La belleza del lado oscuro |...

By LuaVarg

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Elena Grounge se introdujo en el mundo sobrenatural después de perder a su familia. Conoce a Bobby Singer, qu... More

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capítulo 30

Capitulo 3

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By LuaVarg

Elton, Luisiana

Habían interrogado a todas las personas que también habían visto a sus familiares muertos caminando fuera de su casa. Ningunos de tenia motivo de venganza, no tuvieron muertes por homicidios, habían sido buenas personas, ninguna razón por la cual volverían a atormentar. Los tres volvieron al hotel y se reunieron en la habitación de Elena. Dean al entrar se sacó el saco del uniforme y se tiró en la cama. Bajo la almohada sintió algo duro, sonrió de lado, pensando que era un arma igual que como hacia él, y tanteando agarro una petaca. Mirando de reojo asegurándose de que ni Elena ni su hermano lo miraban, la abrió y olio el contenido: Whiskey.

- Agh, muero de hambre y de sed, voy al bar que vi a una cuadra de acá. – dijo Elena cuando salió del baño. Tanto Dean como Sam la miraron de arriba abajo. Pantalón de jean rasgado, una remera a la cintura negra y sus botas de tacón. Se puso su campera de cuero y los miró con una ceja levantada. - ¿Perdieron algo? – Se burló. No esperó a que contesten y salió de la habitación.

Después de una hora Dean no aguanto la ansiedad que lo recorría y agarro la chaqueta que usaba siempre

- ¿Dónde vas? – Sam le pregunto al notarlo tan nervioso – Tenemos trabajo. – Dean lo ignoro. - ¿Vas a seguir a Elena? – habló cortado levantando una ceja. – sí, la vas a seguir. – afirmó cuando se dirigía a la puerta. – Dean, apenas te vea entrar te va a matar – se burló.

- Tengo hambre y sed – repitió las palabras de ella – además le prometimos a Bobby cuidarla.

- Claro... - se burló – por Bobby.

Cuando llegó al bar la busco con la mirada. Estaba hablando con un hombre haciendo que Dean frunza el ceño. ¿Y ese? Camino hasta la mesa donde estaba y notó como había varias botellas de cerveza, él miro su reloj había pasado al menos media hora de que ella salió de la habitación, ¿ya se tomó todas esas de ahí arriba?

- Eh, ¿interrumpo algo? – se sentó frente a ella y sonrió cuando lo miro mal. - ¿Quién es tu amigo? – apunto al chico. – Hola, soy Dean – le dio la mano al muchacho que miraba confundido la situación. – No veo ningún plato, ¿no venías a comer? – llamo a la mesera con la mano y esta se acercó coqueta acomodando su corpiño. – Dos hamburguesas, por favor – la ignoro manteniendo su mirada en Elena.

- ¡Carajo Dean! – golpeó su mano izquierda sobre la mesa haciendo que el chico parado a su lado salte de la sorpresa - ¿A qué demonios viniste?

- Solo vine a comer y tomar algo con mi amiga – sonrió inocente.

- Bien, ya vuelvo – Dean la miro confundido. Ella se levantó y agarró el brazo del chico guiándolo, este sonrió complacido. Dean los siguió con la mirada y suspiro frustrado cuando la vio meterse en el baño. A la media hora ella volvió sonriendo y se sentó a comer la hamburguesa. Dean no se había movido de ahí.

- ¿La pasaste bien? – preguntó serio.

- Tuve mejores – Dean levantó una ceja – se preocupó más en llegar él que en complacerme a mí – mordió la hamburguesa y sonrió, estaba riquísima. – Pero no se puede esperar mucho de los hombres.

- ¿Disculpa?

- Es que ustedes son todos iguales – se limpió con una servilleta y lo miro a los ojos – sólo les preocupa acabar y no piensan en que nosotras también necesitamos placer.

