La encrucijada de Dominik

By jessinmyworld

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«Ya no puedo tolerarlo. Jamás debí besarlo. Me dejé llevar por el momento y antes de darme cuenta, ya tenía m... More

Presentación
Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 - Final
Epílogo
Extra 1

Capítulo 12

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By jessinmyworld

«Solo dijiste que soy tuyo para librarme de todo eso, ¿verdad?»

Cómo se me ocurre preguntar eso. De tan solo rememorarlo, me dan ganas de esconder mi cabeza en una bolsa por el resto de mi vida y no volver a hablar con el estúpido de Greg.

«Dominik es solo mío»

Es completamente surrealista el brinco que da mi corazón cada vez que resuenan en mi conciencia esas palabras. No debería afectarme tanto, pero a pesar de mi renuencia, lo hace.

—Solo hay más y más árboles —Greg me devuelve a la realidad. Menos mal no puede ver mi rostro en medio de la oscuridad o se daría cuenta de inmediato sobre lo que estuve pensando y lo bochornosamente vergonzoso que estoy al respecto. Aunque creo que él malinterpretó lo que dije. Después de mi pregunta, sentí que se apagó como si le hubiera succionado toda la energía.

—Recorramos más, no pudimos haber ido muy lejos —afirmo un poco menos convencido que al principio. Fui yo quien tuvo la grandiosa idea de que camináramos alrededor para ver si encontrábamos el camino de vuelta.

La temperatura empieza a descender cada vez más y como es común en invierno, lo seguirá haciendo. Yo solo llevo un ligero suéter de algodón encima de una remera mientras que Greg, por suerte salió más cálido con aquel abrigo que me está pareciendo cada vez más y más acogedor. Pero no es como si pudiera admitir en voz alta el frío que tengo, no después de la incomodidad que se instaló entre nosotros a causa de mi totalmente tonta e inoportuna pregunta.

—Intentaré comunicarme con alguien, aún tengo un poco de batería —añade Greg mientras caminamos lado a lado alrededor de la reserva.

No me opongo a su idea, por el contrario, saco también el mío del bolsillo de mis pantalones vaqueros para intentar llamar a mi padre. Lastimosamente, la barra roja que indica mi nivel de batería, no representa buenas noticias, ni mucho menos, la cruz que se ve en donde debería estar la señal.

—Mi teléfono está inservible, lo siento —espeto con un poco de pena por ser tan descuidado. Si tan solo lo hubiera conectado ni bien llegamos al hotel, la historia sería otra.

—La mía tiene una barra de señal, creo que podré llamar a Dave —confirma y suspiro aliviado. Al menos uno de nosotros se dignó en cargarlo.

Greg marca el número de mi padre y espera a que conteste, yo me acerco hasta el otro lado del celular para poder escuchar también. Luego de dos timbres, por fin contesta.

—¡Dave, soy yo Greg! Escucha, Dominik y yo... —el chico corta sus palabras en cuanto se percata de que mi padre repite una y otra vez su nombre como si no estuviera escuchando bien. Ansioso y al borde del pánico, le arrebato el celular a Greg para poder entablar conversación con Dave.

—¡Papá! ¿Me escuchas? ¿Hola? —Lo que sea que Dave está diciendo, es apenas entendible. Sus palabras salen entrecortadas y no tienen ningún sentido para mí. Desesperado, empiezo a gritar su nombre y me muevo de un lugar a otro para poder agarrar una mejor señal, pero no funciona. Noto la preocupación de Greg en su semblante gracias al brillo de la pantalla.

Después de unos tensos segundos, la llamada se corta. Trato de marcar de nuevo, pero la señal también abandonó a Greg. Nos miramos sin saber qué hacer. No tenemos idea de por dónde vinimos y con lo que estuvimos caminando, ya estamos lejos de retomar camino. Nuestra única esperanza era la comunicación con algún adulto que nos rescate, pero ahora esas esperanzas fueron pisoteadas.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —pregunto resignado y miro a Greg como si él tuviera todas las respuestas. Pero al igual que yo, él no tiene la menor idea de cómo actuar a continuación. Estamos los dos solos, en medio de una reserva de quién sabe cuántos kilómetros y en una noche de invierno. ¿Qué tanta mala suerte puedo tener? ¿Habré heredado la desgracia a la que Daniel llama Lucrecia?—. Al menos tenemos a Hansel con nosotros.

