Enamorada De La Falsedad [2]...

By NL_Fire

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Han transcurrido 18 años desde que Alex y Sarah se vieron por última vez, sus hijos han crecido siendo inteli... More

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Damián

Ya era de madrugada, nos encontrábamos ha mitad del camino, Sabrina se había dormido, parecía totalmente cansada, y aunque no lo haya vivido, fue un día bastante difícil para ella.

-Ay Sabrina, no puedo creer que hayas pasado por todo aquello, todo lo que tienes que pasar. Ahora tu única opción es ir con tu padre, eres todo un desastre

-Lo se...

Gire mi rostro hacia su asiento y esta despierta, me sentí avergonzado de inmediato.

-Perdón, pensé que estabas dormida.

-Me desperté hace rato, solamente que estaba en silencio.- contesto mientras se tallaba los ojos

-Ya pedí perdón, ¿Bien? Aparte era mentira, tu eres muy buena persona.

-Vaya, se siente bien ese alago .- me contesto

Di una mirada rápida hacia Sabrina, pude notar su rostro con una sonrisa.

-¿Que harás cuando estés con tu papá?- le pregunte con una sonrisa

-Pues lo primordial es abrazarlo, decirle lo tanto que lo quiero.- contesto mirando hacia la ventana.- Lo único que no quiero es decepcionarlo.

-No lo harás, no es esa clase de persona.- comente

-Nunca he visto a mi papá, ni siquiera se como es.- dijo mientras se estiraba

-¿Y por que no te revelaste a tu familia antes? Pensaba que eran malos contigo.

-Son mi familia, no podría odiarlos, al menos no a todos.- hablo en tono bajo

-Yo que tú ya me abría de ese lugar desde hace años.

Solte un gran suspiro, me cansaba pensar todo lo que habría pasado Sabrina durante tantos año.

-¿Si sabes que eso seria imposible? - alzo una ceja

-Nada es imposible, solo si lo piensas.- dije con una sonriente

Sentí la mirada de Sabrina hacia mi, gire mi vista un momento y vi a una Sabrina sonriendo, solamente pude devolverle el gesto.

-¿Hasta que grado estudiaste?

-Último año de secundaria exactamente, lo deje después que mi familia...ya sabes.

-¿Que materia te gustaba mas?

-Español creo.- conteste

-¿Por que?

-Porque...escribía mis sentimientos.- conteste en tono bajo

-¿Como, no te escuche bien? - preguntó de manera burlona

-Que metiche eres, neta.- dije.- Que vergüenza decirte.

-Esta bien, si no quieres decirme, no hay problema.- por fin tendría paz.- Pero tu empezaste.

-Sabrina...

-Esta bien, mejor hay que cambiar de tema.- me contesto mirando hacia otro lado

-¿Y de que quieres hablar?

-Quisiera saber un poco de ti, me intrigas mucho.- dijo con una sonrisa

-No soy nada interesante la verdad, y no tengo ganas de contar mi jodida vida y toda la clase de aventuras que he tenido.- le respondí. Podía sentir como sus ojos brillaban por curiosidad, la luz de la luna iluminaba su bello rostro.- Pero como me caes bien, te lo diré.

-¡Genial¡- dijo con alegría.- Bueno, ¿Cuál es comida favorita?

-Me gusta las hamburguesas, pero si tuviera que comer algo por toda mi vida serian los tacos.- respondí.- ¿Y el tuyo?

-¿Te digo un secreto?- asentí.- Me gusta la comida de "Taco Bell"

-¡No manches Sabrina! .- comenzó a reírse fuertemente.- ¿Cómo te puede gustar esa basura?

-Ni siquiera yo lo se, posiblemente es porque nunca he probado comida buena en mi vida.

-Tienes dinero suficiente para comprarte una cadena de restaurantes prácticamente.

-Te voy a decir una cosa, todo el dinero que tengo NO es mío, es de mi mamá, yo no tengo nada que ver con la compañía de mi familia, si me puedes observar, yo no tengo cosas de valor como el resto de mi familia, a mi me excluyeron del circulo, no quisiera ser humillada, ya tengo suficiente con...