- Nena, creo que no tuviste buenos hombres en la cama – ella levantó los hombros y con una seña pidió dos cervezas mas ¿Cuántas iba? – yo te podría hacer acabar más de una vez – ambos mantuvieron la mirada y ella sonrió.

- Lo dudo – Dean sin darse cuenta acercó más su cuerpo a ella a través de la mesa.

- ¿Queres que... – la mesera los interrumpió apoyando las cervezas sobre la mesa. Esta apoyó un papel al lado de Dean y le guiño el ojo, lo levantó y era un número.

- Excelente, anda a tener sexo duro con ella y deja de molestarme a mí. – tomó de la cerveza y volvió a mirarlo.

- Linda si quiero sexo está noche no sería con ella. – le guiño el ojo haciendo que Elena se atragante y comience a toser.

La noche paso mientras Dean y Elena conversaban, notaron que tenían el mismo gusto musical haciendo que Dean se emocione por poder hablar de música sin tener que explicar nada. Después de unas cervezas más el alcohol se comenzaba a notar.

- Aguantas bastante el alcohol encima – la halago mientras veía como ella volvía a pedir otras cervezas.

- Estoy notando que vos también – él sonrió. – ambos tomamos mucho y nuestro cuerpo ya se acostumbró a tenerlo en el organismo. – levanto los hombros y recibió la cerveza mirando mal a la mesera. Una luz se prendió en la mente de Dean.

- No te he visto tomar mucho – indicó.

- No pasas mucho tiempo conmigo como para notarlo. – miro la botella y volvió a tomar.

- Soy de observarte mucho. – admitió y cerró los ojos al notar que lo había dicho en voz alta. Elena busco su mirada y sonrió de lado, como siempre hacía. – encontré una petaca bajo tu almohada.

- Si... era de mi hermano, me gusta llevarla a todos lados. Aunque él ni siquiera la usaba, pero bueno. – Dean pensó en Bobby al recordar que él también siempre llevaba una petaca encima – además es práctica para llevar alcohol fuerte – Dean la miro a los ojos - ¿Sabes? Me gustan mucho tus ojos. – mantuvieron la mirada hasta que Dean carraspeo. – son tan verdes, tan bonitos. – cuando noto la hora que la luego de mirar el sucio reloj de la pared de madera. – Me gustó pasar tiempo con vos – Elena se levantó tambaleando un poco, ignorando lo que había admitido.

- Creo que estás un poco pasada de copas. – Dean camino a ella y la agarró de la cintura para ayudarla a caminar. Apenas apoyó su mano izquierda, ambos se quedaron mirando.

- Si... Creo que es mejor irnos – susurró. Alejó su mano de su cuerpo y comenzó a caminar hacia la salida.

Al día siguiente, Elena tenia lentes de sol puesto y observaba a los hermanos. Los tres estaban reunidos en la habitación que se había pedido para ella sola.

- ¿Cambia formas? – Elena se sentó de tal manera que pudo apoyar sus codos en el respaldo de la silla, con las piernas en cada lado.

- ¿De qué serviría que se quedé parado afuera sin hacer nada? – Sam observó a Dean cuando le contesto, parecían estar tensos desde ayer en la noche.

- ¿Ghoul?

- No, un Ghoul no creo que sea. – Sam abrió la boca intentando hablar, pero Elena lo volvió a interrumpir – ¿Fantasma?

Sam suspiró, se tiró resignado contra el respaldo de la silla y se limitó a observarlos. Después de que pasaron al menos 15 minutos más discutiendo sobre que podía ser, se voltearon a mirarlo.

- Mierda Sam, ¿no investigaste nada anoche? – Dean lo miro enojado y Sam apoyó su mano derecha sobre el inicio de su nariz.

- Si investigue, pero no estoy muy seguro, creía me podría ser... - un hombre ojos celeste y gabardina apareció en el medio de la habitación activando los reflejos de Elena, que saltó de la silla apuntándolo con su arma.

