Johann
Despierto con el atronador sonido de unas cacerolas cayendo en la cocina, aunque por el dolor en la cabeza que estas me provocan no dudaría en creer que se encuentran justo a mi lado.
Intento desperezarme cómo puedo y estiro una de mis manos a mi costado en la cama como todas las mañanas para asegurarme de que Alex continua a mi lado, pero me levanto de golpe en cuanto no siento nada.
El movimiento repentino hace que la cabeza me vuelva a molestar, pero la preocupación por saber dónde se encuentra Alex es más poderosa que eso así que como puedo me pongo de pie y salgo de la habitación.
En mi travesía hasta la cocina voy recordando la sarta de ridiculeces que hice la noche anterior y agachando la cabeza al suelo ruego porque Alex no esté enterada de nada de eso.
—¡El embarazado llego! —exclama mi hermano logrando que la cabeza me vuelva a retumbar.
Escaneo el lugar con rapidez con temor de que Alex hubiera escuchado, pero solo me encuentro con los chicos en esta.
Pierre me observa sujetando su frente con la palma de su mano mientras descansa su codo sobre la mesa y sé que no se siente mejor que yo.
—No están —comenta Tut entregándome un plato repleto de comida.
Le agradezco asintiendo y avanzo hasta tomar asiento en la mesa, al lado de Derek.
—¿A dónde fueron? —pregunto temiendo que Alex se haya enterado de las estupideces que Pierre y yo hicimos ayer y se hubiera alejado enojada.
—Solo salieron a la playa —comenta Pierre—, insistí en que se quedaran en la playa privada, pero tantas mujeres juntas viéndome de esa forma me dieron miedo así que las deje hacer lo que quisieran.
Derek soltó una carcajada y se estiro para zarandear el hombro de Pierre.
Tut también reía ligeramente, negando y mirando al suelo.
—¿Creen que Alex este muy enojada? —pregunto entonces sintiendo como la preocupación crece por mi cuerpo.
Derek dirige su mirada a mí y me observa como si hubiera preguntado algo un tanto estúpido.
—Alex no puede durar enojada contigo mucho tiempo —explica—, seguramente una vez vuelva de la playa se le pasara.
Todos los chicos sin excepción alguna asienten estando de acuerdo con él, lo que me hace sentir un poco estúpido ¿soy el único que no puede ver esa parte de ella?
—Con respecto a Dalia no estoy muy seguro —vuelve a hablar mi hermano apuntándonos a Pierre y a mí—, ustedes la conocen mejor.
Pierre esta por decir algo cuando lo interrumpo, sintiendo como las mejillas se me llenan de color por haberlo callado.
—Ella no está enojada —comento y Pierre me observa sin comprender, incluso puedo ver como una arruga de algo que va más allá de la confusión se forma entre sus cejas, me atrevo a sonreír y a inclinarme un poco hacia él—un pajarito me lo dijo ¿recuerdas?
Solo necesita unos segundos para comprender y el gesto en su rostro se transforma en una sonrisa.
Me alejo y comienzo a comer mi desayuno, el cual se pasa lleno de burlas de mi hermano y los demás chicos hacia Pierre y hacia mí, burlas acerca de mi aparente embarazo y de las quejas de Pierre durante todo el camino para que me trataran con cuidado.
Vuelvo a subir a la habitación para bañarme y cuando voy a ponerme los lentes de contacto observo mi reflejo en el espejo y lo pienso mejor, avanzando hasta mi pequeña maleta y rebuscando en todos los bolsillos, estoy seguro de que los guarde en algún lugar, estoy por rendirme cuando los encuentro; mis viejos lentes.
Sonrío como un niño pequeño y los coloco con rapidez en su lugar, llevaba días queriendo usarlos, pensando en si sería buena idea o no, y entonces una vocecita en mi cabeza muy parecida a la de Alex me dijo que hiciera lo que quisiera sin que me importara lo que pensaran los demás.
