Los días en Omelas habían pasado relativamente cortos para Jungkook con tanta actividad y gente nueva que había entrado en su vida. Casi no recordaba de donde venia, ni usaba prendas negras, e incluso varias chicas lo habían invitado a salir. Parecía otro, estaba más perdido que nunca. Como si estuviera drogado, un mambo de felicidad infinita en donde todo era lindo y precioso. No había preocupación por cosas ilegales, ni cuentas que pagar, todo iba en ruedas por su propia cuenta. Dudaba querer irse de ahí, pero sobre todo, ¿Ir a donde?
Se encontraba muy ocupado en oler las deliciosas rosas que vendía la señora de la plaza. Eran bellisimas y hacía unos días quería decorar la ventana de lo que era su nuevo cuarto. Tan concentrado que ni siquiera escuchó que lo llamaban, ni siquiera sintió cuando se acercaron a él.
—¡Jungkook! —le gritó un hombre casi de su edad, zamarreándolo de la camisa.
Sorprendido, Jungkook volteo a verlo. ¿Lo conocía de algún lado? ¿Quien se creía tratándolo de esa manera? Lo apartó de un empujón, pasando sus manos por su ahora arrugada camisa hawaiana.
—¡Oye! ¿Qué te pasa? —exclamó Jungkook, dejando anonadado el joven frente a él.
—Soy yo, Namjoon. ¿Qué te sucede?
—¿Namjoon? —hizo una mueca, realmente intentando recordar si lo conocía de algún lado.
—¿No me recuerdas?
Jungkook negó, dudoso. Algo en él se le hacía familiar, mas no tenia recuerdo alguno con él: —Creo que te confundiste.
—Soy tu compañero, somos policías. —dijo Namjoon, comenzando a desesperarse. Analizó de pies a cabeza a su amigo, notando aquel extraño look que llevaba. Estaba seguro de que no le gustaba usar tanto color.— ¿Qué haces con esa ropa? ¿Donde están tus armas o tu uniforme? ¿Dónde esta el niño?
—Esta es mi ropa. —se encogió de hombros, no le importaba.— Ah, cierto... Namjoon, ¿Qué estas haciendo aquí?
—¿Cómo que hago? Vine a buscarte, desapareciste en ese ascensor sin dejar rastro alguno. Creí que iba a volverme loco, pero pase el juego y estoy aquí frente a ti... en este raro lugar. —observó todo a su alrededor, casi con miedo aunque la gente que pasara lo saludara como si lo conocieran de toda la vida.
—¿Yo desaparecí? —preguntó Jungkook.
—¿Qué te hicieron? —suspiró, masajeando sus sienes. Parecía drogado, en las nubes. Era otro.
—No me han hecho nada. —largó una risita.— Todos han sido muy amables conmigo.
—¿Por qué no me recuerdas del todo? ¿Por qué no tienes tus armas? —tiró su cabello hacía atrás.— Bueno, ya esta, no importa. Nos vamos. —le dio un empujoncito para que caminara, pero Jungkook no lo hizo.
—Aquí no hay armas... —volvió a quitarlo.— Y quiero quedarme. Es un bello lugar, deberías conocer más.
Namjoon vio a la gente que pasaba. No podía hacer entrar en razón a Jungkook con todos viendo, aunque algunos parecían sorprenderse con su uniforme y sus armas. ¿Qué les pasaba?
Tomó a Jungkook del brazo y lo llevó a un lugar solitario en donde no los pudieran molestar ni escuchar. No le importaba si le habían lavado el cerebro o algo así, su misión era llevar de regreso a Jungkook y Yoongi, y eso iba a hacer, costara lo que costara.
—Escúchame... —comenzó a hablar Namjoon, tomándose un tiempo para pensar bien sus palabras mientras Jungkook lo miraba con ojos grandes, curioso.— Yo no se que te hicieron, pero voy a llevarte a donde perteneces. Solo dime en donde esta el niño, lo voy a buscar, vengo por ti y nos vamos. ¿Okey?
—No, yo quiero estar aquí, estoy muy bien. Además no se de que niño hablas.
—Min Yoongi. De 15 años, pelo negro, más bajo que nosotros. El niño desaparecido.
—Oh, Yoongi está bien. —volvió a reír.— No creo que quiera irse, esta muy embobado con Jimin. Son unos pubertos viviendo su primer amor.
—¿Jimin? —en su cara se pintó un gesto que Jungkook no pudo descifrar.
—¿Lo conoces? —Namjoon parecía perdido en sus pensamientos de pronto. Preocupado, Jungkook pasó sus manos frente a su cara, logrando que pestañeara un par de veces.— ¿En qué piensas? ¿Conoces a Jimin?
