Las tropas se dispersaban rápidamente por los alrededores del lugar donde habían aterrizado, teniendo mucho cuidado de no desobedecer las órdenes tan específicas de no abrir fuego que les había dado el emperador poco antes.
Pese a que realmente no les entusiasmara la idea de una invasión "pacífica", que el tirano acabara con ellos era lo suficientemente alentador como para que siguieran al pie de la letra sus indicaciones.
-¿Ves, Freezer? Todo marcha según lo planeado -sonrió Frost orgulloso.
Los dos changlongs avanzaban entre los soldados camino al lugar donde tenían entendido que había comenzado el movimiento rebelde que pretendían subsanar, seguidos de cerca por Berryblue y los dos escoltas del emperador.
-He de reconocer que por el momento no parece que vaya a haber algún imprevisto -afirmó el tirano pensativo.
-Aún así, debemos ir con cuidado -prosiguió el azulado -nunca se sabe cuándo puede surgir un contratiempo.
Frost torció el gesto, recordando que en alguna ocasión sus piratas habían metido la pata siguiendo incorrectamente sus órdenes y provocando que casi descubrieran sus verdaderas intenciones. Por suerte para él, siempre había conseguido ingeniárselas para salir airoso de aquellas situaciones.
Freezer observó la expresión seria que había adquirido su compañero mientras rememoraba aquellos hechos, preguntándose el por qué y notando una diminuta sonrisa de complaciencia. Fuera lo que fuere que pasaba por su cabeza en ese momento, estaba claro que motivaba a Frost para seguir adelante con aquello dando lo mejor de sí mismo y procurando que todo saliera a la perfección.
Unos metros por detrás, Berryblue les escuchaba hablar sobre su plan. Ella tenía sus dudas sobre si realmente daría resultado, pero al igual que Freezer, era debido a que dudaba de la capacidad de los soldados para llevar a cabo las clara orden de no masacrar a nadie. En sí, la idea era bastante buena. Frost había pensado en llegar al núcleo de la base rebelde sin levantar demasiadas sospechas, sigilosamente. Les habían dado aviso de que los que llevaban a cabo la sublevación se reunirían ese día en un punto concreto y pretendían pillarlos por sorpresa para que, de ese modo, no les diera tiempo a intentar un verdadero levantamiento en contra del imperio. Si les veían u oían llegar, sin duda se defenderían, por eso el empeño del azulado en la discreción. Una vez que hubieran dado con ellos, sólo era cuestión de "negociar" con ellos para que volvieran a someterse a las órdenes de Freezer.
Berryblue sonrió para sí misma. Sabía bien que las negociaciones que pretendían llevar a cabo los changlongs era en realidad una amenaza en toda regla. La verdad es que tenía mucha curiosidad por ver aquello. Suponía, por lo que habían hablado, que sería Frost quien negociaría con ellos y quería ver cómo se desenvolvía el muchacho.
-Es un joven muy despierto, me pregunto si será también tan mezquino como Freezer -pensó observándoles detenidamente.
Fue entonces que escuchó unas voces discutiendo detrás de ella, por lo que decidió ponerles atención.
-¿Se puede saber qué demonios te pasa? Hace un rato no estabas así.
-Te he dicho que me dejes en paz.
Zarbon rechinó los dientes a la vez que apretaba sus manos en puños. Dodoria le estaba sacando de quicio. Desde que había vuelto del baño se comportaba de forma muy arisca. No le había contestado a nada de los que le había dicho hasta entonces. ¡Ni siquiera se había molestado en mirarle! El peliverde no entendía el por qué de ese comportamiento tan impropio por parte de su amigo y por más que le preguntaba, lo único que recibía eran gruñidos. Y un par de "déjame en paz".
Estaba comenzando a desesperarse ante esa situación. Quería hablar con él y contarle lo que le ocurría. Pero el rosado no estaba en lo más mínimo por la labor.
-Cuando estábamos en la sala de mandos me has dicho que nunca escucho ni me intereso por los demás -volvió a hablar Zarbon intentando llamar la atención del otro -. Y ahora que te estoy preguntando que qué te pasa... ¡Eres tú quien me ignora!
