[AU] La mariposa negra

By ValZG22

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Cuando la Sra. Agreste es encontrada muerta en su propia casa, las sospechas recaen en su esposo como presunt... More

Capítulo Uno
Capitulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciseis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis
Capítulo Veintisiete
Capítulo Veintiocho
Capítulo Veintinueve
Capítulo Treinta y uno
Capítulo Treinta y dos
Capítulo Treinta y tres
Capítulo Treinta y Cuatro
Capítulo Treinta y Cinco
Capítulo Treinta y Seis
Capítulo Treinta y Siete
Capítulo Treinta y Ocho
Capítulo Treinta y Nueve
Capítulo Cuarenta
Capítulo Cuarenta y Uno
Capítulo Cuarenta y Dos
Capítulo Cuarenta y Tres
Capítulo Cuarenta y Cuatro
Capítulo Cuarenta y Cinco
Capítulo Cuarenta y Seis
Capítulo Cuarenta y Siete
Capítulo Cuarenta y Ocho
Capítulo Cuarente y Nueve
Capítulo Cincuenta
Capítulo Cincuenta y Uno
Capítulo Cincuenta y Dos
Capítulo Cincuenta y Tres
Capítulo Cincuenta y Cuatro
Capítulo Cincuenta y Cinco
Capítulo Cincuenta y Seis
Capítulo Cincuenta y Siete
Capítulo Cincuenta y Ocho
Capítulo Cincuenta y Nueve
Capítulo Sesenta
Capítulo Sesenta y Uno
Capítulo Sesenta y Dos

Capítulo Treinta

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By ValZG22


     Alya había sido trasladada al hospital, entre personas curiosas los paramédicos hicieron su procedimiento mientras que Adrien Agreste exigía que todos regresaran a trabajar. Desprenderla no fue sencillo, tampoco lo fue quitarle toda la tela de encima y los origamis fueron tomados por los detectives para llevarlos pensando que deberían tener alguna pista.

    Marinette se sentía aliviada de saber que su amiga seguía con vida y estaba dispuesta a visitarla en el hospital durante el final de su turno en el trabajo. Tenía que haber alguna razón por la cual el asesino la dejó vivir, y temía que esa razón fuera porque la verdadera víctima era la señora Césaire. 

   Lo siguiente que ocurrió fue que los detectives interrogaron a los empleados. El asesino debería tener acceso a la empresa si logró meterla dentro de la oficina de Adrien Agreste, incluso pidieron las cintas de seguridad para ver si lograban encontrar algo, como la hora en que pudo haber entrado y en el momento en el que trasladaba a la víctima a la oficina de Adrien Agreste. Después de eso, Adrien les anunció que trabajarían hasta medio turno por el hecho de que su empresa se había vuelto una escena del crimen y quería que los detectives se ocuparan de buscar las evidencias con mayor tranquilidad. Aunque en realidad, estaba molesto por el simple hecho que lograron entrar a su oficina y las instalaciones de la empresa, entonces esto podría hacer que ninguno de los empleados estuviera tranquilo de sólo pensar que el responsable puede entrar y salir de la oficina sin que ellos lo sepan. 

   Para eso, Viktor Agreste, que ya se estaba haciendo cargo de la situación, les daría a cada uno una buena compensación monetaria y así se aseguraría que todos siguieran trabajando.

  Por su parte, Gabriel simplemente estaba más que estupefacto, no podía estar tan tranquilo con eso. Esto jamás hubiera ocurrido en su vida en Le Mode Agreste. Además, tuvo que soportar otra interrogación por parte de los detectives para averiguar que ha estado haciendo durante el día de ayer y si había alguien que corroborara su historia.

   Cansado de todo, se fue a trabajar a su oficina topándose con Marinette que casi choca con ella quien llevaba unas hojas con diseños terminados en la mano.

—¿Por qué la maleta?— se preguntó Marinette cuando vio como Gabriel terminaba de entrar en la oficina y dejaba la maleta a un lado de su escritorio.

—Mi hijo me acaba de echar de la mansión,— explicaba. — Ahora sólo tengo un día para conseguir un departamento donde vivir, el dinero que me dio mi padre sólo me sirve para estar una noche en habitación de hotel.

