纽曼 ; vmon ; namtae |

By lvrxvir

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«Dónde un pintor no quería trazar nada delicado, ni mucho menos que se asemejase a un cristal. Su numen grita... More

『❀』 u n 『❀』
『❀』 deux 『❀』
『❀』 trois 『❀』
『❀』 quatre 『❀』
『❀』 cinq 『❀』
『❀』 s e p t 『❀』
『❀』 f i n a l 『❀』

『❀』 six 『❀』

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By lvrxvir

azogue: nerviosismo o inquietud que altera el comportamiento  de una persona.
milindre:  persona delgada,
con poza fuerza


El lienzo había comenzando a tomar su forma y su numen saltaba en regocijo. El color malva que brotaba del aura de Taehyung había sido el toque más magistral en todo lo que sus dedos y el pincel trazaban. Había oscurecido.

Las horas vespertinas habían sido favorables para el pintor. Él sol, en sus últimas horas de fulgor se había posado en el hermoso rostro moreno de su chico malva. Dándole un brillo al pequeño aro que poseía en su cerezo inferior y el brillo que penetraba en su piel había hecho que su lienzo mostrara ese toque maravilloso ante la escena con las flores en su desnudo cuerpo.

Habían pasado algunas horas y ninguno había tenido un merecido descanso. No porque el pintor no quisiese, él se encontraba lejos de este mundo. Sus manos eran quien poseían todo su control ante el numen que manejaba todos sus sentidos. No había quitado la mirada del hombre que se encontraba posando sin expresión alguna.

El silencio reinó durante horas, ninguno de los dos había soltado palabra alguna. Él escultor se encontraba con un dolor punzante en su columna baja, la posición en la que estaba había dejado de ser cómoda. Sin embargo, no se había quejado.

En ningún momento.

Él escultor fue sorprendido al ver la luz tenue del sol reflejado en su cuerpo. Observó las flores que decoraban el último. Dirigió su vista a la ventana.

El sol se encontraba apunto de desdeñarse ante sus ojos, arrugando el entrecejo, no recordó en que momento había pasado el día. Quitando la vista del ventanal, sus par de ojos oscuros se dirigieron al punto donde yacía el lienzo y quien con sus colores le daba una vida abstracta. Sin embargo, más allá del lienzo vio a esa persona sin alguna prenda decorando su tostada espalda.

En su mente se reflejó un pensamiento que ante varias negaciones no desaparecía. Sus manos picaban ante el impulso de pasarla por toda su extensión. Sentir el tacto cálido que brotaría de su temperatura corporal y ante ello, imaginarse como se regularía o más bien, descontrolaría ante los toques de un eclipse pasional.

Taehyung, desde que vio al hombre observándole desde la ventana había quedado sumergido ante el misterio de su mirada. La primera noche que lo vio, había sido a través del reflejo de un espejo. Su cuerpo estaba sin alguna prenda que decorara su torso. Lleno de arcilla aleatoria decorando cada centímetro. Él quedó congelado al ver al hombre, no lo negaría. Esa noche se apresuró a irse lo más rápido a su alcoba y miró la situación con desdén.

La segunda noche había sido igual, se encontraba trabajando en su proyecto para la convención de escultores en el Museo de Arte. Había sido invitado por enésima vez. Le Ravir había sido el nombre que había sacado para que el mundo conociese el arte que lograba construir con sus huesudas manos y algo grandes.

Empezó desde infante, cuando sus abuelos aún compartían el mismo aura de juventud y de felicidad que tienen actualmente.

El séptimo día de todas las semanas, día donde el sol tostaba su piel y el agua refrescaba sus pequeños pies. El viento apacible recorría hasta chocar con sus hebras oscuras. Donde la arena era la mejor compañía y su imaginación caminaba junto a ella.

Con pequeñas efigies de arena de niño, se desarrolló en un arte adolescente. Donde después de clase, en vez de ir a la de deportes en la que su papá se había decidido por él, iba a la de artes en la que su abuela había complacido el amor que brotaba desde el corazón de su pequeño nieto.

La personalidad del pequeño escultor se había vuelto tosca desde que veía el desagrado de su padre ante lo que él amaba. Los rechazos continuos en su pequeño pueblo y en la escuela. La gente decía que el arte era para personas maricas con problemas de identidad.

Fueron años duros de peleas entre ambos, hasta que una mañana un Taehyung de diecisiete años había hecho una carta donde decía que el sería grande y que el siempre estaría en su corazón. Con lágrimas en los ojos, no supo de su hijo hasta dos vueltas al sol más tarde.

Ahora, se encuentra orgulloso y esperando el día para viajar hasta la gran ciudad para ver a su hijo en un día tan importante, amando lo que tanto hacía que su alma saltase en regocijos.

Taehyung recordó su pasado en cuestión de segundos, soltó un suspiro y volvió a recordar el día que notó el bulto decorando la ropa del pintor. Sus mejillas se pintaron de color carmín.

Jamás pensó que estaría en un momento como este, pero no negaría que le gustaría sumirse en la piel morena contraria.

Hasta que sintió unos toques en su cuerpo. Había estado muy tranquilo durante el rato. Abrió sus ojos nuevamente para encontrarse con el pintor quitando cada una de las flores.

