Después de ese abrazo, Jimin se alejó, poniéndose la campera de Yoongi para luego salir del departamento sin decir palabras.
Tragó saliva y pensó por tercera vez que debía tocar el timbre y dejar de esperar. Lo hizo.
De la gran casa, un hombre abrió la puerta y lo recibió.
— Amo Park —pronunció con preocupación, dándole paso, dejándolo ingresar.
— Hyunkey. ¿Papá ya llegó?
—El amo Park todavía está en viaje, amo, pero... La ama... Ella estaba algo preocupada.
—Yo... Yo ya estoy aquí.
Salió del recibidor, pasando por el pasillo y la sala hasta llegar al gran comedor.
Frunció el ceño, ¿qué hacía bajo la mesa?
—¿Taehyung?
—¡¿Jimin?! ¡Ay! —se levantó sin pensar por la sorpresa y golpeó su cabeza.
Salió y se paró. —Jimin, ¿dónde estabas?
—¿Qué hacías bajo la mesa?
—Ah, oh, buscaba a las gemelas. Tu mamá me dijo que las cuidara, pero se escondieron en no sé dónde.
—¡Taehyung, ¿por qué estás perdiendo el tiempo?, ayúdame a...! —la castaña apareció en el comedor con una gran fuente llena de carne asada. Cerró la boca en cuanto vio al hijo de su ama en el momento que Taehyung volteó.
—Mamá... Jimin volvió.
—¡Joven Park! —la mujer dejó la fuente en la mesa, acercándose al castaño para posar sus manos en sus mejillas. —¡Estábamos tan preocupados, cariño!
—¿Estaban?
— Yo, mi esposo, Taehyung, su madre, por supuesto.
—¿Mi madre estaba preocupada? —preguntó sorprendido.
—Más bien diría enojada. —comentó Taehyung, ganándose una mala mirada de su madre.
—Eso suena más como ella —dijo casi riendo, mas sintiendo los nervios.
—Bueno, bueno — La mujer hizo un ademán con la mano, restándole importancia. — Ya está aquí y justo para la hora del almuerzo. El amo Park está por llegar, así que siéntese y deje que Tae y yo nos ocupemos de todo.
Jimin asintió y se sentó en la mesa.
En ese momento, otra mujer entró con dos niñas tomadas de cada una de sus manos.
—Kim Taehyung, creí haberte dicho que... Jimin... —frenó de golpe al ver a su hijo en la mesa. Las dos niñas corrieron hasta él, dándole un abrazo a cada lado, que él correspondió.
—¡Jimin oppa!
—¡Mamá estaba muy enojada!
—¡Sí! ¡Muy enojada!
—¡Ella gritó cosas!
—¡Sí! ¡Groserías!
—¡Muchas groserías!
Las gemelas parecían dos pulgas charlatanas.
— A ver, pedazo de chaneques, siéntense a comer. —ordenó Taehyung, yendo por ellas.
—¡No! ¡No! ¡No! —dijeron al unísono — No queremos dejar a Jimin oppa.
—¡Niñas! —llamó su madre — Si tengo que volver a repetirlo yo, no seré tan pasiva.
Al oír eso, las gemelas hicieron caso a Taehyung y se sentaron en su lugar. Por su parte, la mujer se sentó en el suyo.
—Mamá, yo-
—Diras lo que tengas que decir cuando tu padre llegue. —cortó sin más — Hanna, trae los cubiertos de una vez y sirve la comida. —mandó.
—Sí, ama. Discúlpeme —reverenció y se fue para continuar con su trabajo.
—Taehyung, ¿qué haces ahí parado? Ve a ayudar a tu madre. Y muchacho —habló antes de que se fuera — Creí haberte dicho que te cortaras ese cabello. ¿No ves que se alborota todo si lo dejas crecer tanto? Anda ya.
— Ah, sí. —corrió tras su madre.
— Creo que ese estilo le queda muy bien... — se atrevió a opinar Jimin.
— Es un hombre. Su cabello debe ser corto.
Jimin escondió sus manos entre las piernas y bajó la cabeza.
