La Casa De La Luna Naciente

By OMGCrazyFreddy

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Una sonrisa, una caricia, una seducción acompañados de la confusión y el temor. Cuerpos que se alzan entre... More

Hay Una Casa
Avecilla Azul
La Vida Te Alcanzó
El Mundo Cambia
Tus Problemas Ahora Son Mios
Mañanas Con Cafeína.
Tu Gente Es Incomprensible
Conoce A Damian
¿Puedes Oír El Silencio?
La Inocencia Perdida.
Nos Volvemos A Ver.
Nota.
Entiérrame
No Eres El Único Que Lo Sabe
Juguemos Rudo.
La Arrogancia Es Mi Madre
Aun No Me Has Visto
Las Reglas De La Oscuridad.
El Temor Es Mi Padre

El Mañana Aún Está Vacío

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By OMGCrazyFreddy


Otra noche más en la casa de luna naciente, las luces de diferentes colores llamativos están alumbrado cada habitación de la inmensa mansión, la ensordecedora música que se esparce en todo el ambiente oculta los demas ruidos. Para ser escuchado solo tendrías que gritar. Otra noche en donde Damian Wayne se movía entre los pasillos enfiestados de su hogar, cautivando la vista de varias personas, se pavonea como si fuera el rey del mundo, presumiendo ser más valioso que diamantes en bruto.

El de ojos olivo había terminado una cesión privada con un viejo ejecutivo, un hombre de alto rango, pero para Damian solo era una persona con la cual tenía que tener cuidado, pues no quería provocar le un infarto a esa vieja persona con su "Ardiente juventud."

Después de terminar ese trabajo el chico contaba con la noche libre de cesiones privadas, y por el momento se dedicaría a conseguir a otra persona para no aburrirse.

Caminaba como el rey que se hacía llamar, de salón en salón. Por fin el pequeño Wayne llega a un salón que contaba con muy pocas personas en la barra y pues le parecía perfecto el lugar para engatusar a una mujer con dinero que quiera gastar.

Se acerca a la barra y lo primero que nota es la presencia de una chica rubia, que parece contar con los mismos años de edad que los del joven de ojos verdes. La chica es bonita, rostro perfilado y de tez blanca, pero no parecía que fueran de esas adineradas chicas, pero para la mente de Damian sería entretenido probar sus nuevas tácticas de seducción.

Wayne se acerca más a donde está sentada la chica rubia, y comienza a hablar para poder llamar su atención.

-Hola.

-Oh, hola.

-¿Que hace una dama tan bonita sola?

La chica rubia comienza a soltar una pequeña risita, pues le pareció gracioso el comentario de Wayne. Este último parece haberse ofendido pues no le pareció tan gracioso su comentario.

-No vengo sola, vine con mis mejores amigos.

-Oh, pues ¿dónde están esos mejores amigos?-Dice Damian.

-Yo soy uno de esos amigos- Una voz llama la atención de Damián, y este se gira para quedar enfrente de un chico un poco más alto que él, de ojos azules y cabello negro. El chico usaba unos anteojos, pero ese no era motivo como para que Damian no se quedara cautivado por los dos ojos azules detrás de esas lentillas. Pudo ser solo segundos lo que duraron observándose, Wayne se siente avergonzando por quedarse sin hablar con la presencia de aquel chico.

-Bueno, preciosa parece que no necesitas divertirte conmigo.- Damian dice eso y pasa a alejarse de aquellos dos, todo apenado por la experiencia con aquel chico de ojos azules. No era normal, pero algo en ese chico le provocó algo en el interior. Y ese algo no era de su agrado.

-Me disculpas Kathy, tengo que ir al baño.

-Claro Jon.