Observo mi reflejo de vuelta en el espejo y sonrío como pocas veces lo hago, sintiéndome realmente cómodo con quien soy, con cómo me veo y siento, y la ironía de la vida me da una bofetada, ni los cambios de rompa, ni el corte de cabello, ni los lentes de contacto ni siquiera cambiando mi forma de hablar y comportarme lograron darme la seguridad que siento justo ahora; siendo tal y como era antes.
No necesitaba cambiar nada, simplemente necesitaba estar cómodo con lo que era, con lo que soy, y solo ahora entiendo a Alex y todo eso que trataba de explicarme, y entonces siento unas enormes ganas de correr hacia ella donde quiera que se encuentre y envolverla en mis brazos para agradecerle por no haberse rendido conmigo, por no haberse dado por vencido a pesar de haber tenido miles de razones para hacerlo, por haber creído en mí y que en algún momento todo esto acabaría y por fin podríamos estar juntos, que podría tener el valor para defender lo nuestro por sobre todas las cosas, por sobre todas las personas, sin importar de quien se tratara, porque la amo y sé que ella me ama y no pensaba permitir por nada del mundo que nos volvieran a alejar.
La inmensidad de mis emociones logra sorprenderme, tanto que tengo que sujetarme del lavabo para no salir corriendo y buscar a quien sabe dónde a Alex.
No, debía pensarlo todo con calma, así que tomándome unos segundos para planearlo todo respiro profundo y vuelvo a bajar cuando estoy seguro de que mis impulsos no actuaran por sobre mi razonamiento.
Todo debía ser perfecto y si me dejaba llevar tanto, las cosas no saldrían tal y como las estaba planeando.
Una hora después las chicas no aparecen, y no sé si soy el único que está comenzando a preocuparse o simplemente soy el único que lo está demostrando, desde que no vi a Alex en la cama una inmensa preocupación me invadió, pero cuando me dijeron que se encontraba bien me obligue a contenerla, estaba siendo paranoico y lo único que lograría con esto sería agobiarla, merece pasar un buen rato con sus amigas, sobre todo después de no haberlas visto durante tanto tiempo, sin embargo no podía negar que mis dedos quemaban por tocarla, quería sentirla, saberla bien y junto a mí.
Cuando pasa media hora más no puedo más y poniéndome de pie llamo la atención de todos.
—Yo este, voy a buscar a Alex, por si alguien quiere acompañarme —explico apuntando detrás de mí.
Pasan unos segundos de confusión hasta que Pierre se pone de pie apoyándome y Derek le sigue.
—Si —exclama mi hermano haciendo que los demás se pongan de pie y todos comencemos a avanzar hacia la salida—, no es justo que solo Eli y Leonora además de esta otra parejita —comenta señalando a Tut y a Caín— puedan disfrutar de su pareja.
Pierre abre la puerta de su casa cuando noto como Aquiles le da un golpe a Derek en la cabeza, a modo, supongo yo, que de advertencia.
Este se encoge como si un tipo súper fuerte lo hubiera amenazado y no puedo evitar reír por su reacción, sí que está enamorado de Mina, de no ser así no estaría soportando durante tanto tiempo esto.
El camino a la playa es más corto de lo que esperaba, hay pocas personas, algunas juegan y otras disfrutan del mar, pero todas estas desaparecen en cuanto la localizo; avanza junto a todas las demás chicas directo hacia nosotros, lleva un bikini de color azul que ¡Dios! hace que sus piernas parezcan mucho más largas de lo normal. Mis ojos viajan hacia su cintura provocando que el cosquilleo en mis dedos aumente desmesuradamente, trago el nudo en mi garganta y alzo la mirada hasta su rostro, pero la bajo al suelo casi de inmediato al notar que me estaba mirando y notando todo lo que yo estaba mirando con anterioridad.
Siento como las mejillas se me llenan de color y una enorme pena se apodera de mí y no puedo evitar reír entre dientes.
Resulta increíble como después de tanto tiempo esto continúe como la primera vez que nos vimos, este cosquilleo en el estómago cada vez que sus ojos hacen contacto con los míos, las ganas de querer sorprenderla de todas las maneras posibles solo por el deseo de ver esa ilusión crecer en sus ojos, esa ilusión que tanto me encanta, la experiencia casi irreal de ver a un ángel cada vez que la siento plena, disfrutando de la vida como pocas personas lo saben hacer.