Zarbon miró angustiado a Dodoria, que simplemente giró la cabeza hacia la izquierda, para evitar mirarle.
-¡Dodoria, por favor! ¡Dime qué te ocurre! -le suplicó mientras le agarraba del brazo derecho, comenzando a preocuparse de verdad por aquella reacción.
-¡No te atrevas a tocarme! -gritó Dodoria indignado, deshaciéndose bruscamente del agarre del peliverde sobre su brazo -Maldito hipócrita -siseó.
Zarbon se apartó un par de pasos, tembloroso ante los gritos del otro y sintiendo sus ojos aguarse. Dodoria le había... Le había insultado de verdad.
Había notado perfectamente el veneno en su voz. ¿Pero por qué?
-Dodoria... -susurró con la garganta hecha un nudo -¿Por qué me...?
Alzó una mano con la intención de alcanzar a su amigo, pero la mirada iracunda que éste le dirigió hizo que se detuviera a mitad de camino y que en su lugar la llevara a su pecho, mirando al otro con el corazón en un puño.
-Vale -susurró dejando escapar las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos.
Avanzó a zancadas hasta donde estaba Freezer y le dió unos pequeños toques en el hombro para llamar su atención, habiéndose limpiado antes el rastro de las gotas de sus mejillas.
El emperador se giró confuso y cuando vió que se trataba de Zarbon frunció el ceño.
-¿Qué quieres? -le preguntó de malas maneras.
El peliverde respiró hondo tratando de mantener la compostura para poder hablarle.
-¿Podría volver a la nave, señor? No me encuentro bien.
Freezer le observó dudoso, recordando que Berryblue había comentado eso mismo poco antes. Miró hacia Frost, quien se encogió de hombros dando a entender que a él le daba igual.
-Está bien -dijo el emperador mirando a su guardaespaldas -. Vuelve y procura descansar. Realmente tienes una pinta horrible.
Zarbon asintió levemente y se marchó a paso ligero, evitando mirar a Dodoria cuando pasó por su lado.
-Creí que no se lo permitirías -comentó Frost cuando el general se hubo alejado lo suficiente.
-Bueno, cuanto más lejos ande, menos probabilidades hay de que nos dé problemas -contestó Freezer con una sonrisa agriada.
Frost rió ante el comentario y asintió divertido. La verdad es que se sentiría más tranquilo sin tener al peliverde alrededor.
Conforme Zarbon llegó a la nave se apoyó contra una pared y dejó fluir toda la angustia que se había formado en su interior en apenas unos momentos. Dodoria era el único apoyo con el contaba, si ahora encima ni siquiera era así...
-Al final yo llevaba razón -sollozó mientras caminaba lentamente por los pasillos -. Ya no sólo no le intereso a nadie, sino que encima... Encima... -enterró su cara entre las manos, intentando ahogar un grito de frustración.
No entendía nada. Aquella mañana habían discutido, pero creía que lo habían arreglado... Creía... Que su amigo permanecería a su lado.
Recordó entonces lo que Dodoria le había llamado. No solía insultarle, pero cuando lo hacía... Siempre conseguía que su corazón se quebrara. Quizás era precisamente por eso, porque no solía hacerlo. Por esa razón, cuando le decía esas cosas... Zarbon sabía que de verdad lo pensaba.
-Ésto es insoportable -susurró angustiosamente, llegando a la sala de mandos -. Voy cuesta abajo y sin frenos.
Entró a la sala, que en ese momento estaba completamente vacía a excepción de él. Caminó lentamente hasta el trono de Freezer mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de su mano.
-Mi querido Freezer... ¿Por qué esta indiferencia? ¿Qué ocurrió mientras estábamos muertos para que cambiaras tan drásticamente de opinión sobre mí?
Una idea pasó por su mente, pareciéndole una barbaridad pero... Si nadie le veía... Se cercioró de que no hubiese nadie por allí cerca gracias a su scouter y, entonces, procedió a sentarse en el trono. No tal y como lo hacía el emperador, sino de lado. Acurrucándose contra el respaldo, en un intento de sentir la esencia de Freezer envolviéndolo.
-Te echo de menos, Freezer -susurró -. Echo de menos tus caricias, tus favores... Nuestros encuentros... Aunque tuviéramos que mantenerlo en secreto e incluso negarlo si alguien sospechaba... Cualquier cosa es mejor que esta soledad.