Seguido de eso el tal Jon sale disparado con un solo rumbo, y no era el de ir al baño, más bien era el de seguir a aquel chico de ojos verdes. Jon busca por todos lados de los aglomerados pasillos repletos de personas bebiendo y de los empleados del lugar. Ya para ese entonces Jon sabía cuál era el fin de la casa de la luna naciente. Pero la verdad no estaba interesado en comprar los servicios completos que ofrecían aquellas personas. Es más, el chico de los azules ojos estaba a punto de irse y dejar a sus amigos, ya que ese tipo de habiente y de lugares no eran bien aprobados por su padre. Si, Jon creció bajo las buenas reglas como la disciplina de su padre. Pero a pesar de ya estar decidido en dejar el lugar, la presencia de aquel chico de ojos verdes le dijo "quédate"

Jon seguía buscando por los pasillos del lugar hasta que lo ve. A los lejos, al final de un corredor. Jon a pesar de ser un chico delgado tiene buen rendimiento físico y corrió lo más rápido que pudo para no perder de vista su objetivo.

Siguió corriendo hasta llegar a una parte de la casa donde no había ni rastro de personas. Era otro corredor demasiado en silencio y abandonado, el lugar era tétrico sin el ambiente fiestero, pero ya estaba claro, el de ojos azules había perdido la pista de aquel muchacho. Kent se da por vencido y da media vuelta para irse del lugar.

No tardó en dar unos pasos cuando de la nada alguien lo empuja, obligando lo a caer al suelo. Del impacto las gafas de Jon se estrellan, hecho que provoca que se las quite de inmediato para revisar cual tan mayor era el daño, viendo que el cristal quedó arruinado el chico está apunto de reclamar a la persona que se encuentra encima de él. Pero se queda mudo viendo que se trataba del chico que estaba siguiendo. Jon se queda mudo por la presencia y de tener tan cerca la mirada de ese chico.

-Oye, ¿puedo saber tu nombre? - Dice Jon tan rápido recupera su conciencia.

-No lo creo, mejor dime, ¿qué hacías siguiéndome? este lugar solo es exclusivo para los que trabajamos aquí.

Damian a pesar de estar hablando severo con aquel chico no le quitaba la mirada, sí a Damian le pareció raro quedarse embobado por aquel chico, ahora que este no tenía las gafas le era totalmente lógico, la cara de aquel chico, y sus ojos azules como el cielo, le hicieron recordar aquella sensación de seguridad y confianza.

-Levántate- Damian le ordena a Jon. El chico hace caso y se levanta después de que el de ojos verdes se le quitara de encima se ponen de pie.

Jon se sorprende cuando Damian lo toma de la mano para comenzar a caminar con paso veloz a otro lugar fuera de ese pasillo.

-¿A dónde vamos?

-Lejos de aquí.

Después de eso los dos chicos recorrieron más pasillos de la mansión, dándole también de entender a Jon que esa mansión si era demasiado grande. Por fin llegaron al destino que Damian tenía planeado y era su habitación.

Jon al entrar ve la cama junto con otras cosas que le hacían comprender que se encontraba en el cuarto de Damian, y el color rojo no se hizo esperar cuando el joven chico se pone a imaginar demasiadas cosas.

Damian se sienta en su cama y hace el gesto apuntando a una silla cercana a su cama, para que Jon tomara asiento, este se tranquiliza un poco y decide acatar la sugerencia, el silencio se forma un poco más pesado pues no había indicios de que ninguno quisiera comenzar con una plática y por ese hecho es que Damian pierde la paciencia y decide ser el que tome la iniciativa.

-Bueno, me llamo Damian y perdón por lo de tus lentes.

-Descuida, me llamo Jon y fue mi culpa desde un principio.

-Bueno así parece, y te vuelvo a preguntar ¿Que hacías persiguiéndome?

-Siendo sincero, no lo sé, solo que cuando te vi quise...- Jon se calla pues se siente muy avergonzado por lo que estaba a punto de decir, pero se siente de nuevo animado al ver la cara de Damian.

-Es que me pareciste muy lindo hace rato, allá en el bar.

