UNDERWORLD ♛ DEREK HALE

By MrsMalfoy_

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❝Quizá Persephone era la reina de su propio inframundo, pero no estaba preparada para hundirse en uno mayor y... More

-ˏˋ INTRODUCCIÓN ˊˎ-
━━༺PERSONAJES Y PLAYLIST༻━━
1: Una gatita arisca
2: No era un testigo de Jehová
3: Aliados con beneficios
4: Motel el Faro
5: La mandíbula más fuerte
6: ¿Ahora tienes poderes mentales?
7: El reloj está en tu contra ahora
8: Perrargent
9: Fuertes sentimientos
10: Drama adolescente
11: Amistad arruinada
12: Él mató a Laura
13: Te odio, Derek Hale
14: Ahora él es el alfa
15: Pequeña, indefensa y vulnerable.
16: Oportunidades sangrientas
17: Body shots
18: La risa de la hiena
19: Atada
20: Una palabra entre gustar y amar
22: Factor sorpresa
23: El secreto de la hiena
24: Maldad en el corazón
25: El maestro del kanima
26: Tiempo para nosotros
27: Imponiendo distancia
28: Padrino del bebé monstruo
29: Latidos desconocidos
30: Un poco más de tiempo
31: Necesito que tengas sexo conmigo
32. Promesas de amor
33. Las intenciones de un villano
34. Conversaciones nocturnas

21: Tratos y condiciones

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By MrsMalfoy_

━━━━༺༻━━━━

Mientras Persephone observaba a los policías y especialistas en forense abandonar el bar luego de haber recolectado la evidencia que necesitaban, una figura envuelta en un grueso abrigo negro se coló en su interior. La mujer hiena se tensó por completo, cada músculo de su cuerpo alerta, pensando en lo que podía ocurrir si la persona decidía atacarla. Estaba preparándose mentalmente para lo peor.

Estaba sola, pero no permitiría que su hermana la tomara por sorpresa en algún ataque. Al contrario de aquella noche donde el elemento sorpresa fue la razón por la que salió tan herida, Persephone se mantendría firme y no dudaría ni un solo segundo en defenderse; incluso si eso significaba que le causaría un inmenso dolor a su padre.

Seraphina apretó los labios pintados de rojo en una fina línea. Era la primera vez en mucho tiempo que no tenía una expresión altanera, detalle que Persephone no pasó por alto.

—Cálmate, Persephone. Vengo en paz.

La mujer hiena arqueó una ceja con incredulidad. No creía ni una sola palabra que saliera de la boca de su hermana. Sabía lo mentirosa y manipuladora que era. Era la mejor mentirosa que había conocido en su vida.

—¿Qué quieres? —preguntó Persephone, manteniéndose alerta. Evaluaba con la mirada todos los movimientos de su hermana.

Notó entonces que el rastro del olor de Seraphina no era como el de un cambiaformas o una persona humana, sino que tenía características distintas. Era un olor pesado, aunque no necesariamente repugnante. Sus poros desprendían una fragancia similar a la que rodeaba la morgue en la que su padre trabajaba.

Olía a muerte.

Incluso con la cantidad del perfume dulce que llevaba impregnada en la ropa, Seraphina Blackburn olía a muerte.

—Los Argent están dispuestos a hacer un trato contigo.

Una corta carcajada salió de los labios de Persephone. Negó con la cabeza, agitando en el proceso su cabello atado en una coleta.

—Puedes decirle a los Argent que se pueden meter el trato por el trasero —respondió Persa.

Prefería morir antes que siquiera acceder a hacer un trato con el grupo de cazadores que fue culpable de la muerte de la familia de Derek. Sí, tal vez Kate lo hubiera hecho al romper su pequeño código, pero eso no significaba que no fueran culpables por lo sucedido. Los Argent habían causado una gran cantidad de muertes para los seres sobrenaturales, en especial con Gerard siendo la cabeza de clan.