   Le sorprendía de sobre manera que Adrien fuera capaz de hacerle eso a su padre, no comprendía que pudo haberlo orillado a hacer eso, es lo que pensaba cuando fue a entregarle a Mylene los diseños para que fueran entregados para su debida aprobación. En cuanto volvió a su oficina, no estaba segura si seguir molesta con Gabriel Agreste o sentir lástima por el simple hecho de que ahora estaba prácticamente sin casa.

«Es una pena, pero por algo tuvo que hacerlo».

   Y sin embargo, al mirarlo no podía dejar de sentir que la lástima le invadía más que la rabia que tenía porque le habían besado de esa manera forzada.

—No entiendo por qué Adrien te sacaría de su casa—soltó Marinette.

—Por el asunto de que cree que me gustas— le confesó Gabriel.

   Al escuchar eso, la lástima fue reemplaza por enojo, tanto que comenzó a agarrarse la sien con una mano y a mover su cabeza de un lado a otro con los ojos cerrados.

—Le voy a contrariar todo—gruñó Marinette.

   Se levantó de su asiento y estaba a punto de salir, cuando Gabriel Agreste la detuvo sujetándola del brazo.

—Espera.

   Fue algo brusco, pero después de varios minutos, ella lo observó mientras se le acercaba un poco.

—No creo que eso vaya a solucionar nada, ya me había dicho antes que si tenía de nuevo problemas con la policía me haría lo mismo. Si se lo dices, buscará otra excusa para no dejarme volver a la mansión.

   La soltó del agarre y regresó a su asiento. Encontrar un nuevo lugar no sería nada fácil, sobre todo si las personas sabían quien era, no podría ni siquiera conseguir un lugar de alquiler, prácticamente estaba condenado a vivir en la calle, tanto era su preocupación que se agarró la cabeza y la bajó un poco.

—Aunque así fuera, no puedo permitir que Adrien piense que hay algo entre nosotros.

—Me hace pensar que mi hijo aún te quiere—opinó Gabriel.

—Pues yo no. Él tiene que entender que lo nuestro acabó hace años y no quiero volver.

   Salió entonces de la oficina, para poder dirigirse directamente hacia la oficina de Adrien. Respiraba profundo, tratando de calmarse un poco. 

   Entonces al entrar a la oficina lo encontró terminando de hacer una llamada.

—Después hablamos—y colgó el teléfono para dirigirse a Marinette—Hola, Buganette ¿Qué sucede?

—Tenemos que hablar, es sobre tu padre...

—¿Qué te ha hecho?—le cortó Adrien—Aquí entre nosotros, no debiste enamorarte de él.

—Ese es el punto—masculló Marinette—Adrien, yo no estoy enamorada de él. No sé por qué tienes esa impresión, pero yo no quiero nada con ese sujeto y él tampoco sienta nada por mí.

—Está bien, te creo.

—Escucha—empezó a decir de manera serena—Eres un gran amigo, y te agradezco cuanto me has ayudado, sobre todo en la universidad, pero hasta ahí quiero que siga nuestra relación. Y si es por eso que corriste a tu padre de la casa, entonces ya aclaré todo.

—No quiero a Gabriel viviendo en mi casa—murmuró Adrien—Lo dejo trabajar aquí por petición de mi abuelo, sino, preferiría verlo como un muerto de hambre a tenerlo como mi padre o empleado.

   Sin que Adrien pudiera decir nada más, ella se fue de la oficina. Ya estaba aliviada por decírselo, ahora era cuestión de tiempo para que fuera a asimilar que no había nada entre ella y Gabriel Agreste.

«Por eso no quiero volver» pensaba ella «No eres el Adrien del que me enamoré».

   Al volver a la oficina donde trabajaba con Gabriel, él la miró por unos momentos, como tratando de preguntarle con la mirada que le había dicho su hijo. Mas con el silencio que tenía Marinette, fue para él suficiente como para saber que él tenía razón todo este tiempo y hablar no cambiaría el hecho de que ahora estaba sin hogar.

—Cuantas cosas se les pueden ocurrir. Espero que nadie más crea que tú y yo tenemos algo, sería una locura—soltó Marinette.

—Lo sé—mencionó Gabriel—Es una locura. Pero aún así no estoy tranquilo.

