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By rae-narry

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Una infección ha infestado las grandes ciudades, atacando las células cerebrales de los habitantes y convirti... More

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epílogo;
aclaraciones y agradecimientos;
Letal
extra
extra

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By rae-narry

Después de dos semanas, Niall había aprendido tanto sobre Morgan. Tenía tan solo doce años, su madre había muerto cuando era bebé y su padre nunca se hizo responsable, tampoco había nacido con su discapacidad, así como Niall, tenía una enfermedad progresiva y solo tenía un pequeño porcentaje de su audición, y que sin su aparato no podía escuchar casi nada. Niall sintió pena por ella, y se preguntó si tal vez seguiría allá afuera en todo ese desastre.

Zayn había comenzado a enseñarle lenguaje de señas una semana antes, y había sido bastante complicado. Hasta el momento, Niall solo había aprendido a presentarse, pero Zayn le aseguró que con paciencia podría lograrlo.

—No tiene ningún sentido, no puedo hacerlo —había replicado Niall.

—Si sigues diciendo que no puedes, entonces no podrás.

Eso se repitió Niall por una semana, y finalmente pudo aprender al menos a dar los buenos días. Sabía que era algo complicado enseñarle a un ciego lenguaje de señas, pero afortunadamente Zayn aún no se había dado por vencido con él.

Niall pensó que sería bueno devolverle el interés que Zayn había mostrado por él preguntándole cosas sobre su vida. Ambos se encontraban sentados en el comedor a la bulliciosa hora del desayuno, con el constante rumor de las personas rodeándolo. Liam y Louis se encontraban en su labor, mientras Niall se quedaba una vez más sin nada que hacer.

—De cierta forma, me alegra que no esté aquí. No se llevaría bien con los demás niños —dijo Zayn esa mañana.

—¿Hay más niños?

—Unos cuantos, hermanos y familiares de otros, tenemos a gente asignada para cuidarlos.

—¿Y no se llevaría bien con ellos por qué es sorda?

—Sí, algo así —respondió Zayn, jugando con su comida—. Eso pasó en... bueno, en el lugar dónde vivíamos. No la trataban mal ni nada por el estilo, pero no podían comunicarse con ella ya que no entienden lenguaje de señas, y tampoco se interesaron en aprenderlo. Por eso agradezco que estés haciendo el esfuerzo, tal vez puedas conocerla algún día.

—Eso sería lindo, y siendo sincero me ha dado algo que hacer en todo el día.

—Me alegra —sonrió Zayn, moviendo los guisantes sobre su plato con el tenedor.

Ambos comieron en silencio por un par de minutos, hasta que Niall escuchó un estruendo a su lado, seguido de un pesado cuerpo dejándose caer sobre el banco a su lado. Alguien se había sentado junto a él y alguien más estaba junto a Zayn.

—¿Y a ustedes que les pasó? —cuestionó Zayn.

—Pasamos horas pescando para el nuevo criadero, y cuando revisamos el estanque esta mañana, todos los peces estaban muertos —escuchó una prominente voz que le atribuyó al General.

—¡¿Qué?!

—Sí. Muertos, todos.

—Mierda —Zayn dejó sus codos caer sobre la mesa, llamando la atención de las personas a su alrededor.

Pasó sus dedos entre su cabello negro y suspiró con pesadez.

—Tendremos que buscar la proteína en otro lado entonces.

—¿Qué te parece si ponemos trampas en el bosque? Algo debemos de atrapar ¿no crees?

Después de un rato, Zayn asintió lentamente ante la propuesta de Rory, y a pesar de que no parecía totalmente convencido, era la mejor idea que había hasta el momento.

—Bien, tú y Jackie irán esta tarde a poner las trampas.

—Hombre, Jackie siempre está burlándose de mi —exclamó Rory haciendo pucheros.

Los tres se enfrascaron en una charla burda y banal que no captó el interés de Niall. Terminó su desayuno en silencio, sin ser notado por el resto de hombres en la mesa. No sabía si no se habían percatado de su presencia, o simplemente habían decidido ignorarlo, cualquiera de las dos opciones, Niall estaba bien con eso.

—Hey, Harry. Estaba hablando con Niall el otro día, y pensé que sería buena idea que le mostraras el camino a la librería.

Harry soltó una risa ahogada, parecía ser el único que reía sonoramente en la mesa mientras que sus otros dos compañeros lo miraban con seriedad, y Niall lo escuchaba sin tomarle mucha importancia. Después de dos semanas con él, ya se había acostumbrado a su brusquedad y crudeza.

—Oh, hablas en serio —dijo en cuanto sus risas se acallaron.

—Claro que hablo en serio.

—Zayn, te explicaré esto de una manera que puedas entenderlo —comenzó el General—. Los ciegos. No. Pueden. Leer.

—No seas tonto, debe haber algún libro en braille por ahí ¿cierto? Ayúdalo a buscar.

Rodando los ojos, Harry revolvió su cereal dentro del tazón, masticando ruidosamente.

—No puedo, voy a ejercitar.