—Mmm... no, no es nada. —negó, pasando su mano por su frente. Conocía a alguien llamado así, pero muchas personas tenían ese nombre.— Llévame a ellos, nos vamos de regreso.
—No vamos a irnos, este lugar es genial.
Molesto y frustrado de escuchar otra vez lo mismo de la boca de Jungkook, alzó una mano y le dio un cachetazo, dejando roja aquella zona. A ver si con eso reaccionaba o al menos lo podía hacer enojar, porque su sonrisa drogada hasta daba miedo.
Sorprendido, Jungkook se tomó la mejilla, sintiendo como le picaba y el calor inundaba la parte roja en su blanca piel. Parpadeo varias veces, posando su mirada de Namjoon a los edificios a su alrededor. De pronto se veía asustado y desorientado, como si hubiera despertado de su estupidez.
—¿Qué estoy haciendo? —dijo Jungkook, su respiración comenzaba a acelerarse. Se miró a su mismo.— ¿Por qué estoy vestido así? —alzó la vista hacia Namjoon.— ¿Y tú que haces aquí?
—¡Al fin, joder! —exclamó Namjoon, llevando su vista al cielo como si estuviera dando las gracias.— ¿Estas loco? Creo que te lavaron el cerebro de verdad.
—No, no se que pasó... Solo que ese tipo me obligó a quedarme. Luego de eso todo se vuelve algo confuso, pero tenemos que irnos de aquí. —tiró de su camisa. Ya no quería usar esa cosa ridícula.
—¿Dónde esta el niño?
—Si no esta en la casa seguro anda por algún lado con Jimin. Siempre salen a caminar, son novios.
—¿Y tus armas?
—El padre de Jimin las tiene guardadas en su oficina, seguro. —recordó el momento en que, sin saber exactamente porque, dejó que lo despojara de sus armas.
—Tú busca tus cosas y yo buscare al mocoso. Nos vemos aquí en diez, ¿vale?
—Vale.
Jungkook se quedó viendo como Namjoon se alejaba cada vez más para buscar a Yoongi. Se apoyó un momento en la pared, volviendo a echar un vistazo a su alrededor. ¿Acaso Yoongi estaba igual de cegado por aquel lugar como él? ¿El tiempo ahí dentro influía en que tan fuerte era la felicidad falsa a la que se sumergían?
No podía seguir en Omelas. Definitivamente necesitaba sus armas e irse, por lo que no perdió más tiempo y caminó a la municipalidad. Entrar no fue difícil, no había mucha gente ahí dentro y ni hablar de guardias, eso no existía.
Se dirigió a donde recordaba estaba la oficina del padre sin nombre de Jimin y no le sorprendió que no estuviera bajo llave. Estaba a punto de abrir, pero un ruido metálico llamó su atención. Dio unos pasos hasta ver como un hombre llevaba un balde de metal cargado de basura, o más bien, comida mal hecha, en mal estado o algo así. Realmente no sabía como catalogarlo.
El hombre abrió una puerta blanca que tenían con llave. Se veía oscuro dentro, y por la poca luz que entraba, logró notar unas escaleras hacía abajo, como si fuera un sótano. Las teclas de la luz estaban fuera pero el sujeto no las uso, simplemente arrojó dentro todo el contenido del balde, como si le estuviera dándole de comer a algo.
Una vez terminó, el hombre cerró con llave y se dirigió hacía donde estaba el oficial. Jungkook se apuró en correr y esconderse dentro de la oficina, justo abajo del escritorio. Escuchó como entraba y dejaba las llaves en un gancho en la pared, para luego irse silbando alguna melodía.
Jungkook se asomó por el escritorio, viendo como aun se movían un poco las llaves allí colgadas. ¿Qué tenían ahí dentro? ¿Era alguna clase de bicho raro? ¿O solo arrojaban la basura? No, no podía ser eso ultimo, ¿Por qué tirarían la basura de ese modo cuando todo era reciclable en Omelas? Seguro algo vivo había allí abajo. Sin embargo, lo que llamaba poderosamente su atención era el hecho de que tuviera llave. Era la única que había visto en Omelas.
Su instinto de policía le gritaba que investigara, que no perdía nada con intentarlo. Estaba decidido, no iba a irse hasta saber que ocultaban, fuera lo que fuera, pero no en plena luz del día. Tendría que esperar a la noche.
Buscó rápido sus armas y en cuanto las tuvo -que no fue tan difícil hallarlas-, cogió las llaves de la pared y se fue simulando ser una persona feliz, como todos en esa puta ciudad.
***
Hola :3 acá otra parte de este fic.
¿Qué creen que tengan ahí dentro? 6u9 Si leyeron el cuento se podrán imaginar jeje 7u7
bye :3