Se levantó con cuidado del asiento, procurando evitar restregarse demasiado y dejar parte de su perfume impregnado en él.
Abrazándose a sí mismo caminó hasta el ventanal, donde pudo ver a las tropas avanzar por la superficie del planeta.
-Este plan es una maldita estupidez -masculló rabioso -. Nosotros no actuamos a escondidas. Vamos con todo nuestro esplendor desde el principio, mostrando lo poderosos que somos.
Zarbon empezó a dar vueltas por el lugar, como un león enjaulado. Sentía hervir su sangre. ¡Todo aquello era absurdo! ¡Y estaba seguro de que Freezer pensaba igual! Le conocía bien... Sabía más que de sobra que no había nada que le gustase más que ver masacrada a una civilización... Más aún hacerlo él mismo.
-Pero como es idea de ese maldito Frost pues nada... ¡Adelante con ello! -gritó furioso -¡PERO NO TIENE SENTIDO ALGUNO!
En su arranque de ira, Zarbon estampó sus puños contra una de las mesas de control... Accionando los cañones láser.
-Ay, no -susurró tembloroso -. ¡No, no, no, no, no, no, no!
Hecho un manojo de nervios intentó desactivar el sistema, analizando rápidamente con la mirada los controles que había activado y desactivándolos tan rápido como era capaz.
-Y-ya... Ya está... -murmuró nervioso, sintiendo todo su cuerpo temblar...
Cuando escuchó a lo lejos una gran explosión.
Miró con los ojos desorbitados la gran humareda que se veía a través del cristal y después bajó su vista hacia la mesa de control para ver que se había dejado uno sin desactivar.
-¡FREEZER ME VA A MATAR! -gritó histérico agarrándose del pelo, totalmente fuera de sí.
Desactivó ese último control y salió tan rápido como pudo de la sala, teniendo la sensación de que el corazón se había alojado en su garganta y amenazaba con salir de un momento a otro.
Se quedó un momento bloqueado en un cruce de pasillos, sin saber a dónde ir. A su habitación no podía, desde luego, sería el primer lugar donde le buscarían... ¡¿Entonces dónde?!
Una gran ansiedad le invadió por completo, sin dejarle pensar con claridad en algún lugar donde pudiera ocultarse...
-Pero aunque me oculte por el momento... Terminará encontrándome... - Zarbon comenzó a llorar desconsoladamente, sintiendo que su vida se le escapaba de las manos... Y después todo se volvió negro.
-¡¿Qué demonios ha sido eso?! -gritó Freezer al ver la explosión que se había formado demasiado cerca del lugar donde estaban.
Se volteó furioso hacia sus tropas, dejando ver que iba a acabar con el culpable allí mismo y en ese preciso instante.
-¡Freezer no hay tiempo! -Frost le agarró por detrás en un intento de detenerle -¡Si no nos apresuramos, ahora que saben que estamos aquí vendrán a por nosotros y mermarán tus filas! ¡Y precisamente eso era lo que tratábamos de evitar! ¡Debemos actuar con rapidez o...!
-¡Ya lo sé! -rugió el emperador haciendo un aspaviento para librarse del agarre de Frost y tirándolo al suelo en el proceso -Yo mismo me encargaré... ¡Dodoria! ¡Encárgate de proteger a Berryblue y Frost! ¡Les quiero sin un sólo raguño! ¡¿Has entendido?!
-¡Sí, señor! -afirmó el hombre rosado levantando a Frost con cuidado del suelo y posicionándose de forma protectora ante él y la mujer.
Tras esto, Frost observó desesperanzado cómo Freezer se iba volando en solitario, camino a dejarles las cosas claras a los rebeldes... Por las malas. Tal y como solía hacer.
Apretó los puños con frustración. Todo su plan se había ido a la basura. Y todo por culpa de... Parpadeó confuso. Aquella explosión había sido demasiado grande como para que la hubiera causado alguno de los soldados. Ni con sus pistolas láser ni con ataques de ki. De hecho, parecía más bien que la había causado...