—Ni siquiera sabes lo que pueden ofrecerte —rebatió su hermana, frunciendo el ceño.

—Dudo que puedan ofrecerme sus cabezas en bandejas de oro, así que gracias, pero no quiero ningún trato con ellos.

Juraba que Persephone era capaz de sacrificar todo por salvarse a sí misma. En el pasado había sido de esa forma, siempre egoísta, siempre pensando en el beneficio propio. ¿Qué había cambiado en seis años?

Entonces lo supo. La forma en la que sus ojos brillaban cuando la había visto junto a Derek Hale.

Persephone estaba enamorada.

—Podemos doblar las reglas un poco. Estás con Derek Hale, ¿no? Podemos perdonarle y dejarlo vivir —ofreció Sera, intentando utilizar su mejor carta—. Quién sabe, a lo mejor no se cansa de ti y se queda contigo para siempre. Todo lo que tienes que hacer es decirnos la identidad del kanima y entregarnos el resto de los betas de Derek.

Un gruñido se atoró en la garganta de Persephone. No le molestaba que estuvieran utilizando a Derek en un fallido intento de manipularla, sino que pensaran que ella sería capaz de hacer un trato con el diablo por amor. Sabía los trucos que los cazadores maniobraban para convencer a sus víctimas.

Persephone era sobrenatural, pero nunca se convertiría en una presa de los Argent.

Fingió que el rostro se le iluminó con esperanza y Seraphina sonrió, pensando que había logrado convencerla.

—Esos trucos baratos pueden funcionar con alguien tan ingenuo como Scott, pero no conmigo.

—Tratamos de hacer las cosas por las buenas, Persephone. No lo olvides cuando nos toque deshacernos de ti. Seré la primera en poner una bala de acónito en tu cabeza —amenazó Seraphina, su rostro contraído en una mueca disgustada.

Persephone no se inmutó.

—Sera, cuando ese día llegue, los cazadores se habrán hartado de ti y será mi momento de cobrármelas. Pude soportar la puñalada que me diste, ¿puedes tú?

—No sabes lo que soy capaz de hacer —masculló Sera entre dientes.

—Tienes razón. No lo sé —aceptó, impasible. No lucía molesta ni mucho menos. Tenía el rostro tan relajado como un día de verano—. Pero sí sé algo. Eres una criatura de la noche y eso significa que eres una presa viviendo entre cazadores, y un día se cansarán de ti tanto como yo.

Las palabras que Persephone eligió fueron las correctas dichas en el tono indicado porque lograron que Seraphina retrocediera. Tenía una mirada de odio, pero no la atacó. Solo relamió sus labios con ira, giró sobre sus talones y se marchó del bar diciendo:

—No digas que no te dimos la oportunidad de hacer algo al respecto.

Con amargura, Persephone pateó una de las sillas de la barra y pasó las manos por su melena, alborotándola en un intento de descargar su furia contenida. Estuvo tan cerca de Sera, pero hasta que no descubriera lo que era y lo que le afectaba, no podía hacer mucho al respecto.

Mordió el interior de su mejilla, su mente repasando todas las posibilidades que podía recordar que Talia les enseñó. Ninguna parecía encajar con los síntomas de su hermana. Demonios, ni siquiera tenía síntomas que poner en su lista. Solo tenía un aroma: muerte.

No podía hacer mucho con eso.

Intentando concentrarse en limpiar el desastre que causaron en el bar los policías, vio a Scott McCall pasar por la entrada a toda velocidad en su bicicleta. Según la dirección que tomó, pudo reconocer que se dirigía al estacionamiento del lado.

Frunciendo el ceño, maldiciendo en su interior, Persephone dejó de lado el trapeador para dirigirse al exterior del bar. Estaba a punto de echarlo cuando lo localizó frente a un Toyota Yaris azul. Tenía que ser de uno de los que terminaron paralizados por el veneno del kanima porque llevaba estacionado ahí desde la noche anterior.

