Después de tomar las pastillas, al tenerlas en mis manos. “Gatito” entró en la habitación, me asusté y resbalé, me golpeé la cabeza contra la tina y no desperté hasta horas después.
Estaba en el sillón de la casa después de haber despertado, no había nadie a mi alrededor sólo una gran bolsa de hielo en mi frente, era lo único que me acompañaba antes de que todos se acercaran, con todos me refiero a mi mamá y mis hermanos.
– ¿Me podrías explicar que hacías con esas pastillas en la mano, y tú en el suelo? Me diste un gran susto, de verdad. –Dijo Zayn.
– Deja que te explique luego, quiero hablar con ella. –Dijo Tricia, algo molesta.
Todos abandonaron la sala obedientes a las indicaciones de ella, se sentó al lado mío, yo quería enderezar mi espalda pero al levantarme me dolía mucho la cabeza, pero pude soportarlo.
– Te dejé toda mi confianza en que te fueras a America con tu hermano y los chicos. Dijiste que te iban a cuidar, que tu misma te cuidarías, y regresas con esa barbaridad en tu cara. ¿Podrías explicarme que pasó?
– Lo siento, fue algo muy rápido, de verdad. Nadie lo tenía previsto, tampoco pudimos hacer nada.
– ¿Quién te provocó esa herida?
– Una fan. –Dije casi tartamudeando.
–¡Porfavor! Te he dicho que no te metas con ellas.
–Pero yo no me metí con ninguna, una salió de la nada, apareció con su cuchillo y yo no pude hacer nada.
–¡Ay, muchachita! ¡Que vamos a hacer con esa cicatriz! –dijo tocando mi cara, todavía dolía así que aparté.
–Supongo que ocultarla por el resto de mi vida.
–No seas tan drámatica, no se nota tanto.
Reí exageradamente, claro que no se nota, sólo una pequeña cicatriz que ocupa casi la mitad de mi cara,claro que no.
–Supongo que iré a mi cuarto a esconderme y no salir por un tiempo.
–Eso es lo que harás, por que estás castigada, sin salir con nadie. Tampoco puedes recibir visitas.
–Pero y…
–No, esa es la última palabra.
–No es justo.
–Pero así son las cosas, a tu cuarto, por favor.
Quería pasar en mi cuarto bastante tiempo, pero no literalmente. Ahora tendré que pasarla aquí por un tiempo determinado el cual aún no sé.
Algunos días después definitivamente me cansé de estar sola y resignada, necesitaba hablar con alguien aunque sea por teléfono. Mi mamá había quitado el internet pero pude tomar la señal del vecino para poder conectarme, busque entre mis contactos favoritos, pero ninguno estaba en línea, tampoco Harry. Pero decidí enviarle un mensaje para que cuando lo viera se riera por lo menos. Le envié algo como un pedido de ayuda diciendo que serían mis últimos mensajes por que estaba a punto de suicidarme, el siempre se rie de mis bromas por que sabe que me encanta bromear y que nunca me tomo algo enserio.
Bueno, al cabo que me moría del aburrimiento, me puse los audífonos y me quedé dormida. Pasaron no más de 10 minutos cuando alguien golpeaba mi puerta desesperadamente y podía imaginar que era el ruloso esperando a que mi espíritu le abriera la puerta. Reí silenciosamente y me levanté a abrir. Afirmativamente era quien estaba pensando, gire la perilla e inmediatamente la puerta se abrió muy fuerte provocando que cayera en el suelo y que Harry casi me pisoteé.
El se arrodilló y yo apenas me levantaba cuando me abrazó tan fuerte que apenas si podía respirar. Tenia sus brazos alrededor de mi cintura cubriéndolos por completo, luego empezó a acariciar mi espalda tan delicadamente que hizo que todos mis sentidos despertaran y me hicieran pegarme más a el.
– ¿Porqué me asustaste de esa manera?, Sabes que no tienes que jugar con mis sentimientos. –Me dijo el aún estando yo en sus brazos–
– Lo siento, pero estaba aburrida. –Respondí, ahora me sentía mal.
– ¡¿Cómo pudiste decirme que te ibas a matar?! ¡Dios! ¡Preferiría morirme yo antes de estar sin ti!
Me conmoví y se me aguaron los ojos, me abrazaba tan fuerte que podía sentir hasta el sonar de su corazón latiendo muy rápido.
– Nunca vuelvas a decir eso, nunca, nunca. ¿Lo prometes? –Y apretó con más fuerza sus brazos, sentía que me quebraba las costillas–
– Lo prometo. –Tartamudeé–, Ahora porfavor, déjame respirar.
Harry aflojó sus brazos pero no me soltó completamente, ahora me senía más cómoda. El teléfono de Harry sonó y el tuvo que detener ese abrazo eterno…
Vio de quien era la llamada, susurró algo como “No, no voy a ir, no quiero ninguna estúpida entrevista más”, apagó el celular y lo dejó a un lado.