Mis últimas palabras parecen afectar a Greg pues se aleja unos pasos de mí y empieza a rascarse las manos nerviosamente.

—Debemos encontrar un buen lugar para refugiarnos mientras los demás nos buscan —cambia de tema como si yo fuera un idiota que no se daría cuenta.

—¿Greg? Al menos tenemos a Hansel, ¿cierto? —vuelvo a repetir. Juraría que vi su rostro palidecer. Pero es imposible, él me dijo que lo tenía con él.

—Dominik, hay algo que debo decirte.

Aquellas palabras, bajo ningún contexto, podrían significar algo bueno. Solo traen consigo malas noticias. Intuyendo de que va todo esto, me acerco a él con un aura amenazante.

—Greg, ¿qué demonios has hecho? —pregunto con voz sombría y cerrando mis palmas en puños—. ¿Dónde rayos está Hansel?

—Dominik, lo siento —contesta Greg con un hilo de voz. Puedo discernir lo mucho que le cuesta pronunciar esas palabras—. Yo estaba con él en donde me encontraste más temprano y luego simplemente desapareció. En verdad lo lamento, te prometo que lo encontraré. Lo juro.

Agregó miles de disculpas más, pero yo solo pude procesar una cosa. Gregory Foster acaba de confesar que perdió a mi mejor amigo. A mi única compañía desde que perdí a Ash. A quien quiero como si fuera parte de mi familia, porque, de hecho, lo es. Hansel ha estado para mí desde hace años. Y ahora está perdido. En algún lugar desconocido y probablemente no lo volveré a encontrar. Podré perdonar miles de idioteces de parte de Greg, pero hay un límite para el daño que uno puede hacer.

—¡Eres un estúpido! —exploto del enojo. Greg retrocede, pero vuelvo a acercarme a él—. ¡Cómo se te ocurre perderlo! ¡Hansel ha estado conmigo desde que era un pequeño camaleón! ¿Tienes idea de lo mucho que significa él para mí? Jamás se lo he dado a nadie, pero confié en ti.

—En verdad lo lamento, Dominik. Sé que soy un idiota, pero te prometo que...

—¡Deja de prometerme cosas! Me prometiste que lo cuidarías y no lo cumpliste. ¿Cómo sé que esta vez cumplirás tu palabra? No eres más que un mentiroso —grito iracundo.

Greg solo se queda callado, como si fuera un perrito apaleado mientras que yo, de los nervios, respiro agitadamente. No quiero seguir viéndolo. Si lo hago y si me sigue mirando de esa manera, podría llegar a perdonarlo y eso no lo permitiré. No cuando se trata de Hansel.

—¿A dónde vas? —me pregunta con cautela al ver que doy unos pasos decisivos al lado contrario de donde él se encuentra—. Dominik, no te vayas, es peligroso. ¡Dominik!

—No te atrevas a seguirme. Mientras más lejos esté de ti, menos podrás herirme —vocifero furioso.

Greg se queda estático en su lugar sin saber qué hacer. Yo aprovecho la oportunidad para alejarme de él. No quiero verlo. ¿Cómo una sola persona puede causarme tanto daño y en tan poco tiempo? Estar con Greg es como ir a un tiroteo sin un chaleco antibalas, completamente listo para recibir múltiples disparos.

Después de unos metros, la flora no muestra indicios de mermar. ¿Por qué rayos no presté atención al mapa que nos mostró el guía al principio del turismo? Pero no importa, llegaré hasta donde están todos y no me iré hasta encontrar a Hansel sano y salvo. ¿Pero y si le pasó algo? La preocupación por su bienestar empieza a inquietarme cada vez más. ¿Qué haré yo sin los ojos saltones de Hansel y sus patas que siempre se aferran a mí con fuerza excepto cuando va con Greg?. Bien, eso también le enseñará que no debe ir con cualquiera que se le cruce en frente.