Lo vio elevar la puerta de la cajuela y fue cuando decidió detenerlo.

—¿Ahora estás robando?

Scott se sobresaltó, llevando una mano a su pecho.

—¡Jesús! —exclamó, suspirando con alivio al ver que solo se trataba de Persephone. Era consciente de lo mal que se veía—. No, este auto es de Danny. Me dijo que buscara una tablet que se le quedó.

—¿Qué hay en la tablet? —quiso saber, estrechando los ojos. Sabía que Danny no era muy cercano a Stiles, por lo tanto tampoco lo era con Scott—. Puedo llamar a tu madre si gustas.

—¿Conoces a mi madre? —preguntó Scott, luciendo perdido.

¿Cómo decirle a Scott que había conocido a Melissa cuando su padre la llevó en dos citas en el pasado? Estuvieron muy cerca de convertirse en hermanastros cuando Neil y Melissa decidieron que no estaban preparados para ese tipo de relación todavía. Ella no se había recuperado del todo de su separación de Rafael y Neil estaba lidiando con el proceso de duelo de Seraphina y los traumas de Persephone como para enfocarse en una relación.

—Hemos hablado ocasionalmente en el hospital. Ahora, ¿quieres que le diga que he atrapado a su hijo robando un auto?

—¡No estoy robando!

—Seguro se ve como si lo estuvieras...

Scott dejó salir el aire de sus pulmones, rindiéndose. No podía causarle otra decepción a su madre. En especial ahora que lo había regañado por estar al borde de reprobar. Se moriría si escuchaba que estaba robando, incluso cuando no era cierto.

—Está bien. En la tablet hay un vídeo de Jackson...

Persephone arrugó el rostro en una mueca de confusión.

—¿Un vídeo porno?

—¿Qué? No, no, no. Es un vídeo de él en su primera luna llena.

Recordó que Jackson había mencionado que se grabó cuando iban a hacerle la prueba del kanima.

—Jackson dijo que no había algún material relevante en el vídeo —comentó Persephone—. ¿Qué sabes que yo no?

—Según Danny hay una hora entera que se ha perdido del vídeo y que logró recuperarlo. Vine aquí para buscarlo.

—Porque Jackson es el kanima.

—Sí —susurró.

No podía ocultarlo cuando Persephone lo había atrapado buscando la tablet. Sería imposible mentirle. Además, estaba seguro de que ella sabía que se llevaron a Jackson en el jeep de Stiles.

—¿Qué más?

—Alguien llegó aquí antes que yo. La cajuela estaba abierta y no está la tablet.

Persephone frunció el ceño.

Ella había estado en el bar la mayor parte del día y no había visto ningún tipo de movimiento sospechoso. Seguramente tendría que haberse percatado si alguien se había metido en el bar.

—Verifiquemos las cámaras de seguridad —le dijo al adolescente, haciendo un gesto con la cabeza para que lo siguiera.

Después de todo, el kanima estaba siendo un problema común en todos los bandos. Tenían que unirse entre todos para darle fin a esa amenaza. Esa era la única razón por la que estaba ayudando a Scott en ese momento. Otra persona solo lo hubiera dejado estar.

Scott la siguió de cerca, evitando tocar ningún objeto que pudiera toparse. En el interior de la oficina se mantuvo quieto, detalle que Persephone agradeció. Stiles hubiera estado tocando todo lo que estuviera en su alcance y se hubiera llevado un buen golpe de su parte.

Persephone tecleó en su laptop para acceder al sistema de seguridad y comenzó a retroceder en las grabaciones, buscando algún cambio en la cámara del estacionamiento hasta que vio los números saltar.

—¿Viste eso?

—Los números cambiaron. De las doce brinca a las dos —dijo Scott.

—Alguien entró al sistema desde el exterior y eliminó dos horas de grabación. Quien se haya robado la tablet del auto no quiere que sepamos su identidad, Scott.