-Algo lo suficientemente grande como para armar ese desastre... Algo como... -giró su cabeza para encontrarse con la silueta de la nave -Un maldito cañón. Y me parece... -siseó entornando los párpados con un aire peligroso -Que sé quién ha sido.
Zarbon abrió los ojos lentamente, sintiendo una luz cegadora justo encima de ellos.
-Está despierto.
Escuchó a varias personas murmurar cerca de él, sin comprender qué era lo que decían.
-General Zarbon... ¿Cómo se encuentra?
Miró a su alrededor lentamente, comprobando que se encontraba en la enfermería y que estaba tumbado en una camilla con varios médicos a su alrededor.
-Me duele la cabeza -musitó débilmente.
-Sí... Le hemos encontrado desmayado y tras reconocerle aquí hemos llegado a la conclusión de que ha sufrido un episodio de...
Zarbon levantó una mano para indicarles que no siguieran hablando. Si se había desmayado sabía perfectamente el por qué. No necesitaba que se lo recordaran.
Se incorporó como buenamente pudo y miró a los médicos dispuesto a hacerles una pregunta con un gran miedo en los ojos.
-Él... ¿Ha llegado ya?
-Sí, señor. Y hace cosa de cuatro horas que salimos de la órbita de ese planeta.
El corazón del peliverde palpitó con fuerza. Cuatro horas desde que habían vuelto a poner la nave en marcha... Cuatro horas inconsciente.
-¿Sabe que estoy aquí? -preguntó, temiendo la respuesta. Fuera la que fuera, pues tarde o temprano tendría que hacerle frente.
-En efecto. De hecho, nos preguntó que qué le había ocurrido.
Él tragó saliva ante esa información. Definitivamente, Freezer sabía que había sido culpa suya. Si los médicos le habían explicado que le había dado un ataque, por algo tendría que haber sido. Y no era muy difícil suponer la razón debido a que era prácticamente el único soldado que estaba en la nave en el momento de la explosión. Aquella situación le había superado por completo... Y amenazaba con hacerlo de nuevo.
-¿Tengo... Tengo que hacer algo en específico o tomarme lo que sea para que no me vuelva a ocurrir esto? -preguntó con una mano en el pecho, intentando mantener la calma.
-Por el momento, sólo trate de tranquilizarse. Vaya a comer algo e intente despejarse un poco.
-Ya... -Zarbon se bajó de la camilla con cuidado, asegurándose de que no se mareaba al ponerse en pie -Gracias -murmuró débilmente mientras salía de la enfermería.
A paso lento, se dirigió hasta el bar de la nave. Si iba al comedor terminaría encontrándose con el emperador, y tenía demasiado miedo en ese momento como para verse con fuerzas de enfrentarle.
Que comiera algo... Tenía el estómago cerrado, pero lo intentaría de todas formas. Pidió algo de comida, pero apenas si conseguía tragarla.
Después de un par de horas dándole vueltas al plato terminó por pedir una botella de licor. Si no podía comer, al menos ahogaría sus penas en alcohol.
Frost entró al bar hecho una furia, dirigiéndose a la mesa donde se encontraba el peliverde.
Después de varias horas esperando a que Freezer regresara de las "negociaciones" habían conseguido salir de aquel planeta. El tirano había conseguido que se volvieran a someter a él, pero a costa de muchas vidas.
Eso desquiciaba a Frost. Sabía quién había sido y se lo comunicó a Freezer una vez que se quedaron a solas. Tras esto, el emperador había ido en busca de Zarbon, pero cuando volvió le contó que no había podido siquiera hablar con él porque estaba inconsciente en la enfermería.
Por eso, Frost cuando escuchó mientras cenaba a un grupo de soldados cuchichear sobre las horas que llevaba el general en el bar, no se lo pensó dos veces y fue a su encuentro.
-¡Lo has hecho a propósito! -gritó con ira estampando las manos en la mesa, haciendo que ésta temblara -¡Hasta que no has conseguido frustrar mis planes no te has quedado contento, ¿verdad?!
Zarbon mantenía la cabeza gacha con la vista fija en su bebida, sin atreverse a levantar la mirada. Ante esta falta de respuesta, Frost le agarró por el cuello de su armadura, forzando al peliverde a dirigir su vista a él.
