— ¿Oye por qué has estado evitándome? —
— Cl-claro que no Nam, po-por qué lo dices? —
— Desde que salgo con aquella chica te has vuelto distante —
— Nam es que yo...—
Antes de que el pelinegro pudiera decir algo, sonó el celular de aquel chico castaño con hermosa sonrisa, Jin pudo distinguir el nombre en letras grandes que en efecto era la novia de su mejor amigo, amigo con el que compartía departamento.
— ¡Hola!, si ya voy para allá, nos vemos, no no tardaré — colgó el celular y miro fijamente al mayor — bueno me tengo que ir, pero cuando regrese quiero hablar contigo— sin más, se dirigió a la salida.
Aquel chico se quedó solo sentado en el sillón de la sala principal, estaba a punto de declararle su amor Nam, después de un rato pensó que eso sería una mala idea pues tal vez eso arruinaría la relación de los dos.
Después de rato Nam regresó al apartamento, se quitó su chaqueta y la colgó en el vestidor.
—¿Co-como te fue?— Jin preguntó con mucho esfuerzo, pues ahora se sentía demasiado nervioso cada vez que estaba con el castaño.
—Bien Jinie— respondió regalándole una de sus tantas sonrisas seductoras a su hyung. Después fue a su habitación para ponerse algo más cómodo, pues le prometió hablar con él.
A pesar de ver a su menor sonreírle, sentía que algo raro había ocurrido y no quiso quedar con la duda. Se dirigió a la habitación y este toco la puerta.
—Adelante—
— Oye Nam...— se quedó congelado pues vio de espaldas a aquel ser maravilloso, pero este estaba desnudo de todo su torso, lo único que lo cubría eran sus jeans apretados, su espalda ancha y marcada lo hacia ver como todo un dios griego.
— ¿Que pasa Jinie?— preguntó el menor sin dejar de darle la espalda.
El mayor se quedó callado por unos segundos parado en la puerta de la habitación de aquella devoción, el menor volteo en dirección hacia Jin para hablar mejor.
— ¿Pasa algo?— Dijo Nam sin quitarle la mirada a su hyung.
Después de varios segundos reaccionó el mayor —So-solo quería saber si todo estaba bien, ya sabes con la chica—
Nam dio un suspiro, pues su mayor lo había descubierto, finalmente se sentó en la cama para confesar — La verdad es que no Jin, no estoy bien, hace rato rompimos— contestó con un tono triste.
Jin se sentó junto con él para tener mas cercanía — ¿Qué?, pero ¿Por qué?— El mayor estaba confundido, pero en el fondo sentía felicidad.
Nam tomo un semblante molesto y se levantó con fuerza de la cama, dándole nuevamente la espalda al mayor.
—¡Me dijo que si quería estar con ella, tenía que dejarte!— golpeo con fuerza el escritorio que estaba enfrente de la cama, de verdad estaba furioso, después soltó una sonrisa sarcástica —¿Puedes creerlo?, para serte sincero prefiero tenerte a ti, que a cualquier mujer en la vida.— al darse cuenta de lo que había dicho los dos se sonrojaron quedando en un completo silencio.
Jin no sabía que decir, ¿enserio su mejor amigo prefería pasar toda la vida con él, que con cualquier otra chica?, se le cristalizaron los ojos al escuchar aquellas palabras. De inmediato no quiso desaprovechar el momento y se levantó de la cama para después ponerse justo atrás Nam.
Jin con miedo abrazo por detrás a su menor, sus manos sintieron lo cálido de su piel desnuda y todos los bordes de su cuerpo marcado. El menor se quedó congelado, no sabía qué hacer, sentía un escalofrío inminente.
Con valor Jin empezó a tocar con sus labios el cuello del menor, convirtiendo ese choque en un beso, empezó a recorrer parte de su espalda, solo podía escuchar los gemidos de Nam, alguna que otra vez lo hacía pronunciar su nombre y esto excitaba más al mayor, pronto sintió ya tener una gran erección y al parecer su mejor amigo no se quedaba atrás.
De un momento a otro Nam se volteo, pues ya no aguantaba más, hizo que Jin retrocediera haciéndolo chocar con la pared, lo sujeto con fuerza de ambas manos.
—¡Dímelo!, quiero oírte decirlo— dijo el castaño con una voz ronca y agitada por la excitación que sentía.
— ¿Q-Que quieres que te diga?— respondió el mayor con su nerviosismo.
— ¡Que te bese!— dijo este con una sonrisa malévola, eso volvió loco al mayor.
—¡Por favor bésame!— ambos estaban demasiado agitados por la excitación que sentían.
Nam agarró a Jin por la cintura y lo pego más a él, ahora los dos sentían sus erecciones, el mayor quiso gemir pero el castaño ahogo ese gemido en un beso repentino, sus labios estaban pegados y se movían a un compás, de igual manera se frotaban mutuamente, de un momento a otro Nam paró y agarro de los cabellos a su mayor para juntar miradas, ambos tenían la respiración entre cortada.
—Estas en problemas, pagaras todo lo que me hiciste esperar—
Esa voz ronca le parecía excitante al mayor, ya no aguantaba ni un segundo más y ahora Jin estaba listo para rendirle cuentas a su mejor amigo...