En la noche con el bar cerrado gracias al caos que sucedió en la noche de gays, Persephone vigiló los alrededores mientras Derek se adentraba en el apartamento, ambos precavidos y atentos a los cazadores que podrían estar vigilándolos. Lo único bueno de la presencia del kanima era que los cazadores estaban más enfocados en la cacería de la criatura que en la guerra entre el alfa Hale y ellos. Esto les daba la oportunidad perfecta para poder dormir juntos y pasar el rato.

Persephone jamás se quejaría de tener a Derek con ella. Adoraba tener su compañía. Le producía un sentimiento de calidez que no podía controlar. Un cosquilleo en su estómago la atacaba cuando lo veía sonreír.

No pensó en Sera, ni en Jackson, ni en Scott cuando lo rodeó con sus brazos y lo haló en un beso. Derek se sorprendió porque habitualmente Persephone lo recibía a secas, pero no se quejó. ¿Por qué hacerlo? Disfrutaba cada vez que la tenía de un humor afectuoso.

—Te extrañé —susurró la mujer hiena entre los besos.

La cara de Derek era un poema cuando escuchó sus palabras.

—Estás... cariñosa hoy.

Persephone rodó los ojos y se apartó, volviendo a su carácter normal. Se había motivado un poco en ser más abierta con sus sentimientos y dejarse llevar por sus impulsos románticos. Aunque quizá era una tapadera para evitar contarle a Derek de la visita de su hermana.

—¿Por qué lo dices en ese tono? —increpó, cruzando los brazos—. Pensé que te gustaba cuando estoy de buen humor y hoy lo estoy o lo estaba hasta que lo arruinaste con ese comentario.

Derek la miró, arrepintiéndose de haber dicho esas palabras, pero no pudo evitarlo. Lucía extraña. Persephone no era de ese modo. Podía ser apasionada y lo demás, pero muy pocas veces decía ese tipo de comentarios. Lo había tomado por sorpresa porque no estaba acostumbrado a escucharla de ese modo.

—Persa, sabes que no lo decía de mala manera. Fue extraño porque no sueles recibirme de ese modo. Eso es todo —explicó Derek—. Usualmente cuando tienes un cambio en tu comportamiento es porque estás ocultando algo importante.

Frunció el ceño y los labios.

—¿Por qué si quiero ser cariñosa contigo, mi novio, lo tomas como si estuviera escondiendo algo? Es absurdo, Derek.

El hombre lobo no parecía haber cambiado de opinión. Se mantuvo con la misma expresión, elevando las cejas en espera de que Persephone dijera la verdad.

—Porque te conozco, Persephone.

Había dicho su nombre completo y eso hizo que las mejillas de Persephone se enrojecieran. Estaba hablando en serio cuando no la llamaba por ese apodo que tanto le solía molestar.

—Es nada. Literalmente una estupidez.

—Persephone.

—Mi hermana vino a visitarme. Estaba de mensajera hoy y vino a ofrecerme un trato. Los Argent querían ofrecerme su perdón divino a cambio de que les diera la identidad del kanima.

El rostro de Derek cambió por completo. Lucía molesto, podía ver la rabia nublando sus ojos verdes y también la forma en la que apretó la mandíbula.

—¿Tu hermana estuvo aquí, la misma que trató de matarte, y ni siquiera me llamaste? —preguntó, arrastrando las palabras mientras intentaba de mantenerse calmado.

—Oh, por Dios. Derek, no siempre vas a estar ahí para protegerme o ayudarme. Va a llegar el momento en el que me toque a mí tomar la venganza.

—Sí, pero pediste mi ayuda. Hicimos un trato, Persephone.

—Y parece que fue un error —masculló entre dientes.

Derek lució ofendido.

—Creé una manada para poder ayudarte con tu hermana, para poder protegerte.