- Eh, calma belleza. – Dean parado atrás de ella, apoyó su mano derecha sobre su cintura y con la izquierda hizo que baje el arma – Es un amigo. – le dio un beso en la mejilla y observó a Castiel. Ese gesto dejo a Elena con una sonrisa de lado y a Sam más confundido que antes. – Cas, ¿dónde demonios estabas? Hace mucho que no te veíamos – lo apunto con él dedo hablando enojado – te necesitamos, te estuvimos rezando.

- Oh... sos un ángel – Elena se volvió a sentar mirándolo con curiosidad.

- Soy Castiel – la miro como si la estuviera examinando. – Elena, ¿verdad? – Sam y Dean se dieron vuelta a observarla.

- No pensé que conocías a los ángeles.

- Lo hago Sam, pero no me caen muy bien. – se cruzó de brazos y volvió la vista al ángel.

- Están apareciendo unas criaturas que hace mucho tiempo no había – Castiel ignoro lo que estaban hablando, aun mirándola con los ojos entrecerrados.

Dean notó como Elena se removió incómoda en su lugar, pero decidió ignorarla. Castiel les explico que hace muchos siglos atrás, después de que Dios encerrara a los Leviatanes en el purgatorio, existieron los Carbeans. Unas criaturas que pueden poseer humanos, sea su cuerpo vivo o muerto, eran de sangre negra y se alimentaban de carne de animales ya muertos. Habían sido creados por el mismo Lucifer antes de que creará a los demonios, fueron sus primeras mascotas. Pero al notar que se involucraban mucho con los sentimientos decidió mandarlos al purgatorio.

- Eso es lo que había encontrado, era lo que mejor quedaba con lo que habíamos investigado. – Sam señaló su computadora mientras hablaba – Pero Cas, ¿Cómo es posible?

- Alguien los sacó del purgatorio – volteo a verlo y antes que alguno pregunte, contesto – No sabemos quién es, está protegido con magia.

- ¿Negra o blanca? – Dean miraba extrañado a Cas.

- Dean... ¿acaso eso importa? – El mencionado hizo un puchero con los labios y levantando las cejas asintió. – Es una magia muy poderosa, lo protege contra los ángeles

- Bien, ¿cómo se los mata?

- No sabemos.

- ¿Cómo los distinguimos?

- Tampoco sabemos.

- ¿Acaso saben alguna maldita cosa con certeza? – antes que Cas responda, Dean levantó la mano indicando que no hable y suspiró frustrado – Bien entonces estamos en la nada misma.

- Pero ¿Por qué ahora? – Sam miro con los ojos entrecerrados la computadora – lo único que es tan haciendo es pararse fuera de las ventanas de los familiares de las personas que poseyeron. – miro a su hermano – además, ¿Por qué gente muerta? Si pueden hacerlo con los vivos. – Dean sólo se quedó mirando a su hermano también confundido hasta que Elena habló.

- Bueno, me voy a tomar una cerveza – Se levantó y agarro su chaqueta de cuero.

- ¿Vas a ir sola? – ella asintió – ¿Esta loca? No sabemos lo que quieren esas cosas ni tampoco quien las saco – levantó la voz abriendo los brazos.

- Ajá – lo miro aburrida y cruzó sus brazos – ¿Y?

- ¿Y? – la miro desconcertado. – Elena puede ser peligroso. Sam sólo observaba como esos dos volvían a discutir por tercera vez en el día. Había notado un cambio en el comportamiento de su hermano con ella.

- Yo la acompaño – habló alto mirándola fijo – Yo voy con ella Dean. – este lo miro con las cejas levantadas – Además seguramente podemos hacer preguntas a la gente de ahí. – Elena sonrió y salió por la puerta acomodándose la chaqueta. Sam miro a su hermano y sonrió inocente para después seguirla.