Me tomó de la mano y los dos nos sentamos a la orilla de la cama, el había traido gomitas, y los dos empezamos a comer mientras charlábamos. Las gomitas me recordaban a Niall, no sé porqué, pero no quería pensar en el por el momento.
Coloqué un mechón de mi cabello casi encima de la mitad de mi cara, odiaba mi cicatriz y cada vez hacia lo imposible para ocultarla.
–¿Qué haces? –Dijo Harry acercándose.
–Nada, ¿por qué? –le respondí inquieta y con la cabeza abajo.
– ¿Por qué ocultas tu rostro? El hermoso como es. –Separó un mechón del cabello que tenía en la cara y lo colocó atrás de mi oreja.
–No sé si te hayas dado cuenta pero parezco un monstruo.
– ¡No digas eso! Eres hermosa para mí, siempre lo serás.
Reí un poco.
–Claro, como digas.
–No hagas eso, tampoco.
–¿Qué cosa?
–No te rias, no hagas eso que haces con tus labios, eso no…
–¿Hablas de sonreír?
–Sí, eso, me hace a… –interrumpió la oración.
–¿A, qué?
–Nada, sólo, ignórame. Estoy un poco loco.
–¿Loco? Loco de amor, Harry. –Lo dije por la chica que le gusta y no quiere mencionarme una palabra, no es que esté celosa, no.
–Así es. –Luego de decir eso, actuó como si se hubiera arrepentido de decirlo, una expresión bastante extraña.
–¿Te pasa algo? –dije después de un tiempo-
–Nada, nada. –tartamudeo.
–Sé que te pasa algo y ahora dime… -Me senté en sus piernas y le hice cosquillas, hasta caer los dos al suelo.
Cuando intenté levantarme me golpeé la cabeza con la punta de mi mesa de noche, y casi todas las cosas se cayeron. Harry me ayudó a levantarlas pero, se quedó observando un poco curioso al diario de la princesa al que estaba traduciendo hace tiempo. ¡Lo había olvidado!
–¿Qué es esto? –dijo el ruloso quitándole un poco de polvo de la portada café oscuro.
–Un diario, lo encontré en el sótano, enterrado. –Respondí levantándome y sentándome a su lado, el abrió el dicho libro e hizo una expresión diciendo estar confundido.
–Todo esto está en chino, ¿tu lo leíste?
–Es árabe, tonto. Sí, ya lo leí y la traducción esta al reverso.
–Ah, dejame un momento para leerlo.
Encendí la televisión y hasta traje unos refrescos, Harry estaba en la esquina de la habitación sentado en un sillón tipo puff rojo leyendo el diario, luego de algún tiempo indeterminado, el saltó derrepente de donde estaba sentado y gritó:
–¡Tenemos que ir a buscar el tesoro!
–¡Harry! ¡Me asustaste! Mira, regué todas las gomitas.
–Lo siento, corazón. Pero, ¿podemos ir a buscar el tesoro que dice aquí? Esto parece ser muy antiguo, y, y, y además, será interesante y te encantan las aventuras, vamos ___, ¡Porfavor!
–No, Harry. Es muy arriesgado. Además, ¿Quién garantiza que lo haya escrito una princesa de verdad?
–¿Quién lo va a garantizar si nosotros no lo intentamos?
Me quedé pensativa un momento, la oferta era realmente tentadora, realmente quería ir, y ya tenía planes de ir a buscar el jarrón real, pero… la verdad es que pensaba que iría dentro de muchos años, no ahora. Pero la insistensia de Harry era tanta que decidí aceptar. No creo que sea tan malo.
–¿Sí? –preguntó Harry para garantizar mi respuesta.
–Sí, Harry. –respondí algo insegura
–¿Enserio? ¡Ah! –gritó emocionado.
Me abrazó denuevo, de verdad que fueron los momentos más tiernos. Él ama abrazarme, y al hacerlo hace que me eleve un poco del suelo y mis pies se pongan de puntillas, él es como un árbol, demasiado alto… y su cabello huele a rosas, definitivamente. Yo también amo abrazarlo, por que su olor a perfume exagerado para caballero se adhiere a mi ropa y cada vez que me muevo una burbuja de ese olor explota y me recuerda a él. Él es como un ángel que ha olvidado sus álas en algún lugar, él es mí angel. Estoy obsesionada con este hombre.
Nos separamos y me dio un tremendo beso en la mejilla izquierda, muy cerca de los labios, sonrió y se me miró con esos ojos verdes que me hacen perder el sueño… me dijo por milésima vez que era perfecta así, que no importaba cuan grande sea la cicatriz que tenga, que siempre seré la chica de sus ojos y que nunca me dejará sola. Ultimamente ha estado muy cariñoso y así de tierno, bueno, no puedo juzgarlo, él siempre es así con todos.