Hinata
Persiste en mi memoria una y otra vez.
—Solo un recuerdo.
«Es lo que sera»
Cierro los ojos con fuerza viendo solo oscuridad, trato de grabar aquel momento para siempre en mi mente.
Deseo que no logré irse.
—Hanabi...
Su sonrisa con mejillas sonrojadas, sus ojos iluminados de gozo, la gran energía y perseverancia convertída en felicidad de un momento a otro, su voz y persona buscándome, escapando para ir a mi encuentro y jugar.
—Neji-niisan...
La expresión seria y ojos impasibles, la mirada firme y su gran seriedad.
Nunca dudando en sus golpes, el reflejo de inquietud, confusión, extrañeza, la dilatación de sus ojos, expresiónes en su rostro que cada vez eran más sinceras, más suaves sin siquiera saberlo, desprendiendo empatía sin notarlo.
Mis ojos llegan a la ventana.
Cielo negro, nubes blancas entre altas montañas y pequeños edificios se distinguen entre las sombras oscuras.
—Konoha...
Bajo la cabeza y mi mano acaricia la sábana que me cubre del frío de la noche.
Lentamente mis ojos se cierran, mis ojos arden y parpadear un poco más se hace imposible, no logro luchar contra ello.
.
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Demásiadas miradas sobre mi solo causan más incomodidad y que vea el suelo del lugar.
Sentir la mano del sensei en mi espalda no es confortante, ni tranquilizador, solo lo vuelve más dificil.
—Atención, hoy tenemos una nueva integrante.
—Mira su ojos, son extraños...—escucho el murmuro hasta mis oídos.
—Ella no parece ser de aquí —un susurro más.
No puedo evitar hundirme en mis hombros, de que el calor y vergüenza se refleje en todo mi rostro.
«Todos me miran... Todos hablan de mi...»mi cuerpo desea dar un paso atrás.
Levanto la cabeza en dirección al sensei. Totalmente desentendido de lo que sucede. Noto un kanji tatuado en la piel oscura de su hombro.
—Preséntate, por favor —indica mirándome con seriedad.
Giro a verlos y estirando los brazos tomo mis manos entre sí con fuerza.
—Mi nombre es Hyuga Hinata, mucho gusto —saludo con una reverencia ocultando todo el nerviosismo posible.
—No es de aquí...
—Nunca la había visto antes...
Murmullos distintivos resuenan en cuanto enderezó el cuerpo, quebrando la posibilidad de aceptación.
—¡Silencio! —ordena a todos los miembros del aula.
Puedo sentir las miradas aún en mi presencia e incluso la del sensei.
Siento gran hostilidad.
El ambiente es pesado.
—Toma asiento —su mano da un empujón a la espalda para que continúe en dar los primeros pasos.
Inicio a avanzar y sin ver a nadie me dirijo hacia el único asiento que considero vacío.
—Permiso.
Tomo asiento junto al que a partir de ahora será mi compañera.
Una niña con ojos color ámbar, cabello rojizo, una camisa sin mangas y una falda con las sandalias shinobi. Esta atenta a mis movimientos.
—No eres de aquí, ¿No es así? —cuestiona con tono desconfiado.
Guarda una expresión severa.
«Trata... De intimidarme»
—Si.
«Pero gracias a Neji-niisan... No tengo temor de ello»
—Mucho gusto —saludo lo más amable posible, muestro una sencilla sonrisa—. Espero que nos llevemos bien.
—Hmmm.
Las clases transcurren sin que logré decir una palabra. Aunque percibo que varias miradas me siguen, solo busco que quiera terminar todo y llegar el almuerzo. Salir de allí y no sentirme mas observada, no tener esta presion.
Solo me enfoco lo más posible en leer el libro y escuchar las explicaciones.
Hasta que el timbre de la campana se oye.
—Es todo —cierra su libro—. Pueden marcharse—replica hacia todos.
Cierro el libro inmediato dejándolo en la mesa y me coloco de pie lo más rápido que puedo, comienzo a caminar hasta salir del aula y recorrer el pasillo por donde llegue.
En mi espalda, logró escuchar pisadas lejanas detrás de mí.
«No debo resaltar... Pero tampoco temer»
Sigo mi recorrido hasta salir de la Academia con lentitud, rocas de montañosas rodean el gran edificio, el aire es limitado y difícil de respirar.
Rodeo el cuello con mis manos para tranquilizar y controlar mi respiración, inhalando como exhalando con profundidad en instantes.
Desplazo la vista directamente arriba, el cielo se ve más cerca y las nubes alcanzables a mis manos.
«Pasos»un sonido ligero se presencia.
