La Guardaespaldas [EDITANDO]

By stonesblue

1.5M 68.2K 6.7K

Daniela tenía una vida normal como cualquier chica de su edad, hasta que los problemas comienza a llegar a su... More

Capítulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60

Capítulo 43

20.5K 1.2K 246
By stonesblue

# Poché

Las tres primeras semanas pasaron casi sin darme cuenta. Calle y yo comenzamos a llevarnos mejor después de lo que pasó en el almuerzo, su actitud había cambiado un poco después de ese día, ya casi no discutíamos.

Calle ya estaba sentada en el sofá acomodándose y esperándome para comenzar a reproducir su asquerosa película, no sé cómo pude aceptar ver esta clase de película. Todo comenzó hace dos semanas cuando decidimos hacer un maratón de marvel, a partir de ese día no había una noche en que no viéramos una película, podía decir que se vuelto una de mis cosas favorita pero precisamente en este momento no lo era. No me gustaba ver película de zombie por ningún motivo, simplemente no me gustaba ver sangre, intestinos y cerebros deshechos por todos lados.

Fui en la cocina y agarré una botella de agua fría y la llevé a mis labios dando un pequeño trago. Ya un poco más hidratada fui al sofá con Daniela, me senté a su lado pero no lo suficientemente cerca como me gustaría. Dejé la botella sobre la mesita a lado del sofá.

—Pensaba que cambiaría de opinión. De verdad ¿no te gusta ver? —dijo Calle mirándome de reojo. Antes de dar inicio a la película.

—En lo absoluto, no me gusta, lo odio, de verdad lo des...

—Lo he captado en la primera, Poché —habló Calle ya con la mirada fija en la televisión, no tuve de otra que poner atención en la película.

Un rato después, estaba a punto de volverme loca al ver una escena completamente asquerosa, en el cual un muerto viviente corría con lo que quedaba de cuerpo atrás una mujer. Mi estómago se estaba revolviendo no sé cuánto tiempo podía seguir viendo este tipo de escenas, en cambio Daniela estaba encantada viéndola.

—¿De verdad tuvo que pasar todo eso y sufrir como nadie más lo hizo para que a final muriera? —pregunté indignada mientras la miraba con confusión.

—Poché, eso siempre sucede en las películas y más cuando se trata de terror. No sé porque te sorprende —Calle se cruzó de brazos. La miré por un momento ella aún tenía puesta su mirada en la televisión aunque la película ya había terminado, parecía estar pensando. —¿No extraña a tu familia?... a Vale —preguntó de repente cambiando drásticamente de tema, la miré intrigada antes de responder.

—Lo hago —sonreí nostálgica. —Pero de cierto modo me acostumbre a extrañarlos —Calle me miró con el ceño fruncido.

—¿Por qué? —la miré esta vez analizando en la manera en que sus ojos me miraron con incredulidad. —No deberías acostumbrarte a eso. Es horrible extrañar a alguien —y sí que lo era.

—Pero cuando no tienes de otra lo haces ¿no? —me escogí de hombros. —Tengo que acostumbrarme, Calle. Eso lo hace menos difícil —suspiré resignada. —Cuando decidí ser guardaespaldas tuve que alejarme un poco de mi familia, es un trabajo en el que pasas demasiado tiempo con la persona que cuidas y eso me impide verlos como me guastaría hacerlo.

—¿Es por mi culpa? —preguntó asustada con su voz dulce mirándome con preocupación.

—¡Por supuesto que no! —hablé con la voz firme. ¿Por qué diablos piensa eso? —Al contrario, gracias a que trabajo para ti puedo verlos más seguido, antes no lo podía hacer porque vivía en otro país —una leve sonrisa se instaló en su rostro y sus facciones se relajaron. —Así que creo que debo agradecerte.

—¿Por qué? ¿Por cuidarme? —preguntó riendo, sonreí de medio lado.

—Por aparecer en mi vida —dije mirándola fijamente sintiéndome conmovida por todo.

Sus ojos se abrieron analizando aquellas palabras que había salido de mi boca sin previo aviso, luego de unos segundos ella sonrió ampliamente dejando saber que no estaba molesta. Calle se recostó nuevamente en el sofá estirando todo su cuerpo, bostezando y cerrando los ojos. Estaba cansada se podía notar.

