– ¿Qué haces aquí? –Preguntó el chico, mientras la jaloneaba del brazo y la sacaba de esa calle.
– ¿Te olvidas de que tengo que pasar por aquí, para llegar a la casa? –Preguntó Layla.
–Pero, la gente normal ya no pasa por aquí –Él la dejó al final de la calle, y después dio media vuelta, para luego seguir caminando – ¡Vete! –Dijo una vez que ya estaba adentro de la calle.
– ¡Estúpido! –Exclamó Layla. Miguel se regresó enojado y la tomó del cuello.
– ¿Qué dijiste? –Preguntó. Layla comenzó a reírse.
–Le tomas mucha importancia. Eso quiere decir que si lo eres –Dijo Layla, para después quitarle la mano a Miguel de su cuello y luego, comenzar a caminar.
El viento golpeaba fuertemente la ventana. Regina había logrado dormirse fácilmente, en cambio, Layla se tapaba los oídos, pero eso no funcionaba, el viento seguía haciendo mucho ruido. Además, todo lo que pasaba por su cabeza, no la dejaba dormir. Dos horas después, ya había caído en un sueño profundo, y por fortuna, había dejado de escuchar el viento.
–Layla despierta –Dijo Antonia encendiendo el foco del cuarto.
Layla se despertó de mala gana, para después ponerse en pie y dirigirse al baño, caminando como un Zombie.
Layla y Jahir, se habían quedado de ver en el lago, después de la prepa. Con su gorrito invernal en una mano, y arrastrando su mochila, Layla se adentraba en el bosque. Llegó al lago, ahí estaba Jahir, sentado, con los audífonos en sus orejas. Ella se sentó al lado de él y comenzó a observar el lago. Con sus ojos cansados, Jahir miró a Layla, le sonrió y ella lo miró con incomprensión.
– ¿Qué te pasa? –Layla lo miraba y el comenzaba a evitar que le viera la cara – Te ves enfermo.
–No estoy bien, es solo que no tuve una buena noche.
– ¿Seguro? –Ella extendió su mano, para medir su temperatura, pero él la desvió – ¿Qué pasa?
–Te dije que no tengo nada –aseguró el chico, mientras se ponía de pie. Layla solo dirigió la mirada hacia el otro lado. Ella permaneció sentada –Perdón, es solo que Jorge se me cruzó por el camino, ayer por la noche.
– ¿Y qué quería?
–Dijo que no me acercara a ti –contestó el chico. Ahora era Layla quien se ponía de pie. Molesta, golpeó el tallo de un árbol – ¿Qué pasa?
– ¿Quién se cree él? –Preguntó Layla, cubriéndose su rostro, con sus manos – Además, le dije que se alejara de mi.
– ¿Qué te hizo?
Tratando de relajarse, la chica suspiró mientras se sentaba. Se encogió de hombros y Jahir, se sentó al lado de ella. Rodeó el cuello de la chica con su brazo. Ella recargó su cabeza en el hombro del chico, para luego mirarlo y sonreír.
Tomados de la mano, platicando y sonriendo, caminaban a la casa de Layla. Se detuvieron en la grande casa blanca.
–Bueno, me tengo que meter –Dijo Layla vacilando.
–No, no te metas –Dijo Jahir tomándola de la cintura.
– ¡Que lindos! Niñita, no sabía que podías llegar a ser cursi –Dijo una voz.
Layla giró la cabeza hacia el lugar de donde venía la voz. Miguel se encontraba sentado en la puerta, y gracias a que la farola de la calle no estaba encendida, no habían notado la presencia del chico.
–Miguel, cállate –Dijo Layla, para después mirar a Jahir a los ojos y sonreírle.
–Ah! Como sea, ¿Tienes las llaves de la casa? –Miguel se puso de pie, y comenzó a caminar hacia los chicos.
–Sí, claro. ¿Las perdiste en tu lugarcito de porquería?–Preguntó Layla, sin dejar de mirar a Jahir.
Miguel se encogió de hombros.
–Me voy –Dijo Jahir, los dos chocaron sus labios y Layla no tuvo más remedio que meterse a su casa en compañía de Miguel.
– ¿Es tu novio?
–La verdad, no lo sé –Layla contestó, para después ir directo al refrigerador.
–¿Qué? ¿Eres de las fáciles? –Preguntó Miguel, siguiéndola.
– ¿Qué te pasa? –Layla lo miró a la cara, para después darle una bofetada.
–Solo opiné.
–Guárdate tus opiniones. ¿O qué? ¿Se te olvida que de mi depende que tu mamita no se entere de que te drogas? –Preguntó Layla.
–Dile lo que quieras.
– ¿Seguro? –Preguntó Layla, en ese momento, Maricela y Antonia entraban por la puerta principal –Contéstame ¿Seguro? –La chica susurró.
El negó con la cabeza, asustado. Layla le giñó un ojo riéndose, para después subir corriendo a su cuarto.