—Así que… Aquí estabas —la voz de un niño llega primero detrás.
—Si.
—¿Acaso escapabas? Temes de nosotros a que si —escucho decir con tono orgulloso.
Risillas no se dejan de esperar por sus amigos a su lado.
Volteo con lentitud bajando las manos.
—No —atrevo a responder—. No es lo que crees, perdón por hacerles creer eso. Solo miraba el lugar —replico para aclarar.
Cinco niños en total se acercan a mi sonriendo.
—Etto...
Pronto soy rodeado por ellos.
Todos son mayores a mi estatura.
Pero ninguno parece tampoco peligroso.
«Y sobretodo... No sé qué hacer»
—¿De dónde eres? Y ¿Por que tus ojos son blancos? —apunta su dedo uno de ellos hacia mi rostro.
Aparto la distancia lo suficiente.
La ansiedad y diversión está plasmado en cada uno.
—Mis ojos... Siempre han sido así —alego lo más suave posible.
—No hablaste durante clases tampoco y te sentaste junto a Karui.
—¿Karui?
—La niña pelirroja, una total molestia, ya debes de saberlo.
—Aunque no tanto como nosotros.
La imagen de ella surge.
—No creo que deberían hablar de ella de esa forma.
—Así que la defenderas... Y a ti —su mano toma uno de mis mechones
—. ¿Quién te defenderá?
Puedo sentir las mejillas llenarse de calor hasta mi rostro por la cercanía y el aire volverse sofocante.
«Neji-niisan... Me pregunto él que haría»
—No quiero problemas.
Libera el mechón—Te estás sonrojando —se burla junto con los demás.
Inevitablemente no puedo evitar ser traicionada por ello, elevando la temperatura de mis mejillas para decaer con rapidez.
Tomando fuerza, decido averanturarme a hacer algo.
—Yo... Puedo... Puedo pedirles que me muestren el lugar.
—¡Eh!
—¿De qué hablas?
«Soy solo una desconocida para ellos»
—Etto... Permiso.
Me abro paso y camino tratando de alejarme ellos lo mayor posible.
Burlas y risas no dejan de oírse, hasta desvanecerse en el silencio.
Continuo explorando. Bochorno y vergüenza es lo único que me acompañan.
—Esto es...
Cinco troncos de grandes árboles cortados en linea con el blanco dibujado en el centro, se encuentran adelante de una pared de tablas de madera expuestos al aire libre.
«Un campo de entrenamiento»
Acortó la distancia para lograr tocar con mis dedos el tronco, seguido por el blanco más arriba.
—Neji-niisan.
Su rostro severo no se hace esperar.
Cada de los enfrentamientos que teníamos y no volveré a tener.
«Nunca pareces saber rendirte, hasta que no logras moverte»
Tiemblan mis labios, el cuerpo busca liberar y descargar lo que siento.
Duele y quema en mi pecho.
Saber que no están ellos aquí, que no puedo hacer nada más.
—Fue mi decisión —repito en voz alta para no olvidar.
Aunque tampoco alivia lo que sienta.
No funciona, no sirve, no es satisfactorio.
—Yo...
Me acuclillo y cubro mis manos en el rostro, intentando no desmoronarme.
Choca el aliento cálido en el rostro, veo aún entre la oscuridad lo que es importante para mí. Unos pares de ojos que contrastan entre sí.
Minutos, segundos, el tiempo transcurre demásiado lento, pero no logro más que estar aún quieta.
«Es difícil»reconozco desde lo más profundo de mi ser.
Aparto mis manos y enfocó al vista al suelo de tierra, me coloco seguido de pie.
—Todo va estar bien —me convenzo a mi misma desvaneciendo mi anterior sentir.
Veo el gran tronco impotente ante mi.
—Puedo venir a practicar después.
Ahora será mejor que vuelva al aula.
Doy vuelta y me alejo del lugar corriendo.
.
.
—Chicos, la clase de hoy tendremos enfrentamientos para evaluar su potencial. Mencionaré su nombre y el de su contrincante para esto. Las reglas serán las mismas de siempre, así que comencemos.
Las sonrisas y bromas, emoción y deseo se extienden en un mar de confusión en cuanto dan los primeros dos nombres.
Alejada de los demás rodeando mis piernas, solo miró como todo transcurre.
«No... No eh logrado tener un amigo aun»juego con los dedos viendo hacia mis recientes compañeros admirando el espectáculo.
Entre ellos puedo ver la niña que me senté junto a ella, con un niño de cabello blanco y una paleta en su boca discutiendo.
«Karui-san... No he podido hablar con ella aun»
El niño dice algo y ella lo golpe en la cabeza.