—¡Son niños, Derek! —exclamó la mujer hiena, sintiendo la molestia acumularse en su sistema, escalando por sus venas a una velocidad sorprendente. Estaba segura de que sus ojos empezarían a brillar muy pronto—. No puedes pretender que un puñado de adolescentes me protejan.

—Ese puñado de adolescentes son mi manada y también la tuya.

—¿Y qué? No van a eliminar mi pasado y tampoco se adueñarán de mi venganza. Yo seré la que deslizaré un cuchillo por su garganta y me regocijaré de ese momento, y no dejaré que un par de niños vengan a presenciarlo —manifestó, elevando un poco la voz al dejarse llevar por las emociones del momento.

El silencio se apoderó del apartamento cuando Persephone terminó de hablar. Los dos cambiaformas estaban molestos. La discusión calando sus huesos. Ninguno estaba dispuesto a ceder en sus puntos de vistas. No pensaban cambiar su modo de pensar.

Permanecieron observándose durante unos largos segundos que se sintieron como horas. En ese momento eran como el fuego y el hielo luchando por saber quién tendría el dominio total de la discusión, pero se estaban destruyendo el uno al otro con sus argumentos porque solo estaban siendo testarudos y tercos. No sabían expresarse y tampoco sabían cómo aprender a escuchar la perspectiva del otro sin luchar.

Persephone fue la primera en romper el silencio al bufar.

—Míranos, ni siquiera podemos tener una conversación civilizada sin terminar discutiendo. ¿Cómo se supone que seremos pareja?

—No vayas ahí —pidió Derek.

—¿Por qué no? Es la realidad.

—Solo lo estás diciendo porque estás molesta conmigo y yo estoy igual de enfadado, pero eso no significa que vaya a replantearme estar contigo.

Viendo que no iba a recibir una respuesta concreta hasta que se calmara, Derek optó por tomar ventaja de lo que siempre los había unido: la lujuria y el deseo sexual que siempre los rodeaba. La besó castamente la primera vez, tanteando el terreno y luego se animó a profundizar el acto, moviendo sus labios sobre los de ella.

La única razón por la que Persephone se lo devolvió a pesar de lo enfadada que estaba era que besarlo era una buena forma de liberar el enojo, de sacar su frustración, de alcanzar su control.

—Pers...

—No hables, por favor.

Como Persephone no quería escuchar sus palabras, decidió que su cuerpo hablaría por él. Trasladó sus manos a la cintura de la mujer y la alzó en el aire para que ella lo rodeara mientras la besaba nuevamente. La besó con rudeza, fuerte y con una pasión oscura, cargada de enojo. Estaba igual de molesto que ella. No, Derek estaba molesto con ella y se lo estaba dejando saber con la forma en la que la besaba.

Dio unos cuantos pasos a ciegas hasta que logró pegarla a la pared. Quizá fue un poco más fuerte de lo que tenía planificado en un principio, pero Persephone no pareció importarle. No se quejó ni emitió sonido alguno fuera de un jadeo, aunque este último podía culparse al hecho de que Derek había empezado a acariciar uno de sus pechos por encima de la ropa.

Presionándola contra la pared, asegurándose de que no caería, Derek pudo liberar sus manos para sacarle la camisa de forma brusca. Luego quitó el sostén del camino para tener toda la accesibilidad que necesitaba en esos momentos.

Persephone aprovechó el momento para deshacerse de la camisa de Derek por igual, sintiendo su piel desnuda y caliente contra la suya. Sus uñas rasparon los omoplatos del hombre lobo cuando él se inclinó para repartir besos húmedos por su pecho, tentándola antes de llegar a la zona que ella quería. Un gemido apenas audible se escapó de la boca de la mujer hiena cuando él rodeó uno de sus pezones con su lengua para luego succionar levemente en el punto sensible.