Después de tres horas Dean caminaba de un lado al otro esperando a su hermano menor y Elena, que todavía no volvían. "¿Qué están haciendo que tardan tanto? Sólo iban a tomar una cerveza" dio dos vueltas más en la habitación, suspiro frustrado y agarro su chaqueta para dirigirse al bar en el Impala.

Cuando entró los buscó con la mirada encontrándolos, caminando juntos hacia la mesa "¿De dónde vienen?" eso a Dean le recordó cuando la última vez Elena se llevó a un muchacho al baño. Apretó sus puños y camino hasta la mesa. Al llegar estos lo miraron confundidos, notó como Sammy miraba sus puños apretados y los aflojo. "¿Qué me pasa?"

- ¿Qué hacían? – se sentó y mirando a la camarera pidió una cerveza. Sam y Elena se dieron una mirada cómplice mientras reían. – ¿Me perdí de algo?

- No mucho – Elena se mordió el labio y lo observo a los ojos. – pero averiguamos algo. – Dean la observó prestando atención.

- Las primeras personas que reportaron ver a sus familiares muertos – Dean mantuvo los ojos en Elena por más que era su hermano el que hablaba – dos se suicidaron y el resto sigue desaparecido. – esto hizo que Dean rompiera la conexión con la mirada de la chica.

- ¿No pensó que era importante que nos dijera que tiene a 5 personas desaparecidas? ¿y dos suicidios? – Dean golpeó el escritorio del sheriff. Era casi medianoche, el sheriff aun se encontraba ahí, atento y preocupado de que aparezca otra víctima.

- Escuche, la gente está paranoica – habló nervioso – ven personas muertas, después desaparecen y luego se suicidan. – sacó sus lentes y los limpio. – No quiero que esto llegue más lejos, pensamos, con el resto de los oficiales, que los resolveríamos y así no se meterían los federales.

- Creo que no lo está haciendo muy bien sheriff. – Elena se sentó en el borde del escritorio y apoyando sus manos se acercó más a él. – Esta interfiriendo con una investigación federal – Le sonrió con burla.

Dean corto el teléfono y miro a los demás que esperaban expectantes, ya estaban fuera del motel guardando las cosas en el maletero del auto – nada – suspiraron frustrados. – otros cazadores han encontrados casos como este, pero luego de que desaparezcan las víctimas, desaparecen los Carbeans también.

- ¿Qué estarán planeando? – Sam miro a su hermano y luego a Elena que se mantenía callada.

- No lo sé – se subió al asiento de conductor. – pero no creo que sea nada bueno.

Lebanon, Kansas

Elena salió del bunker con una caja de cigarrillos y Dean aprovecho para poder interrogar a su hermano. Hace mucho que no estaban los dos solos y no había tenido la oportunidad de preguntarle qué había pasado la noche que se había ido a tomar una cerveza con Elena.

- Nada. – mantuvo la mirada en el libro que leía.

- No puede ser que no haya pasado nada Sammy - ¿Por qué no me dice? O mejor aún, ¿Por qué el después de 2 semanas sigo preguntándome que había pasado esa noche?

- ¿Te gusta? – Sam lo miro con una sonrisa burlona y Dean quedó desconcertado sintiéndose estúpido. – No me lo niegues, sos mi hermano, te conozco desde siempre. – volvió la mirada al libro. – ella es linda y se parece mucho a vos en varias cosas. – esas últimas semanas Sam se había acercado mucho a ella. Pasaban horas charlando, así como intercambiando información de sus vidas antes de la caza, disfrutaban de levantarse temprano sólo para desayunar juntos, se había hecho una costumbre entre los dos.

- ¿Por qué no salís vos con ella? – Dean tomó de su cerveza ignorando la mirada de su hermano menor.

- Quizá lo intente – Dean lo miro sorprendido, iba a contestarle cuando Elena volvió a entrar al bunker. – No me gusta que fumes y últimamente lo haces más seguido – la miro preocupado.