-¡Mírame cuando esté hablándote, Zarbon!
La ira ardía como una llamarada intensa en el azulado. No le cabía la menor duda que el otro había hecho todo eso para dejarle en mal lugar y demostrar que él llevaba razón cuando dijo que le parecía un plan descabellado el intentar solucionar todo el tema de la rebelión de un modo pacífico.
Sin embargo, al forzar a Zarbon a levantar la cara pudo ver cómo por su rostro corrían ríos de lágrimas cristalinas, lo que le dejó bastante descolocado. Si su plan había salido a la perfección... ¿Por qué lloraba ahora?
-¿Se puede saber qué demonios te pasa? -le preguntó ceñudo.
Zarbon simplemente le miraba con los ojos vidriosos, sin decir una sola palabra. Le observaba suplicante, rogando con la mirada que le dejase solo, hundiéndose aún más en su miseria y ahogando sus penas en la bebida que tenía entre sus manos.
-Tch -Frost le soltó bruscamente, mirándole con desprecio -. Esto no se quedará así.
Dicho esto, el demonio del frío se dió la vuelta y se marchó terriblemente airado, jurando venganza en cuanto tuviera ocasión.
Zarbon, por su parte, se quedó allí. Se sentía fatal por todo lo que había pasado aquel día. No había podido pegar ojo por culpa de la amenaza de ese sicario, su habitación había quedado patas arriba por culpa de ese energúmeno malva, la conversación que tuvo con Berryblue no había sido nada alentadora, había discutido con Dodoria por a saber qué razón, había arruinado el plan de su señor por un error estúpido consiguiendo que se enfadara con él... Y ahora recibía una amenaza más por parte de Frost.
En aquel momento lo único que le apetecía era ahogarse en sus propias lágrimas. ¿Por qué todo se le torcía de aquella manera? ¡Ni siquiera había arruinado la misión a propósito! Aunque estaba claro que Frost no pensaba igual... Lleno de angustia, levantó la botella echando un largo trago, tras el que se sintió realmente confuso. ¿Por qué había discutido con su mejor amigo? No entendía qué era lo que había ocurrido. No recordaba haberle hecho nada para que se hubiera enfadado con él de la manera que lo había hecho...
-Dodoria... No lo entiendo. ¿Qué te he hecho? -susurró limpiándose delicadamente las finas gotas que resbalaban de sus empañados ojos.
Le dió un trago más a la bebida y se levantó con dificultad, decidiendo que era hora de marcharse a su habitación e intentar descansar.
Avanzó mareado por los pasillos, sintiendo su cabeza embotada y una pequeña molestia en el estómago. Sin duda, había sido un día horrible.
Tras varios tropiezos por los que tuvo que apoyarse momentáneamente en las paredes, Zarbon consiguió finalmente llegar a su habitación.
-Al fin -murmuró después del quinto intento de desbloquear la puerta -. Qué asco de... De todo.
Miró a su alrededor desalentado, viendo el desastre que aún persistía en el cuarto. Se sentó en su cama con los ánimos bajo tierra y comenzó a desvestirse lentamente, intentando no prestar atención a las casi imperceptibles cicatrices que cubrían su cuerpo. Cierto era que apenas se notaban pero... Él sabía que estaban ahí. Y eso era más que suficiente para que sintiera desagrado e intentara disiparlas y camuflarlas en la medida de lo posible.
-Creo... Que hoy voy a pasar de mi tratamiento -murmuró observando decaído sus botes esparcidos por el suelo mientras se soltaba el pelo -. Ojalá mañana sea mejor.
Tras eso, se metió finalmente en su cama, cubriendo su cuerpo únicamente con las finas sábanas.
Frost iba maldiciendo entre dientes camino a los aposentos del emperador. Su plan era perfecto, pero ese imbécil lo había arruinado todo.
-Maldita sea... -masculló rabioso llegando a su destino -Le retorcería el pescuezo si pudiera.
Abrió la puerta de malas maneras e ingresó a la habitación con ganas de enterrarse bajo las sábanas e ignorar todo lo que le rodeaba hasta que se le hubiera pasado toda la ira que le inundaba.
