Tras el intento de asesinato, Noah le había propuesto pasar unos días en casa hasta que encontraran a su asesino, pero Makayla se había negado rotundamente. Sabía las deudas de Eichen y del hospital que la familia Stilinski tenía y no permitiría que ella fuera una carga más en la ya complicada vida de su amigo.
Decidió que buscaría un hotel donde quedarse el tiempo que durara la búsqueda, porque en realidad ella tampoco estaba especialmente emocionada con volver a su hogar. Sin embargo, no llego a marcar el numero cuando una mano se lo arrebato.
- Puedes quedarte conmigo. - propuso Jordan observándola tímidamente.
- No es necesario, de verdad. - aseguro ella intentando recuperar su teléfono, pero él volvió a alejarlo de su alcance.
- Insisto. Tanto él como yo nos sentiremos más seguros sabiendo que estas bajo la protección de un policía mientras duermes.
- No quiero ser una molestia. - negó la chica.
- No lo serás. Será divertido tener compañía femenina y quizá puedas enseñarme esa famosa receta de madalenas de la que habla todo el pueblo.
- No todo el pueblo. - rio Makayla sintiendo el sonrojo aparecer.
- Oh sí, todo el pueblo. - aseguro el agente. - Vamos... no me hagas de rogar. Además... podría prepararte la cena para compensar esas citas fallidas.
- Eso suena tentador. - dijo sonriendo de forma coqueta. - Esta bien, pero pagare la mitad de la compra y de la factura de la luz y el agua durante el tiempo que este en tu casa.
- No necesitas hacer eso.
- Lo tomas o lo dejas. Si quieres que vaya esas son mis condiciones.
- Bien. - acepto finalmente. - Te llevare a tu casa para que cojas algo de ropa.
Y de esa forma había llegado a la situación de compartir un único baño con el hombre más caliente del mundo. Por lo tanto no era de extrañar que situaciones incomodas ocurrieran de vez en cuando.
Aquella misma mañana, sin ir más lejos, mientras Jordan se duchaba Makayla había entrado en el baño con auriculares puestos. Sin ninguno percatarse de la presencia del otro continuaron haciendo sus cosas, uno duchándose y la otra lavándose los dientes.
El momento surgió cuando Jordan se dio cuenta que no tenía una toalla a mano y salió de la ducha confiado, encontrándose frente a frente con la chica.
- ¡Oh dios! - grito la chica dándose una rápida vuelta evitando ver el cuerpo desnudo del oficial. - ¡Lo siento tanto! - exclamo quitándose los auriculares. - No sabía que estabas en la ducha. ¡Dios! ¡Lo siento!
- No pasa nada, en serio. - aseguro el hombre buscando la toalla con la mirada, deseando poder dejar de taparse con la cortina de ducha. - ¿Puedes pasarme la toalla? - pregunto señalando la tela frente a ella.
- ¡Oh, sí, sí, por supuesto! - exclamo ella abriendo los ojos, dándose cuenta del espejo a un lado de ella el cual reflejaba a la perfección una parte del bonito trasero del oficial. - Aquí tienes. - dijo entregándole la toalla evitando mirarle. - Y ahora yo... yo voy a irme para que puedas acabar... y... y... adiós.
Cuando el hombre salió del baño el rostro aun lucia sonrojado al igual que el de la enfermera. Desayunaron en completo silencio y cuando sus manos se tocaron al ir a coger el azucarero ambos la apartaron rápidamente dirigiéndose una mirada abochornada.
- No podemos seguir así. - comento ella sintiendo que la tensión la ahogaba.
- Tienes razón. - concedió él dejando de lado su taza de café.
- Si vamos a convivir durante un tiempo no podemos estar sin mirarnos por lo que acaba de pasar. - siguió diciendo poniéndose de pie. - Bien, esto requiere un ojo por ojo.
- ¿Qué? - se había perdido completo. - ¿A qué te refieres?
- Voy a ducharme. - anuncio Makayla. - En diez minutos saldré de la ducha, espero verte ahí.
- ¿Qué? - repitió el hombre cambiando la confusión por sorpresa.