   Durante el descanso, a pesar de que los trabajadores de la empresa se irían después, Marinette debía continuar trabajando en la cafetería porque eran prácticamente dos jefes distintos a pesar de estar en el mismo edificio. Y el jefe de Marinette en la cafetería no autorizó el día libre para nadie que trabajara allí.

   Lanzó un suspiro en cuanto fue a la mesa de Gabriel a entregarle su café. Lo que iba a decirse no era tan sencillo para ella, pero tal vez así su conciencia estaría un poco tranquila.

—Puedo ayudarte con un alojamiento temporal, hasta que consigas un departamento. Podrás usar ese dinero para ahorrarlo cuando vayas a comprarlo.

   Gabriel la miró con asombro, pensando que sería algún chiste que le estaba haciendo.

—¿Por qué de repente era tan benévola conmigo?

—Porque me parece injusto el hecho de que Adrien tenga que dejarte sin techo. Sobre todo por creer esa locura que estás enamorado de mí. Entonces ¿Qué dices? ¿Aceptas?

   Analizaba un poco la situación, una noche en un hotel no sería mala idea, pero luego no tendría dinero para buscarse donde vivir, ni siquiera un alquiler económico, así que aceptó la propuesta de Marinette.

   Cuando Marinette se fue a atender otras mesas, se llevó una gran sorpresa al ver al hermano menor de Nino sentado en una de las mesas tecleando su celular.

—¿Chris?

   El mencionado levantó la cabeza al escuchar su nombre y le sonrió a Marinette.

—¿Marinette? Cuanto tiempo sin verte ¿Trabajas aquí?

—Como camarera en algunos días y como pasante en Le Mode Agreste.

—Eso es increíble—mencionó Chris—¿Has visto a Nino?

—Pasó por mi casa anoche ¿Por qué me lo preguntas?—quiso saberlo al ver como notaba una cara de preocupación por el joven moreno.

—Hace días que no lo veo, desde que salió ¿Crees que esté molesto conmigo?

—No lo creo. Por como hablamos, no parecía guardarte rencor, simplemente cumplió con su papel de hermano mayor.

   El joven Chris lanzó un suspiro dejando su celular a un lado de la mesa.

—Es extraño que fuera a verte a ti y no a mí. Entendería que fuera a buscar a Alya, pero...

—Alya había sido secuestrada—le interrumpió Marinette—Por eso me fue a verme, estaba preocupado por ella.

   Chris asintió con la cabeza, pero aún en su rostro Marinette podía notar la preocupación que él tenía.

   Por lo que le había contado, Marinette comenzaba a sospechar que tal vez Nino haya sido secuestrado por Hawk Moth. Pero eso no tenía ningún sentido para ella, ya que él no estaba involucrado directamente con la señora Agreste, a menos que lo haya hecho porque el asesino se enteró que era novio de Alya, y si ella ya estaba liberada, entonces no tendría sentido tenerlo secuestrado.

—Espero que esté bien—dijo Chris.

   Marinette tuvo que darle algunas explicaciones sobre lo que estaba ocurriendo y lo mucho que observó como Nino estaba preocupado por Alya.

—Si lo vez ¿Le dirás que Alya está bien?

—Claro, si es que lo veo. Me preocupa que no haya ido a verme. 


—Pues, al ver los origamis, no se han encontrado mensajes, pero según lo que nos habían explicado—decía Tikki observando los papeles que tenía—Estos deben colocarse en el mapa para dar a la ubicación de la víctima.

—Sólo que ésta vez la víctima se encontró en Le Mode Agreste.

—Nada de esto marca que habría que hallarla justo ahí—opinó Tikki—Está jugando con nosotros.

   Cortó los origamis que habían sacado del cabello de Alya Césaire y trató de buscar junto con Plagg algún sitio del mapa donde pudiera encajar, pero lo más extraño es que las líneas que marcaban esos papeles no eran negras sino rojas.

—Está jugando—mencionó Plagg—Hace todo esto a propósito para que no encontremos a la siguiente víctima. 

   Ambos acordaron comunicarle al inspector Fu lo que teorizaban, mientras esperaban a que Pollen les diera alguna noticia sobre si el equipo habría encontrado algo en las grabaciones que les diera alguna pista de cómo y a qué hora había entrado Hawk Moth a la empresa y dejado a Alya en la oficina. Lo más importante aún, averiguarían por qué la dejó con vida y si recuerda algún suceso que les ayude a encontrar al sujeto o a un posible sospechoso.


