•Silencio•
"No me imagino si quedara a cargo de la empresa".
"En serio, no entiendo cómo es que puede seguir soportándolo".
Ante todos esos comentarios hirientes hacia su compañero, los cuales crecían a medida que se juntaba más con Namjoon, no pudo aguantarlos más.
— El Sr. Min se está esforzando mucho por ayudar a las personas, es el abogado con mayor número de casos por atender en toda la compañía, y siempre da lo mejor de sí mismo en cada uno de ellos, es una falta de respeto dirigirse a él de esa manera. En lugar de apoyarlo. — Observó con seriedad a las dos mujeres que platicaban cerca del filtro de agua, quienes lo miraron avergonzadas, no creían que las estaban escuchando, como la mayoría de las personas que no solían darse cuenta de que un tercero podría estar presente en sus conversaciones.
Siempre era algo difícil de procesar, no todos entendían las acciones de Yoongi, sobre todo su trato con él, así que no era la primera vez que presenciaba ese tipo de comentarios, murmullos o incluso a veces directamente se lo decían cuando tenían la oportunidad de hablarle. Le dolía un poco que se expresarán así de si jefe, no era malo, solo alguien dedicado a su trabajo y para Jimin no había nada de incorrecto en ello. Èl estaría ahí para apoyarlo cuando lo necesitara. Sin embargo, para ahorrarse las molestias, dió por terminada su conversación alejándose del resto del personal, después de tal escena.
Al rubio le costaba tolerar ese tipo de actitud en las personas, solo hablaban mal de él a sus espaldas, siendo testigo de la hipocresía que mostraban sus colegas, la de todo el mundo en realidad. Para su suerte, Yoongi no estaba del todo consciente de su entorno, y eso era algo bueno, no quería que cargara con eso tambien. Después de todo, las cosas eran entre él y Yoongi, hacía bien su trabajo y los demás no tenían porqué opinar sobre eso, no cuando no aportaban a nada.
Al llegar a la recepción se limitó a buscar él acta donde debía firmar su asistencia y la hora de llegada a su trabajo. Yoongi no tardaría en venir y debía dejar todo preparado para empezar a trabajar antes de que lo hiciera.
— ¡Jiminie! - Saludó, una voz cercana a su hombro, giró su vista ha un lado, notando la presencia de Kim Taehyung, el chico con el que se había encontrado la otra vez en la recepción, esta vez, con uniforme del personal de entregas y una pequeña caja entre sus manos.
— Parece que te dieron el trabajo, ¡muchas felicidades! - expresó con gentileza y una enorme sonrisa, se sentía feliz por él al haber conseguido el puesto.
— Gracias, y esto... — dijo mientras giraba la misma y revisaba la dirección - Si no me equivoco, es para uno de los abogados principales de aquí, Min Yoongi.
— Tienes suerte, justo voy a su oficina.
— Bien, entonces te lo encargo - aseguró dándole la mediana caja, no era pesada al menos. Firmó el documento y se despidió de Tae, quien era feliz en su carrito de entregas, ese chico era bastante animado y muy adorable.
Por otro lado, el castaño se sentía afortunado de haber obtenido el trabajo y de poder ver más seguido a aquel secretario, observándolo una última vez, estaba seguro de que Jimin era sinónimo de perfección, ¡había sido tan amable con él desde que llegó! podría verlo todo el día y no se cansaría, era una persona muy agradable y solidaria, podría sentirse más confiado en su trabajo teniéndolo cerca.
Sumido en sus pensamientos y con una enorme sonrisa, rápidamente detuvo el andar del carrito al darse cuenta de que estuvo a punto de atropellar a uno de los empleados.
— ¡Ten más cuidado! — exigió la otra parte con fuerza.
- Lo-lo siento señor - Taehyung, arrepentido por lo había hecho hizo una venía y se mantuvo con la mirada gacha por varios segundos, estaba tan perdido en sus pensamientos que no había visto al hombre pasar junto a él.
Aunque, ¿No podía moverse también?. Es decir, él no lo había visto tampoco
— Pero, usted tampoco me vio, señor.
Jungkook estaba indignado, ¿ese niño se atrevío a responderle?, ¿a él?, tendria que estar ciego para no verlo, podía ser sí, estaba entretenido en su teléfono pero, ¡jamás admitiría la culpa!
Cuando el castaño levantó su mirada el hombre se sorprendió de lo endemoniadamente atractivo que era el otro, ¿acaso en esta compañía contrataban sólo personajes sacados de un dorama?. Bueno, ese sería un halago para si mismo prácticamente, ya que también había sido contratado, pero en su caso, no se sentía tan a la altura.