- Yo te he visto desnudo, tú vas a verme a mí. Ojo por ojo. Así ambos estaremos a mano. - explico como si fuera obvio.
- No creo que eso ayude. - negó Jordan pensando en lo poco que podría dormir si veía a Makayla desnuda. - Definitivamente no ayudaría.
- ¿Estás seguro?
- Completamente seguro.
- ¿Entonces como lo hacemos?
- Quizá solo se pase con el tiempo. - propuso él. - Míranos ahora, estamos hablando normal.
- Mmm... tienes razón. - concedió Makayla dándole la razón. - Solo avisémonos cuando vayamos a ducharnos, así podremos evitar que lo de hoy pase de nuevo.
A pesar de eso, la situación se repitió un par de días después, solo que esta vez era ella quien estaba en la ducha.
Makayla había llegado pronto de trabajar aquella tarde y al no encontrarse con Jordan en casa decidió aprovechar para darse una ducha antes de que él llegara. Con la mala suerte de que unos minutos después de encender el agua llego a la casa derecho al baño, encontrándose a la rubia con una toalla en el pelo y ninguna en el cuerpo.
Definitivamente la convivencia estaba siendo complicada.
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Makayla iba de camino a la comisaria, Jordan se había dejado el almuerzo en casa y ella tenía el día libre, por lo que decidió acercárselo y de paso averiguar si tenían información nueva sobre su caso.
- Te dejaste la comida. - dijo la rubia en cuanto vio al oficial.
- No tenías por qué traerla. - sonrió el hombre tomando la bolsa de las manos de la chica. - Aunque me alegra verte, esta semana apenas nos hemos visto. Entre tus turnos dobles y los míos... no te he visto el pelo, bueno los de la ducha si los he visto.
- Siento eso... siempre se me olvida quitarlos. - se excusó sintiéndose abochornada. - Pero tú tampoco bajas nunca la tapa del váter. - contraataco.
- Empate. - concedió Jordan sonriendo, le encantaban aquellas conversaciones con Makayla.
- ¡Layla! - no necesitaba voltearse para saber quién la estaba llamando, solo una persona la llamaba de esa forma.
- Stiles... ¿no deberías estar en clases? - pregunto ella observándolo con el ceño fruncido. - oh... hola Lydia.
- Teníamos que venir, era urgente. - aseguro el adolescente retorciéndose las manos.
- Bien, seguidme. - hablo Parrish caminando hacia la oficina del sheriff.
- Layla, ven tú también. - añadió Stiles antes de ir tras del oficial.
- Que no me llames así, Stilinski. - gruño Makayla entre dientes.
- Tu padre volverá en una hora. - empezó a explicar Jordan. - ¿Quieres esperar en su oficina?
- En realidad... queremos hablar contigo, con los dos. - confeso Stiles señalándolos.
- En privado. - añadió Lydia dándoles una mirada significativa, entiendo rápidamente que se refería a todo lo extraño que estaba pasando últimamente.
- Esto no pinta bien. - murmuro la rubia entrando a la oficina de Noah.
- ¿Es una lista de objetivos? - pregunto Parrish con la lista en las manos y Makayla a su lado.
- Lo llamamos lista negra. - hablo Stiles. - ¿Reconoces algún nombre?
- Si, anoche el sheriff me hizo buscar unos cuantos a través del sistema, pero no encontramos ninguno.
- Enséñale la otra parte. - le pidió el de lunares a Lydia, esta rápidamente volteo la hoja mostrándoles el resto de la lista, con sus nombres en ella.
- Vale... esto es un poco aterrador. - comento el agente incorporándose de la mesa en la que estaba apoyado, Makayla a su lado no podía dejar de leer una y otra vez su nombre, junto con el de la otra chica, Faye. - ¿Qué es el numero?
- Eso es... lo mucho que vales. - explico la pelirroja.
- ¿Solo valgo cinco dólares?
- ¿Diez dólares? - añadió la rubia incrédula. - ¿Solo?
- Cinco millones. - dijo Stiles señalándolo. - Diez millones. - esta vez señalo a Makayla.
- ¡Oh por dios! ¿Por esto es que intentaron matarme? - pregunto la rubia dejándose caer en una de las sillas del despacho, sintiéndose de repente exhausta.
