- Ludwig, ven siéntate.
Alemania miró a su hermano con un inmenso miedo, sintió un pánico apoderarse de su cuerpo al oír de la boca de Prusia su nombre. ¿Desde cuando se atrevía a llamarlo así? Estaba acostumbrado a el apodo que le otorgó el prusiano, ¿Por qué no lo había llamado "West"? Es más ¿Cuántos años habían pasado desde que Gilbert le daba una orden. Vio a su hermano con un semblante serio y cansado, pareciera que no hubiera dormido en varios días, lo veía más adulto, más maduro y responsable; un detalle le llamó la atención, estaba vestido con su uniforme, estaba peinado y limpio. Alemania ya sabía de que quería hablar su hermano, sintió que una flecha le atravesaba el corazón cuando Gilbert lo miro a los ojos seriamente.
- Ludwig, te dije que te sientes.
El nombrado no sabe porque obedeció tan simplemente a lo dictado, vio a el mayor con un pedazo de tela empuñando en sus manos, lo desplegó y mostró su bandera, estaba rota, hecha casi pedazos, algo quemada en algunos lados, manchada de sangre y la tela emanaba un olor a muerte.
El rubio sintió sus ojos llenarse de lágrimas pero se negó a ceder al deseo de su cuerpo, el albino lo miro y le dio una mirada de reproche.
- Sabes que este día iba a llegar Ludwig, la cosa es, me harías un último favor...
- No.
- West, por favor...
- HE DICHO QUE NO!! AUN ES MUY PRONTO!
Prusia se enterneció de la expresión de su hermano, le agradaba saber que lo quería. Pero Gilbert sabía que ya no tenía tiempo, estaba muy cansado de sobrevivir, cada día podía ser el último y las últimas noches no había dormido pensando en irse sin despedirme de Alemania.
- Ludwig, me voy a ir, estoy cansado, me duele el cuerpo, sufro cada noche el miedo de desaparecer sin verte una última vez, no quiero irme sin que sienta que hice todo lo que debía...
- Puedo ceder tierras, pue..puedo convencer a mi superior de.
- Alemania no, ya ha pasado mucho tiempo. Por más tierras que quieras ofrecerme ya no existo como nación, solo soy el recuerdo de mi gente y la tuya. Me lástima West.
- CÁLLATE, NO TE VOY A OÍR MÁS.
- Ludwig... ¿me vas a dejar morir como a un judío en guerra? Sin consentimiento de mis conocidos, sin imagen, sin nombre, ¿Eso vas a hacer?
- Tu no te vas a morir... -las lágrimas salieron sin permiso de sus azules ojos.- no aún, por favor... Gilbert.. no me dejes aún.. te necesito.
- No west... ya no, ha ce años que dejaste de hacerlo...
- No quiero verlo...
- Yo si quiero verte...
- No tengo la fuerza para eso.
- Nunca nadie la tiene...
El alemán abrazo a su hermano como si fuera a desaparecer en ese mismo instante, uso toda su fuerza el prusiano casi siente sus costillas sonar, pero jo se iba a quejar, sabía que era algo muy difícil de aceptar. Más aún si le pedía a Ludwig su último deseo.
- ¿Qué quieres que haga por ti? -Dijo en un hilo de voz.
- Quiero despedirme de mi familia y amigos, quiero estar contigo hasta el final quiero que seas una nación única, fuerte y vivas, quiero que nunca me olvides, quiero que no olvides de donde vienes y a donde vas. Ludwig quiero que seas feliz, ¿Puedes prometerme eso?
- Lo intentaré... -sollozo.
- No quiero que lo intentes... Quiero que me lo jueves y lo cumplas...
Alemania miró a su amado hermano a los ojos, se limpió las lágrimas y aclaró su garganta.
- Te lo juro por tu honor, por Alemania, por la crianza que me diste, por todo el esfuerzo que emplearse en hacer de mí una nación fuerte, te lo juro por mi vida y la de mi gente, jamás te olvidaré y no dejaré que nadie te olvide, soy Alemania gracias al apoyo del más Awesome del mundo.
Prusia sintió que toda su seriedad se iba a la basura, río histericamente al oír eso último y abrazó al alemán, unas lágrimas rebeldes escaparon del par de rubíes que tenía como ojos, no podía creer que en verdad había acabado e iba a desaparecer, por otro lado lo deseaba con toda su alma.