¡Dios!
La amo, tal y como el primer día, me emociono igual que en el primer beso y la deseo tanto como la primera vez.
Ya no soy capaz de alejarme de ella.
(...)
—Quiero pedirle matrimonio a Alex—suelto sin rodeos.
Estoy seguro de que si me lo hubiera pensado más de dos segundos me hubiera arrepentido de decírselos y entonces mi plan no funcionaria, necesitaba de su ayuda.
Observo el gesto de mi grupo de amigos y noto que los he dejado perplejos.
Comienzo a ponerme nervioso al ver que no contestan nada, pero Derek habla rompiendo el silencio.
—Vaya hermanito, hasta que haces algo bien —exclama golpeando mi hombro.
Una enorme sonrisa se posa en su rostro y sé que en verdad está feliz por mí.
Agacho la mirada observando mis manos que tiemblan.
Estoy tan nervioso y solo se los he dicho a ellos, no tengo idea de cómo le hare cuando tenga que pedírselo a Alex.
Nos encontramos sentados alrededor de una fogata, solo los hombres, las chicas se han metido a la casa para bañarse y descansar por lo que he aprovechado el momento.
Derek no puede contener su emoción y me atrae hasta él abrazándome y golpeando mi espalda, sonríe y ríe sin poder detenerse, parece que a quien le he pedido matrimonio es a él.
Los demás chicos sonríen y uno a uno me felicita, sonrío y les agradezco, aunque me siento algo ridículo a la vez, Todavía no lo hago y puede que Alex simplemente diga que no.
Mierda, no había pensado en eso.
—¿Y si dice que no? —pregunto sintiendo como el terror comienza a invadirme.
Pierre ríe llamando la atención de todos y niega.
—Llevas conociéndola más tiempo que todos nosotros y no te das cuenta de que no reaccionará así.
Derek asiente concordando con Pierre y Tut y Caín lo imitan de una manera un poco más disimulada.
—Bueno, puede que diga que no —exclamo defendiéndome—, es tan intrépida y aventurera que puede hacerlo.
Derek se pone de pie y avanza hasta la hielera sacando una cerveza de ella, la cual me entrega, niego sin ganas de volver a sentir lo de ayer y la desastrosa resaca de hoy pero mi hermano me ignora abriéndola y colocándola en mi mano.
—Es tan intrépida y aventurera que te dirá que si —responde haciéndome una seña para que le dé un trago a mi cerveza—, es por eso que estamos tan seguros, además de porque está loca de amor por ti, claro.
Le doy un trago a mi bebida pensando en sus palabras y asiento todavía pensativo.
—¿Y cómo lo harás? —pregunta Aquiles hablando por primera vez.
Me encojo de hombros y observo que todos esperan mi respuesta.
—Por eso mismo les he dicho —comento riendo y agachando la mirada—, no tengo ni idea.
Derek ríe y me atrae a su lado.
Los demás chicos también ríen, el ambiente parece haberse sumido en una alegría extraña y las manos siguen temblándome a pesar de que ya han pasado varios minutos de haberlo dicho.
—Cuando le pedí matrimonio a Dalia la lleve a la cima del Time Square —comenta Pierre como si nada dejando perplejos a casi todos—, pero no creo que a Alex le guste tanta excentricidad.
Niego recordando el collar de zafiro que le regale, no estará cómoda si hago eso y yo tampoco lo estaré.
—Esperen ¿de qué me estoy perdiendo? —pregunta Derek—, ¿estuviste comprometido con Dalia?
Pierre asiente y me observa.
—¿Y tú también? —pregunta como si no lo supiera ya.
Me atrevo a poner los ojos en blanco y asiento.
—No cuenta, ninguno de los dos quería —me defiendo y defiendo a Dalia, para que Pierre no se sienta incómodo.
Derek ríe y se pone de pie comenzando a avanzar al mar.
—Yo voy contigo —exclama Tut.
