Dos días eran los que llevaba tratando de acercarme a Isa pero no lo lograba, ella siempre se iba en cuanto sonaba el toque. No quería rendirme ella era mi única salvación por el momento, pero hoy no se escaparía.
La miraba desde lejos calentando lista para correr las vueltas que el maestro de educación física nos había puesto. Me apresure y la alcancé en su recorrido, me vio de una manera extraña que por un segundo quiso para de trotar.
—Hola, ¿puedo correr contigo?—Nunca hice esto antes, así que no supe si lo hice bien. Solo le sonrei.
—Si, no importa. —Seguimos trotando por unos minutos hasta que el maestro ordenó que era hora de correr el resto. Genial, odio correr tanto.
Después de correr perdí a Isa de vista ya que yo me canse más rápido que ella, mentirosa, dijo que odiaba correr y era un asco para esta clase. Aún queriendo recuperar el aire miraba a todos lados con el fin de encontrarla pero nada. Maldición, de nuevo se escapó.
El pasto de la cancha de fútbol estaba fresco. Me quede ahí viendo a los demás jugar o en otros casos hablando en las gradas.
No vi más a Isa, resignada me alejé de las canchas para ir al salón por mi dinero y comprar una botella de agua.
***
Durante la clase de física la maestra organizó grupos para un trabajo. La odie por un momento, luego la amé ya que si tenía suerte me podría tocar con Isa. De acuerdo, el mundo me odia. Mi grupo de equipo estaba conformado por Paula, Sam, Liam y Nate. Perfecto. Nada podría salir mal ahora.
Con mala cara, acerque una banca al lugar donde estaba los demás.
—Primero que nada, haremos una bitácora sobre lo que hacen cada vez que se reúnan fuera o dentro de la escuela, lo segundo será un reporte con todo integrado, materiales, pasos a seguir, procedimiento y demás, ya por último pero no menos importante una maqueta. Todo esto lo tienen que entregar la próxima semana.—Esta maestra es más estricta que la mia, la anterior solo dejaba un ensayo, problemas y listo, estabas listo para tu examen.
Luego de eso cada equipo empezó su trabajo, mi equipo decidía quien iba a empezar a hablar. Todos nos mirábamos sin hacer ni decir nada, estando en este cuerpo me sentía más libre de hacer y decir lo que no era capaz de intentar en mi cuerpo.
Agarre una libreta y una pluma, lista para anotar e iniciar la bitácora.
—¿Quién inicia?—Los cuatro me miraron, no se si estaban haciendo mueca de estar pensando o si de verdad pensaban. Algo que me estresa en los equipos es que algunos no trabajan.
—Yo digo que para la maqueta y el reporte nos enontremos en estos días fuera de la escuela y alguien que se encargué de la bitácora.—Sam, una chica de estatura alta y piel bronceada, miraba a todos con la esperanza de aceptar.
—Si yo también estoy de acuerdo con eso.—Nate fue el siguiente, anoté todo lo que íbamos hacer en los siguientes días y lo que hicimos ese día. Fin de la clase y todos se levantaron para acomodar las bancas y salir.
***
Fin de semana y ya desde temprano la madre de la chica me obligó a levantarme para acompañarla a hacer las compras, con cara de disgusto ya estaba en el supermercado empujando el carrito mientras la señora revisaba los productos.
—Tania ve a ver a traer un paquete de galletas.—La vi con una mueca, pero no me negué. —Ah, que sean las favoritas de tu hermano.
Me quedé perpleja por esas simples palabras, como demonios iba a saber que galletas le gustaban al chico.
—¿Qué haces ahí parada?
—Yo...no..recuerdo cuales son.—Agache la cabeza y murmure lo más bajo posible. Como no me respondía levante la mirada un poco y su mirada me dio pánico, ¿metí la pata verdad?
—Galleta de chocolate y crema con vainilla, pero apresurate que ya tenemos que irnos.—Sali corriendo a la zona de galletas y golosinas. Barrí con la mirada el anaquel hasta encontrarlas, las tome y regrese a mi misma posición detrás del carrito empujándolo.
La ayudé a cargar las bolsas llevándolas a la barra y sacando todo para que lo fuera acomodando en su lugar correspondiente. Tuve suerte que me dijiera que tipo de galletas le gustan al chico de lo contrario me hubiera quedado en blanco parada o tal vez hubiera dicho que no había y listo. Funcionaba, lo hacia con mamá cuando rara vez iba a una tienda y quiera comprar dulces u otras cosas.
—Ya llegue. ¿Te ayudo?—¿Alex? Si Alex se unió a acomodar lo restante. Ambos hablaban muy entretenidos mientras yo sólo observaba, tenían una buena relación de madre e hijo.
—Tania si quieres puedes ir a bañarte. Nosotros terminamos aquí. —Sin rechistar solté la bolsa que traía y fui a la habitación.
Ya en la ducha pensé en lo diferente que es mamá a está señora, ni en otra vida me tocaría una mamá como ella. No eran muy cercanas pero al menos no se la pasaba seria y distante como lo es mi mamá. En fin, salí para colocarme ropa cómoda, encendí la laptod de la chica para empezar hacer la tarea de física. Desgraciadamente tenía contraseña y no me la sabía, genial.
Fui a la cama para poder pensar en algo que me ayudará en saber la contraseña, no pasó ni un minuto cuando alguien abrió la puerta sin siquiera tocar.
—¿Dónde está?—Frunci el ceño, me levante de la cama para tomar altura.
—¿De que hablas?
—No te hagas, tu tomaste mi cámara para ver mis fotos.—Mi cara lo decía todo, estaba muy confundida. Tal vez la chica la tomó antes de salir de su cuerpo porque yo no la tomé.
—¿Y para que yo quisiera ver tus fotos?—Cruce los brazos, si esto seguía terminaría mal.
—¿Para qué?—Preguntó incrédulo. —¿Quieres que te recuerde que tu siempre te quieres meter en mi vida?—Mi semblante se normalizó, ¿eso era verdad?
—Pues yo no la tomé, deberías revisar bien en tus cosas. —Me dirigí al escritorio para fingir hacer tarea en la laptod.
—¡Estoy hartó de ti!—Salió cerrando de un portazo, me sobresalte en mi lugar mirando sorprendida por donde se había ido.
¿Qué le pasa? Estos hermanos son más intensos que cuando mi hermano y yo peleábamos por un simple lugar, un chocolate, por ser el siguiente en jugar videojuegos. Meterse en la vida del otro ya era mucho, aunque si nos contábamos las cosas que nos pasaban.
Suspire rendida y frustrada, ¿qué haría? Ya tengo muchos problemas encima, el principal, querer salir de aquí, descubrir que pasó ese día porque no lo recuerdo, hablar con Isa y también la maldita contraseña de la laptod y ahora esto.