Mark por primera vez conoció el lado humano de su maestro. Nunca pensó verlo sonreír menos con ese brillo en los ojos que denotaban el amor que poseía por su esposo.
No recordaba cómo terminaron envueltos en una conversación del pasado de Lim, cómo conoció a su esposo y como fue un amor a primera vista, le pareció interesante notar la forma en que una persona podía recordar con tantos detalles un encuentro tan casual como ese, describió con extremo cuidado cada segundo, desde la gran librería donde trabajaba hasta los libros que estaban en los estantes lo que traía puesto y la forma tan precisa que todo sucedió hasta la descripción atinada de su marido.
Una cosa había llevado a la otra y terminó en casa de su maestro.
Ambos tomaban una taza de café, y Mark tenía en manos un álbum de fotos, donde podía ver a JinYoung, el famoso hombre que había robado el corazón sin alma de ese hombre que le enseñaba música.
—Su casa luce igual como en la foto —comentó pasando sus dedos por el plástico protector.
—Es una casa vieja —admitió—, era de mis abuelos.
—Es linda.
Su maestro asintió.
Fue extraño, no era común verlo hablar tan despreocupado tampoco espero sentirse tan cómodo hablando con él, era gracioso verlo pasar de una cara recta y seca a un ambiente tranquilo y ameno.
—¿Piensas hacer algun movimiento con YoungJae?
Mark relamió sus labios de forma rápida y pasó sus manos sobre sus pantalones, en un acto puro de inseguridad y nerviosismo.
—No lo sé —fue sincero— la verdad es que no se me da mucho eso de acercarme con las intenciones directas.
—¿Qué imagen tienes del amor? —su pregunta tuvo un tono sarcástico.
El pupilo abrió la boca, y lo pensó un poco, quizá para su maestro estaba siendo una broma pero nunca lo pensó mucho.
—Creo que prefiero las cosas orgánicas.
—¿Orgánicas? —se sintió fuera de zona al escucharlo decir eso.
Las cosas para JaeBeom siempre fueron decisiones directas, ir por ello sin esperar que el destino hiciera algo sino aventurarse si era algo que deseaba.
—Ya sabe, que las cosas se den por sí mismas —respondió—, una amistad que lleve a un romance, algo muy tranquilo.
—¿A la gerente le gustan esas cosas?
—Supongo —soltó una risita y se encogió de hombros.
—Pero tu plan podría llevarte años —no entendía porque Mark estaba tan seguro de que algo así era tan buen plan.
Si alguien te gustaba no tenías porque ir por el camino largo, eso sería útil si ambas partes en un inicio no tenían sentimientos...
—¿Usted fue directo con su esposo desde el inicio?
JaeBeom sonrió.
—Fue un coqueteo instantáneo —aseguró—, aunque debo de admitir que en ese momento estaba tan impresionado por su belleza que apenas pude emitir un par de palabras, pero mi esposo no perdió el tiempo, me habló con un tono coqueto y seguro, y tenía una sonrisa tan segura que ni siquiera pude procesar nada.
JaeBeom por lo regular no tenía tiempo para hablar de lo feliz que estaba por estar casado, no tenía muchos amigos, y Kunpimook nunca sepia una opción para hacerlo, podría soltar alguna broma o hacerlo sentir incómodo, fue un hombre que pasó la mayoría de su vida solo, al menos desde que lo conoció así que era un poco amargado en el tema del amor, por ende hablarle de JinYoung no era una de las mejores ideas.
Presumir con su alumno lo hacía sentir feliz, y como alguien sabio, alguien que podría ayudarlo, casi como si fuese una figura paterna para él. Aunque su diferencia no era tan grande, la verdad es que se sentía abismal, Mark tenía un aspecto ingenuo e inseguro, como un cachorro perdido, incluso si era inteligente y determinado cuando se lo proponía podía notar cuan inexperto era en la vida, como si salir de su círculo no fuese una opción para él.
Podía sonar estúpido pero lo estuvo observando, además, tenía que pasar un rato a solas con él durante su semana, no tenía más estudiantes, y le daba una sensación de querer ayudarlo.
Era un buen chico, y deseaba ayudarlo sin recibir nada a cambio, ¿Qué podría ganar de un chico tan necesitado como él?