Después de un par de horas Williams había terminado la reunión de negocios con su padre, charlaron sobre cualquier cosa, se despidieron estrechando sus manos, al salir del despacho de su padre sin darse cuenta se topó con algo tan suave como una nube, enseguida un agradable olor a vainilla llegó a su nariz inundando sus pulmones, sus manos sostenían un pequeño cuerpo evitando que este cayera al piso, sintió que ese cuerpecito emanaba un calor exquisito, sentirlo se le hizo tan agradable.
Lentamente bajo su cabeza para encontrarse con aquella hermosa criatura, dueña de los ojos verdes más preciosos del mundo, sus mejillas estaban coloradas, su boca entre abierta incitándolo a besarla, tragó fuerte y la saludo.
— ¡Hola Melyanna! — sus manos estaban sobre aquel pequeño cuerpo que él no pensaba soltar por el momento, ella lo miro curiosa con su rostro ladeado y con una pequeña sonrisa saludándole con voz entrecortada.
— Hola Wi... Williams— él noto su nerviosismo se veía tan preciosa, cautivo de aquella mirada y de ese rostro angelical, se sintió atrevido y sin pensarlo más, dejó un casto beso en la comisura de su boca, la sintió temblar por aquel gesto pero trato de ignorar aquello, dentro de él sintió cierta satisfacción por corroborar que él no le era indiferente a su hermosa criatura, ella con voz temerosa y muy bajita le dijo.
— Estoy buscando el baño necesito cambiarme pero me perdí— la miraba intensamente logrando ponerla más nerviosa, así que ella poco a poco se soltó delicadamente de su agarre, el soltó una pequeña risa por lo que ella acababa de hacer y le indicó por dónde ir.
— Sigue por ese pasillo la tercera puerta a mano derecha esta el baño— Totalmente idiotizado la vio perderse en aquel pasillo, ella tenía un poder sobre él que ni ella se imaginaba.
Cuando Mel entró aquel baño, cerró la puerta con desespero, necesitaba soltar todo el aire contenido en sus pulmones, ese hombre lograba ponerla tan nerviosa, tanto que ella pensaba que un día se desmayaría por falta de aire frente a él. No era tonta había leído tantos libros de amor que sabía reconocer fácilmente lo que le estaba sucediendo con Williams, era un hombre imponente, alto, elegante, guapo de una forma exagerada pero muy mayor para ella, aunque nadie mejor que ella para saber que el amor no tenía edad.
Se miró en el espejo llevando sus dedos donde el depósito un tierno beso, ella juró en ese momento que la besaría, pero no fue así, sintió un fuerte cosquilleo cuando sus manos se posaron en su cintura desnuda y expuesta gracias aquel bañador de dos piezas que le hizo poner su hermana, se sintió tan expuesta frente a él, que tal vez estaría pensando que ella era una vulgar que le gustaba exhibirse. Salió de sus pensamientos, se ducho, se arregló colocándose un vestido de tiros, se ajustaba en sus pechos y bajaba suelto hasta sus muslos, el vestido era blanco con flores azules, ya cuando estuvo lista salió sigilosamente rogando que él ya se hubiese ido, cuando de algún lugar salió aquella voz ronca y sensual.
— ¡Melyanna! Espera necesito pedirte algo— enseguida se detuvo algo tensa, volteó para poder mirarlo con cierta curiosidad, lo veía acercarse, cuando él estuvo a centímetros de ella, alzó su mano y acarició su rostro.
— Eres hermosa Melyanna, eres tan suave, tan angelical— ella suspiro ante aquellas palabras que más que eso eran halagos.
— Tú dirás Williams que necesitas— él se aclaró la garganta, sacó algo de su bolsillo y en un gesto le tendió su teléfono celular, lo miró con curiosidad.
— Es para que me guardes tú número por favor— ella lo agarró lo supo manejar pues tenía uno igual. Ella se lo regreso sin pronunciar una sola palabra.
— Te enviaré un texto y así podrás guardar mi número hermosa— Ella asintió.
Él sólo podía ver esos labios con ganas de besarlos, no dudo más tomo el rostro de Melyanna entre sus manos y dio un pequeño beso en ellos, aquel roce se sintió maravilloso a ella le temblaban las piernas, le sudaban las manos que de momento se aferraban a su chaqueta para no caer. Él beso su frente susurrándole.
— Nos vemos pronto hermosa— se marchó dejándola ahí petrificada, temblando, él había besado sus labios de una manera fugaz, fue algo tan dulce, tan suave que pensó se desmayaría en ese momento.