Encontrando la posición un poco incómoda para todo lo que quería hacer, Derek se apartó y condujo a Persephone al sofá, dejándola caer sobre la superficie acolchonada. Acto seguido se deshizo de sus zapatos, quedándose solo en el pantalón, y se colocó sobre su figura sin dejar caer todo su peso en ella.

Volvió a besarla, la lengua de Persephone acariciando la suya y luego le dio un pequeño mordisco a su labio inferior.

—Derek...

—Shh, nada de hablar, ¿recuerdas?

Sabía que estaba utilizando sus palabras en su contra, pero dos podían jugar a eso.

—Idiota —susurró, rodando los ojos.

Su pensamiento cambió con rapidez cuando Derek comenzó a tocarla por encima de la tela de su pantalón. Era suave y apenas podía sentirlo, por lo que alzó las caderas para lograr que los dedos de él se frotaran un poco más contra su feminidad, pero Derek no lo permitió, alejando su mano.

La frustración creció en su cuerpo, burbujeando en su sangre. Quería ser tocada, llenada, satisfecha. Lo que estaba recibiendo eran puras tentaciones que no lograban compensarla por completo. Necesitaba más, más de lo que estaba recibiendo, más que su toque por encima de la ropa.

Lo peor era que sabía que intentar hacerlo por su cuenta no serviría de nada porque Derek la detendría antes de que sus manos pusieran llegar a su vientre.

Y no estaba dispuesta a suplicarle.

Por suerte, Derek decidió terminar su juego luego de unos minutos de frustración y tortura. Le quitó las dos últimas prendas que cubrían su cuerpo y sus dedos la acariciaron como a ella le gustaba en su máximo punto de placer.

Gimió, estremeciéndose bajo su cuerpo. Estaba acercándose a su clímax. Sentía que le faltaba muy poco, sus músculos tensándose, preparándose para dejarse ir cuando Derek dejó de tocarla.

Lo vio deshacerse del resto de su ropa antes de sentarse en el sofá y le hizo un gesto con la mano para que se acercara. La quería arriba en ese momento. Quería que ella tomara el control.

Si no fuera porque quería llegar de una buena vez, Persephone lo hubiera dejado sentado en ese sofá para que sufriera, pero estaba tan desesperada por alcanzar su orgasmo que no dudó en sentarse en su regazo a horcajadas. Rozó su centro contra su dureza unas cuantas veces y luego lo acomodó en su entrada, descendiendo sobre su miembro.

Derek soltó un gruñido al sentirla cálida, húmeda y receptiva. El placer caló sus huesos, perdiéndose completamente en Persephone, quien subía y bajaba en él. La besó y acarició en el proceso. Ninguno duró mucho teniendo en cuenta la fiereza que estaban empleando el uno con el otro entre los besos y caricias.

Persephone fue la primera en alcanzar su orgasmo, el hecho de que hubiera estado cerca antes de que Derek detuviera las caricias había ayudado a mantenerla en el borde. Las contracciones de sus paredes alrededor de su miembro lo arrastraron al pozo de la perdición.

La besó en todo momento, pero cuando terminaron, lo hizo con delicadeza y con cariño. Con respiraciones agitadas luego del polvo rápido que habían tenido, Derek depositó un beso en su frente.

—Sé que no quieres escucharlo, Persa, pero me preocupo por ti y no quiero que salgas herida.

—Lo sé —susurró Persephone, estando más calmada. Su enojo había disminuido—, pero tú tienes que entender que esta es mi venganza. Mía. Imagina si yo hubiera matado a Peter por lo de Laura. Hubiera interferido en tu deseo de saciar un asunto que te estaba amargando la vida.

—Lo entiendo, Pers. Realmente lo hago. Es solo que no puedo evitar mis instintos de querer tenerte bajo mi protección. No quiero perderte. Eres lo único que tengo, lo único que me mantiene cuerdo en este mundo.

Persephone lo besó en la mejilla.

—Te quiero, Derek.

—Y yo a ti —aseguró, sonriéndole un poco—. No me molesta que me extrañes y seas afectuosa. Solo me tomó desprevenido.

