Desperté gracias al estúpido del despertador, estaba muy cansada a pesar de haber dormido toda la noche sin problemas, quería quedarme en la comodidad de mi cama.
-Tn, ya levántate- bufé y escondí la cabeza debajo de la almohada, intentando persuadirlo de no hacerme ir a clases.
-No quiero ir a la escuela- mi voz salió ahogada ya que mi cara estaba pegada al colchón.
-Bien, no irás a la escuela-
-¿Qué?- salí de mi escondite para mirarlo, ¿acaso bromeaba conmigo?
-Ya dije. A las 9 tienes las cita con la tía de Jin así que alístate-
-¿Por qué no me dijiste que sería hoy?- mis ojos parecía que saldrían de sus órbitas y comencé a temblar, tenía miedo de ir.
-Porque cuando la tía de Jin me llamó diciendo que uno de sus pacientes le canceló la cita de hoy en la mañana, ya estabas dormida. No te preocupes por tu examen, ya hablé con el señor Jung y te dejará presentarlo mañana.- habla con tanta tranquilidad mientras yo estoy tan nerviosa que tiemblo cual chihuahua.
No supe qué responder así que no lo hice. Eran apenas las 6 de la mañana por lo que bien podría dormirme dos horas más, pero dudo que los nervios me lo permitan, aún así lo intento y me quedo dormida después de un rato.
Estoy en la sala de espera, no hay nadie más que una señora de blanco hasta la esquina a lado de una maceta, meciéndose y mordiendo sus uñas, usa una capucha negra por lo que no puedo ver su rostro, solo su cabello que cae a ambos lados de su cabeza.
Oppa desapareció, en realidad no recuerdo haberlo visto desde que llegamos.
Volteo hacia la puerta esperando verlo entrar porque comenzaba a ponerme demasiado ansiosa, regreso mi vista enfrente donde esta ahora la señora que antes estaba en la esquina, se había quitado la capucha por lo que ahora veo que la forma de su cabeza es irregular, sus ojos son oscuros y cuando sonríe sus dientes son tan afilados como los de un tiburón, y de su boca sale un fuerte olor azufre.
-Bienvenida a nuestro mundo- dijo con un tono de voz demasiado macabro para después comenzar a reírse. No podía moverme, estaba paralizada por el miedo.
Unos hombres vestidos completamente de blanco salieron de una puerta detrás de mí para tomarme de los brazos y arrastrarme dentro de la habitación de donde salieron. Estaba demasiado asustada, comencé a gritar y patalear con la leve esperanza de poder zafarme de sus brazos y huir.
-¡OPPA!- a este punto ya estaba llorando, miré hacia la puerta de salida donde estaba NamJoon mirándome complacido.
En ese momento experimenté el verdadero terror.
-¡Tn! ¡Despierta!- abrí los ojos y me di cuenta de que todo había sido una pesadilla, lo miré a los ojos con los míos desbordando lágrimas.
Todo fue una pesadilla.
Cerré los ojos dejándome tranquilizar por mi mayor, suspirando aliviada y no fue hasta sentir los cálidos latidos de su corazón que me di cuenta que yo estaba temblando y empapada en sudor frío. Tomó varios minutos calmarme lo suficiente para poder meterme a bañar, eran apenas las 7:30 y el consultorio está más cerca que lo que creíamos. Literalmente acababa de abrir el grifo del agua cuando Oppa toca a la puerta como ya se ha hecho su costumbre desde aquel “incidente” por el cual fui al hospital, lo hace para cerciorarse de que todo está bien.
Ya ni siquiera me puedo bañar a gusto.
Toca la puerta cada 5 minutos y yo suelo tardar entre 15-20 minutos bajo el agua por la cantidad de cabello que poseo; lavar mi cuerpo me toma dos minutos pero mi cabello toma de 10 a 15. No es bonito tener mi cabello.
En fin, cierro el grifo y me envuelvo en mi bata de baño para después hacer lo mismo con mi cabello en una toalla a parte, me seco, visto y salgo del baño con la toalla aún en mi cabeza. Mi cabello tarda un rato en secar.
Llevo ropa lo más simple: una blusa desgastada y arriba de ella un suéter como dos tallas más grandes que yo color vino, pantalón ceñido a mis piernas que me llega hasta la cintura azul éter y mis botines negros. Finalmente comienzo a secar mi cabello, me arreglo el copete y dejo en su mayoría suelto, solo sujeto una pequeña porción de cabello con un pasador. Una vez lista salgo de la habitación y me dirijo a la cocina donde encuentro a Nam sirviendo waffles con nuez en dos platos acompañados de nuestro característico café.
-¿Quieres miel de maple o mermelada de frutos rojos?
-Mermelada- me limito a responder con clara ansiedad y nerviosismo en mi voz.
-¿Estás bien?- respondió al tiempo en que dejó la mermelada frente a mí para después acariciar mi cabello como si fuera un perro.
-Tengo miedo, Oppa- y esas simples palabras salieron de mi boca como leves susurros.
-¿De qué?- finalmente se sentó a mi lado, acercó la silla lo suficiente como para poder estarme abrazando cómodamente, me refugié entre sus brazos como una niña asustada por una tormenta.
-De ir con la loquera- dije tratando lo menos posible que se notara mi puchero, fallando en el intento.
-Tn, tranquilízate, todo estará bien. Voy a estar contigo en todo momento.
…
Estábamos en la sala de espera del consultorio, no estaba tan vacío como en mi sueño, en este piso habían otros 4-5 consultorios por lo cual hay varias personas aquí, NamJoon fue quien habló con la señorita del mostrador para informar nuestra llegada, después nos sentamos en uno de los pocos lugares desocupados que habían. Una señora que estaba acompañada no sé si por su hermana o su hija estaba llorando. Preferí ignorar su presencia, me incomodaba.
-Williams Tn- una señora de no más de 30 años preguntó por mi nombre desde la puerta del consultorio 3, estaba con el cabello suelto y ropa demasiado más liberal como para ser psicóloga.
-Aquí- Nam respondió por mí, nos levantamos y fuimos con ella, Nam me indicó con la mano que pasara primero pero tenía miedo de entrar, me quedé plantada en el piso.
Hola, lo siento pero tuve problemas con el internet y no pude actualizar, hasta ahora es lo único que pude escribir, tuve demasiado que hacer. No me excuso más, trataré de actualizar pronto y el resto del capítulo, gracias por su comprensión y apoyo.