Una uña más que se rompía. Gruñó, se apartó los dedos de la boca e intentó saciar su nerviosismo en otra cosa.Llevaba, tal vez, una hora sentado en la escalera, mordiéndose las uñas y mirando hacia la puerta de entrada. Se había despertado aquella mañana entre los brazos del señor ChanYeol y hubiera deseado quedarse ahí mucho más tiempo,pero su padre estaba en casa y las criadas no tardarían mucho en llegar.
Había perdido sus labios en la mejilla del señor ChanYeol para que despertara y, cuando lo hubo hecho, los había perdido en sus labios. El mayor se había posicionado sobre él para besarlo, todavía con los ojos cerrados, tal vez todavía en el limbo entre el sueño y la realidad. Pero sin duda estaba totalmente despierto cuando BaekHyun lo había tirado de espaldas contra el colchón.
-Tengo que irme. -le había dicho y, sin embargo, se había sentado a horcajadas sobre él.
No podía evitar sentirse como se sentía. Estar con el señor ChanYeol, saber que había renunciado a toda una vida por él, que le había entregado sus primeras veces. BaekHyun sentía que su corazón iba a romperle el pecho, que iba a subir corriendo las escaleras y a lanzarse al cuello del señor ChanYeol en cuanto saliera de su habitación. Se sentía tan bien,estaba comenzando a sentir cosas tan raras que se dio cuenta de lo poco que había significado SeHun para él.
Volvió a morderse las uñas, luego se miró los dedos, tiró de las mangas del jersey y escondió la cara tan sonriente como ruborizada en ellas. Recordando los ojos del señor ChanYeol sobre su cuerpo, la boca de labios gruesos abierta para jadear, las manos fuertes tomándolo de la cintura y ese inimaginable cuerpo bajo las propias. ¿Quién hubiera imaginado que alguien que iba a ser cura fuera tan atractivo? Él, desde luego, se imaginaba que bajo las camisas negras y la ropa ancha habría un cuerpo escuálido, no uno que desearía acariciar.
No sabía a qué hora se habían despertado, pero sí que el sol estaba fuera y era navidad. 25 de diciembre.
-BaekHyun -lo había llamado el señor ChanYeol mientras él caminaba, algo incómodo por su casi desnudez, hacia la puerta- Feliz navidad.
Recordaba no haber podido contestar y haber salido corriendo tan rápido que antes de respirar ya estaba apoyado en la puerta de su habitación.
Se mordió el labio y miró la puerta otra vez. Al menos había gastado tiempo recordando, porque no sabía qué hora era ni a qué hora iba a llegar ella, solo tenía la certeza de que, si era necesario que se quedara todo el día ahí sentado y esperando, lo haría. Después de todo hacía muchísimo tiempo que no la veía y quería ser el primero en abrazarla.
Se puso bien el pañuelo de seda que le rodeaba el cuello y tapaba las marcas rojas que había descubierto mientras se bañaba. A él no le molestaban, es más, le gustaba que el señor ChanYeol se mostrara tan posesivo con él. Era la primera vez que alguien lo hacía. Siempre había pensado que SeHun era posesivo, que le gustaba al menos un poco y sólo tenía miedo de salir con alguien a quien le llevaba dos años. Sin embargo se había dado cuenta de que el mayor solo quería su atención porque tenía dinero, y de que el beso que le había dado aquella noche había sido simplemente para intentar convencerlo de que se quedara. Por eso ya no le contestaba las llamadas, aunque SeHun no hubiera parado en toda la semana e incluso Xiumin y KyungSoo hubieran insistido también. No eran realmente sus amigos,solo querían a un crío que les pagara sus caprichos.
Había dejado su móvil a un lado antes de pedirle al señor ChanYeol que le enseñara a bailar y no lo había cogido de nuevo desde entonces. En aquel momento debía estar tirado sin batería en un cajón, pero no lo necesitaba. Tenía todo lo que quería en casa, excepto a su madre, que se comunicaba con ellos por carta.
-Buenos días. -escuchó a su espalda. Era su padre, que bajaba por las escaleras con un traje negro rodeando su cuerpo. Volvió a mirar al frente y se llevó las rodillas al pecho.
-¿A qué hora llega la abuela?