-¿Con que, Sabrina? - pregunte curioso

El silencio se adueño del auto después de que le preguntara. Sabrina no sabia que responder, ella prácticamente iba ha decir algo, pero ese algo para mis sospechas era algo malo.

-¿Cuanto falta para llegar? - pregunto. Ella desvío la pregunta, parecía incómoda.

-Exactamente ya estamos por llegar.- le respondí

Todo era matorral, Sabrina solamente estaba confundida, tal vez era muy obvio, ella posiblemente pensaría que él viviría en la cuidad o en algún lugar con gente a su alrededor, pero no era así.

-¿Estas seguro que es por aquí?

-Si, ¿Por que preguntas?

-No hay posibilidad de que por este lugar viva mi padre, ¿ A que se dedica?

-Tiene una empresa de cultivos.- conteste.- También de ganado.

-Oh, eso explica algo.

Sabrina parecía nerviosa, ella jugaba con sus manos, podía ver que temblaban mucho. Quería tomar sus manos para tranquilizarla, pero seria demasiado incomodo, no quisiera que ella se sintiera así.

-¿Estás bien?

-No.

Su sinceridad la podía sentir, su rostro mostraba preocupación. Me desvié de la carretera, y me detuve a un costado, tome coraje y sujete sus manos. Ella me miro sorprendida por aquella acción, no se la esperaba.

-Tranquila, ¿Bien? En ningún momento te voy a dejar, recuerda que no estás sola.

Sus mejillas se sonrojaran al decir aquellas palabras, esto no estaba en mis planes. Nos mirábamos a los ojos, no sabia que decir, era vergonzoso.

-Gracias por esto, Damián.- hablo con una sonrisa.- Eres muy amable.

-Bueno, que serias sin mi.- no podía dejar de mirarla, sus ojos eran muy bonitos, su rostro parecía haber sido tallado por un dios, era tan bonito. Baje mi vista hacia sus labios, también eran bonitos, se veían carnosos y tenían un color bonito.

Quite mis manos y gire mi vista, ¿Qué había pasado? ¿Cómo podía pensar así de ella? Mis cachetes ardían de la pena.

-¿Ya te sientes mejor? Para seguir manejando.- pregunte avergonzado

-Si, sigue manejando.- contesto. La mire de reojo y estaba sonrojada, pero parecía ya no estar nerviosa.

Lo que quedaba de camino estuvo en silencio, nadie dijo nada, era un ambiente con mucha tensión, tanta que la podría cortar con un cuchillo.

-¿Que música te gusta? - me preguntó de la nada

-Bueno, supongo que el rock, pero me siento más atraído por la banda.- conteste.- ¿Y la tuya?

-Creo que el pop, algo de K-pop también, realmente soy imparcial en la música.

-¿K-pop?,¿Que es eso?

-Es un género de música, es originaria de Corea del sur.- contesto.- Es muy buena música, te la recomiendo.

-Bien.

Nuevamente nos quedamos en silencio. Tenia muchas cosas que preguntarle, pero me daba pena, algo muy irónico después de todo lo he que hecho.

Sabrina parecía muy joven para su edad, era muy opuesta a Alexander, posiblemente por esa razón nadie crearía que fueran hermanos. Sabrina tenia una cara despreocupada y tenia facciones más parecidas a las del señor Alex, mientras que Alexander era una versión masculina de la señora Sarah. Ahora que lo pienso, aun no se que edad tiene Sabrina, solo se que cumplió años, pero ¿Cuantos?

-Oye Sabrina, tengo una duda.- Sabrina me miro confundida.

-¿Que pasa?

-¿Que edad tienes?

Ella me dio una mirada sin entender mi pregunta.

-Cumplí los 18 apenas, ¿A que viene esa pregunta?

Frene de golpe, Sabrina se golpeo con el cinturón, soltando un quejido de dolor. Si hubiera seguido con mis estúpidos pensamientos malignos me hubieran colgado.