Melyanna nunca había besado a nadie sus labios eran vírgenes hasta que Williams los rozó. Aquella tarde nunca podría olvidarla, antes de terminar la piscinada, le dijo a Sam que se marcharía a casa porque no se sentía bien, llamo a su chofer para que la fuese a buscar. Ya en su casa instalada en su cuarto decidió mirar su teléfono consiguiendo un mensaje de un número desconocido
"Hola hermosa, guarda mi número, me encantó verte", ella suspiro evocando el leve roce de sus labios con los de Williams. Salió de su ensoñación cuando su teléfono sonó, era otro mensaje de él.
"Espero que aceptes tomar un café conmigo, quisiera conocerte mejor hermosa", su corazón se sentía desbocado, sus manos temblaban, su respiración se aceleró, trato de calmarse así no podía ni teclear su teléfono, después de leer varias veces en mismo mensaje uso su valentía y le respondió.
"Hola, ya guarde tu número, a mí me gustaría tomar ese café contigo". No esperaba que le respondiera enseguida pero se equivocó.
"Entonces paso por ti mañana, como a las cuatro", él no podía seguir esperando para volver a verla, necesitaba con urgencia ver el rostro angelical de aquella hermosa criatura que le robaba el sueño y los pensamientos.
Al día siguiente paso por ella puntual, el quedó sorprendido al verla, llevaba un lindo vestido color azul claro ajustado en sus pechos, luego era suelto y acampanado hasta las rodillas, acompañado de un suéter tejido blanco y unas zapatillas de tela a juego con su suéter, se veía tan sublime, realmente era un ángel , notó que ella traía unos pequeños lentes de pasta blancos nunca se los había visto, eso le daba un toque bastante intelectual, cuando ya estuvo cerca, la saludo con un beso en la mejilla, la sintió estremecerse, eso le gustaba cada día más, sabía que eso era lo que necesitaba saber para poder conquistarla, abrió la puerta para que se subiera él rodeó el carro, se subió y lo primero que sintió fue aquel agradable olor a vainilla que ya conocía perfectamente, respiro hondo llenando sus pulmones de ese delicioso y delicado aroma que venía de ella, colocó su cinturón de seguridad, se aseguró que ella ya se hubiese colocado el suyo y arrancó.
De pronto escucho aquella dulce voz casi en un susurro logrando sacarlo de sus pensamientos.
— ¿A dónde iremos Williams? — Él la miro complacido y con algo de emoción le respondió.
— A donde tú quieras hermosa, sólo deseo que disfrutemos de esta salida— Ella asintió y con su dulce voz se atrevió hacerle una sugerencia.
— ¡Williams! ¿Será que podemos ir a un sitio que a mí me gusta mucho? — volteó a mirarla.
— Ya te dije Melyanna te llevaré a donde tú quieras— no podía creer todo lo que ella le hacía sentir, su carácter y su postura eran vulnerables ante ella.
Se sorprendió cuando ella le pidió su teléfono para colocar el lugar en el GPS y así el pudiera llegar con mayor facilidad.
Cuando llegaron el lugar era un parque muy hermoso, con árboles grandes, banquitos, largas camineras, había mucha gente caminando ya que era domingo, la tomó de la mano.
— Llévame a donde tú quieras hermosa— Comenzaron a caminar mientras ella le explicaba cómo había dado con ese lugar y porque le gustaba tanto, después de un rato caminando llegaron al centro del parque donde habían varios locales de Cyber café y pequeños restaurantes, al frente había una hermosa Laguna, ella lo llevo a su lugar favorito, tomaron chocolate caliente con galletas, se supo complacido al verla reír, a pesar de mostrarse tímida era buena para conversar de cualquier tema se notaba que le gustaba leer.
Cuando iban de camino al auto, él dejó de avanzar, la detuvo tomando su mano, la acerco a su cuerpo robándole un pequeño gritito de asombro, la tomó entre sus brazos y la besó, era un beso lento, suave y delicado, aquella boquita que tanto se le antojó sabía a gloria, sus labios eran cremosos, su sabor era tan dulce como la miel, ella respondió a su beso, la sintió inexperta pero eso le agradó, continuó besándola, sentía que no saciaba sus ganas de ella, ambos sintieron que les faltaba el aire separándose lentamente uno del otro. Él pego su frente junto con la de ella.
— Me moría por besarte Mely, eres deliciosa— ella lo miraba con sus mejillas coloradas y su respiración agitada.