—Bueno —me levante del sofá. —Debe ser tardísimo y es hora de dormir. Así que deberíamos ir a descansar.

—Sí... —dijo por lo bajo. Di un paso hacia adelante dispuesta a ir a mi habitación pero me detuve al escuchar hablar a Daniela. —¿Podemos desayunar afuera mañana? Estoy cansada de estar encerrada. —preguntó tímidamente.

—Claro —dije, la idea realmente me agradaba, al igual que ella también estaba harta de estar encerrada.

—¡Genial! —la escuché decir.

—Ahora ve a dormir —susurré antes de que me marchara.

***

En la mañana siguiente me levanté con los ojos entre cerrados y sintiendo el frio mañanero, no entendía por qué hacía demasiado frio en este apartamento. Miré el celular, eran las nueve y veinte de la mañana, salí de la habitación arrastrando mis pies con la poca fuerza que podía tener una persona un domingo a la mañana, me detuve cuando ya me encontré parada enfrente en la puerta de la habitación de Calle.

Estaba debatiendo en tocar o no la puerta, o simplemente darme media vuelta y meterme de nuevo bajo la cobija, la segunda opción era muy tentadora pero le había no prometido a Calle que saldríamos hoy. Era probable que ella estuviera durmiendo, anoche nos habíamos desvelando viendo aquella película cuando estaba a punto de tocar la puerta se abre.

—¡Hola! ¿Qué haces Poché? —preguntó, su voz sonaba divertida y alegre. No he conocido a ninguna persona que despierta con tanto entusiasmo como lo hace Daniela.

—Buenos días —dije intentando igualar su entusiasmo, pero falle. —¿Ya estás lista? —pregunto sorprendida al verla toda arreglada.

—¿Tú no? —cuestionó, miro hacia abajo y le señalo como sigo vestida, no sólo tenía mi pijama aún puesta sino que también el cabello hecho un desastre.

—No —digo con suspiro. —Solo dame veinte minutos y estaré lista —Calle se mordió el labio como si estuviera pensándolo.

—Bien, veinte minutos... nada más —murmuró entre cerrando los ojos.

—Sabes que no tienes otra opción que esperarme, ¿no? —digo sonriendo triunfalmente. Daniela se escogió de hombros.

—Sabes que puedo irme sin ti ¿no? No sería la primera vez —dice retándome con la mirada. Abrí mis ojos, sorprendida.

—Ni se te ocurra, Daniela —mi voz sonaba aterrada. Calle alzo sus cejas con una sonrisa podía ver cuánto le divertía esta situación.

—Claro que no lo haré. Solo lo dije para llevarte la contraria, no lo dije de verdad... —suspiré de puro alivio. —Lo juro —dijo totalmente seria.

Asentí. Y di media vuelta regresando de nuevo a la habitación y corro a la ducha a toda prisa, un rato después ya estoy vestida y peinada decentemente. Una vez que salgo a la sala encuentro a Daniela viendo su celular al notar mi presencia lo deja a un lado.

—¡Por fin! ¿Cuánto tiempo llevo esperando? —pregunta fingiendo mirar un reloj, ruedo los ojos.

—No mucho —una vez ya listas nos encaminamos hasta el auto. —¿De verdad quieres salir? Parece que está punto de llover... —digo mirando el cielo gris. —Y hace frío —añado. Podía sentir como el frio llegaba hasta mi cuerpo aun cuando venía perfectamente abrigado.

—¿Tienes una idea mejor? —pregunta mientras me observa con una sonrisa.

—Sí. Podemos disfrutar de nuestro cómodo sofá, beber café o chocolate calienta y ver un cantidad innecesaria de películas hasta quedarnos dormidas —murmuro, la escucho reír.

Y haciendo caso omiso a lo que digo abre la puerta del auto y entra, sin perder mucho tiempo hago lo mismo, unos segundos después arranco y conduzco hacia una cafetería más cercano. Una vez que llegamos bajamos del coche, atravesamos la entrada y la calidez del lugar me invade, decidimos sentarnos en la planta baja para evitar subir las escalera.

—Buenos días chicas ¿qué desean pedir? —pregunta el camarero amable. Miro a Calle, al ver que aún sigue mirando el menú decido pedir primero para darle más tiempo.