—¿Estás enojada?
—¿Porque te fuiste cuando tu padre dijo que ninguno saliera de la casa mientras él no esté? Claro que no. —fue sarcástica. — Supongo que eres lo bastante conciente como para saber que si sales en tu estado y sin pareja, cualquier alfa podría aprovecharse de ti, sólo espero que no haya pasado y sea donde sea que te hubieras quedado no se sobrepasaran contigo.
—Todavía no entro en celo...
—Estás por entrar.
— Mira, donde me quedé-
—Te dije que le darías respuestas a tu padre cuando llegue.
Un golpe en la mesa la sobresaltó a ella y a las niñas, no por miedo, sino porque era algo ajeno a Jimin.
—¿Y cómo lo sabrá papá? ¿Tú le vas a decir? —la miró con furia.
—Baja esa mirada ahora Jimin —lo señaló, su lobo interno intimidando al de Jimin, que tuvo que hacer lo demandado. — En tu vida vuelvas a mirarme de esa manera — dijo entre dientes.
—Sólo... Sólo quería salir una vez sin tener que cargar con la mirada de mi padre tras mi espalda... —murmuró. —Sólo quería vivir mi vida un poco...
Hubo silencio. Del otro lado de la puerta, Taehyung y su madre espiaban, esperando que tal vez ese momento dado a la madre y al hijo, sirviera de algo, pero no parecía ser así.
—Por lo menos...— habló su madre — Por lo menos me hubiera dicho y tal vez te hubiera dejado salir en compañía de Taehyung. ¿Pero irte solo, Jimin? — lo miró con reproche — No tienes idea de lo que... No tienes idea de cuánto me asusté.
Jimin la miró sorprendido, pero no tuvo mucho tiempo de apreciar esa faceta de su madre, ya que el aroma superior del alfa que ingresó al comedor lo distrajo.
—Buenos días. —sonrió el alfa.
—¡Papá! —las dos niñas abandonaron su lugar, corriendo hasta su padre, abrazandolo. Él acarició sus cabellos.
—Vuelvan a la mesa. —ordenó. Las niñas obedecieron y el fue al lado de su esposa, pasando cerca de Jimin, acariciando sus cabellos, dejando su olor sobre él.
—Cariño, ¿todo bien? —dejó un beso en los labios de su esposa y siguió su camino hasta la punta de la mesa.
A penas se sentó, Hanna y Taehyung entraron con los cubiertos y comenzaron a servir la comida.
—Todo bien amor. —sonrió la mujer.
—Jimin. — el castaño miró a su padre. — ¿Qué es eso? Esa campera que traes puesta.
Todos miraron ahora a Jimin, nadie la había prestado atención a su nueva chaqueta.
—Ah... Yo.. Uhm..
— No estés pensando mentiras. —miró seriamente — Responde ahora de dónde sacaste esa prenda vulgar. —El castaño no se atrevió a contestar y su padre golpeó la mesa. —¡Jimin, maldita sea!
—¡Perdón, papá, yo sa-
— Yo se la compré.
Jimin quedó con la palabra en la boca viendo cómo su madre mentía por él, ¡SU CORRECTA MADRE MENTIA POR ÉL!
—¿Y por qué le tomó tanto responder eso? —casi rió su padre — Jimin, haces que me altere en vano. Creí que me habías vuelto a desobedecer.
—Él lo ha hecho bien, cariño. Vamos a comer. —sonrió, acariciando el brazo de su marido.
— Hanna, Taehyung. Ya pueden retirarse a la cocina.
—Sí, muchas gracias amo. —la mujer reverenció y Taehyung la imitó, retirándose ambos luego.
— ¿Cómo te fue en el trabajo, amor? — Hyehan preguntó.
Jimin jugó con su comida mientras los demás hablaban.
Una sonrisa se asomó en sus labios, su madre le evitó una gran reprimenda y tal vez algo peor.
Quizá lo único que necesitaba era expresarse, no sentir miedo, no pensar que su palabra valía menos y hablar.
Llevó la manga de la campera a su nariz y respiró el aroma.
Quería volver a ver al beta.