—Ya tendrás tiempo para eso —replicó Zayn—, primero lleva a Niall a la biblioteca, lo necesitamos. Tal vez pueda encontrar por ahí el motivo por el cual nuestros peces se murieron.

—En realidad, creo saber por qué —dijo de la nada, ganándose la mirada del resto de la mesa.

—¿Y bien? —cuestionó Rory.

—Dicen que los pusieron en una tina ¿no?, ¿de qué tamaño era?

—Mmm, como así.

—Eres un imbécil Rory, no puede verte —escuchó al General refunfuñar.

—Oh, cierto. Era una tina de baño.

—¿Y cuántos peces eran?

—Muchos, si me permites presumir.

Niall se encogió de hombros, y como si fuera obvio dijo:

—Por eso murieron, eran demasiados peces para un espacio tan pequeño. No había suficiente oxígeno.

—No —canturreó Rory—, los peces no necesitan oxigeno genio, respiran bajo el agua.

La mesa se quedó entonces en silencio, todos observando a Rory sin que el muchacho se diera cuenta de las miradas sobre él.

—Por Dios Rory, eres un imbécil, solo lárgate de aquí —farfulló el General, pasándose las manos por el rostro con frustración.

—¿Ven? Les dije, es inteligente, y lo necesitamos más listo.

—No es la gran cosa, a mi hermano tenía una pecera, cuando trajo los peces a casa comencé a leer sobre ellos...

—Bien, bien. Te llevaré a la biblioteca, solo cállate.

Con un gruñido sonoro, Harry por fin aceptó. Dejando su tazón de lado, se levantó abruptamente de la mesa, y Niall sintió el banco moverse hacia atrás debajo de él, casi dejándolo caer de espaldas al suelo.

—Vamos, no tengo todo el día.

Con un apretón en el brazo, justo sobre su codo, Niall sintió su cuerpo ser levantado con demasiada facilidad de la mesa y ser arrastrado por el comedor hasta los pasillos de la base. Con cuidado, intentó esquivar personas, mesas y objetos que se atravesaban su camino, mientras trastabillando le seguía el paso al General.

—¿Tienen biblioteca aquí? —decidió preguntar, pues no aguantaba el tenso silencio que tendía a formarse entre ellos.

—A diferencia de lo que crees, los militares sabemos leer.

Niall bufó.

—¿Y qué clase de libros tienen ahí? —el General se encogió de hombros.

—No lo sé, nunca entro. —Niall soltó una carcajada—. Dije que sé leer, no que me gusta.

Por un momento el tono de voz en el General no era arisco ni bruto, y Niall casi se sintió a cómodo en su presencia. ¿Sería acaso que Harry intentaba bromear con él?

—Bien, llegamos —dijo Harry, abriendo con su brazo una de las puertas dobles—. Todo tuyo, nos vemos luego.

—¡Espera! —exclamó Niall, sujetándolo de la chaqueta.

Sabía que un hombre imponente y monumental como lo era el General podría haberse soltado fácilmente de su agarre, sin embargo, Harry se dio la vuelta con el rostro fatigado y mirando hacia arriba sin mucha paciencia, esperó a que Niall continuara.

—Necesito que me ayudes a buscar si hay algún libro por aquí que pueda leer. No puedo hacerlo solo, tardaría años.

—Te daría algo que hacer por la tarde —dijo, sonando lo bastante desinteresado.

—Moriría de aburrimiento. Por favor, no te volveré a molestar.

Todo se mantuvo en silencio y las manos de Niall comenzaron a sudar, aferradas a la chaqueta de Harry. Finalmente, el general soltó un suspiro resignado, echando su cabeza para atrás.

—Bien, siéntate.

Niall obedeció, sintiendo la ráfaga de aire en cuanto el General lo pasó de largo. Con la punta de su pie derecho comenzó a tantear el suelo hasta que poco tiempo después, se sintió tropezar con la pata de una silla.

Se sentó silenciosamente, dándole de golpecitos a la mesa con la punta de sus dedos mientras con paciencia, esperaba a Harry.

El lugar estaba silencioso y frío, lo único que escuchaba eran los pesados pasos del General recorriendo los pasillos de lo que parecía ser una pequeña biblioteca refundida en un rincón de la base, considerando el tiempo que les había tomado llegar ahí.

Después de varios pasos, respiraciones profundas y el pasar de las páginas, Harry regresó a él, tomando asiento a su lado y dejándose caer sobre la silla.

—No encontré nada —anunció.

—¿Nada de nada?

—Bueno, no tenemos muchos militares ciegos, si te soy sincero —dijo Harry monótonamente.

Harry soltó un suspiro resignado y se dejó caer hacia atrás, sobre el respaldo de la silla. Con sus brazos cruzados mantuvo la mirada gacha y los labios fruncidos, pensando profundamente que hacer para entretenerse el resto del día, después de todo, ya no podía "hinchar su cerebro" como le había prometido a Zayn.

Tal vez podría hablar con Liam o Louis, pero aún no se había aprendido el camino al cuarto de lavado.