Mientras más camino, el ambiente comienza a volverse cada vez más aterrador. Escucho el canto de los grillos y quién sabe qué criatura más. No soy un experto. Lo que sí sé, es que tal vez no fue muy buena idea haber tenido un arrebato de ira hace unos momentos. Pero ahora ya es muy tarde, no puedo volver tras mis pasos, no porque no quiera, sino que por más que lo intente, sería imposible con la oscuridad cerniéndose sobre mí.

Hago una pausa y me recuesto sobre un ancho tronco de un árbol de enormes hojas. Reviso mi celular para saber al menos la hora o si milagrosamente volvió la señal, pero ni siquiera se prende. La batería murió por completo. Oculto nuevamente el aparato en mi bolsillo y al hacerlo, escucho un ruido entre los arbustos. Mi cuerpo se paraliza. Mis latidos se aceleran y mis manos empiezan a sudar.

Vamos, Dominik, solo fue un pequeño ruido, no es como si un animal salvaje estuviera al acecho esperando devorarte y luego usar tu piel para refugiarse del frio.

Vuelvo a escuchar el ruido, pero esta vez es más ligero, como si alguna cosa se estuviera escondiendo para luego atacar. Sé que lo mejor que puedo hacer es quedarme quieto y respirar tranquilamente para que el animal, en caso de que sea eso el origen del sonido, deje de notar mi presencia. Sin embargo, hago completamente lo contrario.

Me alejo de la zona a grandes pasos, que si bien empezaron siendo certeros y cuidadosos, terminan irregulares haciéndome avanzar cada vez más rápido. Que mejor momento que este para descubrir que soy todo un miedoso.

Después de frenar para tratar de calmarme, agudizo los oídos para poder escuchar algo. Nada. Ni una sola hoja resuena en el camino que tomé. Demasiado silencio también me inquieta. Sin embargo, luego de regular mi respiración y quedarme en completo silencio de otra vez, lo escucho de nuevo. El ligero y apenas perceptible ruido de los arbustos y si no me equivoco, pasos ligeros que se acercan cada vez más. Ahí es cuando decido que mis ganas de vivir superan a mi sentido común. Con toda la determinación que solo alguien que no quiere morir puede conseguir, corro tan rápido como cuando Greg me rescató antes.

Mis pulmones me exigen oxígeno, pero mi cuerpo me grita que corra sin detenerme bajo ninguna circunstancia. Pero eso no es lo peor. Lo que realmente me está empezando a aterrorizar es el ruido que avanza a la misma velocidad con la que lo hago yo. Ahora estoy completamente seguro de que se trata de algún animal salvaje y hambriento.

Con mi instinto de sobrevivencia a flor de piel, me tropiezo con ramas de distintos tamaños y recibo arañazos de árboles y arbustos al abrirme paso. Sin embargo, la noche no es tan amigable porque sorpresivamente, un enorme barranco aparece frente a mí y es muy tarde para evadirlo. Mis pies se llenan de lodo y resbalan en un precipicio que a primera vista parece interminable. Grito por la sorpresa mientras impacto contra los troncos sobresalientes del barranco para luego caer como una bolsa de papas contra el suelo. A pesar de que me pareció una eternidad, la caída duró apenas unos segundos.

Me levanto con dificultad del lugar y el espeso lodo se resbala por mis brazos y mi cabello. Estoy completamente sucio. Acabo de entrar a mi peor pesadilla.

—¿Dominik, estás bien? —como si fuera producto de una alucinación, la voz de Greg suena desde la altura por donde caí.

Un momento. Que no sea lo que estoy pensando.

—Gregory Foster, por lo que más quieres en el mundo, júrame que no fuiste tú quien me estaba siguiendo —grito todavía aterrorizado por estar empapado de suciedad.

—¡Por supuesto que era yo! ¿Por qué rayos corriste de esa manera?

—¡Pensé que eras un maldito animal salvaje! —le grito por enésima vez en lo que va de la noche.

—Pues lo siento, pero estaba preocupado por ti —argumenta levantando la voz para que pudiera escucharlo desde arriba—. Si te dejaba solo, no hubieras sobrevivido ni un segundo.

No puedo contrariarlo como me gustaría porque literalmente, acabo de probar su punto.