—¿Se supone que te mande una carta de aviso? —inquirió.

Derek rodó los ojos, pero seguía sonriendo.

—No. Me gusta que me extrañes porque yo también te echo de menos cuando estás ocupada con tu bar y no tienes tiempo para hacer los planes maquiavélicos que Scott y Stiles se imaginan que hacemos.

Su comentario final la hizo reír.

—Cuidado, Derek. Cualquiera diría que estás pendiente de todo lo que hace Scott.

El alfa rodó los ojos.

—Graciosa.

—Como tú, gruñoncito —lo molestó y le guiñó un ojo antes de ponerse de pie—. ¿Quieres ir a tomar una ducha?

Perdieron media hora en el baño donde repitieron los actos anteriores solo para asegurarse de que todo estaba bien entre ellos. Era el sexo post reconciliación y fue igual de satisfactorio que el primero o quizá más.

Así que treinta minutos después, Derek estaba acostado en la cama de Persephone observándola prepararse para la cama. Estaba quitándose los restos de maquillaje y confirmó por enésima vez que era una mujer preciosa estando sin ningún tipo de cosmético.

—Entonces, ¿qué haremos con el asunto del kanima? —preguntó Persephone acomodándose a su lado.

—Erica intentará sacarle la información que tengan Scott y Stiles mañana.

—Ya sabemos que es Jackson.

—Sí, pero sabes que siempre ocultan cosas. Quiero su confirmación directa antes de actuar —explicó Derek.

Persephone asintió.

—La luna llena será pronto. Vas a necesitar ayuda con eso. Tienes tres nuevos betas de los cuales dos nunca han pasado una luna llena —dijo Persephone y frunció el ceño, pensando en una solución—. Le daré la noche libre a Brooke para que te ayude con ellos.

—¿Por qué no tú?

—Planifico que para esa fecha podré obtener mi venganza.

Derek suspiró.

—Tienes que ser cuidadosa.

—Descubriré su debilidad y la atacaré con ello. Puedo con esto, Derek. Confía en mí.

—De acuerdo. —Derek accedió a regaña dientes—. Ahora, sabemos que los Argent están desesperados con el tema del kanima como para querer hacer un trato contigo, lo que me deja pensando... ¿Por qué la insistencia?

—Tal vez es un propósito más oscuro de parte de Gerard.

Tenía sentido.

—Entonces tendremos que llegar a él antes que los Argent.

El día siguiente Persephone estuvo ocupada con Brooke haciendo unas compras para el bar durante la mayor parte del día. Hablaron sobre el kanima, sobre su creciente relación con Derek y sobre el tema de Seraphina. Persephone estaba sedienta por la venganza. Quería deshacerse de su hermana lo más pronto posible y no veía la hora de que llegara la luna llena para poder hacerlo.

Necesitaba que sus poderes estuvieran en su punto máximo para poder enfrentarla. Necesitaba que su lado animalístico estuviera presente para poder atacarla.

En la tarde, Persephone convenció a Brooke de ir a la guarida de Derek para ver qué podían hacer con los betas en la luna llena. El alfa abrió un baúl lleno de cadenas y otros objetos que parecían sacados de la sala de torturas de la época medieval.

—Esto es excéntrico, incluso para ustedes —comentó Brooke, viendo uno de los artículos que era similar a una corona con unos tornillos que iban incrustados en el cráneo—. Por favor, díganme que no tienen sexo con estas cosas.

Persephone soltó una carcajada al ver la reacción de Derek.

—No, Brooke. Utilizamos las esposas que le confisqué a...

—¿La mujer policía? —preguntó Brooke, intentando recordar si había sido de ese lío. Persephone miró a Derek de reojo antes de asentir—. Lo recuerdo. Y gracias por el detalle sucio que no te pedí.