-¡¿Qué te pasa?! - grito molesta.

-21.

-¿21 que? - contesto aun enojada

-Yo tengo 21.

Nuevamente Sabrina me miro confundida, casi nos mato para que al final ella me mire así. Me estaba dando un tic nervioso, pero tenia que mantener la compostura, no podía actuar de esa manera frente a ella. Le dije que olvidara lo sucedido y continuamos el viaje hacia la casa del señor Alex.

El resto del camino paso normal, no quedaba mucho por llegar, ya habían pasado 12 horas de viaje, y con las paradas que habíamos nos hizo tardarnos un poco, pero ya no faltaba mucho para llegar. Sabrina no paraba de practicar conmigo las cosas que le diría a su padre, también no para de hablar de las cosas que haría a su lado. Anhelaba ver a Sabrina con el señor Alex, de que ella por fin estuviera feliz, eso me haría feliz a mi también.

-Sabes, quisiera pasar mi próximo cumpleaños con él, eso me gustaría mucho, tal vez seria el único de mis deseos que por fin se cumpla.

-Ya veras, todos tus deseos se cumplirán poco a poco.

-Solo seres mi papá y yo.

-Si, y tú hermana también.

Me taque la boca después de decir aquello. La había cagado.

Sabrina

-¿Como dijiste? Lo siento, me distraje y no te escuche.

-Oh, nada importante.

Me siento tan feliz de al final conocer a mi padre, era lo que siempre le pedía a Santa Claus en mis cartas de Navidad, pero al final me deban muñecas o ropa de regalo. Ahora no estaba a mucho de verlo, me arreglaba cada momento, retocando mi cabello, estar presentable para él.

Damián dio vuelta en un curva, para llegar inmediatamente a un pueblo, lugar que era muy bonito, pasando el pueblo llegamos a un camino rocoso lleno de plantas de maguey.

-¿Si miras la reja blanca grande? - mire al frente y en efecto, había un gran muro con una reja blanca.- Esa es la casa.

Mi ojos se abrieron de par en par al escuchar aquello, el momento había llegado. Damián toco un boten del control que tenia en el parasol, haciendo que las grandes rejas se abrieran y nos dejaran entrar, había mucha gente, posiblemente trabajadores, algunos miraron el auto, otros solamente lo ignoraron, me parecía sorprendente como había tanta gente que trabajara para mi papá, debe ser una persona maravillosa.

No lo iba a negar, tenia muchos nervios, quería llorar y vomitar a la vez por tanta adrenalina que corría por mi cuerpo. Damián estaciono el auto frente a la gran casa.

-Damián, cuando bajes del auto, ¿Puedo tomar tú mano?

Su rostro se torno color rojo, admito que era algo a vergonzoso preguntarlo de aquella manera por cual él lo había hecho anterior mente mis nervios desaparecieron. Mis pies repiquetean nerviosamente en el suelo, deseaba tanto que este nerviosismo que me carga se quitara, pero algo complejo que no podría solucionar sola en este momento.

Damián buzo y salió del auto, dio unos pasos hacia mi lado, no comprendía lo que iba hacer, pero abrió la puerta y me ofreció su mano, en ese momento analice a Damián de arriba para abajo, nunca me había percatado que tenia tatuaje en sus brazos, o que sus manos eran gruesas y sus dedos largos, sobre su muñeca posaban pulseras, eran sencillas, pero la única que era diferente era una que parecía ser de metal, pulsera que tenia grabado el nombre de "Camila".

Parpadee hasta darme cuenta que ya había tomado su mano, era rasposa, pero cálida. Sobre su hombro posaba mi mochila color rosa pastel, di una pequeña risa al ver como se veía el color de la mochila con su aspecto.

-¿Te vas a seguir riendo o nos vamos para adentro? - hablo molesto Damián. Yo solo asentí con una sonrisa y me baje del auto, tomada de su mano.