— No logro entenderlo, ¿Cómo es que no pudiste ver al gran Jeon Jungkook? - el castaño lo miro atónito, ¿había escuchado precisamente como aquel se había referido a sí mismo?— Ten más cuidado la próxima vez, niño - dijo molesto luego de haberlo inspeccionado de arriba hacia abajo, sin detenerse continuó su camino después de ponerlo en su lugar. Mientras el castaño pensaba que era una verdadera lastima para la humanidad que un rostro como ese fuese desperdiciado en un cabezota, ni siquiera lo ayudo a levantar los papeles que se le cayeron, odiaba a los egocéntricos de su tipo.
— Ash, que imbécil. — Dijo antes de flexionar sus piernas para recogerlos.
Desde ese momento, supo que las cosas entre él y ¿Jungkook? no serían fáciles.
Al limpiar todo, se sintió preparado para terminar con su jornada el día de hoy, al ser su primer día, estaría centrado en dar lo mejor de sí mismo como en todo lugar en el que trabajaba. "Si no harás las cosas bien, es mejor no hacerlas", aquel dicho de su abuelo había quedado grabado en su memoria y creía firmemente en él.
¿Si no te vas a esforzar al máximo, entonces por qué gastar tiempo y recursos en algo?
Siguió hacia adelante y notó como en cámara lenta una silueta castaña cruzaba cerca de él, al percatarse de quién se trataba rápidamente bajó la cabeza para cubrir con su gorra su propio rostro, acción demasiado tardía, ya que el otro reaccionó de inmediato para detenerlo.
— ¿Tú? ¿Qué rayos haces aquí?
— No es asunto tuyo, Seokjin.
El mayor de cabello también castaño, traje negro y mirada fulminante no se sintió satisfecho con la respuesta de su hermano menor.
— Deberías estar en casa de mi tía en Busan, ¿cuándo llegaste a Seúl?
— Hace 1 mes.
— ¿Qué rayos?
Estaba furioso, nadie le había contado sobre la llegada de Taehyung, mucho menos que trabajaría en la misma empresa que él. Todavía era menor, tenía muchas más preocupaciones de la que sentía tenía que encargarse, ¿dónde se estaba quedando, o mejor dicho, con quién? ¿Estaría comiendo bien?, etc...
— Taehyung, sabes que no deberías estar trabajando, debes concentrarte en estudiar para tus exámenes. — No cualquiera podría notarlo pero el otro podía percibir la preocupación que le invadía a su hermano, liberó una bocanada de aire como resultado delo asfixiante que podía llegar a ser a veces.
— Tengo todo cubierto. Ya deja de preocuparte por mi, no dejaré que te hagas cargo.
— ¿Qué tonterías dices?, cuando termine mi turno nos iremos a mi apartamento y me explicarás lo que pasa.
— No lo haré, y ya déjame trabajar. — Expresó firme.
Podía sentirse la tensión entre ambos, teniendo sus ojos fijos en el otro, hasta finalmente, luego de unos segundos de haberlo pensado mejor, Seokjin fue el primero en desviar los suyos, sin más opción que asentir conforme con su respuesta, no se lo diría, lo sabía, exigirle respuestas al menor sería en vano, podía llegar a ser muy testarudo cuando se lo proponía.
Este a su vez, asumiendo que había codificado su mensaje, se dispuso a continuar con su camino, ignorando la presencia del contrario.
— Taehyung — llamó una vez salido de su transe, ¿ahora que es lo que querría? — ¿Cómo está el abuelo? — cuestionó lejano, estando de espaldas frente él, cambiando el rumbo de la conversación.
— Está bien, lo dejé con mi tía, no te preocupes por eso. — Habló con una voz más suave y aligerando su expresión esta vez.
— Ya veo.
— Deberías hablar con ellos.
— No lo haré.
Seokjin continuó con su direccion también, dejando por terminado el asunto con su familia. Aunque fuese sobreprotector, Taehyung era bastante responsable, así que podría confiar en que de verdad tenía todo bajo su control.
— Sí necesitas algo, no dudes en pedírmelo, mi lugar esta junto a la oficina de Namjoon.
El otro sólo asintió, acatando su orden al mismo tiempo que se alejaba hasta perderlo de vista entre el pasillo. Se sentía extraño trabajar en la misma compañía que su hermano, pero siempre era bueno tenerlo cerca.
A pesar de las discordias entre ellos, le era inevitable no sentir esa pizca de felicidad al tener que convivir de nuevo.