por eso Jimin nunca va querer darme el título!
Yoongi tiene una expresión de no tener ni idea de lo que estoy hablando, para después poner otra donde debe asumir mi probablemente locura repentina. En medio de su confusión vuelve a tomar cercanía conmigo.
—He olvidado sacarme una fotografía con los chicos —digo ante su clara espera por una explicación ante mi errático comportamiento—. Ha sido una perfecta oportunidad perdida. Lo de madre te lo explico luego.
—No sabía que podías volverte loca por perder la oportunidad de sacarte una simple foto —responde sin lograr entender ni un poquito mi posición —realmente no se como... —pone una mirada acusadora, después pone una sonrisa de lado—. Cumpliré tu sueño.
Con agilidad saca del bolsillo de su abrigo su celular, sin que lo vea venir se acerca muchísimo contra el costado de mi cara dejando un casi invisible espacio que vuelve errático ya no a mi comportamiento, el erróneo ahora este corazón palpitante, ni siquiera siento la piel de su mejilla sobre la mía pero con esa micra de aire que nos separan ya siento esa cosilla donde puedo derretirme o flaquear.
Giro levemente el rostro cuando el sonido anunciando una foto tomada vuelve a sorprenderme y hacer a Yoongi alejarse. Sin muchas explicaciones señala ya tengo la foto soñada, la cual me enviará después, haciendo uso de la calma va sentarme frente a su caro, difícil de manipular aparato que no planeo tocar jamás.
En silencio. Estamos en silencio.
Aquel acercamiento amigable a sido lo suficientemente impactante para dejarme tranquilita con ciertos nervios, haciéndome mantenerme sentada reproduciendo varias veces lo ocurrido. Porque un acercamiento así de simple con Yoongi era elevado a un nivel súper intergaláctico cuando debía tomarlo como si se tratara de cualquier otro amigo. Suelto un largo y profundo suspiro, es demasiado tarde para evitar hacerlo y tener que soporta la idea haber sido escuchaba por el causante de este, tampoco iba a ponerme a averiguarlo.
Al rescate llega Holly posándose sobre mis pies, buscando caricias. Me relajaba brindarle mimos.
—¿Por qué eres tan precioso? —pregunto en voz baja—. Porque soy Min Holly —me auto respondo con un tono diferente pero con el mismo bajo volumen como si el perruno estuviera contestando.
Paso varios minutos distrayéndome con su animalesca presencia, tratando de enrollar en ocasiones su pelo en uno de mis dedos sin mucho existo, no protesta por lo que intento hacerlo repetidas veces. Cuando dejo de tocarlo vuelve a buscar mi mano para seguir con las caricias. Todo sigue ese curso hasta que abre su boca para soltar un gran bostezo y meneándose vuelve alejarse para ir a recostarse a echarse un sueño.
Mis intenciones por curiosear en este aposento de Yoongi se han visto reducidos a permanecer viéndolo desde un costado. Cuando se que lo estoy mirando demasiado sin ni siquiera tener una buena vista desde el ángulo donde me encuentro jugueteo con la pulsera morada puesta en mi brazo izquierdo. Cuento las perlas de fantasía. Y las recuento con mis torpes pensamientos rondándome.
Un tiempo de espera transcurre entre el sobresalto que me llevo por el rechino del asiento de Yoongi provocado al dejarlo libre, vuelve a traerme a tierra.
Con un aparato reproductor de donde cuelgan unos auriculares se encamina hasta llegar conmigo.
—He acabado —anuncia.
—Perfecto —respondo.
Antes de dejarme oír la melodía que desea escuche, da una detallada explicación con términos musicales de los cuales sé muy poco pero intento comprender con toda mi inteligencia dotada para el arte.
Con aquella ensoñación que habla sobre la creación de la melodía que estoy a punto de escuchar no puedo decepcionarlo abriendo mi gran boca y estropearlo. Realmente era encantador en este modo.
—Bien, ahora estoy lo suficiente ansiosa por escucharla —digo.
Espero que me pase unos de los extremos del auricular pero eso nunca llega. Él con sus propias manos coloca uno con delicadeza en mi oreja sin nada de dificultad. Yo no protesto.
—Sunhee, escucha sin hablar —ordena calma.
Pronto las notas suenan, me concentro plenamente en ellas a pesar que con Yoongi aquí eso es difícil de hacer. Las bonitas melodías llenan perfectamente el silencio que mantenemos borrando cualquier incomodidad que pueda surgir entre los dos, si la hubiera tenido antes mis pensamientos innecesarios no hubieran aparecido.
—Siento que de algún modo está llenando algo en mí —en cada segundo transcurrido esta creación musical va calando.
—Escucha sin hablar —vuelve a pedir.
Lo siento recostarse totalmente sobre sobre el espaldar dando un leve tirón en el proceso al lado de mi auricular con suerte no me lo quita, siguiendo su consejo sólo me dejo sumergir por la música. La pista concluye, otra da inicio. Disfruto mucho la experiencia.
La respiración pesada de Yoongi avisa que ha caído dormido. Me recuesto de lado girada hacia su dirección con la música sonando todavía.
Esta vez me fijo por primeras vez en unas ligeras ojeras marcadas debajo de sus ojos. Su cansancio. Sus labios y blanca piel hacen picar las puntas de mis dedos por tocarlos.
Con un dedo tembloroso toco su mejilla con intención de ver si esta muy dormido, no hay respuesta.
Con el ritmo del pulso acelerado despejo de su frente sus rebeldes cabellos. Apenas me atrevo a dejar ligeros toques en la parte ya libre.
Estoy totalmente en blanco mientras lo admiro sin pensamiento alguno, con una pequeña sonrisa problemática.