- Creemos que sí, sí. - le contesto la pelirroja.
- Yo solo gano cuarenta mil al año. - dijo Jordan luciendo tan cansado como la chica. - Tal vez debería suicidarme...
- ¿Y quién es esa chica? ¿Faye Wood? - pregunto la rubia confusa. - Tenemos el mismo apellido y...
- Es amiga nuestra. - respondió Stiles esta vez.
- ¿Por qué estamos incluidos? - quiso saber el agente.
- No lo entiendo... - susurro ella llevándose ambas manos a la cabeza, sintiendo como le daba vueltas.
- ¿Podemos dejar esa pregunta para otro día? Todavía hay un tercio de la lista que tenemos que descifrar.
- Si, la tercera clave cifrada, pero... necesitamos ayuda para conseguirla.
- ¿De quién? - pregunto el mayor.
- Meredith. - contesto Lydia con una expresión culpable.
- ¿La chica de Eichen? - dudo el oficial.
- No podemos ayudaros con eso. - negó Makayla incorporándose de la silla.
- La última vez casi le provocasteis un ataque de nervios. - añadió caminando hacia la puerta, dispuesto a pedirles que se fueran.
- Casi. - remarco Lydia.
- Es importante. - aseguro Stiles observando a la rubia. Por lo poco que había visto que sucedía entre su amiga y el oficial, sabía que si convencía a Makayla, Jordan iría detrás de ella. - Por favor, Layla. Morirá mucha gente si no lo descubrimos.
- Meredith es una paciente delicada. - explico la enfermera. - Cualquier cosa altera su calma.
- Iremos con cuidado. - aseguro Lydia.
- Está bien... - acepto la rubia. - Creo que puedo conseguir que nos lleven con ella.
Makayla sabía que aquella no era la mejor idea y lo corroboro cuando Jordan clavo su mirada en ella, no estaba seguro de volver a juntar a Lydia con Meredith. Pero tampoco podían dejar que la gente muriera y aquellos adolescentes parecían tener todas las respuestas que ambos necesitaban.
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Nunca le agrado Eichen House, algo en ese lugar la hacía sentir mal constantemente. El tiempo que estuvo trabajando allí fue uno de los peor de su vida.
Siempre se sentía cansada y triste, solía tener pesadillas que luego no recordaba e incluso empezó a sentirse ansiosa y paranoica. Regresar a aquel lugar no le agrava en lo más minino, pero no podría entrar sin ella y ella quería respuestas.
Lograron que un enfermero - el cual había intentado salir con Makayla en varias ocasiones - les llevara junto a la puerta de Meredith y los dejara verla.
- No... este tío no... - murmuro Stiles haciendo que los tres voltearan para ver a quien se refería el chico.
- Brunski. - habló Makayla pasando al frente de ellos. - Me alegra verte de nuevo.
- No creas que me he olvidado de la cita a la que no acudiste Wood. - dijo con voz desdeñosa.
- Veo que sigues resentido. - comentó ella haciendo una mueca culpable.
- ¿Qué demonios estás haciendo? - pregunto al ver al enfermero junto a la puerta de Meredith. - Ella ya no puede entrar aquí, ninguno de ellos puede. ¿Es que somos un hotel? No abras la puerta solo porque te enseñen una placa.
- Tenemos que hablar Meredith Walker, es una investigación de asesinato. - insistió el agente.
- Yo vengo en calidad de enfermera. - añadió Makayla.
- Usted puede hablar con ella todo lo que quiera, incluso Wood puede, pero estos dos, sobre todo este de aquí. - dijo señalando a Stiles. - Se largan.
- Son testigos cruciales de una investigación en curso, no los habría traído si no fuera absolutamente... crucial. - les habían pillado, sin duda lo había hecho.
- Bien agente. ¿Qué tal si vuelve con una orden judicial? Entonces le escuchare.
- En cuanto a usted, señor Stilinski. ¿Y si vuelve con todo el dinero que todavía nos debe? - el rostro de Stiles se transformó por completo, luciendo triste a causa de la mención de sus deudas. - Eso es... Papa puede que sea el sheriff, pero lleva retraso con los pagos. Supongo que esos puestos de funcionario no son tan fiables como solían ser ¿eh?
