Ya llegó el día esperado, el día de mi primera cita con Toma. Me desperté muy contenta, pero por otra parte, tenía algo de flojera de salir de mi cama. Eran las 7:00 de la mañana y Miki tocó la puerta de mi casa para recogerme. Caminé lentamente hasta la puerta y, al abrir, ella saltó y dijo:
—Yui, ¿ya estás? —sorprendida—. Eeeeh...
—¿Qué pasa? No creo que esté tan fea.
—No... solo pareces una indigente. Tranquila, aquí vino tu super amiga para ayudarte.
—No, gracias —le cierro la puerta.
—Oooooye... no me cierres la puerta.
—Está bien, entra.
—Wiiiiii.
Bueno, esa mañana Miki se la pasó "arreglándome" para verme bien, y pasó tan rápido el tiempo que Toma vino a recogernos. Entramos a su "auto" (limosina) y fuimos al parque de diversiones. Ni bien pisamos la entrada del parque, las chicas se abalanzaron sobre Toma, pero una de ellas era algo peculiar.
—Hola, señor Toma —dice educadamente.
—¿Sí?
—Acerca de la anulación de su contrato, mi padre le manda esta invitación para una reunión privada de negocios. Él dice que está interesado en usted.
—Hmmm... Gracias. Acepto su invitación con gusto.
—Está bien, hasta luego —dice con una pequeña sonrisa—. Nos vemos...
Esa chica era muy linda, parecía una modelo, pero ¿por qué su padre no fue a enviarle la noticia? Bueno, eso ahora no importa. Estoy en mi primera cita y no es tiempo de las mil y una preguntas.
Pasamos toda la tarde riendo, jugando y comiendo los cuatro juntos, y a pesar de que esto no parezca una cita, creo que lo disfruté mucho. Ya eran las 5:00 de la tarde y, por alguna razón, Miki y Yusuke se marcharon a sus casas. Solo quedábamos yo y Toma. Nos fuimos del parque de diversiones.
—Yui, quiero llevarte a un lugar.
—¿Qué? Pero no crees que es muy tarde.
—Claro que no, además nuestra cita recién está comenzando... —tomándome de la mano.
—¿Co... comenzando? Pero...
—Solo sígueme, Yui...
En ese momento, Toma agarró mi mano y caminamos hasta un lugar muy lindo y tranquilo. Había un pequeño río, árboles enormes y muchas, muchas flores de todos los colores que podían existir.
—Toma, ¿dónde estamos? Este lugar es hermoso.
—Es un lugar donde me gusta ir cuando quiero estar tranquilo después de tanto trabajo... además —se acerca cada vez más y apoya su mano sobre mi mejilla—, es un lugar que solo quería mostrarte a ti, Yui.
—Eres muy dulce, Toma... Te qui...
Toma me besó en ese momento. Todo era perfecto: el paisaje, el sonido del agua, los pájaros cantando y el viento rozando las hojas de los árboles. Este era el beso más espectacular que he tenido en mi vida.
—Yui... —se aparta lentamente—. Eres lo más preciado en mi vida y nunca desearía perderte.
—Te quiero, Toma —mientras le doy un abrazo, noté que en ese momento estaba comenzando a atardecer. En un principio no le di importancia hasta que...—. Mi... mi teléfono está sonando —me fijé en mi teléfono y mi padre me estaba llamando. Seguramente debe ser porque les prometí que llegaría a las 4:00... y ya son las 6:00—. Ho... hola... sí, ya estoy llegando a casa. No, no me pasó nada... perdón, no debí... está bien, ya regreso.
—Yui, ¿estás bien?
—Mis padres me van a matar, porque ya es tarde —apretando mi celular—. Me voy, adiós. —Corrí lo más rápido que pude.
—Espera, ¿no quieres que... ¿a dónde se fue?
Llegué a mi casa y, como lo esperaba, mis padres me regañaron, regañaron y regañaron. No paraban de hablar sobre mi tardanza toda la noche. Me encerré en mi habitación y no salí de ahí hasta la mañana siguiente, pero a pesar de todo, en verdad valió la pena... estoy tan feliz... pero lo que arruinó mi felicidad era que otra vez es lunes... ugggh... odio los lunes.