Sin embargo, mientras se quitaba su coraza escuchó la puerta del baño abrirse y cuando giró la cabeza en la dirección, vió salir a Freezer de allí envuelto en un albornoz blanco con su inicial bordada en hilo morado sobre su pecho, secando sus cuernos distraídamente con una toalla.
-¿Oh? Creía que habías ido al bar -dijo sorprendido al encontrar al azulado allí.
-Sí... -murmuró Frost bajando la vista al suelo -Pero realmente no tenía ganas de comer ni beber nada. Así que he vuelto enseguida.
-Mmhh, ya veo -dijo en voz baja avanzando hasta el pirata a paso lento.
Frost estaba de espaldas a Freezer, más concentrado en intentar aliviar la tensión de su cuello que en cualquier otra cosa, por lo que se sorprendió al sentir los brazos del emperador rodeando su cintura.
-Estás muy tenso -susurró el emperador rozando el lateral derecho del cuello del azulado con sus labios.
Las mejillas de Frost se calentaron levemente ante el contacto, pero lo único que hizo fue suspirar con resignación y asentir.
-Un baño relajante te vendría bien, tal como he hecho yo -continuó Freezer en el mismo tono mientras dejaba un pequeño beso en el hombro de Frost, que se hallaba descubierto igual que cuando se encontraba en su forma final debido a que había retirado sus hombreras biónicas para poder ponerse la armadura.
El pirata rió levemente y miró a Freezer de soslayo.
-La última vez que me dijiste algo así terminamos de aquella manera -dijo ruborizándose más aún.
El tirano le dirigió una mirada seductora mientras enrollaba su cola alrededor una de las piernas del otro.
-¿Y... ? -ronroneó el emperador con una sonrisa pícara.
Frost desvió mirada con pesar. Estaba un poco avergonzado y cohibido... Y tampoco se sentía con ánimos para tal cosa. La idea de hacerse una bola bajo las sábanas y dormir durante días volvió a asaltar su mente, haciendo que le pareciera un plan ideal.
-Bueno... Igualmente, date ese baño. Te sentará bien -finalizó Freezer soltándole y dándole un beso con suavidad en la mejilla para después dirigirse a la cama.
Frost esbozó una sonrisa nerviosa mientras rozaba con la mano su mejilla, yendo hacia el baño tal y como le había indicado el emperador.
Freezer se quedó observando a Frost mientras iba a bañarse. Había resultado una jornada estresante, sin duda aquello les vendría bien para liberar el estrés que habían acumulado por lo ocurrido.
-Todo por culpa de ese imbécil -masculló mientras se quitaba su albornoz y lo sustituía por una bata de seda del mismo color que su vino favorito y con los detalles y el cinturón en dorado.
Se sentó en el borde de su lado de la cama suspirando. No estaba seguro de qué era lo que había ocurrido para que Zarbon hubiera actuado de esa manera, pero la verdad es que le importaba más bien poco. Lo que sí que le importaba era que el plan de Frost había fracasado porque su guardaespaldas lo había saboteado. Y no le hacía ninguna gracia. Ya se encargaría de dejarle un par de cosas en claro al día siguiente, una vez hubiera descansado.
Frost volvió a la estancia después de una hora. Se tomó su tiempo hasta que sintió sus músculos relajarse en la tibia agua que llenaba el jacuzzi y fue sólo entonces cuando decidió salir de allí y volver al lado del emperador.
-¿Te encuentras mejor? -escuchó a Freezer preguntarle nada más verle.
-Sí...
Frost avanzó a paso lento con la vista fija en el suelo hasta su lado y sentó en la cama suspirando, sintiendo cómo el sueño se iba apoderando de él. Se metió bajo las sábanas agradeciendo lo confortables que se sentían y fue entonces que dirigió su vista a Freezer, que también se estaba arropando, viendo por primera vez la prenda que llevaba el tirano.
-Muy discreta -dijo riendo entre dientes el azulado.
-Sí, así hace juego conmigo -respondió sarcástico Freezer con una media sonrisa, ante lo cual Frost se echó a reír divertido.
Ambos se quedaron mirándose a los ojos fijamente por unos momentos, hasta que Frost rompió el silencio:
-Siento que no haya funcionado.