-No sé, cielo, ¿cuánto tiempo llevas ahí?
-Uh...-se encogió de hombros. Su padre le acarició el pelo todavía mojado y le besó la frente antes de sentarse a su lado.
-La fiesta es a las siete, Baek, ¿por qué no comes algo, o lees un cómic en lugar de esperar aquí? No creo que la abuela llegue mucho antes de la fiesta.
-Pero ella dijo que lo haría.
Dándole un apretón en el hombro, su padre se levantó.
-Son las dos aún...
BaekHyun lo ignoró, así que su padre se fue y desapareció tras la puerta de la cocina. Le daba igual tener que esperar horas, ya estaba vestido, duchado e impaciente para su llegada. No pensaba ponerse el traje de la fiesta hasta que estuviera su abuela para atarle la corbata.
Hundió la barbilla en la unión de las rodillas, abrazándose las piernas e imaginando cómo lo recibiría ella. Primero, lo obligaría a arremangarse el jersey para que se le vieran las manos. Luego, adoraría su pelo. Y al final lo abrazaría con fuerza y se pasarían toda la noche juntos. Tenía pensado sacarla a bailar, aunque fuera en silla de ruedas. Iba a ser tan perfecto que la culpabilidad de aquel día se borraría al menos por unas horas.
Entonces sintió cómo alguien se sentaba a su lado y estuvo a punto de echar a su padre y decirle que no insistiera,pero cuando lo miró de reojo, se dio cuenta de quién era. El señor ChanYeol lo descubrió mirándolo y apartó los ojos. Sonrió.
-¿Esperas a alguien? -BaekHyun asintió- A tu abuela.
-Papá dice que aún tardará en llegar, pero yo quiero esperarla aquí. -el señor ChanYeol asintió y sintió que estaba apunto de decir algo, así que lo miró y habló primero- No pienso levantarme hasta que llegue.
-Solo iba a preguntarte si quieres que te traiga algo de comer.
La sonrisa del señor ChanYeol le erizó cada pelo y asintió tímidamente. Este se levantó y volvió antes de que BaekHyun pudiera pensar en nada. Notó la mano sobre su pierna y levantó la cabeza. El mayor se sentó a su lado, con la comida también entre sus manos y miró hacia la puerta.
-G-gracias. -bebió, comió y estuvo varios minutos sin poder concentrarse en nada que no fuera su presencia- ¿Va a quedarse?
El señor ChanYeol asintió.
-¿Por qué? -se oyó preguntando, en una mezcla entre felicidad y desconcierto.
-Porque sé lo que es esperar a alguien, solo y durante horas.
-¿De verdad?
Lo vio asentir, en silencio, y mirarse el regazo.
Al parecer, se dijo BaekHyun, no era el único al que no le gustaba hablar del pasado.
-Pero hace muchos años de eso...
BaekHyun supo que él había estado en una situación parecida el día anterior y el señor ChanYeol no le había preguntado nada, así que dejó caer la cabeza en su hombro y le besó la mejilla.
-Gracias.
El señor ChanYeol se ruborizó. Pudo ver los ojos oscuros viajando por su alrededor y, de pronto, sintió una deliciosa presión sobre sus labios. Cerró los ojos, disfrutando al máximo de lo poco que duró el roce.
Las horas pasaron y el señor BaekHyun estuvo con él todo el tiempo. Se mordió el labio cuando el reloj marcó las seis y media, y saltó en el sitio. Lo mismo que había pasado a cada momento durante más de cuatro horas volvió a pasar: BaekHyun miró al señor ChanYeol, el señor ChanYeol miró a BaekHyun y los dos miraron la puerta. No sabía qué hacer, qué decir, qué pensar; quería pegarse a su cuerpo, sentarse en su regazo, esconder la cara en su pecho y que el mayor lo aliviara del frío. Pero no podía. Veía criadas pasar por doquier o a su padre en el comedor y terminaba mirándose los pies cada vez que las ganas de lanzarse lo invadían.
-Queda media hora. -anunció la voz grave muy cerca de su oído. Giró la cara y lo vio como lo imaginaba, a centímetros de distancia. El corazón se le aceleró, notó que su labio inferior era mordido y dirigió la mirada a cada lugar por el que pudiera aparecer alguien.