Antes de poder decidir, escuchó la silla de Harry ser arrastrada hacia atrás. De inmediato levantó la cabeza.

—Iré a ejercitar.

—¡Espera! ¿puedo ir contigo? —preguntó sin pensárselo dos veces. Se arrepintió en el segundo en que la pregunta dejó sus labios.

El General estaba callado y eso lo ponía nervioso, pero su respuesta inesperada le cayó como un balde de agua fría.

—Solo no molestes, mantente callado y no me interrumpas.

Niall no creyó que el General realmente había accedido tan fácilmente a ser acompañado por él, por lo que no perdió ni un segundo antes de asentir vigorosamente y ponerse de pie con torpeza, sin darse cuenta de que casi había logrado arrancarle una sonrisa al amargo hombre frente a él al casi tropezar con las patas de la silla.

Fácilmente encontró el brazo musculoso y tenso de Harry para aferrarse, y silenciosamente lo siguió hasta el patio de la base.

—¡Hey, Lucas! ¿No hay movimiento esta mañana?

—No General, eres el primero —Niall escuchó una voz lejana mientras se aferraba a la chaqueta de Harry—, ¿quién es tu amiguito?

—Oh, es Niall. Zayn me pidió que lo cuidara.

—¿Por qué? —inquirió Lucas— ¿es su hermano menor o algo así?

—No, vete tú a saber que bicho lo picó.

—Bueno, sea lo que sea, gusto en conocerte Niall, soy Lucas.

Niall sintió una áspera y pesada mano palparlo en el hombro con una fuerza bruta que casi lo derribó al suelo. Tuvo que apretar su agarre sobre el brazo del General para no dejarse caer.

—Hoy no hay pesas —dijo Lucas.

—¿Por qué no?

—Jackie y Rory vinieron hace un rato, dijeron que iban a usarlas para poner algunas trampas en el bosque.

—Debes estar bromeando —maldijo el General— ¿Y qué se supone que levante?

—Si quieres te traigo a Eden, es más pesado que las pesas —se mofó Lucas, a lo que el General rio sonorosamente, aunque Niall no encontró del todo agraciado burlarse del peso de quien ponía comida sobre su mesa. —Aunque no puedo asegurar que puedas levantarlo.

—¿Quieres apostar?

—Por Dios, no podrías cargar ni a una persona delgada sobre tu cabeza.

—Me parece que sí quieres apostar.

—No tengo dinero, pero te conseguiré lo que me pidas —ofreció Lucas, cruzándose de brazos.

Lucas, a pesar de ser considerablemente más bajo que Harry, tenía enormes músculos abultados que lo hacían ver cuestionablemente más grande, sin embargo, no era algo que lograra intimidar al General.

—Me parece bien.

—Pero si yo gano, ¿qué me darás? —cuestionó Lucas con altanería.

—Tengo un calentador en mi habitación, es tuyo si ganas.

—Perfecto. ¿Cómo deberíamos hacer...

Lucas se vio abruptamente interrumpido cuando de repente, Harry cargó a Niall al estilo nupcial, arrancando de la garganta de joven un grito no muy masculino. Con el rostro enrojecido y las venas resaltando de su brazo, Harry fue capaz de levantarlo sobre su cabeza con ambas manos.

—¡Bájame ya! —exigió el pequeño rubio que se removía sobre el agarre del General.

—Deja de moverte o te caerás.

—¡No me caeré si me bajas!

—¡Eso no cuenta! Tiene como catorce años, es un chiquillo —exclamó Lucas.

—No seas marica, suenas como una mujer quejándose —dijo el General, dejando caer a Niall de golpe, pero atrapándolo por la cintura antes de que sus pies tocaran el suelo.

—Traeré a Eden y veremos.

—¡¿Estás loco?! —exclamó Harry, pero Lucas ya se encontraba corriendo de vuelta a la base.

—¡Tu dijiste que podías!

Finalmente, Harry bufó, comenzando a quitarse la chaqueta y arrojándola sobre el pasto seco.

—No vuelvas a hacer eso jamás —advirtió Niall, aun temblando de la impresión.

—Aw, ¿te di un susto? No te aflijas, si todo sale bien Lucas me deberá algo, quizá pueda conseguir almohadas más suaves para nuestra habitación, o tal vez algo de comida de verdad. Él es bueno robando.

—Hablo en serio, odio que me levanten.

Harry rodó los ojos, sin muchos ánimos de ponerse a discutir cuando debería estar ejercitando.

—Bien, como sea. Por cierto, haces buenas pesas.

—¿Ah? —inquirió el rubio.

—Pesas los mismo que las pesas que teníamos por aquí, así que vas a ayudarme a entrenar.

—¿Qué?

Suspirando con frustración, Harry lo tomó por el brazo con demasiada fuerza, tirando de él hasta el pequeño claro en el campo de entrenamiento.

—Vamos ricitos de oro, tenemos mucho que hacer hoy.

Rae
Lamento si hay errores.
Olvidé advertir que algunos
personajes serán propensos
a soltar comentarios que pueden
ser ofensivos a cierto grupo de
personas.

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