—Quiero un croissant de almendra y un café cargo, por favor —pido con una media sonrisa.

—Para mí será un chocolate caliente y un croissant de almendra —indica Daniela, el chico anota nuestros pedidos en una pequeña libreta y luego se retira. —No lloverá al menos en unas horas —dice Daniela mientras observa el cielo atreves de la gran vidriera, al aparecer respondiendo al comentario que hice antes de que saliéramos. Sonrió.

—Eso espero —digo mientras la observo con una sonrisa tonta. Calle no había dejado de sonreír desde que despertó, en cambio yo necesitaba mi café para al menos despertarme por completo. —Creo que debemos salir más seguido —comento.

—¿Por? —Daniela deja de mirar el cielo vuelve su mirada en mí.

—No has dejado de sonreír desde que salimos —me incline en la mesa para poder verla mejor a los ojos.

—¿Si?... bueno no es por eso que sonrió.

—¿Entonces? —pregunto interesada. Daniela me mira intensamente que de inmediato me arrepiento de haberme acercado tanto.

—Estoy cansada de pensar y pensar en que sucederá mañana. —la miré sin comprender y ella comenzó a explicarme. —Tengo miedo de lo que pueda pasar... —habló de la forma en que sus ojos lucían triste y asustada.— Y la verdad estoy cansada de tenerlo.

—¿Qué te da miedo, Calle? —preguntó ahora más confundida que antes. No puede contener el impulso que tuve de tomarle la mano que tenía sobre la mesa, por un desesperado intento de demostrarle que estaba para ella y que podía confiar en mí.

Daniela tomo un respiro profundo y cerró los ojos brevemente preparándose para hablar, estaba atenta a lo que ella estaba a punto de decirme cuando el mesero llego a interrumpir nuestra plática, sirviendo lo anteriormente pedido por nosotras.

—Gracias... —susurré sin quitar la vista de Daniela, aun sin ser capaz de soltar su mano, acaricio los nudillos negándome a soltarla. —Calle —hablo con intención de retomar nuestra plática, una vez que el muchacho se retira.

Daniela simplemente sonríe y da un apretón a mi mano antes de soltarlo.

—Necesito hablar contigo pero... no aquí —pidió, tenía más que claro de que teníamos que seguir hablando. Quería saber lo que ella sentía para poder comprender todo lo que había dicho.

—Claro —dije dando un sorbo de café, tratando de calmar mi curiosidad.

La mañana avanzo rápido, el camino de regreso al apartamento se sintió más largo de lo normal por el simple hecho de que estaba ansiosa por saber que tenía que decir Daniela. Una vez que aparque el auto saludamos al portero antes de entrar al edificio.

—El desayuno fue genial —murmuro Daniela, mientras el ascensor iba subiendo lentamente.

—Lo fue —dije estando de acuerdo con ella.

La puerta se abrió y Daniela fue la primera en salir. Nos encaminamos en dirección de nuestro piso con la barriga a punto de explotar cuando de pronto ella se detuvo en seco mirando hacia la puerta hice lo mismo que ella, y vi a la única persona que no quería ver en este momento. Karol.

—¡Daniela! Dios, que bien que estés bien —prácticamente corrió hasta ella y la rodeo en sus brazos. —Garzón —vi como Karol remarco una sonrisa burlona en su rostro, mientras Calle intentaba quitarse de encima una vez que lo logro me miro, ella parecía igual o más confundida que yo.

—¿Qué... qué haces aquí? —preguntó Calle un tanto incomoda.

—Estaba preocupada por ti, no he sabido nada de ti en estos días. Tampoco me respondes mis mensajes —sonreí de medio lado al saber que no le contesta sus estúpidos mensajes. —¿Que más podía hacer?

—No venir por ejemplo —digo ganándome una mirada de reproche de parte de Daniela. —¿Quién te dejo pasar hasta aquí? más bien ¿quién te dio esta dirección? —pregunto molesta.

—¿Eso importa? —sentí como la rabia consumía mi interior e intento calmarme por Daniela. Aprovecho que tengo en mi mano la llave del apartamento y me aferro a él para no abalanzarme sobre la chica que tengo enfrente.

—¿Quieres pasar? —mis ojos se abre con rapidez y trato de no estar enojarme con ella por haberla invitado a pasar.