Quería besarlo.
-Señor ChanYeol...-jadeó, pasando la lengua por sus labios. Tenía la sensación de que él podía leerle el pensamiento,porque no encontraba otra explicación a la forma en que su boca estaba siendo atacada en ese momento. Cerró los ojos y gimió, dejando que sus labios se fueran con el señor ChanYeol y sus manos se cerraran sobre sus hombros. Luego le acarició la espalda, llegó a su cuello y se abrazó completamente a él, notando un par de manos aferrándose a su cintura.
Iban pasando los segundos y BaekHyun no quería separarse. Era el señor ChanYeol, sus labios, sus ojos, sus manos, su voz. Todo él lo hacía sentir cosas muy extrañas. Sin embargo, la falta de aire y el miedo de ser descubierto hicieron que se echara hacia atrás. Agachó la cabeza, ruborizado, sonrió y se mordió el labio. El señor ChanYeol se movió incómodamente a su lado.Y entonces, mientras se miraban de reojo el uno al otro, se escuchó el abrir de una cerradura. BaekHyun fijó sus ojos en la puerta y ésta se abrió a cámara lenta.
Ahí estaba ella, sujetando las muletas sobre el regazo, con su única pierna caída sobre el reposa piés. Se levantó de golpe y sintió sus ojos humedecerse.
-No necesito que me las lleves -golpeó la mano del chófer, que empujaba la silla de ruedas y trataba tan amable como inútilmente de quitarle las muletas. La anciana movió la cabeza y miró a su nieto con devoción- ¡Cariño!
-¡Abuela!
Corrió a abrazarla con el corazón en un puño. Las uñas largas rozaron su espalda y el aroma dulce le atravesó las fosas nasales. Se mantuvo abrazándola hasta que ella lo apartó, le besó la frente y buscó sus manos.
-Siempre igual -protestó, haciendo que BaekHyun riera- ¿no tienes ropa de tu talla?
-Tal vez...-sí tenía, pero no le gustaba. Adoraba sentirse libre y aquellas camisetas lo ayudaban, al igual que el pelo que su abuela comenzó a alabar segundos después.
Vio sus manos saliendo de unas mangas dobladas y no se quejó, porque era su abuela quien lo había hecho, quien estaba peinándolo con dedos finos y mirándolo a través de unas gafas de media luna. De joven había sido tanhermosa que la vejez no había podido con ella.
-¿Y tu padre? -BaekHyun se encogió de hombros, luego se sonrojó. Evitó mirar a su espalda, donde el señor ChanYeol observaba toda la escena. Se llevó la mano al pañuelo y suspiró; no quería ni imaginar lo que podría pasar si alguien se enteraba de su relación- ChanYeol, ¿verdad?
Abrió los ojos y se giró. Su abuela y el señor ChanYeol estaban dándose la mano, sonriendo. Él dijo algo que BaekHyun no escuchó y su abuela sonrió.
-Gracias.
-Es mi deber obligarlo a estudiar. -los dos lo miraron y BaekHyun sintió que moría de vergüenza. Su abuela y su...¿qué era el señor ChanYeol? ¿Merecía que le dejara el título de profesor o tal vez tenían "algo más"? Se mordió el labio y se encogió de hombros. No era momento de pensar en eso.
-Y-yo...cosas...cosas que pasan.
Parpadeó perdido. El señor ChanYeol miraba a otro lado, con la mano rascando incómodamente su nuca. Su abuela le palmeó el brazo y movió la mano. ¿De qué estaban hablando?
-Es tu vida, hijo. Solo espero que no dejes de darle clase a mi nieto porque ya no es tu obligación.
-Oh. -los dos jadearon. BaekHyun porque ya sabía de qué iba el tema, el señor ChanYeol añadió una frase que quiso derretirlo- Sigue siendo mi obligación.
-A-abuela -interrumpió, tratando de no mirarlo- Cr-creo que papá tendrá ganas de verte.
-¿No habías dicho que no sabes donde está?