   Terminaba de recoger algunas mesas las tazas y platos vacíos cuando Gabriel Agreste se le acercó, su turno en la empresa había terminado, planeaba usar ese tiempo para encontrar al retratista de su esposa, debía tener algo que le ayudara a saber que habría sido de su esposa, si conocía alguna enfermedad, cualquiera cosa que le fuera a dar alguna pista de lo que pudo suceder aquella noche en que murió. Necesitaba de alguna manera buscar limpiar su nombre de aquel cruel crimen.

—¿Dónde exactamente queda el lugar para hospedarme y poder dejar mi maleta?

—Déjala conmigo—comenzó a decir Marinette—Te llamaré cuando termine de trabajar para que vayas a mi casa y mañana arreglaré tu alojamiento en otro lugar que conozco. 

    A Gabriel no le estaba pareciendo una buena idea la situación, sobre todo por el hecho de quedarse una noche en la casa de Marinette, le hacía sonrojar por el simple hecho de recordar lo que pasó, pero esto lo hizo disimuladamente para que Marinette no se diera cuenta.

—No creo que sea buena idea que me quede en tu casa.

—Es sólo por esta noche, mañana te quedarás en otro sitio—mencionó Marinette.

—Entonces seguiré con mi investigación, iré a buscar el retratista.

   Se retiró mientras que Marinette se llevaba todos los platos y tazas a la cocina para que fueran lavados, al salir de la cocina a buscar más platos o tazas vacías se encontró con una de las mesas un origami en forma de mariposa, pero lo más extraño es que esta tenía un color rojo. Le pareció demasiado raro, sobre todo cuando lo desdobló se encontró con un número telefónico en lugar de líneas para formar un mapa.

   Enseguida marcó el número telefónico en su celular, pero nadie respondió, así que, decidió intentarlo luego de terminar de trabajar, incluso mostrárselo a Alya cuando la fuera a visitar.


—Lamento mucho el escándalo, Chloé—decía Adrien hablando desde su celular.

—¿Cómo era eso que sabías por qué mi padre no quería que nos casemos? ¿Por qué tuviste que decir aquella cruel mentira?

—Trataba de hacer que dijera la verdad—aseguró Adrien—Le dije una mentira para que tuviera que soltar la verdad ¿Tú sabes algo?

Mi padre no me ha querido decir el por qué no puedo casarme contigo. Y yo que estaba tan ilusionada de celebrar nuestra boda. Esto es tan humillante.

   Adrien podía escuchar un sollozo por parte de Chloé desde el celular.

—Nadie vio el escándalo, te lo aseguro—intentó calmarla Adrien.

—Pero ya mi gran sueño de ser tu esposa se arruinó. 

—Tal vez aún podamos, si mi abuelo y mi padre no quiere que nos casemos. Al diablo su opinión. Vayámonos juntos de París y nos casamos lejos de su presencia, así no tendrán otra opción que aceptar que somos marido y mujer a nuestro regreso.

¡Eso sería grandioso!—exclamó Chloé—Eres el mejor Adri-kin.

—Te avisaré dónde y cuando nos vemos para huir juntos.

   Y luego de despedirse, volvió a su trabajo en la computadora, en algún momento, el joven rubio abrió una carpeta de fotos donde encontró algunas fotos donde estaba con Marinette, fotos las cuales eran cuando ellos fueron novios hace varios años durante su adolescencia, las miraba con algo de nostalgia, recordando lo felices que eran.

—Desearía que todo hubiera sido distinto...


     Cuando Marinette fue a ver a su amiga Alya en el hospital, se enteró por parte de su médico que ella aún no despertaba, había recibido una alta dosis de droga y aún estaba en procedimiento de eliminar esas sustancias de su organismo. Así que, Marinette decidió visitarla al día siguiente, cuando ya estuviera despierta y dispuesta a hablar.

«Es verdad, tengo que encontrarme con Gabriel».

   Marcó el número de telefono de Gabriel anunciándole que fuera hacia su casa, para que pudieran encontrarse.