Freezer le miró apesadumbrado. Su compañero no tenía la culpa de nada. De hecho, se había esforzado mucho para que todo saliera a la perfección.
-No ha sido culpa tuya, no le des más vueltas -le contestó en un susurro mientras acariciaba lentamente sus mejillas.
Frost sonrió débilmente y se acercó a Freezer, abrazándole por la cintura mientras que el emperador le rodeaba por los hombros con sus brazos.
-Ojalá mañana se dé mejor -suspiró depositando su cabeza sobre el pecho del otro.
-Esperemos -respondió Freezer sintiendo cómo el sueño le vencía a él también.
Lejos de allí, las imágenes de lo que había acontecido en aquel planeta que pretendía sublevarse estaban siendo retransmitidas en una gran pantalla gracias a unas pequeñas cámaras espías que había en dicho lugar.
-¿Haremos algo al respecto, monsieur? -preguntó la persona que manipulaba la pantalla dónde se veía la retransmisión.
-Mmmhhh... No inmediatamente, pero desde luego intervendremos pronto -habló el líder observando fijamente con sus penetrantes ojos la imagen que aparecía en pantalla de los dos changlongs -. Tengo curiosidad en ese muchacho azul, parece ser alguien importante para el idiota de Freezer.
El hombre que seguía junto a la pantalla le miró con dudas.
-¿Pretende... Interponerse y...? -dejó la frase a medias, dando a entender a su líder con su mirada preocupada lo que quería decir.
Él sonrió malévolamente, pero sin embargo hizo un ademán con la mano queriendo no darle importancia al asunto.
-Nada más lejos. Sólo pretendo conocerle -dijo acercándose por detrás hasta donde estaba el otro y posando su mano izquierda en uno de los hombros de éste, de forma tranquilizadora.
-Supongo que aprovechará el rendez-vous entre líderes que habrá en unos días para tal propósito. ¿Me equivoco?
-Estás en lo correcto -confirmó con una media sonrisa -. Estoy deseando ver la cara de espanto que se le quedará a ese imbécil cuando me vea.
-Sin duda no le hará ninguna gracia, mons-
-¡Señor!
Ambos hombres giraron su cabeza ante la persona que acababa de entrar a la estancia de forma abrupta.
-Dime, soldado -habló el líder mientras aquella persona avanzaba hasta ellos, con su larga melena rojiza brillando ante la luz emitida por la pantalla.
-Se le requiere en el puente de mandos, señor.
-Muy bien.
Palmeó el hombro del hombre que se encargaba de revisar la grabación y salió de la estancia, dejando a sus dos soldados a solas.
-Es el tipo del que me has hablado. ¿No es así, chère? -dijo él observando la imagen de Frost que había en pantalla.
-Sí, así es -ella se acercó lentamente hasta la posición del otro y se cruzó de brazos -. Y no parece llevarse muy bien con tu amiguito.
Los ojos dorados de la chica chispeaban con malicia, ante lo cual el hombre le dirigió una mirada con la que parecía indicarle que tuviera cuidado con lo que decía.
-Dos pueden jugar a este juego -la miró entornando sus párpados -. Ya sabes lo que opino sobre tu novio y sus amigos.
Ella desvió la vista apesadumbrada ante esas palabras.
-Lo siento, capitán.
-Mh. Puedes retirarte -respondió él devolviendo su mirada a la pantalla.
La chica se marchó por donde había llegado, dejando al hombre observando la grabación atentamente.
-¿No puedes evitar meterte en líos, mon ami? -preguntó al aire con un suspiro, mirando la imagen en pantalla de Zarbon tras hacer zoom en la silueta que se veía de la nave y observar al peliverde a través del ventanal de la sala de mandos.
03-06-2019
4597 palabras
Buenas genteee 👋☺️
Vaya... Parece que se ha liado pero bien 🙂 con lo mucho que se había esforzado Frost... 😓😓😓 Pero no, tenía que llegar Zarbon con sus arranques de ira y cagarla 😒 si es que no se le puede dejar solo...
Y quién será esa gente que les espiaba? Parecen saber mucho sobre ellos 🤭🤭
Os dejo un dibujillo de cómo se han quedado dormidos Freezer y Frost 💜💙
En fin, hasta el próximo capítulo!
Byeee~