«Son cercanos... Son amigos»
Los aplausos hacia el ganador se oyen de la mayoría, para después irse a su lugar al tomar sus manos.
Un niño y una niña se levantan después.
«Parece alguien temperamental... Como Neji-niisan»sonrío ante ello despegando la vista de ambos.
La pelea comienza entre los contrincantes. Donde el uso de jutsu de cualquier tipo está permitido en cada una de las peleas continuas que transcurren.
«Elemento Rayo o Kenjutsu, es lo que aquí se usa más aqui, a diferencia de Konoha»deduzco al ver levantar al contrincante que fue derrotado y la técnica que logró la victoria del otro niño.
Solo pensar en ella, provoca un sentimiento de pesadumbre.
—Omoi y Hinata —llama el sensei.
«Es mi turno»apoyo mis manos del suelo para levantarme.
—Si —llego hasta el área para comenzar.
El mismo niño que estaba con Karui, está frente a mi con las manos en los bolsillos y la paleta rosa dentro su boca.
—Solo por que seas una niña y seas nueva, no me contendre...
—S-Si.
«Por eso entrene»
—Pero tampoco sé cómo vaya a terminar al final, puede que pierda... Ahhh.
—¡Callate Omoi!¡Que esperas!
«Karui-san...»
—Que niña más ruidosa —lamenta Omoi por Karui sacando sus manos del pantalón.
«Puedo ser libre de pelear a mi gusto... Pero...»de reojo miró al sensei y a los demás. «No me siento muy a gusto»cierro los ojos.
—Bien, adelante.
Los pasos de él moviéndose los escucho.
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—Yo... En verdad...
Suspiros, raspones, cansancio, sorpresa.
—Perdon —extiendo mi mano hacia él —. ¿Estas bien Omoi-san?
Frota su cabello con su mano, con la cabeza abajo.
«Me excedi muy pronto... Solo por prácticar con Neji-niisan...»lamento dentro de mi al verlo decaído.
Intriga plasmado, falta de aceptación, sus manos tensandose con fuerza entre sí, silencio.
—Debí verlo venir —alza su cabeza
—. No soy tan fuerte —se reprocha así mismo.
Niego—No... No es tu culpa Omoi-san, fuiste difícil de vencer —declaro acercandome hacia él de forma convincente, sientiendo su respiración rozando la mia.
«Fui precipitada»el calor en mi rostro me delata, alejándome y apartando la vista ante tan familiar acción hecha
. «Solo con Neji-niisan... Tenía esta cercania»mis labios se tensan y mi las palpitaciones de mi corazón se aceleran.
—Te creo.
Pronto siento una mano rodeando la mía en un gentil apretón.
Inmediato lo ayudo a colocarse de pie incrédula ante ello.
Libero su mano y me mira sonriendo.
—De acuerdo Hinata, fue un gusto de verdad —se da la vuelta volviéndose a sentar.
«Se sintió bien»aprieto la mano a mi altura de mi pecho, totalmente recuperada.
Igual vuelo a mi sitio dando lugar a los próximos competidores.
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Arrojo otro vez la kunai con fuerza como meta el blanco. Prosigo con dos armas más hacia la misma dirección.
—Neji-niisan...
Continuo lanzando dos armas de nuevo y relajar los brazos. Dedico a ver el resultado de mi esfuerzo durante estas horas.
—Neji-niisan, gracias a ti soy fuerte.
Diviso las shurikens y kunai clavadas en la zona del blanco.
—De está forma puedo sentir que estás conmigo —camino en dirección al tronco.
Al llegar retiro las armas que brillan con los rayos del sol una por una.
—Jugar a los ninjas —sotengo la kunai del mango un momento y la guardo.
«Tambien puedo sentir a Hanabi-chan con esto»guardo la última arma.
El sol está ocultandose, teniendo un color anaranjado, viéndose gigante y resplandeciente rodeado entre las nubes.
—A Hanabi-chan le gustaría verlo.
Desplazo la vista a las armas sobre mis manos.
—A Hanabi-chan le gustaría que jugará con ella en estos momentos... Pero estaría ocupada entrenando.
Emprendo mi andar.
No llevo ánimos de llegar.
«Nadie me estará esperando»
—Hanabi-chan... Neji-niisan... ¿Como estarán en estos momentos?
Veo en dirección al cielo.
«Hanabi-chan... Neji-niisan»
—Espero haberlo hecho hoy bien —sonrío ligeramente.
La reacción en mí rostro se repite.
El característico calor de las mejillas, la respiración pasiva y el leve temblor de mis labios.
«No importa lo que pase, nunca me arrepentiré de lo que hice»