–¡Golden!–
–¡Freddy!–
Gritaron ambos de los extremos del gran espacio que hacía en los aeropuertos, llamaron la atención de mucho
¿Un paparazzi por allí quizás~?
– ¡Golddie!– Ya con sus brazos abiertos se dirigió a recibir al rubio
–¡Fredu!– y así fue se unieron en un dulce abrazo, en este no faltó el elevar al castaño del piso y hacerlo girar en medio de su abrazo
–Ja~ Déjà vu~– Freddy en el aire se aferró firme a los hombros del joven – Fueron los dos meses más tristes de mi vida– haciendo una mueca exagerada de tristeza
–Tambien fueron tristes para mí Freddy~– Golden con la misma mueca de Freddy logró hacer reír al ajeno. La dulce risa de Freddy, tan diferentes a la nerviosa que desprendía, tan ajena a la que usaba para ocultar su tristeza y sobre todo tan hermosa ante la percepción de Golden –Te amo mucho Freddy– sonrió sin mostrar sus dientes bajando de la altura al menor –Te amo más de lo que puedo imaginar–
–Deja de decir tantas cursilerías– Dios, un Golden romántico, era para Freddy la cuerda floja entre lazarse a besarlo o lazarse a besarlo –Eres un bobo muy dulce~–
–Pero soy tu bobo– Golden levantó sus dedos con aquel anillo de compromiso, el cual prometieron jamás quitarlo hasta su boda
–Golddie me enamoras mucho~– Freddy en puntitas beso la frente de Golden con ese toque dulzón –Te amo tanto– ahora aún de puntas lo abrazó de los hombros y así subir sus manos lentamente hasta su hebras rubias –Nunca imaginé algo como esto con un chico de oro– cerró sus ojos dejándose reposar en el pecho del orbes grises
–Tu eres mi ángel Freddy~– susurro con una voz un poco más grave, logrando hacer estremecer al castaño
–A la vrga.. me dio un escalofrío– Freddy dio un leve movimiento escondiéndose más entre las ropas de Golden
–Bebito~– Golden lo separó un poco y así besar su frente observando como poco a poco los ojos azulados se cerraban con firmeza y esos labios se apretaban nerviosamente –Me gustaría tanto poder comerte a besos– en eso la presión de una tibia piel se presentó eran los labios del castaño chocando con los ajenos en un sencillo beso
Un Flash se escuchó, pero ninguno de los dos atención le tomo.
– Vamos a casa, te dejare comerme a besos– Con una melodiosa risa frente a los labios ajenos fue lo qué se escuchó –Y quizás~ no solo a besos– cubrió su boca soltando una risilla traviesa. Golden comprendió enseguida –Yo llevo tu maleta~– la apartó de la mano de Golden y con una sosteniendo la cálida palma del rubio y en la otra el mango de cuero de la maleta
–Ya me emocioné~–
Y así ambos jóvenes volvieron a casa después de no encontrarse por un largo tiempo.