- Pero lo ayudan cuando necesita un favor. Hace un mes la policía le ayudo a llegar a casa al dar positivo en un control de alcoholemia.
- ¡No! - sonrió Stiles de forma sarcástica.
- De acuerdo. No me parece mal, una cosa por la otra. - se rindió Brunski entregando las llaves. - En absoluto. - añadió marchándose de allí. - En absoluto.
- Tú. - sonrió Stiles golpeando el hombre del agente de forma amistosa. - Tú me gustas. Te voy a mantener cerca.
- Yo también. - sonrió Makayla de forma tonta, entonces tanto Jordan como Stiles la observaron con la sorpresa pintada en el rostro mientras que Lydia le dedicaba una sonrisa cómplice. - Abre la puerta, no tenemos todo el día. - pero en lugar de esperar, le arrebato las llaves a Stiles y con el rostro encendido en vergüenza abrió la puerta de la habitación de la chica.
Meredith les observo sentada desde una de las camas de la habitación, inmediatamente Stiles y Lydia se sentaron frente a ella mientras que Makayla y Parrish se apoyaban en la pared junto a la puerta.
- No puedo. - negó la chica rápidamente.
- Meredith... ¿Cómo que no puedes decírnoslo? - pregunto Lydia.
- Solo necesitamos la tercera clave. - continuo Stiles. - Nos la puedes dar en números, letras, jeroglíficos... lo que quieres.
- No puedo. - insistió.
- ¿Entonces porque nos diste la segunda? - hablo la pelirroja.
- Yo quiero ayudar, eso es lo que quiero hacer, quiero ayudar.
- ¡Genial! Pues ayúdanos ahora. ¿Quieres? - algo en la voz de Lydia les alerto de que estaba a punto de volver a perder los nervios. - Danos la tercera clave.
- Las cosas han cambiado... yo... no puedo.
- ¿Por qué no? - inquirió Stiles en el mismo tono que su amiga.
- Chicos... más suave. - pidió el oficial.
- No voy a permitir que la alteréis, si no os controláis nos marchamos. - aseguro la rubia dando un paso al frente.
- Lo siento... no puedo... él... él no quiere que lo haga.
- ¿Él? ¿Quién es él? - pregunto Stiles.
- Meredith... ¿Quién no quiere que nos des el número de la lista?
- El benefactor. - confeso la chica.
- ¿Cómo se llama? - pregunto la pelirroja levantándose de la cama. - Solo queremos saber su nombre. - Meredith empezó a negar con la cabeza de forma constante.
- Estas moviendo la cabeza. ¿Qué significa eso? ¿Es que no lo sabes o que no quieres ayudarnos?
- Yo... no puedo, no puedo... no puedo ayudaros más.
- Lydia, detente. - pidió Makayla acercándose a Meredith.
- ¿Cómo has sabido de él?
- Chicos, es mejor que paremos. - hablo el agente.
- Meredith un montón de gente va a morir si no nos lo dices.
- Yo no... yo no lo sé. - negó empezando a moverse con más violencia.
- Mer, está bien, estas bien, no pasa nada, cálmate, todo va bien. - intento tranquilizarla la rubia.
- Yo no... yo no... por favor... yo no sé...
- Meredith... calma... - continuo hablando. - Escucha mi voz, cálmate, tranquila, estas bien, todo va bien.
- No lo sé, no se...
- Meredith... - continúo Jordan ayudando a calmarla.
- ¡He dicho que no se nada! - el grito de Meredith fue tan intenso que Makayla acabo encogida sobre si misma sosteniendo su cabeza con las manos, exactamente en el mismo instante en que Lydia retrocedía tapándose los oídos.
Meredith parecía haber entrado en una crisis en la que no podía dejar de mover la cabeza de forma frenética como si muchas personas estuvieran hablando al mismo tiempo y ella intentara mirarlas a todas. Mientras la pelirroja era sostenida por Stiles quien observaba perplejo la sangre que había en sus oídos.
- ¡Mak! - Jordan llamaba a la chica, la cual había acabado tendida en el suelo inconsciente, con los oídos sangrantes. - ¡Mak! ¡Despierta!
