Los encuentros a escondidas,
el silencio,
nuestras manos hablando por los dos.
El cuartito,
tu respiración.
Las escaleras,
nuestro secreto,
un falso adiós.
Las sonrisas compartidas,
los besos,
tu ropa interior.
El miedo a ser descubiertos,
nuestras ganas contenidas,
la poca luz,
tus susurros,
mi complicidad.
El sexo esperando en un rincón.
Las excesos permitidos,
nuestra juventud.
Era invierno afuera,
pero tú y yo
éramos fuego eterno.
El día acababa para algunos,
pero para nosotros
recién empezaba la noche.