   Salió rumbo hacia su casa, justo cuando se encontraba con Gabriel Agreste en la entrada de su departamento. 

—No me siento cómodo con esto—aclaró Gabriel—Mejor me hubiera buscado un hotel.

—Oye—replicó Marinette—Agradece que te estoy ayudando a pesar de lo imbécil que has actuado conmigo. Es mejor que reúnas dinero para un departamento decente, créeme, lo sé por experiencia.

   Entraron al departamento y Marinette fue hacia la cocina para preparar algo para cenar, aunque tuvo que cocinar un poco más debido a que tenía a un invitado en su departamento. Durante la cena, hubo un gran silencio, hasta que Marinette lo rompió preguntándole a Gabriel:

—¿Cómo te fue con tu búsqueda?

   Gabriel al escuchar eso, bajó un poco la cabeza y juntó sus manos en medio del mentón mientras apoyaba sus codos en la mesa, parecía como si asimilaba la noticia que le habían dado cuando fue a investigar lo qué le había a quien pintó el cuadro de su esposa.

—Él murió—dijo Gabriel—Me dijeron que su hijo está siguiendo sus pasos, ahora tengo que buscarlo a él, tal vez sepa algo.

—¿Crees que le haya dicho algo?

—No estoy seguro—murmuró—Pero es con la única pista que cuento.

   Después de cenar, Marinette fue arreglando todo para la estadía de Gabriel. Extendió su sofá para que se volviera una cama y le colocó algunas sábanas y almohadas, mientras Gabriel se encontraba en el baño cambiándose su ropa por una de dormir. Al salir Marinette ya había terminado de arreglar el sofá-cama. 

—Espero que estés cómodo—dijo Marinette—Sólo será por esta noche, mañana iremos al lugar donde te podrás quedar temporalmente.

—Lo sé, tendré que usar también algo de tiempo para buscar un departamento, con la búsqueda de mi inocencia...

   No pudo continuar, se sentó en el sofá-cama con un rostro lleno de preocupación.

   Marinette suspiró, de esa manera subió a su habitación y agarró el diario de la señora Agreste que tanto le había pedido guardar, tal vez se fuera a arrepentir de lo que pensaba hacer, pero era algo que tarde o temprano lo tendría que hacer, es lo que pensaba al bajar hasta la sala y mostrarle el diario a Gabriel Agreste, quien se quedó sorprendido al ver lo que tenía en sus manos.

—¿Es el diario de mi esposa?

   Ella asintió con la cabeza mientras se lo extendía a Gabriel que no salía del asombro al tenerlo en sus manos. Marinette tomó de nuevo el diario y con el broche en forma de pavo real lo abrió.

—No servirá de mucho leerlo, no lo entiendo.

   Gabriel volvió a tomar el diario y comenzó a hojear algunas páginas detenidamente.

—Lo escribió en latín.

—¿Tu esposa sabía latín?

—No sabía que lo supiera.

—¿Sabes latín?

—Aprendí, pero no recuerdo mucho.

   Por dentro, Marinette se había alegrado por el hecho de que finalmente había encontrado a alguien para poder leer el diario, por otro lado le inquietaba el hecho que fuera el propio Gabriel Agreste quien fuera el que tuviera que traducir todo lo que estuviera escrito. Ahora ya no tenía tanta importancia el hecho de proteger el diario, pero no iba a dejar que nadie más fuera a llevárselo.

—Me costará trabajo traducirlo—afirmó soltando un suspiro.—Tendré que seguir investigando.

   Le devolvió el diario a Marinette y se acostó en el sofá-cama. Ella se fue hacia su habitación y guardó nuevamente el diario junto con el broche, se cambió su ropa por una de dormir y se acostó en su cama.

«Espero estar haciendo lo correcto» pensaba Marinette.

   De repente, escuchó como su celular sonaba y lo tomó enseguida, el buzón de correo mostraba que tenía un mensaje, ella al abrirlo, se quedó impactada al ver el mensaje que había recibido, el cual decía:

Jugaremos en el parque, mientras Hawk Moth te va a buscar.

   Al observar el número que lo envió, se dio cuenta que era el mismo número que había en el papel de origami rojo.

   El mensaje le espantó, pensando que podría ser que ella iba a ser la siguiente víctima de Hawk Moth.

«¿De quién será éste número?».

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