- Llama a mis amigos... Quiero decirles adiós..
- Te voy a preparar un funeral Prusia... dame un día más sólo eso te pido.
-West no, un funeral es demasiado para mi.
- Nada es demasiado para ti.
Prusia sintió pesar por primera vez en su vida, de pronto noto que estaba poniéndole demasiadas cargas al alemán y no quería que se tomara tantas molestias.
- Ludwig he dicho que no.- el Prusiano se separó de él.
- El muerto jamás decide si quiere o no funeral, Eso es trabajo de la familia.
- West no quiero que te sobrecargues.
- Ya lo decidí.
- ¿Estás seguro?
- Totalmente...
- Gracias...
Alemania salió de la habitación en el momento y fue directo a la oficina de su superior, le explicó la situación y quedó en acuerdo que se haría. Luego llamó a Italia, tanto el como su hermano tenían un talento especial para el arte, quería que el funeral fuera el hecho más hermoso que se haya visto jamás, ambos aceptaron, luego contactó al resto del bad touch trio, tanto España como Francia se sintieron quebrados en el alma, pero los dos aceptaron la situación, Francia ayudaría a los italianos a darle un toque especial a la ocasión, España buscaría algunos recuerdos que tenía del prusiano y ayudaría a mover la voz entre los latinos.
Un día le pidió Alemania a Prusia, fue una de las peores noches para Gilbert, su cuerpo apenas soportaba los dolores pero había visto a su hermano hacer tanto que no se atrevió a ceder.
No pudo ver a nadie hasta la tarde, Hungría había arreglado su bandera y su uniforme, China había otorgado oro y joyas preciosas para decorar el sepulcro, India donó textiles hermosos para preparar el lecho del ataúd, este no tenía tapa, los italianos habían armado junto a Grecia una capilla de sepulcro con columnas, velas abundaban en todos lados, pequeños pétalos de sakura blancos sobre una alfombra roja, los colores lúgubres, el azul, rojo y blanco predominaba, los latinos de pie en dos filas.
Un hecho histórico, todos estaban ahí para despedir a Prusia, Alemania pasó tomando el brazo de Gilbert como si una novia fuera.
El prusiano aún no podía creer lo que estaba viendo, todo era hermoso, todos le sonreían, incluso Rusia se veía triste por la situación, llegó a su lecho y su hermano le ayudó a sentarse en él, se quedó junto a él mientras las Naciones pasaban al frente una por una a despedirse, algunos lloraban, otros no querían dejarlo, le dolía ver a tanta gente que lo quería triste pero ya no había vuelta atrás, Manuel fue uno de los que le decretaron un buen descanso, parte de su libertad se la debía al prusiano, Hungría le entregó su cruz, le sonrió y beso con cuidado su mejilla, Austria derramó muchas lágrimas y lo abrazó con fuerza.
- ¿Ahora quien me va a decir señorito?
- Pídele a Ludwig.
Austria río nervioso y se separó de el, Francia le tomó una mano y le dijo lo feliz que había sido de ser su amigo y lo mucho que lo apreciaba, España le dejó rosas azules a su alrededor y se despidió de un fuerte abrazo, mucho tardó que todos se despidieron de él, ya casi se escondía el sol cuando solo faltaba Ludwig.
Prusia lo abrazo y este correspondió.
- Qué tengas un buen viaje...
- ¿Cómo sabes que iré a algún lado..?
- Un viejo loco viene a ver seguido a Italia, se que cuando aprendas a hacerlo también lo harás. -Río el alemán.
Lo ayudó a recordarse sobre su ataúd, tomó su mano por un momento, Gilbert lo miraba feliz, al fin iba a descansar, el sol se escondió, los rojos rubíes se opacaron, la mano de Prusia dejo de apretar la de Alemania y este rompió en llantos.
Todos lamentaron la pérdida, mientras en un mundo puro y Casto un albino abrazaba con felicidad a su antepasado Germania, quien lo recibía con alegría.
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Quiero que sepan que esto me duele, e incluso, me hizo llorar cuando lo releí, le tengo un gran cariño a Prusia y espero haber hecho honores al país, me imagine algo lindo y delicado, no simplemente una desaparición, quería que sus amigos se despidieran de el y que su hermano lo acompañará hasta el fin.
Gracias por leer, espero que les haya gustado.
Me despido.
Dew~
-En esta parte pueden despedir a Prusia-