—¿Hemos terminado?—fue lo único que salieron de sus cerezos en un tono cansado.—Me aburro. No entiendo como tus modelos aguantan este silencio.

—No.—contestó seco.—Mis modelos pasan del silencio a gemir cosas mundanas mientras le arranco la ropa, Ravir.

Los ojos inocentes de Taehyung se expandieron ante el comentario. Namjoon sonrió.

—Necesito que quites tus prendas faltantes. Mi numen tomó otro camino.

—Dijiste que no era necesario, pintor.—soltó levantándose de golpe del pequeño escenario.—Quedamos en el algo.

—De mis labios jamás salió un no te voy a quitar la ropa, Taehyung.—dijo con la voz llena de sorna.—Tenemos un acuerdo.

—No lo haré.—decretó.—Búscate a una persona milindre para tus juegos.

En realidad, quería ver hasta donde llegaría la paciencia del pintor. Aparte de que no quería tener su desnudez a la intemperie de los ojos castaños del de piel morena, tampoco lo haría tan fácil.

Por otro lado el pintor yacía mirándolo directamente. Él no quería saber verdaderamente que sucedía después de unas cuantas acciones desobedecidas. Así que optó por dar unos cuantos pasos y quedar frente hacia a él.

Taehyung sentía el azogue recorrer por todo su cuerpo.

—¿P-Por qué estás tan cerca?—dijo en un tenue tartamudeo.

Namjoon solo seguía acercándose más a la órbita malva del menor. Lo hacía por puro juego, aunque en el fondo, no le gustase que desobedecieran sus órdenes. Era una virtud que tenía desde pequeño y que su hermosa progenitora deseó por arrebatarle.

Empero, el chico era un líder nato.

Cruzando ambos pares de irises, Taehyung sintió como su espacio era invadido. Él pintor estaba rozando su nariz con la suya. Sus irises nerviosas recorrían todo el estudio hasta encontrarse con el mismo punto, el rostro de Namjoon.

Los cerezos abultados del pintor ante los ojos del escultor se veían apetecibles, sin embargo, no podía caer ante la tentación de sus pensamientos antinaturales de su cuerpo.

—Desnúdate para mi, Ravir.—susurró con voz ronca, moviendo sus traviesos labios cerca de mejilla hasta llegar al lóbulo de su oreja.—Mueres por tener tus manos en mi cuerpo.

No sabía que estaba pasando. Solamente sentía que caía profundo y se golpeaba fuerte con las rocas ardientes del inframundo. Su cuerpo comenzaba a tornarse irregular. El azogue volvía.

—Dios, déjame ir. Acabemos con esto.—susurró lentamente Taehyung ante el toque magistral y sencillo provocado en su oreja. Alejándose para sacar la última prenda que colgaba decorando su hombría.

Dejándole caer, se volteó ante la mirada que sentía que cargaba en su espalda. Notando los ojos de el pintor, decidió acostarse en nuevamente entre las mantas. Su vista cayó en las acciones del contrario, como de unos pequeños estuches sacaba pinturas de tonalidades moradas. Luego caminaba hacia a él con un rostro inexpresivo. Quitó su batín de seda y la tiro en el suelo del departamento. La respiración de Taehyung comenzó a tornarse algo agitada. No entendía como un hombre, igual de fornido que el y unos centímetros más alto lograba su nerviosismo.

La mano del pintor se dirigió a las pinturas, hundió sus dedos ante el tacto líquido. Miró al escultor profundamente antes de levantar sus mano y de a poco, empezar esparcirla por todo el cuerpo trabajado del chico de ojos inocentes.

Con la pintura que caía de sus dígitos, hacía pequeños caminos de colores morados en el cuerpo de Taehyung. Un camino aleatorio, sin ningún orden, sin ningún plan, absolutamente nada.

Taehyung observaba como la pintura era esparcida por su cuerpo hasta detenerse en su hombría dormida. Volviendo a mirar el pintor, este, comenzó a colocar pétalos de flores en los pequeños caminos que habían. No entendía que sucedía, solo se dejaba hacer lo que él «numen» como decía el pintor tomase posesión de lo que tanto anhelaba.

Colocando la última flor, se alejó de allí de manera rápida, tomando su pincel y permanecer en total silencio.

Taehyung optó por cerrar los ojos unos segundos. Solo se escuchaba el sonido del pincel chocando con la pintura húmeda en el lienzo. El sonido de una noche tranquila. Se laxó hasta escuchar una orden que hizo que su cuerpo se petrificara.

Taehyung, masturbate.


No se si lo he aclarado, pero esto es una historia corta. Que en uno o dos capítulos probablemente se acabe. Aclaró esto por si ven que esto va muy rápido o no lo sé. :(

¿Les gusta?

Probablemente sea una saga, no estoy muy segura. Puesto que, tengo muchos proyectos que aún no termino y otros que quiero empezar. Sí acepto la idea, agregaré unas ships que supongo, ya imaginan cuáles son. ^^

¿Comieron? Espero que sí. Espero que disfruten el capítulo muchísimo. Ahora voy a estudiar. Coman bien y duerman. 💜

lvrxvir

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