—Por supuesto —no pude evitar ver la sonrisa burlona de Karol lo cual me molesto más.

—Poché ¿podemos hablar? —no dije nada y solo la seguí. —Solo será un momento sé que ella no te agrada —la ignore y me dedique en meter la llave en la cerradura y en girar hacia la izquierda para poder abrirla.

—Íbamos a hablar —dije entrando al apartamento, la escuche resoplar mientras me seguía.

—¿Por qué estás tan molesta? —preguntó con amargura, evidentemente enojada. —Por Dios María José, solo voy a hablar con ella un momento. No puedo simplemente echarla —susurró molesta.

—No estoy molesta Daniela, estoy cansada de intentar hablar contigo cuando tu ni siquiera intenta hacerlo —escupí con resentimiento y odié en la forma en que sus ojos avellanas me miraron con dolor. —Simplemente haz lo que quiera, Calle —fue mi última palabra.

Inmediatamente me arrepentí por la forma en que le hablé, pero estaba tan celosa y molesta de que esa mujer estuviera aquí, que simplemente preferí irme en la cocina antes de seguir hablando.

Odiaba que Daniela estuviera sola con ella, Karol no me daba buenas vibras y no eran precisamente por celos, simplemente no me termino de fiar de ella. Pero de ahí estar en la cocina escuchando una conversación ajena y absurda era estúpido, sabía eso y, sin embargo no podía evitar hacerlo. No aguantaba más escuchar su risa o su voz, simplemente era una tortura.

Estaba tan sumida en mi pensamiento que me lleve un susto cuando mi celular comenzó a sonar en la mesa, al ver de qué se trataba del señor Germán conteste inmediatamente.

—Hola —contesto apresuradamente.

—¡María José! ¿Cómo va todo por ahí? —preguntó Germán en un tono alegré. Entonces lo único que puede hacer fue sonreír con ironía, tratando de evitar decir que prácticamente Calle y yo discutimos de nuevo y todo gracias a Karol, pero que aparte de eso todo va absolutamente de maravilla.

—Bien, toda va muy bien —respondí simplemente. —¿Necesitas hablar con Daniela? —pregunto en un intento de persuadirlo y deseando de que no haya percibido mi tono amargo.

—No, hablare con ella más tarde. Ahora necesito hablar contigo —fruncí el ceño confundida, mientras escuché la puerta cerrarse. Por fin se marcha, pensé.

—¿Sucedió algo? —pregunte preocupada, volviendo a la llamada.

—Sí, por fin detuvieron a los hombre que está detrás todo este infierno —abrí mis ojos sorprendida y por impulso busque a Daniela con la mirada, la encontré enfrenté de mi mirándome confundida y pidiendo saber de qué se trataba la llamada. —Me acaban de llamar la agente Verónica, dándome la noticia —añadió.

—¡Eso es una muy buena noticia! —dije de pronto sintiéndome animada. —Gracias por avisarme —sin saber que más podía decir, apenas pude analizar lo que dijo. Mi corazón empieza a doler cuando me doy cuenta de lo que significa, Daniela ya no me necesitaba. Ahora sí todo se había acabado.

—Encárgate de darle la notica a mi hija —me pidió. —Sé que estará feliz por esta noticia.

—Por supuesto, mantenme informada de todo —dije antes de dar por finalizada la llamada. Daniela me miró con el ceño fruncido pero no dijo nada. —Hable con tu padre —dije mirándola a los ojos, di un suspiro antes de continuar. —Ya no trabajare para ti —desconcertada, se acercó un poco más hacia mi sin apartar sus ojos de los míos, confusa.

—¿Qué? —pregunta en voz baja.























Continue Reading

You'll Also Like

20K 1K 22
El amor es perfectamente perfecto.
1.5M 68.2K 60
Daniela tenía una vida normal como cualquier chica de su edad, hasta que los problemas comienza a llegar a su vida, cuando su padre recibe una amenaz...
Mia [Cache] By MAY

Science Fiction

138K 6K 12
--- Adaptacion Corta----- Disfruta. POCHE G!P
388K 20.2K 51
Cuenta una leyenda; que todos nacemos con un hilo rojo, invisible, atado a la persona que amaremos por siempre. Sin importar el tiempo, el lugar o la...