Damian se sorprende, puesto que un fuerte sentimiento olvidado lo golpeó de repente, pues la única persona que le ha dicho "lindo" ha sido Dick. La cara del de ojos verdes se vuelve nostálgica, pues ya había pasado demasiado tiempo desde que Richard Grayson se había ido de la casa, aun recordaba cómo se sintió de terrible cuando se enteró que la única persona que en verdad le importaba se había ido de su vida.

Su cara se volvió triste, puesto que Damian jamás se despidió cuando su único amigo en la casa había dejado la mansión. Aunque Wayne desde un principio había jurado competir por el puesto de ave azul, jamás había perdido el cariño por Dick, se lo mantenía muy escondido, como la mayoría de sus sentimientos, pero dichos sentimientos todavía se encontraban ahí, ocultos adentro de una coraza de indiferencia.

Jon nota la cara de tristeza de su compañero, y su corazón se estruja, por un movimiento involuntario Jon se levanta de su silla para atrapar con sus brazos el cuerpo de aquel chico, que aunque apenas lo haya conocido, era como si Kent ya lo conociera desde tiempo atrás.

Damian solo se puede sentir más débil cuando siente el contacto de aquella persona, solo era cuestión de empujarlo, pero algo adentro de Wayne se lo impedía y se dejó llevar.

Algo en Jon le producía la sensación de seguridad y eso le parecía extraño, pues no se había sentido así desde hace tiempo, y es cuando entiende que Jon era un caso especial y que Damian lo necesitará para lo que se avecina.

Los dos chicos se recuestas en la cama de Damian, ambos sin separarse de su contacto, pasaron varios minutos en silencio en donde los dos se sintieron cómodos, pero el que más estaba centrado era Damian, era como si el chico con el que estaba le brindara sensaciones humanas que no solo fueran el desprecio asía todos, por segunda vez en su vida sintió verdadero cariño por alguien, y esta vez el chico de verdes ojos se haría cargo de no dejar ir esa segunda oportunidad que se le ofrece. Mataría si llegaba ser necesario.

...

El despacho de Bruce era invadido por la frustración y el estrés, algo había sucedido y era más que obvio que esa situación pronto dejaría que el dueño de la casa no estuviera tranquilo, pues una fuerte revelación se le presentó dándole un golpe en la cara.

Era la idea de que ya era un hombre mayor, bueno no tanto, Bruce tiene 38 años, aun es joven pero siendo el dueño de un burdel y además de estar en la mira de un cartel de sicarios, sin duda eran catalizadores de una muerte prematura.

La idea que surca la cabeza del millonario era la de dejar un sucesor, alguien que manejara la casa después de que él dejara este mundo. Pero sin duda la verdadera pregunta que consumía a Bruce era: ¿Quién sería el indicado para llevar la batuta?

La desesperación de la idea de solo tener que pensar que pronto su reinado terminaría era también una razón por la cual la frustración de este hombre salía a flote. De pronto pensó en las avecillas, ellos serían buenos candidatos de adquirir esa herencia y sabía de antemano que esos chicos eran fáciles de manipular, esa sería la forma perfecta de dejar un sucesor, dejar que las aves se maten entre ellas por ese puesto.

La puerta es abierta por el mayordomo, el cual venía acompañado de una chica, era una joven de cabellera pelirroja usaba anteojos parece una joven de 24 años, y de buen físico a lo que pensó Bruce.

-¿Pero que tenemos aquí?

-Amo Bruce, la joven Gordon está aquí para pedirle refugio.

La cara de Bruce se ilumina, puesto que saber que esa joven quería formar parte de su casa le excitaba. Además de que Wayne necesitaba sacar su frustración de hace rato y la joven que estaba parada enfrente de él parece prometedora.

-¿Sabes a los que nos dedicamos en esta hogar?

-Si.- Responde la chica. -Sé que tendré que trabajar para usted si quiero vivir en esta casa.

-Eres una niña muy lista y eso me gusta... Alfred déjanos solos.

El mayordomo hace una reverencia y se retira del sitio, el sudor comenzó a emanar por causa de los nervios de la frente de la chica. Hasta que la voz del hombre en esa habitación se hace sonar en un tono muy seductor.