Apretó las manos en la silla, mirando la nuca de su abuela con el corazón acelerado. El señor ChanYeol metió las manos en los pantalones mientras observaba a la anciana con curiosidad. Algún día tendría que contárselo. Algún día alguien a parte de su abuela y sus padres lo sabría. Pero de momento prefería guardárselo para sí mismo, apretar los dedos y comenzar a caminar hacia el comedor.
-He oído la televisión. -mintió y la empujó hasta allí. Sentía la presencia y oía los pasos del señor ChanYeol a su espalda,y quería girarse y no sentirse descubierto.
Tenía la sensación de que si miraba al señor ChanYeol, ella sabría lo que escondía su pañuelo.
Y si miraba a su abuela, él sería quien descubriría su secreto.
No podía hacer nada, así que miró el suelo y se repitió que faltaba una hora para estar rodeado de gente.
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En realidad fueron dos horas.
Se miró en el espejo del baño y puso un pelo tras su oreja. Poniéndose de perfil, con las manos en los bolsillos del pantalón y la pajarita cubriendo parte de su cuello, se sonrió. Se veía tan raro pero tan bien al mismo tiempo. Luego estiró los brazos en un bostezo y recordó lo a gusto que estaba con un enorme jersey en pleno invierno.
Se lavó las manos otra vez y se mentalizó: tenía que bailar con mujeres. Chasqueó la lengua. No quería bailar con ellas, no quería hablar con ellas, no quería que lo vieran con ellas. Simplemente no quería tener nada que ver con ninguna. Tenía mucho miedo de que decidieran emparejarlo, porque dudaba mucho que a él le fuera a ocurrir como a su padre y a su madre, que se enamoraron con el tiempo, antes de tenerlo a él.
Puso las manos infantilmente bajo el secador, hizo los malos pensamientos a un lado y jugó con él hasta que unas manos en su cintura lo asustaron.
-Soy yo. -dijo su voz y BaekHyun suspiró.
-¡No me asuste así! ¿Quiere que muera de un infarto? -sin embargo, contrarió su tono enfadadizo dejando caer su espalda en el pecho del señor ChanYeol.
-Tu padre me ha mandado a por ti. -le susurró él en voz baja. BaekHyun asintió sin ganas- Todo saldrá bien.
-No quiero casarme con una chica. -cerró los ojos cuando un dedo le acarició la mejilla. Dio media vuelta y se abrazó a su cuerpo, escondiendo la nariz en su pecho como llevaba queriendo hacer todo el día- Recuerde su promesa.
-¿Mi promesa?
Asintió. Los ojos confusos y oscuros bajaron hasta su cara y el señor ChanYeol le apartó un mechón de la frente.
-No permitirá que me casen.
Entonces lo vio asentir y apretó sus brazos. Dejó un beso en su mejilla antes de separarse de él.
-¿Vamos?
-Va-vamos. -cogió aire y salieron del baño.Su padre y el señor ChanYeol habían decorado la sala enorme con guirnaldas, candelabros, flores, muérdago, y tantas cosas navideñas que casi opacaban el color dorado de las paredes. Había invitados por todas partes; hombres y mujeres vestidos con elegancia, camareros con camisa y delantal, y niños sentados alrededor del trono de Papá Noel,que los hacia esperar. BaekHyun tuvo ganas de sentarse con su primo de cinco años y olvidarse de todo. Pero las caricias en su pelo lo devolvieron a la realidad.
-Todo saldrá bien. -el señor ChanYeol también parecía otro con aquel traje negro. Estaba simplemente increíble. Pensó en quedarse mirándolo durante un rato más cuando una chica se le acercó.
-Hola.
Tragó saliva.
-Ho-hola.
-Soy TaeYeon, ¿bailas?
Asintiendo, miró al señor ChanYeol y este levantó un pulgar. Cogió la mano de TaeYeon para llevarla a la pista y empezara bailar.
Un, dos, tres...
Debía mirar al frente, como si tuviera el pecho del señor ChanYeol frente a él y esos dos dedos largos bajo su barbilla.
Un, dos, tres...
El izquierdo, siempre el izquierdo primero. El derecho atrás. La encimera, los besos, sus manos.
Un, dos, tres...
No la estaba pisando. Miró un segundo sus pies y los vio moviéndose a la perfección. TaeYeon sonreía complacida.