- ¿Esta... está viva? - pregunto con el corazón en puño.
- Si... solo se ha desmayado. - hablo el agente antes de soltar un suspiro. - ¿Se puede saber que ha sido eso?
- No lo sabemos. - aseguro el adolescente, no era del todo mentira. Meredith era una Banshee, su grito era potente, pero no sabían porque a Makayla le había afectado de aquella manera.
- ¿Qué ha pasado? - susurro la rubia empezando a abrir los ojos.
- Te has desmayado. - dijo Jordan ayudándola a incorporarse.
- Tienes unos buenos pulmones, Mer. - bromeo la chica intentando sonreír, pero al ver que Meredith se encontraba en uno de sus trances suspiro. - Marchémonos de aquí, ya no tenemos nada más que hacer.
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Lydia y Stiles se habían marchado juntos en cuanto salieron de Eichen, aunque el chico le había hecho prometer que lo llamaría si se sentía mal. Ahora Makayla acompañaba a Jordan hacia la comisaria, puesto que el saldría en aproximadamente una hora ella le esperaría y así no tendría que tomar el autobús a esas horas.
- Que día más loco. - comento ella sentándose sobre el escritorio del oficial.
- Si... - corroboro él dejándose caer en la silla frente a ella. - ¿Cómo te encuentras?
- Bien, bien. - le aseguro con una sonrisa. - No tienes de que preocuparte.
- Pero lo hago. - confeso poniéndose de pie y acercándose a ella. - Lo hago y no es solo porque nuestros nombres estén en una lista de asesinos, o porque te desmayaras... Solo... solo lo hago, me preocupo por ti.
- ¿Enserio? - susurro Makayla ya que debido a la cercanía de sus rostros no necesitaba hablar más alto.
- Si. - aquel monosílabo salió como una exhalación que golpeo directo en los labios de la rubia provocando que un escalofrió la recorriera desde la punta de los pies.
- Yo también lo hago, también me preocupo por ti.
- Quiero mantenerte a salvo. - continuo diciendo.
- Hazlo. - pidió ella con anhelo, aunque no supo si se refería a protegerla o a besarla, quizá a ambas.
Sintió como Jordan rozaba sus labios contra los suyos y expectante espero a que la besara, no sabía cuánto lo había deseado hasta ese momento. Eso no era verdad, sí que sabía cuánto ansiaba que lo hiciera, incluso había soñado con ello un par de veces.
Pero sus sueños no se comparaban a la sensación de tenerlo tan cerca, aun no la había besado y ya sentía que estaba en el cielo ¿o quizá en el infierno? Porque definitivamente hacia demasiado calor allí y estaba segura que los pensamientos que pasaban por su cabeza en ese instante no eran propios de una santa.
Y entonces el teléfono sonó junto a ellos.
Sobresaltados y con la respiración agitada como si hubiera corrido una maratón se observaron fijamente por largos segundos.
- Deberías cogerlo. - murmuro ella dando una rápida mirada al aparato que no había dejado de sonar.
- Tienes razón. - acepto el hombre resignado, había perdido su oportunidad.
El rostro del oficial paso por diferentes fases a medida que la conversación avanzaba. La primera: el enfado, porque los habían interrumpido. La segunda: confusión y la última: lastima.
- Lo siento mucho Makayla. - fue lo primero que dijo al colgar el teléfono.
- ¿Qué? ¿Por qué?
El llanto no se hizo de esperar y mientras Parrish llamaba a Lydia para darle la mala noticia, Makayla intentaba controlar sus lágrimas.
- ¿De que estas hablando? - pregunto la pelirroja al otro lado de la línea.
- Lydia... Meredith se ha ido. La encontraron hace una hora en su habitación, se ha ahorcado. - el llanto de la rubia se escuchaba a través del teléfono, siendo Lydia y Stiles perfectamente capaces de escucharla. - Lo siento.
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Y aquí está el siguiente capítulo! Que os parece? Estoy súper emocionada por este capítulo y la relación de Makayla y Jordan😍
También os dejo aquí el horario de cuando publicaré cada capítulo de mis libros