Efectivamente, mis nerviosa habían desaparecido, la gente que pasaba se nos quedaba mirando, me incomodaba, pero suponía que pasaría eso, una extraña entrando de la mano de un trabajador de aqui, si pudiera decir la razón por la cual tomaba su mano la diría, pero no era el asunto que por el que había llegado a este lugar.

-¿Estas lista? - nos encontrábamos frente a la puerta de la casa, apreté su mano con fuerza.- ¿Entonces no?

-Solo entremos.

Medio una sonrisa, y abrió la puerta para entrar. Todo era bonito en su interior, era muy espacioso, olía sutilmente a madera, había unos cuernos de venado en la pared, -1 punto por eso.

-¿Y esto Damián? - cuestiono un hombre que iba entrando. Era un hombre alto y no muy grande de edad al parecer, su cabello era castaño y sus ojos grises, también era muy atractivo. Pude que llevaba un montón de cajas en sus manos.- Un momento, tú eres...

-Axel, ella es...

Aquel hombre de hombre Axel dejo caer las cajas y cayo de rodillas, me acerque asustada para ayudarle, pero él me sujeto de las piernas.

-¡Señorita Sabrina! - tenia lagrimas en sus ojos, era un gesto demasiado extraño para mi.- ¡No sabe cuanto ore por su bien, por dios!

¿Me conocía? Mire a Damián extrañada, él solo murmuraba cosas que no podía escuchar, toda esta situación era tan rara, Axel lloraba aferrado a mis piernas, quería darle una patada.

-¿Me lo quitas de encima? - le susurre a Damián. Asiento y alejo a Axel de mí.

-¡Mi señorita Sabrina! - su voz era temblorosa.

Esto era un dolor de cabeza.

(...)

Las cosas ya se habían tranquilizado un poco, Damián había inicio un tipo de pela con Axel, pelea que termino ganando Axel, quien después de dejar en el piso a Damián, me abrazo tan fuerte que casi quiebra todos los huesos de mi cuerpo.

Nos encontrábamos en la sala sentados en el sillón, Damián frente de mi, y Axel a mi lado, diciendo cosas que no podía entender, hablaba muy rápido, pero para no parecer mal educada solo asentía a sus comentarios.

-Ay mi señorita Sabrina, es tan bonita como su mamá.- hablo con entusiasmo.

Pensé que mi recibimiento seria algo distinto, nunca me imagine que fuera esto.

-Disculpa, pero ¿Cómo es que conoces a mi madre? - él sin duda la conocía, no paraba de hablar sobre ella

Axel relajo su rostro y me regalo una sonrisa, todo era muy confuso, no entendía muy bien sus intensiones.

-Yo fui el más leal trabajador de su madre, mi señorita Sabrina.- sus palabras sonaban melancólicas.- Lo fui hasta el ultimo momento en el que ella estuvo aqui.

Sus palabra sonaban tristes, parecía aprecias mucho a mi madre, me pregunto como habrá sido ella cuando estaba con papá.

-Cuando su madre se fue de aquí, me culpe por creer que no la habia cuidado como se debía, me resenti conmigo mismo, me sentía una vergüenza, se suponía que yo era la persona más leal a su madre.- su rostro parecia adolorido al decir aquellas palabras.-Ahora que usted está aquí, le juro que hasta el aliento que tenga, la protegeré, mi señorita Sabrina.

Axel me miraba con esperanza, como si yo fue su gran salvación, la manera en la se diría a mi se sentía...tan bien.

-Oh, ahora que recuerdo, creo que hay algo que deba ver.- Axel se levanto de su lugar y me arrastró junto con él

Damián se levanto de una y comenzó a decirle un sin fin de cosas a Axel, pero a él parecía no importarle, al final nos termino llevando frente a lo que parecía ser una habitación, pero estaba cerrada bajo candado.

-Esta habitación se suponía que seria suya.- mis ojos se abrieron como platos al escuchar eso.- Ha permanecido cerrada desde entonces.

Un sentimiento de intriga me envolvió, ¿Cómo sería aquella habitación? No dejaba de jugar con mis manos, me sentía demasiado nerviosa.

