Pude ver la soledad tan cerca y a ti tan lejos de mí
Días después y un domingo cerca de las 6 de la mañana, Brenda reapareció.
Brenda: Hola monster cookies, perdón que te escriba tan temprano, pero anoche Javier sufrió un asalto y lo golpearon😢. Esta en el hospital Ángeles, el del centro. ¿Puedes venir? Necesito verte.
MJM: Llego en 30 minutos.
Brenda: Gracias😇. Estoy en la sala de espera, área de quirófanos.
Por segunda ocasión, María José volvió a aquel hospital para reencontrarse con Brenda y en cuanto la vio, no dudó en abrazarla.
—Gracias por venir.
—¿Cómo estás?
—Preocupada por Javier.
—¿Cómo está?
—No lo sé. Las enfermeras solo me dicen que debo esperar a que el médico emita su informe, pero llevo aquí cerca de tres horas y solo hablan con la mamá de Javier que tampoco me quiere decir que está pasando.
La señora en cuestión se encontraba al otro lado de la sala junto a su esposo.
—Vamos a pedir información. Conozco algunas personas.
Caminaron hasta el cubículo de enfermeras.
—Hola María José, buenos días— de inmediato fue reconocida.
—Hola Lucy.
—Que sorpresa verte en este piso ¿estás en servicio?— cuestionó ya que la chica portaba su uniforme de paramédico.
—No, no lo estoy, entro más tarde, pero quería pedirte un favor.
—Dime. ¿En qué puedo ayudarte?
—Necesitamos información sobre un paciente que fue ingresado por la madrugada.
—¿Es tu familiar? Dame el nombre.
—Ella— observó y señaló a Brenda— es su prometida.
—Javier San Martín— la otra chica se apresuró a responder y la enfermera buscó información en la computadora.
—No hay muchos datos hasta el momento. Solo reportaron que tiene una costilla rota, golpes por todo el cuerpo y ahora está en cirugía.
—¿Sabrás quién lo trajo?
Lucy observó de nueva cuenta la pantalla.
—Tus compañeros de la Cruz Roja— respondió.
—¿Quién es el médico a cargo?
—El doctor Pablo Fuentes.
—Muchísimas gracias.
—De nada. Que tengas buen día.
Volvieron a la sala de espera y tomaron asiento.
—Gracias por estar aquí y por ayudarme.
—Este sí que es un verdadero anillo de compromiso— María José sujetó la mano izquierda de Brenda.
La chica sintió pena y lo retiró de su dedo para guardarlo.
—Quiero disculparme contigo por cómo sucedieron las cosas, pero pasaron tan de prisa que llegó un momento donde no supe qué hacer.
—Olvídalo Bren. Lo nuestro fue solo una noche bonita y no más.
—Si cierro los ojos solo pienso en ti y puedo escuchar tu voz cantándome al oído antes de dormir— hizo una pausa para dejar escapar un suspiro— pasé momentos increíbles a tu lado, pero ahora siento miedo por haberme enamorado de ti.
—No es necesario que me expliques. Sé cómo te sientes, estoy pasando por lo mismo.
—¿También tienes miedo de amarme?
—Un poco, pero soy una mujer valiente y lo hubiera enfrentado hasta vencer.
—Casarme siempre ha sido uno de mis más grandes sueños y ahora por fin está por concretarse.
—Cariño, todo está bien. Quédate con Javier— volvió a sujetarle las manos, estaban frías, todo el ambiente estaba de la misma manera— y sean inmensamente felices.
—¿Y tú?
María José se tomó unos segundos e intentó controlar las innumerables emociones que Brenda le provocaba porque en ese momento, todas estaban en conflicto.
—Te veré casarte con él— se inundaron sus pupilas.
—Necesito contarte otra cosa.
—¿Qué ocurre?
No logró continuar con la segunda parte de la historia. No pudo contarle lo de la posible adopción de Paula porque una tercera persona apareció y se colocó frente a ellas.
—María José, buenos días.
—Hola Pablo— reconoció y saludó al recién llegado. Ambas se levantaron de sus asientos.
—¿Sigues con tu actividad altruista de visitar desconocidos?
—Solo lo hice una ocasión— respondió mientras miraba a Brenda.
—¿Y ahora qué haces aquí?
—El novio de mi amiga— la señaló— es un paciente tuyo. Lo trajeron hace unas horas.
—¿El arquitecto Javier San Martín?
—Si.
—Hace como veinte minutos que terminó la cirugía y ahora está en la habitación 307, tercer piso. Y ya que estas aquí, ¿puedo hablar contigo?
—No Pablo, no tenemos nada de qué hablar.
—Es que no volví a saber de ti después de nuestra cita. No respondes mis mensajes, ni atiendes mis llamadas.
—Te recuerdo que no fue cita, solo pagué un favor.
—De saber que te iba a conocer, me habría especializado en cardiología y no en trauma porque cada vez que tienes la oportunidad, me rompes el corazón.
—Para ser médico, tienes buenas metáforas y una disculpa, pero nos tenemos que ir. Que tengas lindo día.
Las chicas se alejaron de él y caminaron en dirección al ascensor para intentar llegar a la habitación que les habían mencionado.
—No sabía que te gustaba visitar desconocidos en los hospitales— la curiosidad de Brenda se hizo presente.
—Solo pasó una vez y fue cuando regresé a buscarte. Él me dijo en que habitación te encontrabas— le respondió mientras esperaban la llegada del elevador.
—¿Tuvieron una cita?
—Los favores de Pablo solo se pagan de esa manera. De los peores desayunos de mi vida, es demasiado pretencioso y sabes lo mucho que detesto a los hombres así— entraron y presionó el botón marcado con el número 3.
Las puertas se cerraron y Brenda se arriesgó a besarla.
—Me siento tan lejos de mí misma y tan cerca de tu alma.
Llegaron al piso solicitado. Las puertas volvieron a abrirse, pero solo una de ellas salió.
—Me tengo que ir, Bren. Damián cambió de turno este fin de semana y no hay quien me cubra.
—Gracias por venir— se despidieron.
María José llegó a la central de la Cruz Roja para iniciar su turno laboral.
—Buenos días, hermosa— Damián la recibió.
—¿Sabes quién llevó al novio de Brenda al hospital?
—Yo.
—¿En dónde lo asaltaron?
—¿Asalto?— comenzó a reírse— ¿eso le dijo a tu amiga?
Respondió que sí moviendo la cabeza.
—A su novio lo golpearon en un club nocturno para hombres— Damián continuó— de ahí lo sacamos. Al parecer él y otro tipo se negaron a pagar la cuenta y bueno, los tuvieron que obligar porque la casa nunca pierde, ¿le contarás la verdad?
—No. El honesto debe ser Javier.
—Bueno ya que has llegado, me retiro. Quiero dormir antes de viajar.
—Descansa.
—Que tengas buen servicio. Te amo.
Esa tarde, Damián tomó un vuelo a la ciudad de Culiacán. El comité directivo de la Cruz Roja lo había tomado en cuenta para entrevista, ya que la vacante de director operativo de esa localidad se encontraba disponible y la reunión se realizaría al día siguiente.