Mi cuerpo empieza a hacerse cada vez más pesado ya que el lodo comienza a endurecerse a mi alrededor. Puedo sentir perfectamente como mis manos están temblando al pensar en los millones de bacterias e insectos que ahora están recorriendo mi cuerpo. Preso del pánico que me invade, empiezo a tiritar y una voz mezclada entre histeria y horror salen de mi garganta. Las palabras de Greg suenan a lo lejos, pero yo solo puedo concentrarme en el escurridizo fango que se resbala por todo mi ser. Quiero decir algo, gritar, llorar, pedir auxilio, pero no puedo. ¿Es esto lo que llaman un ataque de pánico?

Greg toma mi silencio como una señal de alerta.

—¿Dominik? ¿Me escuchas? ¿Te pasó algo malo? ¿Te lastimaste? —empieza a preguntar. Me conmovería su tono preocupado y alarmado, pero mi fobia invadió cada rincón de mi mente—. Tranquilo, todo va a estar bien. Iré junto a ti ahora. Solo espérame un momento.

No puedo hacer nada más que obedecerlo, después de todo, moverme es imposible. Levanto la cabeza tratando de ver algo en la oscuridad, menos mal que con el tiempo que pasé afuera, mi vista se adaptó un poco. La luz resplandeciente de la luna también ayuda. Aunque el hecho de que la pueda ver tan enorme y brillante me hace darme cuenta de que estamos lejos de la civilización. Sin embargo, lejos estoy de apreciarla, no cuando el raciocinio está a años luz de distancia.

Greg se mueve con precaución intentando no resbalarse y se agarra de los troncos que anteriormente rozaron mis costillas. Sin embargo, cuando baja la vista para visualizar donde poner el siguiente paso, su pie se resbala y hace un crujido que me quita el aliento por un segundo. Su caída es mucho peor que la mía. Su cuerpo rueda tantas veces que pareciera romper las leyes de la física y las astillas enormes lo rasguñan por todos lados.

—¡Greg! —lanzo un grito desgarrador al verlo finalmente desplomarse contra el suelo completamente quieto.

Olvidándome de toda la suciedad que me invade, de las bacterias y los insectos, de mi estúpido miedo y mi cuerpo tembloroso, voy corriendo hasta Greg con un nuevo terror invadiéndome, Uno que hasta ahora hace ver mi fobia como un chiste.

Me caigo de rodillas para poder voltearlo y al escucharlo gemir débilmente ante mi escrutinio, un alivio arrollador me invade.

—Greg, por dios. ¿Estás bien? —pregunto y me daría una bofetada en la cara por mi estúpida pregunta si no fuera porque uso mis manos para chequear sus heridas.

—Estoy bien, esto no es nada —dice a duras penas y hasta Marte se puede sentir aquella mentira—, ¿Qué fue lo que te pasó hace un momento? —vuelve a preguntar. Su mano derecha se alza con pesadez y hace contacto con mi mejilla.

—Solo son gérmenes y ya —con una voz avergonzada y a la vez áspera debido al grito que se atoró en mi garganta. Greg quiere agregar algo más, pero decido que por hoy ya son bastantes preocupaciones como para añadir otra a la lista—. Tonto, ya deja de preguntar por mí y preocúpate por ti —lo regaño mientras lo ayudo a levantarse. Pero solo pude sentarlo a duras penas.

—No te asustes, Dominik —me dice al sentir mis manos temblorosas, por suerte, la indagación la deja para otro momento—. Creo que solo me lastimé la pierna.

Aquella manera de consolarme como si su mayor inquietud fuera yo, me conmueve hasta el punto de pegar su torso contra el mío en un abrazo hermético. Greg se sorprende, pero no dice nada, solo me pasa las manos por la espalda mientras que yo trato de convencerme de que él está bien.

—Hueles a mierda —me murmura Greg a al oído y eso me hace reír.

—No olvides que aún estoy enojado contigo —le recuerdo—. El hecho de que me hayas dado este susto no significa que te he perdonado.

—Lo encontraré. Si no lo hago, tienes el derecho de darme el castigo que quieras —Aquella propuesta definitivamente no debió tentarme tanto como lo hizo.

—En verdad no puedo creer que lo perdieras —vuelvo a recordar a mi camaleón en medio—. Él nunca estuvo alejado de mí. Siempre que lo perdía, estaba cazando moscas o bichos por algún lado o simplemente lo encontraba en mi...