— Yo... Yo nunca había besado a nadie en la boca— dijo avergonzada y ocultando su rostros.
— ¡Hey! Hermosa no te escondas, es agradable saber que fui yo el primero en besarte y fue exquisito hacerlo—
Él la abrazo fuerte pegándola a su pecho, aspirando el delicioso aroma a vainilla que venía de su cabello. Unió una de sus manos con la de ella y comenzó a caminar, cuando llegaron al carro le abrió para la puerta para que subiera, ya cuando estaban adentro el no dudo y la volvió a besar, esta vez sus labios se acoplaron y bailaban al mismo ritmo sintiéndose ella más cómoda con aquel beso que de nuevo sabía a gloria.
La dejó en su casa con la promesa de volver a verse. Se despidieron con un beso en la mejilla como amigos, realmente él no quería exponerla, mucho menos ocasionarle un problema.
Al día siguiente fue a la Universidad, el día pasó normal, cuando llegó a su casa su madre con cierta emoción le notificó que había llegado algo para ella y que estaba en su cuarto.
— Mel hija no me habías dicho que tenías un admirador— ella miró a su madre con nerviosismos.
— Tal vez si lo tengo mami— ella sonrió tímida.
— Vamos Mel me dirás quién es o si lo conozco.
— Si lo conoces mami pero todavía no somos nada cuando ya tengamos algo serio te lo diré ¿sí? —
Subió corriendo las escaleras, sabía que era algo de Williams y le emocionaba saber que era. Entró a su habitación. Había una caja negra con detalles dorados, adentro había una rosa blanca al lado unas fresas bañadas con chocolate negro y blanco, había una tarjeta en un sobre, la saco para leerla "Gracias por la maravillosa tarde y por dejarme ser el primero en probar esos deliciosos y dulces labios" WL. Ella suspiro emocionada, le había gustado ese detalle de su parte. Decidió enviarle un texto para agradecerle.
Mely:
Hola Will, gracias por el hermoso detalle me encantó pero no debiste molestarte
Will:
Hola mi Mely hermosa, me alegra que te gustará y eso no es nada comparado con lo que estoy dispuesto a dar por tener cerca de nuevo.
Mely:
Me estas comprando Will???
Will:
Noooo mi hermosa no me malinterpretes, me gusta ese diminutivo de mi nombre sólo viniendo de ti.
Mely:
Ok no te malinterpreto, te dejo tengo mucho que estudiar.
Will:
Mely no sé qué me estás haciendo, pero me tienes loco y más aún después que me dejaste probar tus labios
Mely:
😶😶😶😶
Pasaron los días y los detalles seguían llegando, rosas, chocolates, cupcakes, tarjetas y hasta un oso gigante con un globo que decía "Te Extraño". Esa semana no lo había visto, ella estaba full con sus estudios y él full con su trabajo.
La madre de Mel estaba emocionada pues sabía que su pequeña por primera vez estaba entusiasmada con alguien y ese alguien la estaba llenando de detalles, pero algo la inquietaba y era la identidad de ese chico que estaba cortejando a Mel.
El jueves por la noche Mel recibió una llamada de Williams, después de saludarse y él decirle un par de cosas tiernas, la invito para ir a pasar el fin de semana en su casa de la playa, ella le dijo que le encantaría pero con que escusa saldría. Después de un largo rato ella prometió avisarle si lograba conseguir una buena excusa para poder salir.
De verdad ella quería ir, aunque sentía temor de estar sola con él, no era tonta y sabía a lo que se exponía aceptando aquella proposición, ella nunca había estado con nadie, era virgen y no sabría cómo actual ante esa situación cuando se le presentará.
El viernes temprano él la llamo, escuchar su dulce voz le daba energía, lo llenaba de vitalidad, le pido almorzar juntos y hablar sobre el viaje a la playa.
Ese día almorzaron, fueron hasta el apartamento de él, él quería que ella lo conociera, ahí hablaron de ellos, suspendieron el viaje y decidieron dejarlo para más adelante. Él aprovechó esa tarde de besar esos dulce labios, pues no estaba seguro si tendría otra oportunidad para hacerlo.
Sin darse cuenta entre ellos estaba naciendo algo que jamás esperaron y mucho menos imaginaron jamás.
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A veces no sabemos reconocer el amor cuando toca a nuestra puerta...
Espero les guste esta nueva historia, es increíble como mi imaginación es capaz de recrear historias que jamás pensé que podría escribir...
Besos a todos mis lectores...
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