—De nada, lindura. Cuando quieras saber más, me avisas. ¿No quieres tener un trío? Claro, con propósitos educativos —dijo Persephone, tenía una sonrisa divertida en su rostro.

Pudo ver las orejas de Derek enrojecer, igual que las mejillas de Brooke.

—Gracias, Seph, pero tengo que rechazar la propuesta. Estás buenísima, pero no estoy tan curiosa.

—Oye, cuando quieras, me dejas saber. Dudo que Derek se queje.

Lo escuchó toser al atragantarse con su propia saliva, y tuvo que aguantarse la risa. Iba a continuar molestándolos cuando una cuarta voz se escuchó en el lugar.

—¡Derek!

¿Qué demonios hacía Scott ahí?

Cuando vio lo que estaba ocurriendo, su corazón se detuvo del miedo. Erica estaba en los brazos del hombre lobo, su cuerpo sacudiéndose en una fuerte convulsión que no parecía tener fin. Stiles los acompañaba, el rostro pálido y lleno de preocupación.

Derek corrió a ayudarlo, agarrando a Erica en brazos. Persephone se apresuró en alcanzarlo en el interior del tren. Sostuvo a la chica cuando el alfa la puso en el suelo.

—¿Se está muriendo? —preguntó Stiles con angustia.

Persephone no podía pensarlo. Estaba temerosa de lo que pudiera sucederle a la chica.

—Podría —murmuró Derek, su voz sonaba nerviosa. Agarró el brazo de Erica y alzó la chaqueta para despejarlo—. Esto va a doler.

Erica gritó cuando se escuchó el crujido de sus huesos quebrándose bajo la fuerza sobrehumana de Derek. Persephone arrugó el rostro en una mueca. Cerró los ojos para no ver la escena.

—¡Le rompiste el brazo! —reprochó Stiles sin poder creerlo.

—Desencadenará el proceso de sanación, pero todavía tengo que sacar el veneno. Aquí es cuando verdaderamente dolerá.

Más gritos de Erica llenaron el tren, las garras de Derek se clavaron en su piel y la sangre brotó. Durante treinta segundos la adolescente estuvo en una profunda agonía, pero logró calmarse cuando dejó de sangrar.

Persephone la acomodó de modo que su cabeza estaba reposando en su hombro. Le acomodó el cabello con suavidad, susurrándole palabras tranquilizantes.

—Haces una buena Gatúbela, Persephone.

La mujer hiena sonrió.

—Lamentablemente no me llevo bien con los gatos —dijo.

Una vez se aseguró de que Erica estaba bien, solo un poco cansada, la dejó recostarse en uno de los asientos del vagón y salió para unirse a la conversación de Derek y Scott.

—Voy a ayudarlos a detenerlo —anunció Scott—, como parte de tu manada.

Eso sorprendió a Derek.

—¿Estás seguro de que no tienes veneno de kanima en tu sistema? —cuestionó Persephone con el ceño fruncido.

—Si Derek me quiere dentro, perfecto, pero lo haré con una condición. Vamos a atraparlo, no matarlo.

—Tal vez eres muy moralista para esta manada, Scott —comentó Persephone, ladeando la cabeza. Derek le dedicó una mala mirada—. Estoy bromeando. Detesto a Jackson, pero se merece su enésima oportunidad de continuar viviendo. Es tan imbécil como tú lo fuiste en el pasado, Derek, así que se lo perdono.

—¿Y qué más? —Derek le preguntó a Scott, elevando las cejas con un toque de molestia.

Si no fuera porque verdaderamente necesitaba a Scott, ni siquiera se hubiera molestado en ofrecerle condiciones.

—Y lo haremos a mi manera.

___________

Sé que han pasado mil años desde la última vez, pero les dejo un capítulo de 4,600 palabras para recompensar. Agradézcanle a duffito  que me envió indirectas de que subiera. Ahora le toca a ella complacerme 😇

¿Alguna teoría sobre lo que es Seraphina?

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