No termino la frase pues mi mente se enciende como una lamparita. Empiezo a palmear el cuerpo de Greg de arriba abajo y este, anonadado por mi escrutinio, solo se queda quieto dejando que lo manosee.

—Dominik, no sé si hacer eso aquí en medio de la nada sea una gran idea y menos contigo oliendo tan mal.

—¡Cállate Gregory! —vocifero un poco avergonzado por sus palabras. Él me hace caso y aguarda en silencio mientras reviso su ropa. Su abrigo tiene unos bolsillos tan grandes, que mis esperanzas se renuevan—. A veces cuando perdía a Hansel, él solía esconderse entre mi ropa, especialmente en mis bolsillos, se aferraba tan fuerte a mí, que muchas veces incluso lo llevaba al instituto sin darme cuenta—, pongo mis manos en su bolsillo.

—Estas diciendo que...

Mis manos encuentran una pequeña, temblorosa y áspera criatura que con cuidado saco de la prenda de Greg. Mi pobre Hansel me mira completamente aterrorizado por la caída de Greg y al verme, salta de mis manos a mi pecho, en donde se aferra a mi suéter con fuerza.

—Hansel, me alegro tanto que estés bien —digo agarrando a mi amigo y dándole un beso en su calva cabeza. Hansel saca la lengua, contento por verme. O al menos eso creo. De seguro está completamente traumado por aquella experiencia tan aterradora.

—No puedo creerlo, ¿todo este tiempo estuvo en mi bolsillo? —cuestiona Greg con una mezcla de alivio, estupefacción e irritación—. ¿Por qué demonios te escondiste ahí? ¡Te busqué por horas! —le grita al camaleón quien ni siquiera voltea en su dirección. Creo que tuvo suficiente Greg por un día.

—Cuando tiene sueño o está en un lugar extraño, se mete en los bolsillos o cualquier lugar oscuro en busca de seguridad —le explico a Greg quien no puede creer que todo este tiempo tuvo al camaleón con él—. Ya deja de regañarlo.

—Lo siento, Dominik, pero creo que pasaré por alto tu advertencia.

—No te lo permitiré. De hecho, iré pensando en un lindo castigo para ti —respondo con una sonrisa que alarma a Greg.

—¿Castigo? ¿Por qué? —se defiende—. No lo perdí, ¿o sí?

—Dijiste que si no lo encontrabas, podría castigarte como quisiera. En teoría, yo fui quien lo encontró, no tú —argumento y los labios de Greg se abren y cierran con incredulidad.

—Sabes que eso es completamente injusto —vuelve a replicar y yo solo me encojo de hombros. No puedo simplemente perdonarlo luego de todo lo que me hizo pasar. Aunque tal vez lo compensó un poco con el rescate, pero aun así, el daño fue mayor que el beneficio.

—No te salvarás tan fácilmente —Greg traga saliva sonoramente—, pero antes, te ayudaré a levantarte, necesitamos buscar un lugar seguro.

Lo agarro del brazo y reparo en el lodo que olvidé que tengo por todo el cuerpo. Sin embargo, en vez de espantarme como siempre lo hace, rememoro el miedo aún más grande que me causó este rubio sin cerebro y, a pesar de que aún me da un asco en proporciones épicas, me resigno a la idea de que no hay forma de poder limpiarme ahora. Además, tengo cosas más importantes por las que preocuparme, como por ejemplo, intentar que este idiota se ponga de pie.

—¡Ah! ¡Duele! —lanza un respingo de dolor y unas pequeñas lágrimas se acumulan en la esquina de sus ojos. Oh, oh. Esto no puede ser nada bueno.

Bajo la mano para palmear la zona adolorida y Greg vuelve a gritar del dolor.

Lo único que faltaba. Ahora, además de estar perdidos, sin señal en el móvil y con la temperatura cada vez más baja y yo mugroso de pies a cabeza, Greg no puede caminar. ¿Puede la noche seguir empeorando?


Hola a todos ¿Les gusto esta sorpresita? 

Esperemos que las cosas mejoren para estos dos D: y pobre Hansel, menos mal ya lo encontraron :< 

¡Nos leemos pronto!

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