- Mis pulmones, mi problema – tiro la cajita arriba de la mesa llena de libros y se sentó. – Mierda, estaba demasiado frío afuera. – Sam le pasó su sweater que tenía colgado en el respaldo de la silla y ella sonrió en respuesta para después ponérselo. – ¿averiguaron algo más? – ambos negaron.

Horas más tarde Dean iba a su habitación cuando escuchó risas en la habitación de la chica de ojos grises. Frenó sonriendo, mirando a la puerta ¿estaba viendo una película?, su sonrisa se borró cuando escuchó la risa de un hombre y sin pensarlo tocó la puerta. Cuando está se abrió apareció ella, con solamente el sweater de Sam y las piernas descubiertas, Dean se preguntó si llevaba algo debajo. Mirando por su hombro vio a su hermano sentado en la cama y un juego de mesa en el medio de esta.

- ¿Qué sucede Dean? – Elena pregunto impaciente, le estaba ganando a Sam en el maldito juego y no quería que le haga trampa.

- Yo... - ¿Y ahora qué excusa metía? Vio la sonrisa de su hermano mirándolo con una ceja levantada – Quería saber si sabías donde estaba Sam, pero veo que está acá. Mejor los dejo solos. – No sabía por qué su voz salió enojada.

- Dean espera – Sam se levantó rápido de la cama, siguiéndolo. El mayor lo ignoro y fue a su habitación, pero no cerró la puerta así que entró detrás él. – No quiero que pienses mal.

- No lo hago – sonrió irónico. – me hace feliz verte bien con una chica. – se tiró en la cama ignorándolo.

- Dean...

- Sam tengo sueño, además Elena debe estar esperándote. - Sam suspiró y cerró la puerta.

Segunda noche seguida que Elena escuchaba como Dean tenía pesadillas. Se sentó en la cama esperando y sintiéndose impaciente. "¡No!" se escuchó y ella se levantó rápido de la cama y fue a la habitación de al lado. Lo observó desde la puerta, viendo cómo se movía de un lado a otro, notando su frente sudada mientras salían quejidos de su boca. "¡No me dejes, por favor!" su cara se veía angustiada y Elena sintió una presión en el pecho. Camino despacio hasta al lado de él.

- Eh... - acaricio su brazo dudando en si sentarse o no en la cama. – ¿Dean? – se mordió el labio, sabía que él dormía con un arma bajo la almohada, pero no temía. "¡volvé!" se volvió a quejar – Dean estoy acá – susurró y acaricio su pelo. – él abrió los ojos asustados y la observó. Había escuchado su voz entresueños y algo le dijo que no tenía que agarrar el arma, que estaba a salvo. – Eh...- le sonrió. – estabas teniendo otra pesadilla. – acaricio su brazo.

- Perdón, ¿te desperté? – se sentó en la cama. – ¿o te interrumpí con Sam? – ella lo miro extrañada.

- Sam está durmiendo en su habitación Dean. ¿Qué es lo que te está haciendo tener tantas pesadillas? – Dean miro hacia otro lado sintiendo vergüenza. ¿desde cuándo Dean Winchester está avergonzado?

- ¿Por qué escondes tantos secretos?

- ¿Disculpa?

- Te conocemos hace varios años, empezaste a cazar con nosotros hace no más de dos meses y vives bajo nuestro bunker, sin embargo, no sabemos nada de vos más que tu nombre y edad.

- ¿No confías en mí?

- Claro que no, sólo dejo que estés acá por Bobby y, además, es la mejor manera de tenerte vigilada. – Elena lo miro indignada y se levantó de la cama.

- Vete a la mierda Winchester. – estaba saliendo de la habitación cuando sintió como la tiraban del brazo y de un momento a otro Dean Winchester la estaba besando. No duro más de 5 segundos cuando ella abrió los ojos y lo empujó. – nunca en tu vida lo vuelvas a hacer. – volvió a su habitación dando un portazo dejando a Dean sintiéndose como un estúpido.

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