-Pues me parece que has tenido que pasar algo grave como para que vinieras a mí.

-Tuve problemas con mi padre y decidí fugarme de mi casa.

-Sabes que si aceptas mis términos ya jamás podrás regresar ¿verdad?

-Ya no me importa, solo quiero hacer mi vida.

Bruce sonríe malicioso y se acerca acechador a donde está la joven. Esta pronto se pone nerviosa, pues ya sabía a donde llevaba esa conversación.

Bruce al estar más cerca opta por poner su mano derecha en el busto de la chica y la izquierda en las piernas de esta.

-Dime, ¿estas lista para aceptar mis términos?

-Sí señor.

Tan pronto la chico dijo "si" Wayne se lanza a besar los labios de la pelirroja mientras que sus manos aún seguían posicionadas en la anatomía de la joven comenzando a acariciar esos lugares gentilmente. La chica solo siente corrientes eléctricas por su espalda, jamás había experimentado nada como lo que le estaba haciendo aquel hombre. Pero ella no debía de perder su objetivo en su misión.

Pronto los dulces besos se convirtieron en salvajes y arrebatados en donde el oxígeno era robado demasiado rápido, Bruce comienza a quitarse sus prendas en frente de la chica, la cual comienza a tomar un color tan rojo como su cabello por ver el buen trabajado físico de Wayne. Este la toma bruscamente y la pone arriba de su escritorio. El dueño de la casa comienza a tomar la iniciativa más enserio y mete su mano en los pantalones de la chica, esta solo cierra sus ojos para sentir la fría mano de aquel hombre.

-A todo esto, ¿Cuál es tu nombre?

-M... Mi nombre es Barbara Gordon.

-Bien, descuida Barbara, sería incapaz de lastimar a tan bella dama.

La chica no dijo nada y se dejó llevar ya que su misión dependía de eso, ¿o no?

...

Esa misma mañana el sol salía de su sueño y regresaba deslumbrando con sus feroces rayos aquel día, era una mañana normal, las personas caminaban de un lado a otro en direcciones y destinos distintos. Pero nos centraremos en dos que caminaban por las mismas calles en dirección de un edificio departamental, accediendo a dicho lugar con un porte que a las personas con las que se topaban los hacían mirar en su dirección.

El sonido del elevador se hace presente en el quinto piso, el blanco pasillo del lugar era resonado por los negros y brillantes zapatos que usaban estas personas, ambos venían usando ropas oscuras, el de menor estatura de los dos, usa un sombrero negro y el otro una gorra, los dos usando oscuros lentes para el sol. Sin duda demasiado sospechosos se veían aquellas personas,

Ambos se detienen enfrente de la puerta enumerada con el número 505. Después de unos segundos el de la gorra toca muy fuerte la puerta.

-¿Puedo saber para que venimos a este basurero? Todos nos miran- Dice el de gorra.

-Jason, ya te lo dije, tenemos que saber que está pasando en la casa y él nos puede ayudar.

-Pero ¿estás seguro que nos quiera ver de nuevo?

-No lo sé, pero tenemos que arriesgarnos.

-¿Y porque no viniste con el grandulón de granja?

-Conner está al tanto de mis acciones las cuales son reportadas a Bruce. Bruce no debe saber que estamos aquí... Además no quería a Damian de compañero, se veía que estaba muy tranquilo con ese chico ayer en la noche y no quiero arruinarle la mañana.-

-Cierto, se pondría más molesto de lo usual.

La puerta por fin es abierta por el residente de aquel departamento, lo cual hace que la conversación de Tim y Jason sea concluida.

El dueño abre los ojos al ver a los dos quitarse los lentes mostrando por completo sus rostros.

-¿Tim, Jason?- Se escucha decir a quien abrió la puerta.

-Hola,ha pasado mucho tiempo, Dick- Responde Tim con una sonrisa en su rostro

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