-BaekHyun, ¿verdad? Mi padre y el tuyo se llevan muy bien.
La chica le señaló al hombre que hablaba con su padre y TaeYeon lo reconoció.
-¿El señor Kim?
La sonrisa femenina aumentó más. Siguieron bailando, siguió pensando en él y pudo verla pestañear más rápido de lo que era normal. Pero la ignoró, porque el señor ChanYeol lo ayudaba incluso estando lejos de él. No podía verlo entre la gente y, sin embargo, lo sentía como si le susurrara al oído: un, dos, tres.
Cuando la canción terminó por quién sabe qué vez, BaekHyun se despidió de Sulli, la hija del señor Choi. Suspiró agotado y caminó hasta el círculo de niños, dejándose caer al lado de ellos.
-Ho, ho, ho, ¿qué quiere este jovencito?
Los pequeños lo miraron intensamente, como si un adulto hubiera entrado en su territorio. BaekHyun sonrió tímidamente y buscó a su abuela, pero había demasiada gente.
-Quiero...-murmuró, pensó y tardó un segundo en decir:- bailar con él.
Los niños no entendieron nada, tal vez ni siquiera lo oyeron, pero el hombre de barba blanca se rascó la nuca y se levantó. Haciendo botar su falsa y gorda barriga, se inclinó hacia los niños, hablando con voz fingidamente ronca.
-Ir a jugar un rato mientras doy de comer a Bailarín.
Los niños rieron, saltaron y desaparecieron tan rápido que BaekHyun aún estaba procesando la frase. Se llevó las rodillas al pecho y suspiró: no quería eso. Quería bailar con su abuela o con el señor ChanYeol, solo con ellos.
-BaekHyun...-miró hacia arriba. El hombre tenía arrugas bajo los ojos mientras sonreía, unas arrugas que conocía muy bien. Supo que se le había iluminado la cara y se levantó.
-¿Señor ChanYeol
-No. Soy Papá Noel. -bromeó, acariciándose la barba, pero sus ojos y su voz lo delataron- ¿Quieres bailar?
-No podemos...
Mirando sobre su hombro vio a TaeYeon y a su propio padre hablando. Frunció el ceño.
Un escalofrío recorrió de repente su espalda y la respiración caliente del falso Papá Noel chocó contra su oreja.
-Sube arriba en diez minutos.
Cuando se giró, el cuerpo vestido de rojo se perdía detrás de una puerta que señalaba las escaleras. Se mordió el labio decidido a buscar a su abuela. No tenía sentido que hubiera estado tanto tiempo esperando ese día para no pasar con ella más de cinco minutos.
Cruzó los brazos sobre el pecho y frunció los labios cuando la encontró, después de disculparse con mucha gente por empujarlos. Ella reía y bailaba desde la silla de ruedas con un anciano que se mantenía de pie gracias a un bastón.Porque, a parte de gente con dinero, sus padres habían invitado a todo aquel que quisiera ir. Eran muy buenos, y él había sido un insolente demasiado tiempo.
Pero la parte de su conciencia que le recriminaba aquello dejó de funcionar cuando vio en el reloj de la pared que ya habían pasado los diez minutos. Dejó que ella se divirtiera y corrió hacia la puerta por donde él había desaparecido.
Las escaleras eran largas, el pasillo oscuro y su curiosidad demasiada. Empujó la puerta y entró en una sala llena de cajas, bolsas y solo un par de bombillas como iluminación. La luna atravesaba la ventana.
-¿Está contenta? -preguntó al aire, y este le respondió.
-Sí. -el señor ChanYeol apareció de repente tras unas cajas altísimas, vestido con el traje que llevaba al llegar y un gorro navideño. Cuando llegó frente a él, se lo quitó y lo dejó sobre su cabeza. BaekHyun no evitó la sonrisa que le quiso gobernar el rostro.
Era como si todo el aburrimiento, la preocupación y los malos sentimientos que había tenido durante la noche se hubieran trasformado en felicidad por el simple hecho de ponerse un gorro.
-¿Por qué no me dijo que iba a ser Papá Noel?
Él sonrió y la música empezó a sonar. Vio la mano tendida y abrió la boca.
-¿Bailamos?
Papá Noel le estaba dando su regalo.