Axel saco una llave color dorada de su bolsillo, la introdujo sobre aquel candado, cayendo así ese sobre el suelo. Tomo el picaporte de la puerta y la abrió.

Todo estaba llena de polvo, las cortinas de color rosada estaba opacas e impedían que la luz entrara, todo era demasiado lindo al rededor, tonos color pastel y muchos peluches.

-Esta habitación fue mandada hacer por el señor Alex, estaba tan emocionado de que usted naciera.

Me acerque a la cuna que estaba pegada en la pared, era pequeña, parecía haber sido tallada a mano, tenia detalles muy delicados y finos. No pude evitar soltar unas lágrimas por todos los sentimientos que sentía en ese momento, era un lugar tan bello para mi.

El teléfono de Axel comenzó a sonar, vio la pantalla de este y su rostro se torno pálido.

-Oh gran santa virgen de Guadalupe.- dijo para luego contestar.- ¿Bueno?

Mientras el hablaba con la persona, Damián me enseño algunas cosas que encontró en el lugar, como unos zapatitos pequeños y un títere de dedo.

Axel colgó, y me miro con una sonrisa.

-Vamos al patio.

Antes de que Axel me volviera a jalar del brazo, Damián actuó antes, me tomo de la mano y me apegó hacia con él, le tiraba miradas asesinas a Axel, quien solo se la contestaba con una risa.

Pusimos camino hacia el patio de la casa, varios empleados saludaban a Axel y Damián, sin prestarme atención. Llegamos a un punto de la casa donde era mucho pasto verde, con arboles de mangos y flores a sus alrededores. No muy lejos de nosotros se encontraban unas personas sentadas tomando el café.

-Señoras, buenas tardes.- les hablo Axel ya cerca de ellas

En aquel lugar se encontraban reunidas 3 mujeres, a pesar de que Axel les haya hablo, no giraron a verlo y continuaron hablando.

-Por fin te dignas a llegar.- hablo una mujer de tes blanca y cabello castaño.

Aquella mujer fue la primera en girar a vernos, tenia el ceño fruncido, miro primeramente a Axel, pero inmediatamente poso su vista en mi, el ceño desapareció de su rostro, y ahora mostraba asombro.

-Por dios...

Las otras dos mujeres giraron su vista después de aquellas palabras. Un estruendo hizo eco en el lugar, una de aquellas mujeres dejo caer lo que parecía una taza. Las mujeres se levantaron de sus lugar y comenzaron a caminar a nuestra dirección, bueno, más bien a la mío, porque ignoraron por completo a Axel al pasar por su lado.

Ya enfrenten de mi, baje la cabeza con vergüenza, podía sentir su filada mirada, no entendía lo que sucedía, nunca entiendo nada en estas situaciones.

-¿Eres Angela?

-¿Perdón? - ¿Angela? Mi nombre no era Angela.- Lo siento, no soy Angela.

Mis ánimos se fueron a bajo al pensar que realmente no era yo a quien buscaban, todo esto habría sido una mentira. Sujete con fuerza la mano de Damián, escuche como él quejo por aquella acción.

-¿No eres la hija de Sarah?

-Si, pero mi nombre es Sabrina.

-Oh, es que cuando naciste tu nombre era Angela, no pensé que te habían registrado con otro nombre.

Un momento, ¿Tengo otro nombre? Me quede confusa hacia eso, no sabia que tenia otro nombre, siendo sincera, ni siquiera en mi ficha de nacimiento aparece ese nombre.

-¿No lo sabias?

-Desconozco sobre ello realmente.

En el rostro de las 3 mujeres se formo una sonrisa, contagiándome de ella. Sentí como unos brazos me rodeaban, una de ellas me abrazo por sorpresa dejandome sin palabras, solté la mano de Damián y correspondí al abrazo, era un abrazo muy cálido, no se comparaba con el de mi madre, este abrazo me quitaba un gran pesar de mí.

-Mi señorita. - gire mi vista hacia quien me hablaba, Axel me miraba con seriedad.- Su padre a llegado.

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