Caín comienza a seguirlo y unos segundos después todos lo imitan así que no me queda nada más que seguirlos, pero para cuando vamos por medio camino unos brazos me alzan y antes de que tenga tiempo de procesarlo caigo en el agua empapándome de lleno, cuando logro salir y respirar escucho el grito de Derek.
—¡Mi hermanito se va casar! ¡Qué emoción! —todos ríen junto a él y comienzan a arrojarme agua y a empujarme.
Intento defenderme, pero son demasiados y solo hasta que se detiene puedo respirar con normalidad.
Derek sonríe mostrando todos los dientes y me abraza de vuelta dándole la espalda a todos los demás.
—Sé que no te lo he dicho antes, pero quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti —No sé si este viendo mal, pero me parece que una lagrima escapa de su ojo y sonrío devolviéndole el abrazo.
—Gracias hermano.
(...)
Media hora después volvemos a la superficie, las chicas ya han salido y han hecho su propia reunión, parecen reír y conversar alegremente, le sonrío a Alex en cuanto mis ojos hacen contacto con los de ella y solo tienen que pasar un par de minutos más para que aparezca a mi lado logrando que todos los chicos guardemos silencio acerca de la conversación de donde diablos conseguir un anillo de matrimonio.
—¿Estaban hablando de mí? —pregunta alzando una ceja y logrando que me sonroje temiendo que descubra algo.
—No todo gira alrededor de ti, ultima coca cola del desierto —responde Derek.
—Ni de ti, popular engreído —le responde y me mira de nuevo—, me preguntaba si querías dar un paseo por la playa.
Asiento poniéndome de pie a pesar de las quejas de todos, llevo todo el día queriendo estar a solas con ella y no pienso desaprovechar la oportunidad.
—Estábamos en una conversación importante de hombres —exclama Derek, pero antes de darle tiempo a decir algo más Alex me toma de la mano y me arrastra lejos de ahí.
Hace rato que la oscuridad ha envuelto el lugar y lo único que se logra escuchar es el murmullo de las olas.
—Es un lugar muy bonito —comento con la mirada perdida en el mar una vez hemos logrado encontrar un lugar tranquilo para descansar.
Alex asiente algo adormilada.
Estoy comenzando a creer que se quedara dormida cuando de pronto se aleja de mi enfrentándome.
—¿Quieres nadar?
Oh no
—No traemos traje de baño —comento sintiendo una especie de deja vu.
Alex sonríe de lado y poniéndose de pie comienza a alejarse poco a poco haciendo que un nudo se forme en mi garganta.
—¿Quién dijo que los necesitábamos? —pregunta haciendo que al fin lo comprenda.
—Alex —comienza a hablar tratando de advertirle.
Solo puedo escuchar como ríe antes de sacar la playera de su cuerpo y arrojar sus sandalias a algún lugar.
—Alex —vuelvo a llamarla recordando todo al fin—, no estarás queriendo hacer una recreación del pasado.
La escucho reír mientras me pongo de pie y se da media vuelta.
—El agua estará helada —advierto nervioso al ver que se ha quitado el short.
—Si no quieres entrar no lo hagas —comenta, pero parece más como una advertencia.
—Alguien puede vernos —expreso.
—No hay nadie aquí —comenta y de un segundo para otro la mano en su espalda hace un movimiento y su sujetador cae al suelo provocando que inconscientemente baje la mirada.
Oh no Alex.
Escucho como corre con mayor velocidad y luego como su cuerpo se adentra al mar y solo entonces alzo la mirada.
Maldigo entre dientes al ver su silueta dibujada por la luz nocturna y comienzo a sacar la playera por mi cuello, mi short le sigue con la misma rapidez cooperando en el montón de ropa que ahora descansa sobre la arena.
Me toma unos segundos adentrarme al agua y unos pocos más el llegar hasta ella y deslizar mis manos por su cintura.
Sonrío pegando mi rostro a su cuello y sintiendo como las mejillas se me llenan de color.
—Se veía divertido.
---0---
¡GRACIAS POR LOS 200K EN EL CIELO EN TU MIRADA! NO TENGO COMO PAGAR SU TIEMPO.
espero les haya gustado el capítulo, solo faltan dos más para el final.